Capítulo 3

DELIA NO TIENE miedo a admitir que está asustada. Ella no puede controlar el temblor o el llanto o su rota voz cuando se atraganta. Ella no puede decirse a sí misma que no esté asustada, porque entonces lo estaría más que antes. No puede intentar ser valiente cuando no hay ni una pizca de coraje en su cuerpo.

Esa es la razón por la que abandonó a Corey.

Ella nunca se perdonará por haber hecho eso. ¿Cómo podría?

Eve parece suficientemente amable bajo la faceta dura y el karate. Ella no ha dicho nada desde que las chicas se levantaron por la mañana; simplemente doblaron la manta, la metió en su mochila, y asintió a Delia para empezar a moverse.

La cosa es, Delia no parece callar. Le da tiempo para pensar, y cuando piensa, se vuelve paranoica, y el hilo de pensamientos siempre acaba en un choque brutal. Así que ella habla, incluso aunque no crea que Eve la esté escuchando o le importe lo más mínimo. Pero ella sigue hablando; sobre el tiempo, sobre los libros que vio en la mochila de Eve, sobre nada y todo. Para mantener su mente serena.

Cree que Eve está molesta porque no ha mirado a Delia desde que dejaron el campamento. Quiere dejar de ser una molestia, pero no puede dejar de hablar porque si lo hace empieza a pensar.

Nadie entiende lo espantosos que pueden ser los pensamientos.

Incluso antes de que todo se fuera a la mierda, a Delia siempre le ha asustado su mente. Fue a terapia después de que sus padres se divorciaran y le diagnosticaron un desorden paranoico. Casi llegando a una esquizofrenia paranoica, es lo que la pequeña mujer de gafas le dijo. Delia no lo entendió, y aún no lo hace. Ella no alucina o habla a "voces" de su cabeza. Simplemente piensa demasiado.

Piensa demasiado sobre las cosas horribles, nunca las buenas.

¿Acaso hay algo bueno?

Es difícil de creer en este nuevo mundo.

Eve podría estar bien. La ayudó cuando estaba siendo perseguida por los vampiros. Desea desesperadamente que el sol les haga arder hasta cenizas como en las películas, pero no parece afectarles. Aunque tienen los colmillos y los ojos y el hambre y la fuerza. La mayoría de ellos incluso tienen una velocidad increíble. Eso es suficiente para convencer a Delia que son vampiros. Quizás hechos por el hombre o quizás por una enfermedad, pero son vampiros al fin y al cabo.

Ella solía amar los libros sobre vampiros. Era adorable y romántico cómo de posesivo el vampiro podría ser por una chica humana. Ella siempre solía soñar con conocer a un vampiro, uno como los de los libros. Los libros dicen que pueden soportar la sed de sangre y actúan como si no fuera gran cosa, pero están muy equivocados. Ella no puede llegar a creer que haya ni un solo vampiro amistoso vagando. No después de encontrarse con algunos que han intentado desgarrarla miembro a miembro.

Está pensando mucho otra vez.

Necesita encontrar un tema de conversación, de nuevo.

"¿Te gustaba la escuela?" pregunta, sin esperar una respuesta. "A mí sí, un poco. Mayormente porque tenía amigos. Algunos de mis profesores eran amables, también. Arte era mi asignatura favorita. Me encanta dibujar y pintar. Es relajante para mí. ¿Sabes dibujar? O quizás no, pero, ¿te gusta dibujar, Eve? No tienes que ser buena para disfrutarlo, ¿sabes? Yo solía dibujar figuras de palo, pero entonces me empezó a gustar. Me enseñé a mí misma un montón, gracias a los vídeos de youtube. Y mi profesor de arte del colegio también me servía de mucha ayuda..."

Delia perdió el hilo en la conversación que estaba teniendo consigo misma, cayendo en silencio después de un largo discurso de minutos. De alguna manera había llegado al tema de los caballos, y no podía recordar si había dicho que le gustaba dibujarlos o si el tema había cambiado después de eso, así que simplemente dejó de hablar.

En voz alta, al menos.

Todavía necesita una distracción de sus pensamientos, así que habla en su cabeza.

