✖ R O J O ✖
↪ Flashback ↩
Por la tarde, en casa de Elsa, las chicas llegaron a las seis en punto. En la habitación de Elsa, las chicas, ya se daban los últimos toques. Punzie se peinaba el dorado y largo cabello frente al espejo, Merida se ponía los pendientes dorados con mucho cuidado y Elsa se maquillaba frente al espejo de su tocador.
—Quiero que esta noche sea la mejor de nuestras vidas —dijo Elsa, mientras se ponía toques de polvo por los pómulos y las mejillas.
—Estoy de acuerdo —asintió Merida poniéndose de pie y mirándose el vestido corto y verde a través del espejo junto a Elsa —. Mi cita es un encanto, a lo mejor él es el indicado. Si saben a lo que me refiero —dio un guiño coqueto.
—No te precipites, roja —le aconsejo Punzie con amabilidad —. Yo quisiera esperar a, bueno, a la universidad. Al menos seré más madura.
—Yo creo que Jack es el indicado para mi. Me respeta, nunca me ha forzado, ni nada por el estilo —suspiro con ilusión, estaba tan enamorada de aquel muchacho. Pérdida en él y pérfida por lo que sentía cuando lo tenia cerca. Pero, en este caso, Elsa no tenía idea de lo que ocurría a su al rededor. No es que Jack fuera malo, simplemente había tomado una mala decisión —. Hoy, seré de él y solo de él. Ya lo decidí.
—Vaya, escucha te —dijo entre dientes Merida, sentándose en la cama de Elsa. La pelirroja sabia que no podía abrir la boca, por más que Elsa fuera su amiga, aquella no era la situación de Merida, ni siquiera de Elsa... Porque ahora el problema era de Jack y la chica. De nadie más —. Te escuchas muy decidida, linda. Pero yo que tú... Quizá deberías esperar más.
—Sí —apoyo Rapunzel, sabía porque Merida le aconsejaba todo eso. No querían sonar como dos santas, pero estaban seguras que mejor para Elsa que desechara la idea de perder la virginidad con Jack —, es mejor esperar. Ya sabes... Nunca terminas de conocer a una persona.
Antes de que Elsa pudiera abrir la boca y defender sus ideales de amor desinteresado y ciego por Jack, se escucharon unos golpes en la puerta de su habitación. Las tres chicas se miraron con extrañeza, Elsa respondió con un «Pase » y en el umbral apareció Aurora. Con un vestido largo y de color rojo, por supuesto, hasta los tobillos, con la espalda descubierta y un escote algo atrevido. Su cabellera dorada estaba suelta y le llegaba hasta la cadera.
Aurora nunca se maquillaba. No sabía hacerlo, a decir verdad, tampoco lo necesitaba. Pero sus conocidas lo hacían y hablaban de ello, Aurora se sentía torpe cuando eso pasaba. Cuando Elsa la vio le sonrió de oreja a oreja. Se sentía orgullosa porque Aurora al fin tomará la iniciativa de usar algo tan atrevido como ese vestido. Aurora le correspondió con una sonrisa más tímida.
—Lo siento, tú hermana me abrió la puerta. Me dijo que subiera y...
—Ay, no te preocupes —la interrumpió Elsa con amabilidad y ese tono despreocupado que solo ella tenía —. Déjame decirte que te ves hermosa.
—Encantadora —opinó Merida mirándola con incredulidad. Aurora poseía una belleza descomunal, lastima que fuera muy tímida para mostrarla —. Eres el balance perfecto entre sensualidad y inocencia.
Aurora bajo la mirada algo apenada, esa clase de comentarios la avergonzaban. Se sentía alagada, pero también algo incómoda con todo aquello. Recordó la primera vez que un hombre le dijo eso y se sintió la mujer más sexy del mundo. Pero eso no había durado mucho. Aurora se sentó a los pies de la cama y cruzó las piernas. Mirando a las tres chicas en su ritual de belleza.
—Te brillan los ojos Aurora —dijo Punzie, mirándola con ternura. Un sentimiento que Aurora causaba en casi todos —. ¿A qué se debe?
