Epílogo
HARRY GRUÑE CUANDO dos experimentos le empujan con rudeza dentro de un camión. Aces y Spades entran empujados poco después, los gemelos se mantienen cerca el uno del otro. Un par de experimentos jugando el papel de guardias entran también, observando a los tres de cerca. Uno silva al conductor, un adolescente asustado que se sienta al volante, tragando fuertemente cada vez que un experimento le mira de cerca. Arranca el camión al instante, yendo a velocidad normal.
Gruesas, pesadas cadenas son atadas alrededor de las muñecas de Harry. Lo suficiente como para evitar que se escape, de hecho tendría que aplicar demasiado esfuerzo en liberarse. Como si fuera tan estúpido. Sabe cómo pillar la oportunidad, y esta ciertamente no lo es. Hay una horda de experimentos corriendo tras el camión, pegándose y empujándose entre sí jugando como si fueran niños.
Harry quiere disculparse con Aces y Spaces, pero no quiere humillarles más. Ambos se miran entre sí, y él les da una larga mirada con esperanzas de que entiendan. Uno asiente mientras el otro mira alrededor con cautela.
Micah es uno de los que corren, pero acelera y salta dentro del camión, con una sonrisa arrogante en su rostro. "Creo que estarás impresionado con lo que he conseguido."
Harry tensa la mandíbula y mira al metal bajo sus pies.
"Ah, el reto del silencio. Seguramente tienes algo bajo la manga. No importa, el viaje será rápido."
Y tan rápido.
En apenas un par de minutos después de que Micah dijera eso, el camión frena y se para abruptamente al lado de la carretera. Harry se atreve a alzar la vista, sólo para encontrar ese edificio que es irreconocible. Es enorme, ocupa toda la carretera hasta una esquina, múltiples edificios ocupan el espacio, casi alineados perfectamente. Algunos han sido destrozados mientra otros siguen intactos. Una parte del césped aún es verde mientras el resto está amarillo y seco.
Los mismos dos experimentos que le empujaron le echan fuera, agarrándole de los brazos. No son tan bruscos esta vez, pero no le arrastran gentilmente. Micah les guía, contando cómo encontró esta tierra con habitantes pero fácilmente se deshizo de ellos. Dice que algunas de las habitaciones aprendió que se llaman "clases", y lo que cada una tiene para ofrecerlos. Harry no escucha. No le importa.
Harry es llevado dentro de uno de los edificios enormes, a lo largo de un pasillo, hasta una puerta de madera guardada por tres experimentos. Harry no puede evitar alzar las cejas, un poco intrigado por cual sea el misterio que Micah está escondiendo que requiere supervisión constante.
Micah mira a uno de los experimentos, y uno de ellos abre la puerta. Micah se gira hacia Harry sin ir más lejos. "Me gustaría estar aquí para las presentaciones, pero siendo francos, prometí salvar a tu pequeña mascota. De todas formas, no se necesitan introducciones. Oh, pero ojalá pudiera presenciar la mirada que pondrás."
Sin nada más que decir, Micah se gira y se marcha.
Harry suelta un suspiro de alivio--ha salvado a Evelyn, o eso dice--pero su alivio se disipa cuando el resto de las palabras de Micah llegan a su mente. ¿Por qué querría quedarse a ver su reacción? ¿Y qué tipo de reacción espera? ¿Qué está ocultando?
Harry está a punto de averiguarlo.
Los dos guardias le meten dentro, cerrando la puerta inmediatamente después. Se pregunta si hay celdas individuales. ¿Dónde van a llevar a Aces y Spades?
"Por Dios, es cierto que estás vivo."
Harry se tensa, su cuerpo entero se congela cuando la voz desencadena recuerdo tras recuerdo tras recuerdo. No quiere alzar la mirada, no quiere encarar la verdad. No debería ser. No puede ser. Harry le vio morir. Vio cómo arrastraban su cuerpo. Su blanco, sin vida, inmóvil cuerpo. Es imposible que esté aquí. Harry debe estar imaginándolo. No sabe por qué o cómo, pero simplemente debe estar teniendo una pesadilla.
Por favor, no dejes que sea verdad.
Junta las manos, aún encadenadas, y las presiona, clavando sus uñas en sus palmas mientras se fuerza a alzar la mirada.
El Doctor Stevens se ve igual que antes--pelo oscuro aunque canoso, arrugas en la frente y en los laterales de sus suaves, azules ojos. Ojos que siempre engañaban a Harry haciéndole creer que sus trucos eran sinceros. Ojos que calmaban a Harry un día y al siguiente le atormentaban. No puede mirarle a los ojos demasiado tiempo. Aparta la mirada cuando siente sangre cayendo por sus dedos.
