Dieciocho
✖ Las Vegas ✖
↪Jack↩
En la ciudad del pecado un joven albino deambulaba por las calles, junto a su fiel amigo Hiccup. El chico estaba más que contento, la noche anterior había hablado con Elsa y por me dio de una carta le confesó sus sentimientos. Jack decidió darle espacio. Quería que lo pensara bien, porque aceptar a Jack significaba llevarse el paquete entero.
Lo que Jack no sabia es que a para Elsa, aquello no le resultaba un sacrificio o un problema. Adoraba a Ross y adoraba a Alex. Por lo tanto ella gustosa aceptaba a la tropa Frost y por supuesto al líder de esta. Pero eso era algo que Jack escucharía más tarde.
—Te noto contento —le sonrió el castaño a su lado, Jack se encogió de hombros con naturalidad.
—Es que yo no tengo resaca —se burló, el castaño le mostró su dedo medio y Jack río. Oh, Hiccup pensó el muchacho, que inmaduro te has vuelto —. No me lo niegues, debajo de esas gafas de sol deben de a ver ojeras espantosas.
—Mejor cállate —escupió Hiccup, ajustándose las gafas oscuras —. Te lo perdiste, Flynn, Johnny y yo fuimos apostar... Estuvo bien, hasta que Flynn se embriago y se peleó con un tipo por coquetear con su novia.
—Cuanta diversión —sonrió Jack, doblaron a la esquina junto con el castaño, usando su típico tono sarcástico —. Será a la próxima, cuando quiera embriagarme y meterme en líos sin ningún razón aparente.
Hiccup río sin mucha gracia esforzándose por ignorar las punzadas en la cabeza. Le alegraba ver que su amigo estaba más tranquilo, inclusive más... ¿Contento? Pero le extraño no saber el porque. ¿Seria que su amigo se estaba divirtiendo sin él? Si era así bien por él, pero que no se olvidará que en Las Vegas cualquier cosa puede pasar.
—A todo esto —murmuró el castaño con voz ronca —. ¿Por qué vamos de compras? No, mejor aún —se corrigió a si mismo —. ¿Por qué estás tan contento?
En el rostro pálido y jovial de Jack, se mostró una sonrisa bobalicona de lado a lado. Y eso era, la sonrisa de una ilusión, una sonrisa honesta, la sonrisa de un enamorado. Al verla, Hiccup, inmediatamente supo a dónde iba todo el asunto.
Jack + chica linda +amor - recuerdos = Un Jack feliz. Solo había algo que no cuadraba en toda la ecuación ¿Quién era la chica, esta vez? Hiccup esperaba, de todo corazón, que fuera la indicada para él. Alguien que lo hiciera enteramente feliz.
Hiccup conoció a su esposa, y para ser honestos, Jack se notaba encandilado con ella. Y lo entendía, la joven era hermosa, madura y tenía un inmenso amor por su familia. Y, por supuesto, por su esposo. Se notaba a kilómetros lo mucho que ambos se amaban. En su momento, ambos, habían hecho una pareja adorable. Lamentablemente todo se acaba.
—Creo que quiero comenzar, de cero, con alguien que... Que le importe, que le importes mis chicos.
—No —murmuro el castaño con una sonrisa, no podía creer lo. Él llevaba más de dos años diciéndole lo mismo y Jack siempre se mostró indiferente, frío con el tema —. Vamos, tienes que decirme quién es la afortunada... Porque, ¡hombre! Te ha hecho cambiar de opinión en cuestión de días.
—Es su manera de ver más allá, Hipo. La cuestión es... No estoy listo para decírtelo, es algo que mantendré en secreto porque aún no vamos en serio y... No me gustaría arruinarlo haciéndolo público. Quiero que sea de dos, por el momento.
—Querrás decir de cinco —se río, Hiccup. Jack rodó los ojos —. ¿Cómo lo tomo Jess? Esa pequeña es imparable, si me lo preguntas, una dulzura.
