Capítulo 27

"POR FAVOR, HICE lo que me pediste. Déjame ir," implora el patético chico, temblando de pies a cabeza. Sus piernas están visiblemente temblando, a punto de caer. Intenta mantener las manos en alza como signo de paz, pero también tiemblan. Parece como si hubiera salido de un baño caliente en mitad de unas montañas nevadas.

Micah le sonríe, disfrutando del miedo del cucho y su sumisión. Así es cómo siempre debería haber sido en vez de Micah ser el miedica. Ahora él es el que está asustado, y no puede pensar en nada que le guste más.

"Veamos, tu misión no fue completada," le dice Micah, chistando la lengua. "Lo que te pedí fue que me trajeras al niño y a la niña. En vez de eso, vuelves con las manos completamente vacías con la excusa de la compasión. Nunca te pedí que os hicierais amigos. Más bien lo contrario."

El chico lloriquea, sin importarle. "¡Por favor! Debes entender como me sentí. Ponte en mi lugar."

Micah se acerca a él, agarrando su barbilla con dureza, entonces alza su rostro para que sus miradas se encuentren. "Preferiría morir cien veces antes que ponerme en tu lugar," sisea. "Tu debilidad me ofende."

Con el labio inferior temblando, el chico no hace otra cosa más que susurrar esas únicas, estúpidas palabras, "Por favor."

Micah aparta el rostro, echando un paso atrás. Frunce los labios, considerando lo que hacer. No desea otra cosa más que arrancarle la garganta y verle morir lenta y dolorosamente a sus pies. Sin embargo, tiene el poder de tener a este chico en la palma de su mano. Sería una pena dejar ese poder escapar.

Así que se acerca a la puerta, asomando la cabeza para decirle al guardia lo que necesita que le traiga. Entonces, se gira hacia el chico, ladeando la cabeza. "¿Cómo se llama?"

Al instante, el chico tiembla, dejando de llorar lo suficiente como para mirar a Micah con los ojos bien abiertos. Empieza a negar lentamente con la cabeza, entonces más rápido. "No. No, no, no, ¡por favor! ¡Por favor, no le hagas daño!"

Micah entrecierra los ojos. "Te hice una pregunta."

"Por favor," dice otra vez, negando constantemente. "Por favor."

"La pregunta," dice Micah, cerrando los puños para mantenerse a raya, aunque era increíblemente difícil.

Con lágrimas ya cayendo por sus mejillas de nuevo, el chico agacha la cabeza. "Caroline," susurra.

Micah se mueve de un lado a otro en mitad de la sala donde el chico se mantiene encadenado en el techo. Las cadenas caen, manteniendo sus brazos en alto de una forma agonizante. Era la mejor improvisación que Micah podía hacer considerando que este lugar no tenía cadenas en cada sala. Micah le mira mientras mantiene la cabeza gacha, y cruza los brazos.

"Cuéntame sobre ti," ordena Micah.

Confuso, el chico le mira. "¿Qué?"

Micah simplemente alza las cejas.

El chico parpadea un par de veces. "¿P-por qué? Es decir... Yo no..." Sabiamente, decide no preguntar más. Inhala fuertemente. "Me llamo Nick. Tengo diecinueve años. Y-yo tenía dos hermanas pequeñas, pero una murió durante la guerra cuando los bombardeos ocurrieron. Yo... no sé qué más quieres que te diga."

"¿Cómo se llamaba?"

"Madelyn, pero todos la llamábamos Maddie."

"¿Cuántos años tenía?"

Nick duda, responde temblorosamente, "Seis."

Micah se estira. Agradece que no tiene tiempo de considerar la respuesta. El guardia entra con la chica--Caroline--quien le implora que no le haga daño. Su pelo rojizo apenas llega por debajo de su barbilla, sucio y revuelto. También tiene pecas en cada rincón de su rostro, y ojos verdes. Entra a la sala rápidamente, evaluando la posición de su hermano.

"¡Nick!" grita, con los ojos llorosos.

Micah gruñe exageradamente. "Todo lágrimas. En verdad es ridículo. ¿Cómo podéis ser fuertes?"

Ella le mira, pero eso es todo lo que se atreve a hacer. Su cuerpo tiembla cuando dice en voz baja, "Por favor, déjanos ir."

"Si escucho esas malditas palabras una vez más," gruñe. "Caroline, siéntate."

Sus ojos se abren al ver que sabe su nombre, pero se sienta en la silla más cercana a su hermano.

"Tengo que tomar una decisión," les dice. "Caroline, ¿cuántos años tienes?"

Ella mira a Nick insegura de qué decir, pero él asiente. "Trece."

"Creía que eras mayor. Aún así, puede que estés un poco fuera del rango..."

"¿Qué?"

