Capítulo 7

DELIA ES LA no-muerta. O al menos se siente de esa manera. Entre el insoportable dolor en su muslo y el dolor de su cabeza, desea que estuviera muerta. La agonía es prácticamente insoportable, y está empezando a ser más y más intensa. El más mínimo movimiento hace que su pierna y su cuerpo entero ardan, y la cama de paja, que es terriblemente incómoda, se le mete por la ropa.

Se despierta por los rayos de sol que se cuelan por las grietas del granero. Ladea su cabeza a un lado, escaneando el área. Hay dos personas desconocidas, una niña y una mujer que parece estar embarazada. Entonces están Robbie y Poppy y Eve, y una oleada de serenidad calma el dolor porque ellos no la habían abandonado. Habían vuelto por ella y aún seguían ahí.

Eve estaba hecha un ovillo, con el ceño fruncido, y Delia se siente mal por ella. La mayoría de personas parecen relajadas cuando duermen, no tienen ninguna expresión o a veces tienen una pequeña sonrisa. Pero Eve parece tan enfadada y asustada en su sueño como cuando está despierta.

Por supuesto, Eve nunca admitiría que está asustada, pero su fachada no es tan convincente como a ella le gusta creer.

Delia escucha pasos bajar por las escaleras y su cuerpo se hiela. Un suspiro se escapa de sus labios cuando ve que sólo es el vampiro que la rescató. ¿No había pensado sobre la simple idea de que uno lo haría? ¿Fue una coincidencia o pura suerte?

Tiene una lata de zanahorias, y la boca de Delia se hace agua. Comer comida basura y chucherías sólo te satisface por poco tiempo. Las zanahorias no están frescas, pero al fin y al cabo era comida, y cuando él le ofrece unas pocas, ella rápidamente las acepta. No es difícil de creer que ella y su hermano no habían tenido suerte con la comida. Todos los supermercados y gasolineras fueron los primeros en ser saqueados por las bandas, y eso era durante la guerra con las raciones de comida. No había tenido una comida decente en meses.

El vampiro ayuda a Delia a sentarse, incluso aunque casi grita por ello. Ella no quiere despertar a los otros porque parece ser muy pronto. Él la apoya contra la pared del granero, sus piernas siguen extendidas en la cama de paja. Él le ofrece la lata de zanahorias para que coma mientras examina las vendas que estaban cubiertas de sangre.

"¿Cómo te llamas?" pregunta sin aliento, aún molesta por el dolor de moverse y por la delicatesen de zanahorias.

Él frunce el ceño un poco, y asiente su cabeza hacia Eve.

"¿Qué pasa con ella?" imita el fruncimiento de ceño. "¿No tienes nombre? ¿No puedes hablar?"

Él o la ignora o confirma sus preguntas sobre no poder hablar porque en vez de eso se centra en su pierna. Tiene otro rollo de vendas, y la mira advirtiéndola antes de empezar a quitar la usada. Ella sisea contra sus dientes, manteniendo sus ojos en otra dirección. La sangre siempre le había dado náuseas, especialmente la suya propia.

"Sabía que no todos podíais ser malos," susurró cuando él empezó a enrollar la venda limpia en su muslo.

Él la mira al escucharla, pero vuelve a su labor igual de rápido.

"Gracias," dice ella. "Ya sabes, por salvarme. Pensé que iba a morir."

Él asiente.

Ella se le queda mirando por un largo rato, intentando que los eventos en su cabeza cobraran sentido. No puede evitar sonreír, y cuando Eve se levante, se asegurará de contarla su logro. Ella había dicho a Eve que no todos eran malos, al igual que no todos los humanos lo eran. No puedes juzgar a uno por cómo son la mayoría.

Es fácil mirarle porque es guapo. Incluso aunque sus ojos rojos son un poco extraños, sus pestañas oscuras le hacen extrañamente precioso. Sus rizos castaños y mandíbula definida y brazos fuertes...

"¿Puedo ver tus colmillos?" le dice de repente, sonrojándose cuando se da cuenta de que la había pillado mirando.