Hiccup era el tío favorito de Jessie en el mundo. Lo adoraba por ser tan relajado y, sobre todo, por estar a su favor siempre. Después de su madre, el único que la apoyaba era su adorado tío. Hiccup por su lado creía que Jessie era la niña más perfecta del planeta. Era ruda y fuerte para su edad... Las circunstancias te hacen cambiar y el cambio en Jessie era monumental. Quizá por eso Hiccup sentía ese inmenso cariño por ella.
—Jessie —Jack se rasco la nuca y pensó en su nena, la más rebelde y osada. Ahí el problema —... Aún no se lo digo, no formalmente. Pero, pienso, que se lo tomará mal.
—Y piensas bien, hermano. Solo te pido que no seas duro con ella, tú saber que... Lo de su madre fue un golpe muy duro para ella. No te digo que no hagas una nueva vida, solo te pido que seas dulce con Jessie.
Jack soltó un suspiro algo pesado, es que adoraba a Jessie, pero a veces no podía lidiar con ese carácter que se cargaba. Hiccup le palmeo la espalda y Jack sonrió débilmente. Agradecería a Hiccup siempre, por preocuparse tanto por el y sus hijos. Jack estaba seguro de que sería un buen padre.
—¿Por qué no entramos a esa tienda? —señaló Jack con la mirada, una tienda de joyería. Que a primera vista parecía cara y muy refinada.
—¿Les llevarás joyas a los chicos?
—¿Y por qué no?
—Porque son niños y no soy muy fanático de estas cosas.
—A Ross le encantan —sonrió Jack mirando el interior por el cristal. Todo brillaba ante sus ojos —. Y a, bueno, la chica a la que estoy cortejando igual.
—Bien, Ross y la chica tendrán joyas. Pero Alex y Jessie no querrán eso, sobre todo Alex —Hiccup miro el interior y pensó en Merida con una sonrisa, luego está se borro, tenía que llevarle algo o le iría muy mal. Peor que mal —. Yo entraré contigo y veré que escoger.
—Algo que le guste o te va a dejar toda una semana durmiendo en el sofá.
Se río Jack, adivinando el repentino interés de Hipo por entrar a una tienda de piedras preciosas. El castaño lo miro mal, aunque Jack no lo noto, porque sus lentes oscuros cubrían su mirada. Pero Hiccup sabia que Jack tenía razón o escogía algo bueno, P bien, dormía en el sillón por más de una semana. Eso seguro.
—Mejor no hables —le pidió con un susurro, Jack recobró la compostura y asintió —. Estamos a semanas para que llegue diciembre y empiece a nevar en Nueva York. Se de muy buena fuente que Alex quiere un trineo desde el año pasado.
—Hiccup —lo reprimió Jack, la idea de un juguete así no le gustaba en lo absoluto. Sabía que Alex era un niño temerario y hasta ahora él lo había mantenido a salvo. Sin ningún brazo roto o torcedura —... Sabes cual es mi opinión con esas cosas.
—No seas así, tú puedes llevarlo a Central Park y que se divierta un poco. Hasta le compraremos un casco. Solo di que sí.
—Lo pensaré... Pero no prometo nada.
—Para mi eso es un avance —se río Hipo, mostrando su aprobación alzando su dedo pulgar —. Ahora nos queda Jessie... Algo increíble para mi niña favorita.
—Pensaba en un nuevo teléfono celular o una laptop, quizá una tablet o un...
—¿Y algo divertido?
—Pues, ella quería una bicicleta. Pero tú sabes lo peligrosa que es la ciudad y no....
—¿Sabes decir otra cosa que no sea no?
—No —contestó Jack entrando a la tienda de artículos brillantes. Hipo negó resignado, su amigo era un paranoico y ya no tenía remedio alguno. Lo siguió y entro a la elegante tienda. Esto seria arduo, no quería que Merida lo abandonará en su horrible sofá marrón. Porque, dios, de verdad odiaba ese sofá.