"Bueno, he tomado mi decisión." Micah junta las manos en su espalda. "Esto es lo que pasará primero: llamo a mi buen amigo, el doctor, para que venga a mirar lo que tienes para ofrecer. Si tienes lo que necesitamos, bueno, eso es asunto de Caroline. Mientras que tú--" Micah lleva los ojos a Nick, quien está pálido "--no seguir las órdenes conlleva graves consecuencias. ¿Te convertimos o te ejecutamos?"

No hay respuesta salvo el grito aterrado de Caroline.

Micah chista. "Muy bien. ¿Qué tal si te esclavizamos? Suena más útil. Por supuesto no confío en ti, pero estoy seguro de que serás más que complaciente. Considerando las circunstancias, obviamente."

Chasquea los dedos al guardia que no había salido. "Llama al doctor. No tenemos todo el día."

El guardia asiente y sale por la puerta.

"Así que, Caroline..." Micah se agacha frente a ella. "¿Qué recuerdas de la pobre pequeña Madelyn?"

El color desaparece del rostro de la chica, y Micah escucha sus latidos acelerarse.  "¿Cómo sabes sobre Maddie?"

"Tu hermano fue lo suficientemente amable como para hablarme de ella."

Nick se remueve en las cadenas casi por instinto, pero no se atreve a retorcerse más. Aún no ha mirado a Micah.

"Háblame sobre ella, Caroline."

"¿Por qué?"

Micah se encoge de hombros. "Me gustan las historias."

Caroline frunce el ceño, mirando su regazo mientras juega con sus dedos. "¿Qué quieres saber?"

"Lo que sea que quieras decir. Cómo era, por ejemplo."

"Feliz," murmura Caroline. "Siempre estaba feliz. Incluso en los tiempos malos, siempre solía salir y jugar y reír... Cuando la primera bomba estalló, era un eco y Maddie pensó que era un trueno. El resto de nosotros fuimos al sótano, y Papá salió a buscar a Maddie." Las palabras de Caroline empiezan a temblar en sus labios, las lágrimas caen de sus ojos. "Ninguno de ellos regresó."

A su pesar, Micah siente una pizca de simpatía. Es un poco joven, después de todo. Él no recuerda a su propia familia, pero duele saber cómo fue separado de ellos y borrados de su mente. Puede imaginar lo que sería perderles, saber que nunca volverán; sentir esa pérdida para siempre.

"Ofrezco mis más sinceras condolencias," dice finalmente, y la chica le mira a los ojos, intentando descifrar la verdad.

Debe haberla encontrado. "Gracias."

El doctor entra y Micah se pone en pie. "¿Me llamaste?"

"Sí. Doctor Stevens, ¿qué te parece esta chica?"

El doctor la echa un vistazo, mordiendo su labio inferior mientras piensa. Lentamente, empieza a asentir. "Creo que hay una buena oportunidad de éxito. ¿Edad?"

"Trece."

"Quizás es un poco mayor, pero no dudo de nuestras posibilidades."

Micah sonríe. "Maravilloso." Se gira hacia Caroline, que  mantiene demasiado miedo en la mirada, y dice, "¿Te gustaría no ser débil nunca más?"

Ella no tiene mucho tiempo para contestar o considerar. Micah hace un gesto al guardia, y la coge sobre su hombro, arrastrándola fuera con el Doctor Stevens. Nick grita por su hermana, chillando su nombre repetidas veces como si necesitara una confirmación de que lo entendió bien, esperando que ella se gire.

Ella lo hace, sólo una vez, con las mejillas empapadas y una mirada de perdón a la vez que de miedo. Entonces, la puerta se cierra.

Micah se gira hacia Nick con una sonrisa divertida, ladeando la cabeza. "Bueno. ¿Por dónde íbamos?"

***

Después de mucho convencimiento, Evelyn guía a Harry a un pequeño baño en la parte de atrás de la casa donde puede echar un vistazo a sus muñecas. Su herida pasó desapercibida hasta que vio las vendas antes en el porche. Seguramente necesitan ser cambiadas. Los cortes habían sido profundos, y no es higiénico dejar la suciedad en las vendas. Corre riesgo de infección, y no está segura de si su salud aún funciona como la de un humano, pero sólo Dios sabe que estarían en un problema si le perdieran.

Encuentra la mitad de un rollo de vendas en el botiquín, suficientes para Harry y aún sobran. Incluso encuentra un bote de gel, así que va a por un poco de agua para limpiar las heridas. Cuando vuelve, Harry está sentado en el borde de la bañera tocando las vendas, como si tuviera miedo de quitarlas.

"No tienes miedo de que duela, ¿verdad?" Ella casi ríe por la idea de que el dolor le moleste, considerando por todo lo que ha pasado.

Él frunce los labios en respuesta.

"Espera, ¿en serio?" Frunce el ceño y baja la tapa del retrete para poder sentarse. Sus rodillas casi se rozan. "No dolerá. O no creo que te afecte demasiado."

Harry todavía no la contesta.

Ella frunce el ceño y deja las vendas, el gel y el agua en sus pies. "Vale, empiezo a pensar que no tienes miedo y que estás ocultando algo."