El sol se siente genial. Quita todo el frío. No puedo decidir si me gusta el frío o el calor es mejor. Me gustan todas las estaciones. Me encanta experimentar cada una de ellas. Eso es algo difícil de hacer en Florida. Tomas lo que te dan. Pero eso estaba bien. Todo estaba bien.

Cuando ella empezó a repetir esa última línea, se dio cuenta de que no se libraba siquiera de tener una conversación consigo misma nunca más.

"¿Hasta dónde vamos a ir?" pregunta, intentando una vez más que Eve hablara. Ella necesita escuchar la voz de otro justo ahora mismo.

Eve sólo se encoge de hombros; siempre se encoge de hombros.

"Todavía estamos yendo hacia la frontera, ¿verdad?"

Otro encogimiento de hombros; es frustrante.

Delia se mosquea. "Estaría bien tener una conversación de verdad."

"Quizás para ti," es todo lo que Eve contesta.

"Tienes razón," Delia está de acuerdo. "Me gusta conversar. Me gusta conocer a las personas y me gusta hablarles de una variedad de cosas. Contigo, sólo hablo para mí misma y eso no es divertido. ¿Acaso me estás escuchando?"

"Desafortunadamente."

"¿Por qué eres tan borde?"

Eve echa un vistazo sobre su hombro, pero se vuelve a girar con rapidez y sigue caminando. "Nunca he sido una persona social. Prefiero mi propia compañía."

"Pero eso es... aburrido. ¿No te sientes sola?"

Eve no responde.

"He estado pensando," continúa Delia, y ella ignora a Eve cuando murmura ¿no me digas?. "¿Crees que haya algo intelectual? Es decir, ¿criaturas o lo que sea ahí fuera? Como los que hablan y se arrepienten por haber arruinado el mundo."

Eve resopla. "Lo dudo mucho. Tienes demasiadas esperanzas."

"Y tú eres demasiado pesimista."

"Ya te lo dije. Ya van dos veces."

Delia chilla cuando casi se choca con una rama que Eve no se molestó en apartar para ella. Gruñe, apartándola dramáticamente del camino. Pasa una mano por su cabello revuelto. "No puedo creer que esto sea todo lo que queda," susurra. "Que éste sea el final."

De nuevo, Eve no responde.

***

"Tengo hambre."

"También eres repetitiva y te encanta tu voz."

"También eres grosera y siempre me ignoras. Me duelen los pies. ¿Podemos parar? Creo que podría desmayarme si seguimos intentando continuar."

Evelyn tiene que admitir que también tiene hambre. Su última comida fue ayer por la tarde. Ha estado tan preocupada por mantenerse en movimiento, por huir. Aunque ella no quiere parar todavía. A penas están a un par de millas de donde durmieron anoche. Quiere poner más distancia entre ellas y las bestias aplastadas, cuyos amigos puede o puede que no aparezcan. Sería fácil para ellos alcanzarlas, incluso si no son Los Antiguos.

Para, dejando la mochila en el suelo para poder sacar una barrita de proteína y calmar a Delia con un poco de suerte. Se la lanza, pero Delia no está prestando atención y le golpea en la barbilla. Mira mal a Evelyn, como si hubiera intentado golpearla a propósito.

Después de que Delia devorara la barrita de proteína, se queja de tener sed. Evelyn se está volviendo un poco frenética cuando le ofrece la cantimplora, quitándosela de las manos cuando Delia intentaba tomar demasiados sorbos. A estas alturas, podrían quedarse sin nada antes de que la noche cayera. Evelyn sólo cogió suficiente comida para ella. Nunca planeó tener compañía.

"¿Podemos ir a la carretera? Le sentaría mejor a mis pies. No dejo de torcerme el tobillo con las piedras y hundir el pie en el barro."

Evelyn frota su frente, que aún le duele por el golpe de ayer. "¿No puedes contar los árboles y darle a tu voz un respiro?"

"Hay demasiados árboles para contar, Eve. Me llevaría una eternidad."

"Parece una buena razón para hacerlo."

Delia se queja.