Él frunce el ceño, poniéndose rígido. Se aleja de Delia para sentarse en las escaleras, con el rostro alejado de su vista.

Sus mejillas se enrojecen aún más debido a la vergüenza. "Lo siento," dice. "No pretendía ofenderte."

No hace otra cosa mas que apartar su mirada, pero Eve se está despertando antes de que Delia pueda murmurar más disculpas.

Se sienta lentamente, estirando su espalda y brazos. Su daga aún sigue en su mano derecha. Delia había notado la noche de antes en los bosques que ella duerme con ella, y aunque está envainada, Delia aún piensa que es peligroso. Ella entiende la lógica de Eve, pero eso no significa que tenga que coger el hábito. Delia es demasiado tímida y débil como para discutir con alguien, mucho menos para matarles.

"Él dice que sabes su nombre. O no lo ha dicho, pero te señaló..." Delia alza sus cejas hacia Eve.

"Vaya, buenos días a ti también." Eve rueda los ojos, y se pone en pie. Echa un vistazo rápido al vampiro, entonces vuelve a mirar a Delia. "Harry. Dije un par de nombres y le gustó Harry."

Delia frunce los labios, estudiándole aunque aún ni siquiera la está mirando. "Harry le pega," dice de acuerdo.

"Hablando de eso, ¿qué le pasa?" Eve murmura, mirando confusa a Delia.

Delia se sonroja y mira a su lata medio-vacía de zanahorias. "Le pregunté algo un poco demasiado personal, supongo. Una desventaja de ser muy habladora."

Eve no reacciona, va a su mochila y comprueba algo. Mira de nuevo a Delia. "No puedes andar todavía, ¿verdad?"

"Tengo suerte de estar sentada," contesta.

Eve suspira, entonces habla en voz baja como si fuera para sí misma. "Quizás puedo hacerte unas muletas... seguro que ayudarían."

"¿Por qué tanta prisa en irnos? ¿Nos van a echar?" mira de nuevo a Harry, quien está mirando a Eve.

Eve se gira y mantiene contacto visual con Harry por un instante, entonces vuelve su atención a su mochila. "No. Al menos no que yo sepa. Es sólo que no me gusta quedarme en el mismo sitio durante mucho tiempo."

"Eso suena a plan," remarca Delia. "Planeas irte después de un tiempo, así que no puedes decir que no planeas nunca nada."

"¿Era necesario ese comentario?"

"Sólo pensaba sobre ello."

Eve se muerde el labio inferior, poniéndose el arco sobre el hombro con un montón de palos afilados en el otro. Se pone en pie y se yergue, sacando el pelo de debajo de la cuerda.

"¿A dónde vas?" pregunta Delia, frunciendo el ceño.

"A encontrar más palos, y, si tengo suerte, algo de carne para comer. No puedo quedarme quieta en este granero todo el día."

"Eve, afuera no estás a salvo."

"He llegado hasta aquí, ¿no?" Eve se encoge de hombros hacia la nerviosa chica con la pierna herida. "Además, necesitas preocuparte más por ti ahora mismo."

"Puedo preocuparme por mí y por ti y por todo el mundo si quiero," discute Delia.

Eve la mira mal. "Deberías centrar esa preocupación en alguien que lo necesite. Puedo cuidarme sola, Delia. Volveré pronto."

"¿Prometes no dejarnos a Robbie y a mí?" Delia suena sinceramente preocupada con esto. Eve la había salvado una vez, y había un rastro de compromiso que Delia sentía hacia ella. Quizás porque es más joven y perdió a su hermano y está en su propio lecho de muerte, pero no quiere que Eve la abandone.

La mirada de Eve se suaviza un poco. "No voy a abandonaros, ¿de acuerdo?" dice en voz baja. "Puede que me guste más estar sola, pero no soy tan descorazonada como para dejaros atrás."

Delia se siente patética por repetir su pregunta. "Volverás pronto, ¿verdad?"

"Sí." Eve rueda sus ojos, pero hay un trazo de sonrisa en sus labios. "Vuelve a dormir o algo, Delia."