—Pues —balbuceo, no sabia con exactitud que contestar. Si decía que estaba enamorada, aquello, se escucharía muy tonto y probablemente se rieran de ella.
—¿Es por algún chico? —se atrevió a preguntar Merida con un toque divertido en su voz. Aurora sonrió al recordar a su chico especial.
—Quizás —Elsa sonrió enormemente, probablemente ella sabia de quien se trataba porque últimamente la veía convivir mucho con él, pero también sabia que Aurora era muy tímida para admitirlo —... Pero no quiero hacerme ilusiones, porque a final de cuentas me iré y él, probablemente, se que de aquí.
—Oh —susurro Merida, mirando el suelo, pobre Aurora, pensó. Condenada a la inseguridad y atada a las opiniones de las demás personas, atada al miedo —. Seguro que te sigue a dónde vayas.
—No creo —se encogió de hombros con pena. Rapunzel se despegó del espejo y la miro con más interés. Elsa puso una mano en su hombro pálido y desnudo —. Todo lo que él ama esta aquí.
—Es Phillip, ¿no es así? —le pregunto Elsa, mirándola con dulzura. Aurora sintió una punzada en su pecho. No sabía si decir la verdad o mentir. Así que tomó aire, profundamente.
—Es Phillip —asintió con las manos sudorosas y las mejillas rojas.
✖ Jack ✖
Estaba listo desde hace media hora, se supone que tenia que pasar por Elsa a eso de las 6:30, pero el peliblanco aún estaba en su habitación. Se debatía entre llevar la pequeña caja de terciopelo o dejarla en casa. Estaba seguro de que no quería ser un cobarde, pero no estaba seguro de cuán valiente podía llegar hacer.
O bien se escondía y no respondía a su nueva responsabilidad, o se encargaba de cuidar a la chica y asegurarse de que a ninguno de los dos le faltará nada. Una vez más abrió la caja, el anillo era hermoso. Con un diamante rosa y argolla plateada. Lo había escogido porque le parecía delicado, bonito para una mujer. Pero ahora no estaba seguro de hacerlo.
—Es lo correcto —la voz de su hermana, en el umbral de la puerta de su habitación, lo asustó y rápidamente guardo la bonita joya.
—Me asustaste —murmuró Jack, pasándose las manos por el cabello, Emma cerro la puerta tras de ella y se acercó hasta su hermano —. Nunca vas a aprender a tocar.
—Vas hacer lo correcto, ¿Verdad? Lo correcto para ella y mi sobrino o sobrina —desde Jack se lo había confesado a su hermana, como un asunto de alta confidencialidad, Emma no apartaba el dedo del renglón. Era como su conciencia, la pequeña vocesilla que le recordaba lo que estaba bien. Y aunque a veces Jack no la soportaba, le estaba agradecido enormemente, por no juzgarlo y contarle a su madre, en su lugar lo aconsejaba.
—Eso quiero, pero es difícil... Estoy asustado.
—Como debe estarlo ella, Jack.
—Pero también está Elsa. Me ama, yo la amo... No quiero lastimar la.
—¿Y a tu bebé sí? —le pregunto su hermana, alzando una de sus castañas cejas —. No pienses en ella en este momento, porque Elsa ya esta de más. No forma parte de ti, ni lo hará. En estos momentos tú prioridad son dos cosas el bebé y....
—Por favor —le pidió Jack, interrumpiendo la con un tono de súplica —. No digas su nombre.
—Bien —alzó las manos en forma de rendición, le dio una palmada en la espalda para que supiera que lo apoyaba en cualquier decisión y salió del cuarto. Dejando a Jack solo.
Miro el anillo.
¿Lo hacía?
Salio de su casa a las siete de la tarde. Subió a su auto y condujo hasta la casa de Elsa. En frente ya había dos autos estacionados. Uno lo reconoció, al instante, era el auto de Phillip y eso lo extraño. Porque sabía que Merida saldría esa noche con Tadashi, un amigo de Elsa y ahora también de Jack. Que Punzie iría con Kristoff. ¿Qué hacía el capitán de lacrosse en casa de las Arendelle?