Evelyn echa un vistazo al cielo. Se está nublando, y los árboles bloquean incluso más la luz. Quizás estar en un espacio abierto sería mejor. Al menos podría tener una mejor vista de sus alrededores, y no tendría que preocuparse por las crecientes sombras que acechan.

"De acuerdo," dice a Delia. "Iremos a la carretera por un rato."

Delia sonríe. "Creo que te estás volviendo maja."

Evelyn sacude su cabeza, casi con diversión, y las guía fuera del bosque.

Se arrepiente apenas diez minutos después.

Se tropiezan con un vecindario cuando la carretera termina. Evelyn no se dio cuenta de que se habían desviado del camino debido al desastre en el bosque de ayer. Les había despistado, por supuesto, y de alguna manera ya no estaban en la carretera principal. Saca su mapa, intentando averiguar dónde están. El único cartel de la carretera está demasiado lejos para leerlo, y el cartel del barrio está roto y destrozado. Ilegible.

Maldice en voz baja mientras da vueltas alrededor de sí misma, Delia la mira nerviosa. Intenta señalar su posición en el mapa observando los rasgos de su alrededor, si hay un estanque o un río cerca u otro barrio. No ve nada de eso, y un cruel pinchazo golpea su estómago.

"¿Qué hacemos?" Susurra Delia.

Sus dos opciones son ir a través del vecindario y esperar no meterse en problemas o acabar en un callejón sin salida, o pueden girarse y volver por donde vinieron. Ninguna opción es atractiva.

Evelyn se rasca la nuca, y abre la boca para responder pero no tiene la oportunidad. El sonido de un perro ladrando se lo impide, pero no puede verle en ninguna parte. Por instinto, saca su daga del cinturón y la sujeta firmemente. No cree que pueda matar a un perro, pero nunca pensó que podría matar nada en general. Ahora mata a las bestias sin pestañear.

Delia se acerca más a Evelyn justo cuando un pequeño cachorro aparece en la carretera, corriendo en círculos alrededor de ellas. Delia ríe aliviada, agachándose para acariciar al animal, pero Evelyn mantiene los ojos entrecerrados. Un animal tan pequeño no sería capaz de sobrevivir por solitario, así que el dueño debe estar en alguna parte por aquí...

Entonces, un niño pequeño gritando aparece en la carretera. "¡Poppy, estás ahí! Estábamos hablando en el camino y de repente..." No termina la frase, sus ojos cautelosamente observan a las chicas.

Poppy se zafa del agarre de Delia y corre hacia él, sentándose a sus pies.

"Hola," dice Delia dulcemente. "¿De dónde viniste?"

Pareciendo un poco cauteloso, el chico señala con su pulgar detrás suya hacia ninguna dirección en particular.

"Somos amigables," le dice, entonces mira a Evelyn. "O al menos yo lo soy."

Evelyn rueda los ojos, pero guarda su daga.

"¿Estás con más personas?" Delia intenta de nuevo.

Él sacude su cabeza.

"¿Cómo te llamas?"

Mira a sus pies. "Robbie."

Delia se agacha para estar a su nivel, sus ojos se llenan de pena. "¿Has estado solo todo este tiempo, Robbie?"

Asiente, entonces encuentra su voz. "Sólo por un par de días. Nuestro campamento fue arrasado por una banda, y eso atrajo la atención de los vampiros."

Evelyn no puede soportarlo. "No son vampiros, niño. Los vampiros son sobrenaturales, por lo tanto no existen."

"¡Sí que existen!" discute, sus ojos se abren de par en par. "¡Los he visto! ¡Tienen colmillos y ojos rojos, y-y beben sangre!"

Evelyn decide dejarle en paz. Dejar al chico creer lo que quiera, no importa lo que sean. Vampiros, bestias, monstruos-destrozaron el mundo.

"Siento que eso te pasara, Robbie," dice Delia. "Aunque puedes venir con nosotras. Así no tienes que estar solo."

Evelyn la mira mal.

Delia echa las manos al aire. "¡No podemos dejarle solo, Eve! Probablemente no tenga más de ocho años."

"Ocho y medio," murmura.