Delia bosteza casi a tiempo, su pierna vuelve a sentirse mal de nuevo. Eve se da cuenta, así que va a ayudar a Delia a tumbarse. Eve deja la lata de zanahoritas en el suelo al lado de su cama, entonces se asegura de que Delia esté cómoda. Delia cierra sus ojos, sintiendo la repentina oleada de cansancio atravesarla.

Se durmió en cuestión de minutos.

***

Evelyn espera hasta que Delia se duerme profundamente, entonces se acerca a las puertas del granero. Se las apaña para empujar la pesada puerta de madera que mantiene el granero seguramente cerrado. La deja despacio para no hacer ningún ruido.

Entonces siente una presencia detrás suya, y se gira para ver a Harry ahí de pie, sujetando una de las puertas.

"Oh, no," dice rápidamente. "Tienes que quedarte aquí, tío."

Él alza una ceja a la vez que un trazo de diversión brilla en sus misteriosos ojos rojos.

Evelyn no se molesta en disculparse por decir "tío". Creció con un hermano mayor que estaba siempre con sus amigos; el hábito lo cogió enseguida. "Alguien tiene que quedarse aquí a vigilar," le dice.

Él abre la otra puerta y señala al bosque, negando con la cabeza.

"Asumo que intentas decirme que no es seguro. Sí, eso ya lo sabía. No hace falta ser inteligente para darse cuenta de eso." Ella se mueve de un pie a otro, poniéndose más nerviosa por quedarse ahí de pie con las puertas abiertas, prácticamente invitando al peligro. "Pero puedo apañármelas sola."

Él ladea su cabeza, mirándola.

Ella bufa. "Ayer sólo fue un despiste. Me confundí al no saber dónde ir, pero ahora tengo algún sitio al que huir si algo ocurre. No creas que eres una especie de héroe después de ese pequeño rescate. No necesito que una bestia cabezota cuide de mí."

Harry capta el nombre que le ha dicho, frunce el ceño tanto que arruga su frente.

Evelyn no sabe por qué se siente culpable, pero lo toma como algo irrelevante. "Volveré," dice en vez de disculparse.

Comienza a salir y escucha la puerta cerrarse detrás suya. Al principio piensa que él capta el hecho de que le gusta estar sola, pero escucha las cadenas fuera del granero. Una mirada sobre su hombro le revela bloqueando el granero antes de guardarse la llave en el bolsillo, y la sigue.

Ella echa la cabeza atrás dramáticamente, pero no se molesta en discutir con alguien que ni siquiera puede hablar. Las expresiones faciales sólo indican cómo una persona se siente, y es demasiado complicado rebatir contra eso.

Evelyn no era demasiado alta, así que las piernas de Harry llegaron a su altura en segundos. Ella intenta caminar más rápido, pero él aún puede alcanzarla. Ella pasa una mano por su parcialmente graso pelo, e intenta ignorar su presencia. Lo que no es algo difícil considerando que no habla. Ni siquiera sus botas hacen el más mínimo ruido en el terreno del bosque.

Él se para de pronto, agarrándola el brazo. Instintivamente ella le aparta enseguida, pero la mirada en su rostro evita que le grite. Sus ojos están entrecerrados en concentración, su cuerpo más rígido que la piedra. Él frunce el ceño de nuevo cuando la empuja ligeramente del hombro en la otra dirección, pero ella planta sus pies firmemente en el suelo.

"¿Qué pasa?" dice. "Yo no oigo nada."

¿Es posible que estas criaturas o monstruos o lo que sea que fueran tienen el sentido auditivo bien agudizado también?"

¿Cómo se supone que los humanos ganen una guerra contra algo tan inhumano?

¿Acaso hay guerra? Seguro que es inevitable que los humanos sean vencidos por estas...cosas.

Él levanta un dedo, siguiendo escuchando. Excepto que esta vez sus ojos se abren un poco, y se lanza a ambos contra el suelo. Evelyn escucha un estruendoso ruido y se gira para ver una rama, como la que atravesó a Delia ayer, chocar contra un árbol detrás de ellos. Su pulso se acelera, y Harry le indica que se quede donde está  mientras él se pone en pie, con sus ojos rojos escaneando la madera con mucha habilidad.