✖ New York ✖
↪Elsa↩
Su departamento estaba echa un caos. Habían personas llegando por doquier. Con comida, flores, bebidas, copas... El éxito de la línea tuvo un éxito rotundo,tanto así, que Tooth quería dar una fiesta para celebrarlo. Por supuesto Elsa tuvo que ofrecer su departamento, porque era lo que Tooth esperaba. Y si esa era una forma de tenerla contenta... Elsa aprovecharía esa oportunidad.
La noche anterior pensó en Jack, todo el tiempo, ella ya tenía una respuesta. Incluso se la hubiera gritado en ese mismo instante. Pero ella sabia que Jack era un caballero y que siempre le daba un lugar. En este caso quería que lo analizará a fondo, pero Elsa ya no tenía nada que pensar. Amaba a Jack, a adoraba a Ross y a Alex. Jessie... ¿Quién dice que algún día no se podrían llevar bien?
—Elsa —apareció Tooth con un precioso vestido turquesa y el cabello perfecto —. Bonito arreglo, excesivo , pero muy bonito. Note que había tenía una tarjeta y no pude evitar leerla.
Elsa se sintió ofendida, le había prestado su departamento y ya bastante tenía con toda esa gente merodeando por ahí. Pero que tocará sus cosas y violarla su privacidad... Eso la hizo enojar. Porque no tenía el derecho.
—Sí —se encogió de hombros con una sonrisa serena.
—Oh, pues felicidades. Cuidar a sus hijos te sirvió para echarte lo a la bolsa. Descubriste el secreto para ganarte a Jack Frost, bien por ti querida —el tono de Tooth era tan pedante, sarcástico y fastidioso que Elsa confirmo que aquella era la mujer más horrible y envidiosa en todo Manhattan —. Pero, aún no es nada serio y quien sabe Elsa... Alguien podría quitártelo.
Tooth le guiño un ojos con una sonrisa por demás altanera. Le entrego la tarjeta y se dio media vuelta para irse con todas las demás personas. Elsa sintió rabia inmensa. Cuanta seguridad, pensó con fastidio. Tooth en la vida sería el tipo de mujer que para Jack. Era quejumbrosa, altanera, egocéntrica, pedante y odiosa. A la mejor se llevaría bien con Jessie pero no con los demás.
Molesta se dirigió a su habitación, donde los niños estaban tumbados en la cama viendo películas junto a Olaff. Ya que Tooth le había dicho que no los quería merodeando por la sala y que rompieran algo. Por eso Elsa les pidió que se quedarán ahí, les llevo el desayuno y les puso películas. Los chicos no habían puesto resistencia.
Jessie se mantenía en un rincón de la habitación con la música hasta el tope. Elsa se acostumbraba a ignorarla porque no tenían nada de que hablar. Mucho menos ahora, que por la mañana se entero de la propuesta de su padre para Elsa. Jessie estaba triste, molesta... Sentía tantas cosas.
Al verla entrar los chicos le sonrieron, aunque la notaron algo molesta. Elsa se sentó al borde de la cama y cruzó los brazos.
—¿Qué te pasa? —le pregunto Ross en un tono muy bajito para no molestarla, pero Elsa no podría molestarse. No con ellos.
—Es Tooth, Ross —se dejó caer a la cama. Inmediatamente el cachorro se acercó a lamerle la cara. Elsa sonrió un poco —... No la soporto.
—Ya somos dos —opino Alex.
—Tres —tercio Ross. Elsa río y asintió. Los niños odiaban a Tooth más de lo que odiaban a Elsa. Eso la hizo sentir menos horrible.
—¿Esa es la tarjeta de papá? —le pregunto Alex con cierto tono burlón. No le molestaba la idea de que Elsa perteneciera a la familia. De hecho era todo lo contrario.
—Sí —Elsa la miro un momento, luego se levantó y se dirigió a los cajones de su tocador —. Y ya sé en donde la voy a guardar... Es especial y tengo un lugar para las cosas especiales.
—¿Cómo un tesoro?
—Más valioso, Ross. Porque son cosas que me recuerdan mi infancia, logros, familia... De todo.
