Dieciséis

Los ojos le pesaban y la luz del amanecer hizo que sus pupilas ardieran. La noche anterior la había pasado en vela, Jack había sido una completa distracción. Una distracción encantadora y terriblemente sexy, pero aún así un impedimento.

Su llamada había terminado por eso de las 3:00AM y el humor de Elsa estaba mejor que nunca, aún estando desvelada, pero aún le quedaban un montón de pendientes. Pero eso no le impidió ir por el desayuno a un restaurante, escabulléndose por el departamento para no despertar a nadie.

Estando allá compro jugos naturales, pan, quesos y mermeladas. Quería que los niños se sentarán a la mesa con ella y hablar a detalle del desfile y lo que tenía planeado.

De camino se encontró con Gogo y Tadashi. Eso la sorprendió, porque se suponía que Tadashi estaba en Las Vegas celebrando con los otros. Luego, Gogo le dijo que ella lo había obligado a regresar, porque su boda estaba cerca y necesitaba a Tadashi para ayudarle. Eso la hizo sentir un poco mal, recordó que ella no tenía a nadie. Nadie a quien esperar.

Gogo y Tadashi parecían muy felices y eso le dio gusto, pero no evitó que se sintiera vacía... Sola por no tener a nadie a quien amar, ni hacer planes, ni llamar o simplemente quedar para no hacer nada. Eso... Eso le dolió. Antes de despedirse les deseo suerte y con los ánimos un poco más de caídos volvió a su destino. Al entrar al departamento se encontró con los niños en pijama en la sala viendo una película de cachorros. Eso la enterneció.

—Buen día, niños —saludo, al verla Alex corrió a ayudarla con las bolsas que traía en las manos, Elsa le sonrió agradecida —. Que caballero.

—Debiste a verme despertado, te hubiera ayudado con todo esto —dijo Alex, poniendo las compras en la barra de la cocina. Su tono autoritario le recordó a Jack. Ah... Jack, pensó.

Ross corrió hasta ella y Elsa la alzó con un poco de dificultad. Ah, benditos tacones, pensó. Ross le beso la cara y Elsa río. Aquello le agradaba. Había alguien esperando por ella y se alegraban de verla. Eso le encantó.

—Buen día, Elsa —murmuró Ross, pegando sus frentes con cariño. Elsa la sintió tan suya que su estómago se revolvió de felicidad. ¿Será que podía formar una familia con Jack?, ¿Elsa Frost? Pues, vaya, no se escuchaba nada mal.

—Tus prendas llegaron —esa voz hizo que sus pensamientos volvieran a centrarse en la realidad. Ahí en el umbral de la recámara estaba Jessie, se asustó del solo pensar que ella escuchara lo que estaba pensando.

Elsa bajo con cuidado a Ross y se acercó al cuarto. Jessie la siguió de cerca, cuando Elsa vio los diseños y el alivio recorrió su espina dorsal. Ya solo faltaba ajustarlos y el desfile se haría sin problemas.

—¿Quién los trajo?

—El repartidor de pizza —contestó de mal modo y con sarcasmo, estaba tan molesta con Elsa que no podía soportar sus estúpidas preguntas —. Es obvio, mensajería de la compañía.

La frustraba, esa rubia era una tonta, una mujer sin ningún propósito y eso la enfermaba. No quería que su padre pensará en un futuro con ella, en ser pareja. Porque si ese era el caso, Jessie no quería formar parte de esa familia. No había mujer que pudiera tomar el lugar de su madre y de eso se encargaría ella.

Jessie salio de la habitación cerrando de un portazo. Se acercó a la cocina, donde sus hermanos ya se servían jugo y untaban el pan con mermelada. Y a Jessie le encantaba la mermelada y el pan recién horneado, pero la sola presencia de Elsa le quitaba el hambre.

—La mermelada esta muy buena —comento Alex, llevándose el pan a la boca. Ross imitó su acción y asintió con las mejillas llenas. Jessie rodó los ojos.

—¿Qué les pasa a ustedes dos?

—¿A qué te refieres, Jess? —le pregunto Alex, Jessie bufo.

—Parece que se llevan muy bien con ella. La detestaban, ¿lo recuerdan?

—Yo nunca lo hice —tercio Ross bebiendo de su jugo, Alex se río. Su hermanita era tan pequeña que odio olvidar su pequeño vaso, porque los de cristal parecían enormes para sus pequeñas manos.