Cuando Jack iba a tocar el timbre la puerta se abrió y Phillip y Aurora aparecieron tomados del brazo. Jack, no pudo evitar fijarse en Aurora, porque Jack era hombre y Aurora era una chica bastante bella. Noto como su pálida piel resaltaba con el color de la tela, noto su sedoso y brillante cabello, y noto la tristeza en sus ojos... Supuso que estaba así porque después de esa noche su vida tendría que ser otra. Tendría que adaptarse a un nuevo hogar.
—Jack, hermano —le sonrió el chico junto a la rubia. Estrecho sus manos y Jack tuvo que corresponderle. El castaño desbordaba felicidad, después de todo un año, Aurora le decía que si a una cita, no era para menos. Jack intento sonreír le ,honestamente, nunca se habían llevado muy bien. Sobre todo cuando escucho que el hablaba pestes de Elsa.
—¿Ustedes dos...?
—Persevera y alcanza —le contesto Phillip dándole un guiño, el peliblanco los miro sin creerlo. Creía que Aurora seguiría fiel a sus ideales de no aceptar las propuestas de un patán como lo era ese. Jack miro de reojo a Aurora, estaba tan sonrojada que no pudo evitar sentir ternura.
—Pues que suerte —murmuró Jack, el castaño asintió —. Te ves hermosa.
—Oh, muchas gracias. Tú también te ves bien —le sonrió con sinceridad. Jack siempre le había parecido un caballero, decía las cosas correctas en el momento adecuado. Mentiría si dijera que no le agradaba, porque sí, Jack Frost le agradaba por eso era amigo de todos.
Jack le sonrió, era la primera vez que lo hacía en esa semana, pero es que Aurora te transmitía una confianza inigualable. Era amble, tímida, pero era fácil hablar con ella.
—Vaya, gracias.
Phillip carraspeo y apretó más a Aurora hacia él. Ella creyó que eso no era innecesario, porque Jack tenía novia. Una novia hermosa y que... Bueno, él amaba.
—Nosotros nos vamos, Frost. Disfruta de tu velada —se despidió Phillip caminando con Aurora de la mano para ir hasta su auto.
Jack imagino la pareja tan perfecta que esos dos hacían, luego recordó que no sería posible con Aurora lejos de aquí. Suspiro y entro a la casa de Elsa. Ella estaba molesta, le grito que era un impuntual y que si llegaban tarde no podrían ser el centro de atención. Eso a Jack le pareció tan normal y tan poco importante en estos momentos que solo pidió disculpas.
✖ El baile ✖
En el instante que pusieron un pie en el baile todos los presentes los saludaron. Elsa se mostraba muy contenta saludaba y le sonreía a todos. Jack amaba a Elsa tal cual, con todo y esa obsesión por destacar más que nadie. Sabía que aunque tenía defectos, también era buena.
Y era precisamente por eso que no quería decirle y que tampoco quería entregar ese anillo. Sabía que era lo correcto en toda norma, que era lo que debía hacer. Pero no sabia si aquella chica era la mujer que quería para toda su vida, no estaba seguro de querer vivir con ella... No estaba seguro de simplemente.
Lo que sabía era que necesitaba una respuesta antes de la media noche. Entonces la buscaría, vestido rojo y mirada persistente, y le daría una resolución. En esos momentos Jack odio el rojo, aunque en Aurora lucia bien, pero odio el color.
—Toma —Elsa le paso un vaso rojo de plástico, con ponche, y Jack lo tomo. Aunque no pudo evitar notar aún su tono molesto, eso lo hizo sonreír. Un poco.
Elsa se veía hermosa en su vestido blanco con destellos, hasta las rodillas, con mangas hasta los codos. Jack tenía carta libre de su cuello, pues Elsa llevaba un moño alto con algunos mechones rubios saliendo rebeldes. No había duda, Jack la amaba con locura. ¡Todo de ella! Hasta los pequeños detalles.
—Hey —la llamo Jack con suavidad, tomándola de la mano con extremo cuidado, como si su muñeca se fuera a romper —. Bailemos, ¿Sí?