Él ha sacado una rama de la pierna de una chica, por Dios. Seguro que no es tan vulnerable a las heridas o la sangre o algo de eso.

Él mantiene la mirada en sus muñecas, moviéndolas aunque no las ha tocado. "Hay algo más que la sangre hace." La manera en que lo dice, sabe que está hablando sobre beber. Ella tiene un escalofrío, pero él continúa, "Mantiene nuestra fuerza y..."

Inquiriendo que no necesita palabras, empieza a quitar las vendas manchadas de sangre. Sus muñecas están manchadas de rojo, pero--Evelyn se queda sin aliento.

Los cortes apenas son visibles.

Sus muñecas casi habían sido arrancadas hace dos días, y aún así sólo hay marcas que lo prueban.

Ella le mira boquiabierta, no parece poder cerrarla.

"Si yo, ya sabes, me hubiera alimentado estos días atrás, ni siquiera habrían marcas. Eso es el por  qué te dije que no gastaras vendas conmigo." Él aún no la mira, pero ella no puede dejar de observarle.

Dudosamente, ella coge una de sus muñecas entre sus manos, pasando su pulgar sobre los cortes que son más como cicatrices--ni siquiera tiene relieve. "Esto es..." Ella niega, mirándole de nuevo. Él no la mira a los ojos, sino a la mano que casi agarra la suya. Ella aclara su garganta, apartando las manos mientras coge el gel y el agua. Rompe una pequeña porción de las vendas para usar como pañuelo.

Hay un momento tenso de silencio mientras ella limpia la sangre seca de sus muñecas, pero entonces él susurra, "Evelyn," y ella no puede evitar mirarle a los ojos. Sus rostros están más cerca de lo que ella recuerda, su respiración se atasca en su garganta.

¿Qué demonios está haciendo?

Levántate ahora mismo y vete. No te atrevas a ser tan estúpida.

"¿Puedo preguntarte algo?"

Incapaz de hablar tan cerca, apenas puede asentir.

"Cuando Shade y yo llevamos a Leo de vuelta a su campamento, cogió a Monique de la cintura y puso sus labios sobre los de ella. ¿Por qué lo hizo?" Su voz era un mero suspiro, sus ojos mantienen una curiosidad sincera.

Reuniendo tanto valor como pudiera, consigue soltar una pequeña risa aunque sus mejillas cobren color. Rompe el contacto visual, intentando mantenerse ocupada limpiando sus muñecas. No hay nada que limpiar ya, pero sigue frotando. "Se llama beso," dice, de alguna manera incómoda. "Cuando dos personas se importan tanto entre sí, se besan. La mayoría de veces." No necesita entrar en detalles sobre otras razones por los cuales la gente se besa y los eventos que vienen después.

Ella tiene otro escalofrío.

Harry no habla por un breve instante. "Pero, ¿por qué?"

Ella se burla. "No me sé la historia del por qué se besan o por qué es tan importante. Simplemente es lo que es."

"¿Alguna vez te han besado?"

¿De verdad están teniendo esta conversación?

Sus mejillas prácticamente están ardiendo. "No," murmura. "Nunca antes me ha importado tanto una persona de ese modo."

"Oh."

Antes de que pueda parar, suelta, "Estoy segura de que a ti te han besado bastantes veces en tu antigua vida."

Él frunce el ceño. "¿Por qué lo dices?"

Ya demasiado sonrojada, tira las vendas sucias en la papelera del baño, entonces se pone en pie. "No importa. Deberíamos dormir. Locke ha encontrado una cama en uno de los armarios, así que puedes dormir en ella si no se la ha agenciado. Yo dormiré en el sofá. Buenas noches."

Habla tan rápido que su mente apenas sigue sus palabras y se queda de pie unos segundos demás antes de salir corriendo por el pasillo. Se encuentra con Locke, quien ya se ha agenciado la cama plegable, entonces se tira de cara al sofá, dejando salir un gruñido contra la almohada.

"¿Puedo vivir un apocalipsis sin un romance prohibido?"

Evelyn se pone boca arriba, la habitación está a oscuras excepto por la luz de la luna que atraviesa la ventana rota. Ella entrecierra los ojos a Locke, que ahora está apoyado sobre un codo sonriéndola. "¿Por qué no me sorprende que seas cotilla?"

"Bueno, yo diría que tú eres inteligente, pero después de escucharlo no estoy seguro."

"Te voy a pegar un puñetazo en la cara," sisea, con cuidado de mantener la voz baja debido a los demás que duermen y a Harry que aún sigue en el baño. Agradecida, no hay mucho que rebatir ya que se escuchan hasta los ratones.

"No lo dudo," contesta Locke, dejando sus manos bajo su cabeza. "Pero, oh, no puedo esperar a ver cómo acaba esto."

Evelyn se vuelve a poner boca arriba, enterrando su cara en la almohada una vez más.

Quizás debería pegarse a sí misma.

☆☆☆☆

Novela original escrita en inglés por juliaxwrites

All the love, A.

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