"Se supone que iba a estar sola," replica Evelyn. "Tienes suerte de que siquiera me parase a ayudarte. No puedo ir recogiendo vagabundos, Delia. ¡Ni siquiera tendremos comida para uno a estas alturas!"

"Encontraremos más," dice definitivamente. "No voy a dejar a este pobre niño solo cuando hay peligro en todo el mundo. Quizás no seas consciente, Eve, pero yo sí. No puedo marcharme sabiendo que le dejamos atrás."

Evelyn es consciente. Tampoco puede dejar al chico atrás, pero su egoísmo por la comida llena toda la parte racional de su cerebro ahora mismo. No habrá diferencia en dejarle ir con ellas o no si todos acaban hambrientos hasta morir.

"Tengo comida," dice Robbie dudoso, como si tuviera miedo de intervenir.

"¿Dónde?" dice Evelyn, inintencionadamente.

Se gira, mirando a Delia. "E-en mi campamento. Encontré una gasolinera abandonada y ahí es donde me he estado quedando. Allí hay comida, y también agua. Y es segura. O mayormente segura. No he sido atacado todavía, así que diría que es segura."

Delia le sonríe. "¿Nos llevarías contigo?" Cuando Robbie mira inseguro a Evelyn, Delia añade, "No la tengas en cuenta. No ha comido hoy, así que está un poco gruñona."

Evelyn se muerde la lengua.

Son interrumpidos otra vez, aunque con la excepción de que esta vez es un gruñido mucho más feroz. Muy diferente al inocente ladrido del cachorro. El cuerpo de Evelyn se tensa y agarra su arco, colocando una de las flechas talladas en la cuerda. Espera que pueda mantenerlos alejados lo suficiente para no tener un combate cuerpo a cuerpo, pero depende de cuántos sean.

Arrojada con una fuerza imposible, prácticamente borrosa en el aire, nadie ve la rama hasta que Delia grita.

Se clava en su muslo, atravesándolo.

Evelyn capta un ligero movimiento y deja la flecha volar sin pensarlo dos veces. No está segura de si golpeó algo, pero quizás el signo de que ella lucharía les entretendría un momento o dos. Corre hacia Delia, que se ha desplomado en el asfalto gritando en agonía.

"No cierres los ojos," Evelyn dice con una cantidad sorprendente de sinceridad.

Las manos de Delia tiemblan mientras deja flotar su mano sobre la rama, sin saber qué hacer. Evelyn las aparta, mordiendo su labio y concentrándose intensamente. Sacarlo causaría más daño debido al hecho de que no tienen vendas, nada que atar fuertemente alrededor de su pierna. Tendría que intentar llevar a Delia a algún lugar más seguro para tumbarla.

"Llévate a Robbie primero," le dice Delia, dándola una mirada severa. "Asegúrate de que está a salvo."

"Tú también tienes que estar a salvo," discute Evelyn. "Déjame ayudarte a ponerte en pie."

"No puedo caminar, Eve. Tienes que llevarte a Robbie lejos de aquí."

"Delia, no puedo dejarte en mitad de la carretera para que mueras o te coman o lo que cojones sea que planean hacerte." Evelyn resopla frustrada, intentando una vez más ayudar a la chica herida, pero la empuja.

Hay figuras emergiendo del bosque a su lado y del barrio. Evelyn todavía intenta asistir a Delia, pero finalmente se rinde cuando Delia se niega. Evelyn no quiere dejarla sola. Apenas obtuvo compañía ayer, y dejarla tan abruptamente se siente mal, incluso si había sido molesta la mitad del tiempo.

Agarra el brazo del chico y se dirigen a la hilera de árboles. Hay menos bestias en ese camino. Silenciosamente promete a Delia que mantendrá al chico a salvo, por su bien. Si Delia va a morir por su gran corazón, lo menos que Evelyn puede hacer es hacer que la promesa valga la pena.

De mala gana echa un vistazo sobre su hombro. Una bestia ya está sobre Delia.

Evelyn corre más rápido.

☆☆☆☆

Novela original escrita en inglés por juliaxwrites

All the love, A.

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