Elsa no conservo por mucho tiempo esa mueca de enfado. Jack siempre sabia como convencerla. De una o otra forma. Elsa le sonrió y asintió. Dejaron las bebidas aún lado y se encaminaron en medio de la pista y los estudiantes. Jack la tomo de la cintura, Elsa lo abrazo por el cuello y ambos comenzaron a balancearse.
La canción era lenta, una balada romántica. Jack no pudo mirarla a los ojos, en lugar de eso escondió su rostro en su cuello. Amaba sus ojos, pero en estos momentos le resultaba difícil poder la mirar cara a cara. Elsa no notaba lo preocupado que estaba, ni cuanto la apretaba, ni lo triste que parecía o lo nervioso que actuaba, porque sólo notaba que lo quería tanto como el primer día.
Jack disfruto el baile, porque si tomaba la decisión de casarse este seria el último, el último abrazo, el último contacto, la última noche. Eso lo lastimó.
—Elsa... Te amo —susurro contra su cuello, el cuerpo de Elsa tembló y casi fue como una descarga eléctrica de los pies a la cabeza —. Nunca te lo había dicho, pero, eres mi primer amor.
—Te amo Jack —le contesto con una sonrisa gigantesca en los labios. En aquéllos momentos se sintió como la mujer más afortunada del mundo, la más dichosa —. Tú eres el mio y lo serás siempre.
Elsa busco su rostro, quería besarlo. Quería que supieras que ella podía ser suya esa misma noche, porque ya no había dudas, ni impedimentos. Por su parte, al menos, pero Jack era otro caso. Echo un lío entre secretos que guardar y decisiones que tomar. Cuando estaban a centímetros de besarse, Jack, vio por el rabillo del ojo una coleta alta, rubia y con un vestido rojo de encaje hasta los muslos.
Era Tinkerbell que en ese momento corría al baño. Jack supo el porque, recordó lo que habían hablado y que Tink confiaba en el. Rodó los ojos y se separó de Elsa cuando una canción movida empezó a sonar.
—Ahora vengo —se disculpo, se dirigió al baño de chicas sin que nadie lo viera y noto que no estaba sola. En el sanitario también estaban Merida frente al espejo, Riley hablando con Punzie pegadas a la pared y Wendy escuchando atentamente a través de la puerta.
Todas las miradas femeninas se pusieron en Jack, en especial la de Riley, quien lo miraba con una sonrisa ladina. Ella sabia que hoy era la noche en que Jack tomaría una decisión y ella estaría gustosa.
—Bombón —hablo Riley con burla en su tono. Llevaba el cabello suelto, corto pero impecable como siempre, su vestido era rojo con un escote de corazón y corte princesa. Largo y elegante. Sus labios estaban coloreados de rojo e incluso Jack acepto que se veía bastante bien, pero que siempre seria una bruja —. ¿Ahora usas el baño de damas?
—Disculpen, vi a Think entrar y...
—Sabemos porque estas aquí —dijo Punzie con tono preocupado, mirando a Jack con simpatía. Ni siquiera ella podía juzgarlo. Si escondía aquel secreto era porque Think se lo había pedido —. Llego directo a vomitar.
Jack miro a Wendy, esta asintió con pena. Wendy ya tenía suficiente con sus mareos y la visita al médico de esa mañana para, colmo, ver a Think en estas. Jack se paso las manos por la cabeza. Sabía lo que le había prometido pero él ya no podía callar más. Merida suspiro y se tomó el puente de la nariz con los manos.
—Ya lleva tiempo así —murmuró —. Todos lo hemos notado, pero ella, ni tú dicen porque. Y estoy muy segura de que tú lo sabes, Jack.
—Basta —la rubia salio del baño, a pesar de haberse maquillado y arreglado como una estrella de cine y no lucia como una. Estaba pálida, ojerosa, mal... Jack se sintió demasiado culpable —. No digas nada, esto va a pasar. Podré superarlo sola.
—¿Sola? —le pregunto Jack con ironía y enfado a la vez. Porque sabía que parte de todo esto era su culpa por callar —. Llevas diciendo eso desde hace tres meses.
—¿Qué pasa, Think? —le pregunto Punzie mientras acariciaba sus hombros. Riley bostezo, no estaba aburrida si no todo lo contrario, pero el cansancio era un síntoma colateral y se lo tenia que aguantar si quería lograr su venganza. Tink bajo la cabeza y sorbió la nariz—. Podemos ayudarte.