—Cierra la boca, ridícula —la regaño Jessie, Ross bajo la mirada algo triste. A su hermana nunca le iba caer completamente bien. Y eso la entristeció, porque que ella amaba a sus dos hermanos con igualdad.

—Déjala en paz, Jessie —la reprimió Alex —. Además Ross tiene razón, Jessie. No hay ninguna razón para odiar a Elsa, al igual que nosotros, todo esto también es nuevo para ella y aún así no nos ha echado de su departamento.

Antes de que Jessie pudiera abrir la boca, Elsa apareció con una sonrisa en el rostro. Tomo su lugar al lado de Ross, frente a Alex y se sirvió un poco de jugo.

—Chicos, ayer hable con su padre y le pedí permiso para que ustedes dos modelaran los diseños. Él acepto y eso significa que todo está listo.

Ross y Alex se miraron entre si con una sonrisa. En la cara, algo tenían planeado. Eso era bastante obvio, incluso Elsa lo noto y la hizo temer por un momento. Alex se aclaro la garganta y la miro seriamente.

—Bien, Elsa —comenzó, entrelazando sus dedos sobre la mesa, Elsa aguanto una risa, era un mini Jack —. Mi hermana y yo estuvimos hablando y los dos estuvimos de acuerdo en que nos pondremos la ropa y haremos todo el show a cambio de que tú demuestres tus agradecimientos.

Elsa arqueo su ceja, Ross asintió al comentario de su hermano mayor, aunque no entendiera ni la mitad. Elsa pensó que Jack tenía un heredero muy bueno para los negocios, algún día su imperio quedaría en buenas manos.

—Vaya... —Elsa se esforzó en poner una expresión seria y lo miro fijamente —. ¿Y qué es lo que proponen para cerrar el trato?

—Sencillo —sonrió Alex, echándose hacia atrás en la silla de patas altas. A Elsa le pareció idéntico a Jack, supuso que esa actitud la había imitado de él, quizá Alex ya lo había visto cerrar tratos anteriormente —. Nuestra única condición para mostrar un buen show, sin ningún inconveniente, es simple. Queremos un cachorro.

Elsa abrió sus ojos azules como un par de platos. Alex y Ross se miraron con una sonrisa de superioridad.

—Pero ya tienen un Hámster. Al que por cierto no alimentan muy seguido —les reprochó Elsa —. Además no creo que Jack les deje tener un perro.

—De hecho —susurro Alex — ... Esa  era la condición para venir aquí. Que tendríamos un cachorro.

Elsa asintió, vale, pues ella no recibiría premio por cuidar de ellos. Nadie le dijo que después tendría un premio, aunque pensó que una buena recompensa seria un Jack Frost antes de las fiestas de navidad. Entonces ese seria un buen regalo para diciembre.

Elsa pensó un momento, un perro... Ella jamás había tenido uno. Nunca le hizo ilusión tener uno, digamos que cuidar de otro ser vivo no le apetecía mucho, si apenas tenía el tiempo y la paciencia de cuidar de ella. Sin embargo el puchero en la cara de Ross le hizo creer que podía ser buena idea. Era solo un perro, nada más. Además los cachorros eran pequeños y no ocupaban mucho espacio.

—Suena a un trato justo —se rasco la barbilla y asintió extendiendo su mano a los dos chicos. Alex la tomo con firmeza y sonrió —. Tendrán su cachorro, pero después del desfile.

—¡SÍ! —exclamaron los dos pequeños, chocando sus palmas. Elsa los miro con una sonrisa. Encontraba a esos dos muy adorables, niños realmente lindos. Entonces Elsa pensó que los genes de su madre debían ser bastante buenos, porque estaba segura de que en un futuro Alex seria bastante guapo, Ross una chica muy guapa y Jessie, para que negar lo, podría pasar por una estrella juvenil.

Se permitió imaginar, por un momento, como hubieran sido sus hijos. Eso le dio risa, porque eso era absurdo. Elsa Arendelle no tenía hijos, ni pensaba en ellos. Pero estaba segura de que serian encantadores, no como Jessie. Un poco más como Alex y Ross.

—Tenemos un trato, Elsa —le guiño Alex, Elsa asintió encantada. Ross se notaba emocionadísima con el trato, Jessie se limitó a callar. Sabía que su padre no les permitiría tener un perro, y eso le restaba puntos a Elsa. Mejor para Jessie que Elsa quedará mal a los ojos de su padre.