Elsa se acercó al mueble y reviso sus cajones. Quería meter la tarjeta junto a su collar azul, que tanto amaba, pero el collar no estaba ahí. Desesperada comenzó a revolver todo lo del cajón. Entre las fotos, entre su ropa.... Nada. Busco en otros cajones pero no había señales de el por ningún lado. Los niños la miraron extrañados, en el rostro de Jessie una sonrisa se empezó a extender.
—Por favor, por favor —rogó Elsa con desesperación —. Díganme que ustedes tomaron el collar de mi cajón, que es una broma y que lo regresarán.
Alex y Ross se miraron con preocupación el uno al otro. Sabían que ellos nos habían sido, pero si que tenían una pista de quien lo pudo a ver tomado.
—Lo siento, Elsa. Pero Ross y yo no hemos tomado nada. Mamá decía que tomar las cosas sin permiso era malo y eso jamás se hacía.... Te juro por mi ética que yo no lo tome.
—Yo tampoco —susurro Ross, estaba asustada porque Elsa parecía frustrada, triste, furiosa... —. Lo juro por Olaff.
La platinado se paso las manos por el cabello y sus ojos comenzaron a cristalizar se. En ese momento la puerta se abrió y, Gogo y Merida aparecieron en la puerta con una sonrisa. Elsa les había contado de la fiesta y les dijo que estaban invitadas, no contaba con que llegarían tan temprano. Pero Elsa no estaba de humor graciosos para esas sonrisas, las chicas lo notaron y de inmediato sus sonrisas se borraron.
—¿Qué pasa, linda? —se animo a preguntarle Merida con suavidad y cuidado. Elsa se limpio los ojos.
—Chicas pueden acompañar a los niño. Deben pasear a Olaff, por favor.
Gogo y Merida asintieron, inmediatamente los niños tomaron sus chaquetas y la correa de perro para salir con las chicas. Elsa quería estar sola. Porque se sentía devastada. Tonta por haber perdido su collar. Luego alguien carraspeo detrás de ella. Cuando Elsa volteo, moro a Jessie tan burlona como siempre.
—Fui yo, tonta —su voz era firme, sin una pizca de piedad, sin bondad. Nada, solo crueldad —. Yo vendí tú porquería esa...
Al escuchar sus palabras, Elsa enfureció aún más. No podía creerlo. Se acercó a ella con paso y firme y los puños apretados. Por supuesto era más alta que ella, Joder, es que solo tenia doce años y ya era malvada.
—¡¿Con qué derecho a Jessie?!
—¡Con el mismo con el que tu te estas robando a mi familia! —grito con mayor fuerza que Elsa, encarando la. No le temía.
—Tú no lo entiendes... Ese collar era importante para mi, ese collar es todo lo que me queda de mis padres...
Elsa rompió a llorar. Estaba devastada el solo tema le causaba un dolor horrible. Pensar en sus padres era desgarrador, insoportable. Los extrañaba y nunca dejaría de hacerlo. Al verla Jessie quedo estática... No lo creía.
—¿De qué hablas?, ¿Tenía iniciales, E Y A? Estas mintiendo y es de algún imbécil que se enamoró de ti o...
—Dios —sollozo Elsa —. Cállate, Jessie. No sabes nada. Esas iniciales son de Elena y Ashton. Mis padres. Y esa "porquería", como tú le llamas, es lo único que me quedaba de ellos... Lo único. Eres una niña despreciable.
Jessie quedo más que estática, Elsa lloraba más que desconsolada. Estaba dolida, muy dolida. Sin arrepentirse de sus palabras, Elsa tomo su abrigo y salió de la habitación. Decidida a caminar sin rumbo, solo quería aliviar su dolor. No quería verla, la detestaba. Dejando sola y arrepentida a Jessie. Ella sabia lo que era perder a alguien y tener una sola cosa con que recordarla. Miro su muñeca y la pulsera de su mano la hizo sentir culpable.
Oh, Jessie... Eres una niña muy mala.
✖Opiniones, comentarios, algo... ✖
El capítulo con la revelación esta cerca y será muy largo. Esperenlo...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top