—Por favor, Think —le pido Jack con una mirada de súplica infinita, Tink cerro los ojos fuertemente. Todo esto la estaba matando —. Quizá ellas...
—¿Y tú secreto? —lo interrumpió ella, Riley y Wendy lo miraron. Ellas dos sabían también de que hablaba, lo comprendían perfectamente. En especial por una de esos era más culpable que la otra.
—Eso es diferente —susurro mirando a Merida y Punzie de reojo. Las amigas incondicionales de Elsa. Pero estas solo miraron a otro lado.
—Tinkerbell, habla —le pidió suavemente Wendy. Wendy lucia muy bonita, su vestido era rojo hasta las rodillas, con mangas largas y y brillos en el escote, su cabello estaba atado en una trenza larga. Sus cabello lucia tan radiante como ella —. Podemos ayudar.
Think miro a Jack y este asintió en forma de apoyo. La rubia suspiro y se cruzó de brazos con algo de vergüenza. Esta era la hora. Riley escuchaba atentamente.
—Yo... Yo —balbuceo, Merida le acarició la espalda. Quería que entendiera que podía hablar y no sería juzgada —, soy adicta a la cocaína. Y he tenido un montón de síntomas, náuseas, pérdida del apetito, del sueño, de peso.... Se lo conté a Jack el día de la fiesta. El solo estaba siendo buen amigo.
Cuando la confesión salio a luz Riley abrió los ojos como platos. Vaya con la drogadicta, pensó. Punzie se hecho a llorar, porque la conocía desde los doce y todo esto le causaba un conflicto. Merida prefirió callar, ella no era quien para juzgarla. En lugar de eso la abrazo y Tink se lo agradeció. Wendy, pensó que su problema no era tan grabe...
Jack pudo suspirar de nuevo. Un secreto menos y el se sentía un poco más liberado. Así que suspiro, echando la cabeza hacia atrás. Cuando la puerta del baño se abrió las miradas de los chicos se dirigieron rápidamente a la rubia de la puerta.
—Lo que faltaba —se río Riley al ver a Aurora con los ojos como platos en el umbral —. Aurora, la inocencia entrometida de rojo también.
Jack miro mal a Riley, no tenía porque tratarla así. Después de todo, Aurora también sabia del problema de Think y tampoco había abierto la boca. Además el rojo le quedaba más que bien.
—No quise.... Lo siento.
Y con las mejillas rojas de vergüenza salio del baño sin decir nada. Riley se río con fuerza y todos la miraron mal. Ella nunca era amable con nadie, mucho menos con Aurora que no podía defenderse. Ver a la delgada rubia le recordó a Elsa, sabía que eran muy buenas amigas, y se río.
Porque Elsa era una ingenua y Aurora demasiado temerosa para contarle también lo que ella sabía. Porque sí, Aurora también sabia algo. Riley se colgó del brazo de Jack y se frotó el vientre con la otra mano.
—Cuando Elsa se entere, Jack —le dio un guiño. Wendy apretó los puños y negó.
—No es gracioso. Piensa en el daño que le causaremos a Elsa.
—Cierra la boca —escupió Riley.
✖ Jack ✖
Al pie de las escaleras de la escuela Jack espero. Era media noche, afuera estaba algo fresco y escuchaba a los grillos cantar. No sé despidió de Elsa, ni le contó lo que haría. Solo salio del baile con una decisión tomada.
La vio bajar las escaleras del colegio y se preguntó ¿podré hacerlo?, ¿podré quererla algún día? La chica lo miro, mitad sorprendida, mitad emocionada. Porque esto era lo que ella quería, sabía que lo era.
Antes de que la chica pudiera dar un paso más, Jack se hinco al pie de la escalera, abrió la pequeña caja de terciopelo y tragos en seco. Doloroso y con miedo.
—¿Te casas conmigo?
✖Última pista ✖
Listo, este es el último Flashback donde daré pistas. El próximo vendrá la revelación. Esta es su última oportunidad para adivinar.
¿Quién será?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top