En la tarde
↪La oficina↩

Por la tarde todos en la empresa, andaban de aquí para allá. Incluso los hermanos de Jessie. Todos los halagaban, le probaban más y más vestuarios. Jessie enloqueció con todo aquello, ¿su padre había aceptado que sus hermanos formarán parte de aquel circo? Claro que sí, y lo hacía porque aún gustaba de esa rubia sin cerebro.

Eso la molesto muchísimo. No planeaba que alguien nuevo llegará a sus vidas, no ahora y no nunca. Su familia estaba perfecta tan como estaba y Elsa no iba llegar a interrumpir su paz. Ni ella, ni ninguna otra zorra que quisiera ocupar el lugar de su querida madre.

—¡Me siento como una modelo de Victoria secret! —exclamó Ross mientras se miraba en el espejo de cuerpo completo, Jessie rodó los ojos. Elsa que ajustaba los pantalones de Alex sonrió encantada. Las otras costureras rieron.

—No esta mal —dijo Alex, mirando de reojo su reflejo en el espejo.

—¡Se ven increíbles! —grito Tooth aplaudiendo de emoción —. Esta no fue una mala idea Elsa. Por primera vez eres útil por aquí.

Jessie río con el comentario, estaba de acuerdo con Tooth, Elsa no era muy útil en ningún lado. Elsa por otro lado se mostró serena y asintió sin prestarle atención a ninguna de la dos. Conocía sus capacidades y sabía que era útil pero que ambas chicas la odiaban. Sí, ese era el problema.

—5, minutos para salir —les aviso un chico, tan rápidamente, que a penas pudieron distinguir sus palabras. Elsa se puso de pie rápidamente y se sacudió el precioso vestido color crema que llevaba. Hasta las rodillas, de mangas largas y escote en la espalda. Elsa era hermosa, de eso no había duda, Jack así lo creía pero por más hermosa que fuera Jessie nunca estaría de acuerdo, ¿o si?

—Bien, niños —les sonrió a los niños frente a ella, en la sala habían un total de 10 pequeños, pero para Elsa ninguno resaltaba más que Alex con su cabellera perfecta y Ross con sus ojos preciosos y rizos dorados —. Confío en cada uno de ustedes, salgan allá y hagan el show suyo.

Los niños asintieron, todos sin excepción, luego todos; costureras, Tooth, diseñadores y Elsa, salieron del lugar. Jessie se quedo sola en la sala y una idea muy buena se le vino a la cabeza. Habían dos cambios de vestuario más para sus hermanos. Le pareció buena idea mejorarlos un poco. A su estilo, algo que los presentes, ni Tooth, ni Elsa olvidarán.

Tomo unas tijeras de la mesa y empezó a ponerle creatividad al asunto. Corto mangas, corto las faldas y corto muchas otras cosas. Luego miro su creación con detenimiento, pensó en lo enojada que Elsa estaría y eso la hizo sentirse mejor. El vestido de gala que era para Ross había quedado como un vestido, más bien, rebelde. Roto y como algo que usaría una chica punk. Nada que ver con elegancia.

El traje diseñado para Alex, había quedado como algo que más bien usaría una estrella de Rock pesado. Y eso seguramente no le gustaría a la prensa. Jessie sacudió sus manos y dejo las tijeras en su lugar, esperando el caos llegar.

Al cabo de una media hora, los chicos volvieron a entrar. Y las cosas pasaron muy rápido, toda la gente se movía muy aprisa y los cambios de vestuario fueron tan rápido que Jessie no pudo ver como lucían los niños. Pero no importo, porque cuando Alex y Ross salieron a escena, Jessie escucho que el bullicio paraba. Toda la gente había guardado silencio, incluso los fotógrafos.

Se asomo un poco y vio a Tooth con cara de susto, mejor aún, horror. Elsa se mordió las uñas y en un parpadear todos comenzaron a murmurar. La gente comenzaba a irse y eso hizo a Elsa congelarse. En ese desfile estaba su promotor, el que le daría el boleto para no tener que soportar a Tooth nunca más, pero con este desastre ya no estaba muy segura.