El doctor tiene la audacia de sonreír, sus ojos brillan como si estuviera dando la bienvenida a un hijo que perdió. "Te ves igual de fuerte que siempre. ¿Has estado entrenando físicamente? Adelante, rompe las cadenas."
Harry entrecierra los ojos, negándose a obedecerle. El Doctor Stevens ya no tiene control sobre él, y quiere hacérselo saber.
"Mi niño, no seas tan frío. Por favor, déjame mirarte. No tienes ni idea de cuánto te echaba de menos. Cuánto he esperado para volver a verte." Su tono casi ruega, una vez más intenta engañar a Harry haciéndole creer que es sincero.
El doctor una vez dijo a Harry que era el hijo que nunca tuvo. También le trataba de esa manera, por un poco de tiempo al menos. Entonces hizo más experimentos, se volvió más estricto con qué podría o no podría ser tolerado. La compasión desapareció. Cualquier admiración que el doctor solía mantener en su mirada hacia Harry desapareció. Ya no era el hijo perfecto. Ninguno de sus experimentos eran tratados bien, ni siquiera con el mínimo de decencia.
Era matar o ser torturado y recibir un lavado de cerebro hasta que no tenías opción.
El doctor se acerca a él, instintivamente causándole dar pasos hacia atrás. Aún no puede entender la supervivencia del doctor. No debería estar respirando--no se merecía estar respirando. Harry odia pensar de esa manera--le hace sentir como el soldado que se supone que debe ser--pero no puede evitarlo bajo las circunstancias.
Cuando el doctor extiende una mano, Harry finalmente gruñe amenazadoramente, "No me toques."
Echa un vistazo rápido al rostro del doctor, y si no le conociera mejor, diría que está dolido. "¿Qué pasó con los lazos que solían unirnos?" susurra el viejo hombre, sonando increíblemente molesto.
Harry le mira a los ojos, entrecerrando los suyos.
El doctor, sabiamente, echa un paso atrás. "Lo siento," murmura, tan bajo que Harry se lo habría perdido si no fuera por su audición alterada. La audición que este hombre le dio. "Por favor, créeme. Nunca pretendí herirte."
Harry no puede reunir las palabras exactas para decir.
El dolor, pareciendo tan arrepentido y simpático, duda un momento o dos antes de probar su conexión de nuevo con un pequeño paso al frente. Extiende la mano hacia el rostro de Harry otra vez, Harry lo aparta cuando sus dedos fríos tocan su piel. Traza una línea sobre los colmillos de Harry, todo mientras le mira con ojos amables.
"Puedo arreglarte," susurra, dejando caer su mano. "Puedo probarte que significas mucho más para mí que cualquier otro proyecto científico."
El corazón de Harry se acelera aunque se advierte a sí mismo de no confiar en sus palabras. Mantiene la mirada del viejo. "Deja de mentirme."
"No, mi niño, no estoy mintiendo," contesta, pareciendo desesperado por conseguir la confianza de Harry mientras sonríe débilmente. "Sé que odias esos colmillos. Puedo quitártelos. Lo mismo con tus ojos. Si quieres tus habilidades, puedes quedártelas."
Harry arriesga un poco de esperanza, aguando sus ojos. "Para," dice en voz baja, negando con la cabeza. Todo trucos, todo juegos, todo mentiras. No puede dejarse manipular más. No puede ser normal de nuevo. No es posible.
Pero, oh, cuánto lo desearía.
"No miento," reitera el doctor, alzando las manos como si no quisiera hacer ningún daño. "Puedo devolverte tu vida, mi niño."
Se siente como un puñetazo en el estómago de Harry. ¿No había querido obtener su vieja vida? ¿No es eso el porqué dejó a Evelyn y fue directo a una trampa? Pero es demasiado bueno para ser verdad, ¿no? Evelyn seguramente hubiera tenido razón cuando dijo que recuperar sus recuerdos debe ser imposible. Él había depositado demasiada fe en la idea, y ahora la posibilidad parece lejos de su alcance.
Se tambalea hacia atrás. "¿Mi vida?" dice, un poco sin aire mientras considera ganar cada pizca que se habían llevado de él.
El doctor asiente, sonriendo con amabilidad. "Sí, tu vida. Siempre has querido tus recuerdos, y puedo devolvértelos ahora. Para expresar mi cariño por ti. Te lo prometo, recordarás todo."