Corre antes de que Evelyn pueda recuperar el aliento. Se sienta lentamente, insegura, y no hay indicaciones de hacia qué dirección Harry corrió. Ella gruñe, un poco asustada de levantarse pero sintiéndose dolorosamente vulnerable en el suelo. Con cuidado, se levanta y examina la rama en el árbol. La fuerza y precisión eran increíbles.

Maldice en voz baja cuando se da cuenta de que el enemigo la había salvado de nuevo.

No puede dejarle seguir haciendo eso. Sólo le persuadirá de que ella necesita protección, pero no la necesita, ni la quiere. Ella puede cuidarse sola y puede protegerse y quizás esa rama la hubiera esquivado. Ella no quiere admitir que incluso tiene duda de esas cosas de las que intenta tanto convencerse, pero el minuto en el que sucumba a recibir ayuda y sea dependiente será el minuto en el que muera. Ella no se quedará quieta y dejará que la ayuden y que sea dependiente. Evitará que tal cosa suceda.

Después de un breve instante de duda, empieza a caminar hacia el bosque aunque no tiene ni idea de dónde debería ir. Intenta escuchar como Harry hizo, pero sus oídos normales no captan ningún sonido más que las ramas crujir debajo de sus botas. Está ligeramente molesta con esto y eso incrementa su paso.

Corre sin saber hacia dónde, pero sus intentos han dado resultado. Escucha un gruñido y para inmediatamente. Siseos y gruñidos vienen de su derecha a una corta distancia, pero definitivamente es el sonido de una lucha. Una lucha entre bestias.

Se dirige a esa dirección, moviéndose lenta y cautelosamente. Agarra su arco y pone uno de los palos afilados en la cuerda, manteniéndolo hacia el suelo. Cuando se acerca a los sonidos, mira a Harry mirando hacia un árbol, sus ojos son de un rojo más oscuro y sus colmillos se hacen visibles. Está shockeada y de alguna manera sorprendida por verlos por primera vez, algo le hace temblar sobre cuán calmado parece estar.

Sus ojos siguen su mirada y hay una bestia en el árbol. Es la mujer de ayer en toda su fea gloria, siseando y gruñendo y mordiendo el aire como si le estuviera retando a cazarla. Es difícil mirar a algo tan desfigurado, pero Evelyn imagina que parece normal--bueno, tan normal como cualquier bestia podría ser.

Ella echa la cuerda atrás, fijando el objetivo a través de un gran espacio en los árboles. Deja la flecha volar y se clava en la rodilla de la bestia, haciéndola gritar antes de tambalearse en la rama en la que estaba. Pierde el equilibrio y se cae del árbol. Cualquier persona normal no habría sobrevivido a tal caída, pero por supuesto nada en este nuevo mundo era normal.

Harry la está esperando cuando golpea el suelo. Él deja su pie en ambos de sus lados y la tira del pelo echando su cabeza atrás. Mira hacia el bosque en dirección donde Evelyn sigue escondida, y casi parece darse cuenta. Quita sus dedos de su garganta y en vez de eso agarra su barbilla firmemente.

Con un ligero movimiento de su brazo, el cuello de la mujer-bestia cruje, con su cabeza ahora medio fuera de su cuello.

Harry suelta su pelo y ella cae al suelo, sin vida.

Evelyn no pretendía estremecerse. Ella había matado a muchos de ellos, ¿verdad? ¿Por qué esta vez le molestaba? ¿Es porque era una mujer? ¿Porque era deforme?

¿Por qué uno de su propia especie acabó con su vida?

No, eso no la molestaba. Era principalmente el poder que Harry tiene lo que la hizo estremecer, saber que el podía fácilmente hacerle lo mismo a ella.

Sin embargo, Harry parece estar molesto. Camina directamente hacia ella y pasa de largo sin siquiera mirarla, con la cabeza gacha de vergüenza.

Todo lo que Evelyn puede hacer es seguirle en silencio.

☆☆☆☆

Novela original escrita en inglés por juliaxwrites

All the love, A.

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