Tooth fue rápida y fue hasta la entrada, tratando de tranquilizar a todos. Y Elsa no estaba segura de lo que había pasado, tenía una idea pero no quería creer que fuera cierta, los niños encima del escenario la miraron pálidos. De pronto el celular de Elsa sonó.

—Diga —fue lo único que alcanzo a murmurar. Su atención completa estaba en Alicia, que trataba de hablar con el promotor.

—Hola, anoche hicimos un trato y pienso cumplirlo al pie de la letra. Por eso llamo —la voz de Jack solo la puso más nerviosa —. ¿Cómo va el desfile?

Elsa miro a su alrededor, la gente se iba y todo estaba saliendo mal. Se lado las manos por el cabello y la cara y se debatió entre contarle o no. Y aunque no fuera una mujer de pedir ayuda, esta vez, la necesitaba.

—Mal, Jessie destruyó mis diseños y ahora todo el mundo se va. No sé qué hacer.

—Ay, por dios... —lo escucho suspirar con pesadez —. Elsa, de entrada lo siento mucho ya hablaré con ella. Segundo, no te preocupes yo me encargo.

Elsa no pudo decir nada porque la llamada se corto. Elsa sacudió la cabeza y corrió hasta la puerta a ayudar a Tooth. Esta no había permitido que ni una sola persona saliera.

—Tranquilos, vuelvan a sus lugares.

—¿En serio cree que esa es moda para niños? —le pregunto un reportero. Tooth miro a Elsa y con la mirada le exigió que se encargará de esa pregunta. Elsa sonrió con nerviosismo.

—¿Y por qué no? Es atrevida, rebelde también moderna. Es como cualquier estrella de Rock vestiría. Algo diferente, innovador y....

Las palabras de Elsa fueron interrumpidas por la manada de fotógrafos que se aproximaron. Tooth se hizo aún lado y todos entraron como una manada de elefantes. Inmediatamente tomaron fotos y los niños volvieron a sus lugares. Las personas corrieron nuevamente a sus lugares y Elsa sonrió de alivio.

Tooth no la miro y eso lo agradeció muchísimo. Con cautela se acercó a uno de los fotógrafos, la música volvía a llenar el lugar y había luces por todos lados, le tocó el hombro y el hombre inmediatamente la miro.

—Disculpe —sonrió amablemente —. ¿Cómo se enteraron del desfile?

—Somos de la revista Vogue, el director de la revista nos envió personalmente. Dijo que una mujer muy querida para él estaba en apuros y aquí estamos.

Él hombre volvió a su trabajo y a Elsa casi se le salta el corazón de alegría. Jack la había ayudado y la había rescatado. Como todo caballero, empresario de siglo 21, pero lo había echo y eso la hacia revolotear de felicidad...

Cuando su plan no salio como quería, Jessie se acurrucó en el sofá. Ella supo de parte de quien venían los fotógrafos, conocía el logotipo de sus camisetas y alguno que otro rostro. Eso le rompió el corazón ¿Por qué su padre se empeñaba en salvar a esa mujerzuela? Ella no era su madre, no era nada.

Sin darse cuenta comenzó a llorar y a su mente llego la voz de su amada madre y lo que una vez le dijo.

—Mi vida —le había sonreído, tomando sus manos con suavidad, estaban frías y temblaban, había dado a luz apenas unas horas, a su pequeña nueva hermana —. Ahora tu eres la mayor de los tres, como tal a ti te va tocar cuidar de todos. De tu distraído padre, de tú temerario hermano y de tu frágil hermanita.

—¿Cuidarlos? —le había preguntado, en eso entonces, la pequeña y inocente Jessie —. No lo entiendo.

—Sí mi Jess —río su madre débilmente, mientras le acariciaba la coronilla —. Será tu deber procurar que nadie quiera hacerles daño, que ningún peligro pueda hacerles daño.

Él recuerdo en su mente estaba algo borroso, pues aún era muy pequeña, pero estaba segura de que era su deber cuidar de todos. No dejaría que Elsa entrará para hacerles daño. Su familia era su prioridad, como lo había sido de su madre, ahora era su turno. Y la defendería como una loca.

✖ Hi, guys! ✖

Aquí hay un capítulo más y quiero que me cuenten que opinan de Jack. Yo creo que es un caballero con armadura de traje de negocios, pero uno a fin de cuentas. ¿Y Jessie?, ¿Qué opinan de esa chiquilla?

So... Nos leemos luego.

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