Harry le mira, con la boca abierta y las palmas aún ensangrentadas. No se percata del dolor en sus manos, pero sí del dolor en su estómago. El deseo intenso, la esperanza intensa, de que esto es real.
"¿Cómo?" pregunta, de nuevo con tono incrédulo apenas en un suspiro.
"Ajustes menores," dice el doctor. "Volver a poner un par de nervios en su lugar, reconectar el--oh, probablemente no entenderás toda esta ciencia." Ahora está frente a Harry, sólo un par de centímetros de distancia. "Déjame darte la vida que nunca debería haberte robado," dice suavemente, agarrando los hombros de Harry. "Déjame corregir mis errores."
Harry no se lo cree, pero lo quiere demasiado.
El doctor le mira con tanta adoración, de la misma manera que solía hacer cuando sólo estaban ellos dos. Este hombre ya no era un padre para él, y aún así Harry lo ve en sus ojos azules.
Añoranza.
Tan confuso como se siente, asiente. La más pequeña fracción de un recuerdo sería suficiente. Sólo ver a su madre o su padre o hermana o hermano, figurando que tenía alguno de ellos, haría el dolor mucho más fácil de soportar.
El doctor continúa mostrando la sonrisa benevolente, asintiendo con aprobación. "Vamos a quitarte esas cadenas, ¿vale?" Saca una llave del bolsillo de su bata. "Micah una vez me tuvo como su prisionero, pero me desperté un día y vi esta llave en el escritorio," dice, señalando detrás suya. "Esas cadenas son similares a las que yo tenía."
Las cadenas se caen tan pronto como la llave entra en el candado. Tocan el suelo, haciendo un ruido fuerte. El doctor no actúa diferente con Harry liberado, incluso es lo suficientemente valiente como para darle la espalda y caminar por la habitación.
"Por aquí, mi niño. Tengo un laboratorio entero para mí mismo."
Harry siente escalofríos, aunque le sigue.
"¿Puedes quitarlo todo?" pregunta, su voz delata más esperanza de lo que habría preferido.
El doctor le mira sobre el hombro mientras abre la puerta. "Sí, puedo."
"No seré un monstruo nunca más," susurra, pretendía hacerlo para él mismo ya que no quería decirlo en voz alta.
El doctor frunce el ceño, hay culpabilidad en sus ojos mientras mira a su primer éxito. "Mi niño, nunca fuiste un monstruo. Ni siquiera cuando tus hermanos actuaron así, tú nunca seguiste sus pasos. Siempre has sido amable, indulgente, y debes entenderlo. Nunca fuiste, ni eres un monstruo."
Harry inhala fuertemente, su corazón se ablanda.
Sigue al doctor escaleras abajo hasta una habitación bajo el suelo llena de luces blancas y mesas de laboratorio. Harry está inmensamente incómodo estando en tal atmósfera, pero se yergue y apaga su intuición. El vello de su nuca se eriza, sin embargo lo toma como una señal de estar en un laboratorio de nuevo después de intentar tanto alejarse de ellos.
"Túmbate aquí mientras preparo un par de cosas," le pide el doctor, palmando una mesa de metal que permanece extrañamente en mitad de la habitación.
Harry debería haber preguntado a Micah por qué le tenía como prisionero, y después le dio un laboratorio. Harry debería haber preguntado por qué el metal aún está cálido como si acabaran de quitar un cuerpo de encima. Debería haber preguntado muchas, muchas cosas.
Pero su esperanza le cegó.
Una familia.
"Te acuerdas de la anestesia, ¿verdad? Cuenta hacia atrás desde cinco, y deberías quedar dormido al segundo. ¿Estás seguro de que quieres esto?"
Harry no esperaba que le preguntara tal cosa. Pues claro que está seguro de que quiere esto. Quiere su vida. Quiere ser normal.
A pesar de lo que dijo el doctor, Harry es un monstruo, y haría lo que fuera por cambiarlo. Cualquier cosa, incluso confiar en un hombre que pensó que había estado muerto hasta hace media hora.
"Sí," dice Harry, cerrando los ojos mientras espera por la máscara que soltará gas hasta sus pulmones que le hará dormir. El doctor le da otra sonrisa, casi una de orgullo.
La máscara se ajusta a su rostro--empieza la cuenta atrás en su cabeza.
5... 4... 3...
2...
Justo como el doctor había dicho, Harry se duerme.
☆☆☆☆
Novela original escrita en inglés por juliaxwrites
All the love, A.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top