Capítulo 12

ELLA NO SABE por qué la muerte de Delia le afecta tanto, tan intesamente que sus rodillas fallan cuando se aleja del campamento. Su respiración es rápida y temblorosa, y sus manos tiemblan. Las pasa a través de su pelo enredado, juntando los dientes como si eso mantuviera las lágrimas a raya.

No logra estar demasiado tiempo así, porque Evelyn se da cuenta de que no sólo la muerte de Delia le hace romperse. Son todas las muertes antes que la suya, todas las muertes que estarán detrás suya. Es la cantidad de gente que Evelyn ha visto morir, buena e inocente gente que debería haber vivido más y saludablemente. Son la guerra y las bestias y este nuevo estilo de vida donde es matar o ser matado.

Es la persona en la que nunca quería convertirse.

Casi deja a un chico de ocho años detrás, por Dios, simplemente porque habría sido una boca más a la que alimentar. Casi deja a Delia caerse de aquel árbol, casi la deja morir antes de haber sido herida.

Dejó morir a su propia familia.

Les dejó ser asesinados por unos crueles animales descontrolados y enfermizamente divertidos.

No les ayudó. Huyó. Huyó y huyó y huyó, e incluso aunque su madre se lo hubiera dicho, Evelyn sabe que no quería. Nadie quiere ser abandonado. Es una táctica estúpidamente heroica. Evelyn debería haberse quedado y encontrado una forma de salvarlos a todos en vez de dejarles ser comida, o lo que sea que las bestias quieran de los humanos. Nada en lo que pensaba sonaba remotamente cercano a la piedad--o necesidad.

Nada de esto es necesario.

Ni la guerra antes de las bestias, ni tampoco la guerra contra ellas.

Toma bocanadas de aire temblorosas, usando el borde de su camiseta para secarse los ojos furiosamente. No había llorado en meses, aún así calmaba un poco su mente. Soltarlo todo en vez de reprimirse como si nada le molestara lo más mínimo.

Aunque eso no significa que llorará en frente de otros.

Se asegura de que todas las lágrimas ya no están antes de levantarse, irguiéndose. Suelta un profundo suspiro y se gira sobre sus talones, regresando al campamento. No mira a nadie cuando llega, sin embargo puede sentir que todos la miran.

"Necesitamos seguir en marcha," dice, manteniendo cualquier emoción fuera de su voz. Se cuelga la mochila en los hombros.

"¿Y qué pasa con Delia?" pregunta Robbie entre sollozos, con los ojos rojos.

Evelyn dice suavemente, "No tenemos donde enterrarla, niño."

"No podemos dejarla aquí," se queja. Poppy se mueve en sus brazos. "¿Qué pasa si la cogen? Merece descansar en paz, Eve."

Evelyn salta cuando la mano de Harry se apoya en su hombro, le acaricia y se aleja. Retiene un gruñido. "Bueno, no podemos irnos ahora desde que nuestro guía no está."

"¿Puedo buscar flores?" susurra Robbie, abrazando a Poppy como si su vida dependiera de ello.

"Sí," suspira, rascando su frente. "Pero no creo que encuentres ninguna."

Lo hace, aunque técnicamente no son flores. Son de esas semillas que parecen ser flores moradas, pero Evelyn no se lo dice a Robbie. Le deja creer que son flores de verdad si le hace feliz saber que Delia puede descansar con ellas.

Harry vuelve con los brazos llenos de piedras. Las que parecen ladrillos que están al borde de los ríos y riachuelos. Ni se mueve cuando las deja en el suelo, entonces desaparece de nuevo, excepto que esta vez todos saben que va a por más.

Evelyn se relaja un poco sabiendo que hay un río o riachuelo cercano. Sería fácil encontrar una salida del bosque siguiéndolo.

Robbie y Sasha trabajan juntos para apilar las piedras sobre el cuerpo de Delia, empezando por sus pies. Cuando Harry vuelve deja unas cuantas en el suelo, Evelyn le sigue para coger más y hacer el proceso más rápido. El riachuelo es pequeño y fluye poca agua con moho, pero es un riachuelo al fin y al cabo y algo en ello calma los nervios de Evelyn un poco. Se asombra al ver lo pesadas que son las piedras--no parecían serlo, y aún así maldice por estar sorprendida por la fuerza de Harry.

Había hecho que pareciera como si llevara champiñones.

Sólo puede llevar una tercera parte de lo que él, pero con su ayuda consiguen las últimas piedras para que Robbie y Sasha usen. Entonces los tres adultos (bueno, Evelyn tiene dieciocho años, pero técnicamente es adulta, y no sabe cuántos años tiene Harry pero no parece mucho más mayor que ella) dan un paso atrás y ven a los dos niños cubrir el cuerpo de Delia. Evelyn siente un nudo en su garganta, así que aparta la vista al suelo para que el dolor pase.

Los niños dudan cuando llegan hasta la cara de Delia. Aún parece libre de estrés y llena de paz, y Evelyn envidia eso. Un montón de personas no pudieron soportar la guerra, tampoco esta cosa de las bestias, y se suicidaron en el momento en el que empeoró todo. Evelyn no había sido capaz de tomar esa ruta, y aún no podía.

Robbie puso la última piedra en su lugar, entonces dejó sus no-flores en mitad de la pila de piedras. Los niños echaron un paso atrás y Sasha agarro su mano. Robbie está llorando de nuevo, pero esta vez lo controla y es voluntario. No tiembla su cuerpo o interrumpe su respiración; simplemente llora en silencio.

Evelyn debate entre acercarse, pero no tiene que hacerlo. Robbie suelta la mano de Sasha y se gira rápidamente, se agarra a la pierna de Evelyn. Casi pierde el equilibrio cuando se choca con él, con su cara hundida en su estómago mojando su camiseta de lágrimas.

Incómodamente, acaricia su cabeza. Nunca ha sido buena aliviando a la gente de su tristeza o ayudando a superarlo. Nunca ha sido buena con su propia tristeza o cómo evitarla.

Perezosamente, cogen sus cosas y dejan el cuerpo de Delia atrás en silencio.

***

Ha sido un mal día.

Primero Delia, luego una bestia que cayó de un árbol y mordió la pierna de Nive antes de que Harry pudiera impedirlo, y ahora están en el bosque y hay un campamento de humanos en frente, forzándoles a quedarse en los arbustos mientras Harry decide dónde ir.

El campamento es una tienda de IKEA, pero la gente ha hecho un trabajo impresionante asegurándola. Hay una verja de metal fijando el perímetro, y cada quince pies o así, hay un hombre armado en patrulla. Alrededor de diez guardas que ellos puedan ver, y aunque Delia no está segura de que haya munición, es un riesgo que no merece la pena tomar. No necesitan perder a nadie más, y la herida de Nive más su embarazo les retrasaría.

"¿Y si son buenos?" Robbie pregunta en voz baja, con los ojos llenos de esperanza.

Evelyn odia destrozar esa esperanza, pero necesita ser realista. "No creo que gente con armas patrullando una verja sea buena. Puede que nos disparen en cuanto nos vean."

Él empalidece, toda su esperanza se esfuma, y Evelyn tiene que apartar la mirada debido a la culpabilidad que siente.

"Puede que ayuden," Nive susurra, gotas de sudor caen de su frente. Harry la mira confuso y Evelyn no puede descifrarlo. "La mayoría de personas no dispararían a una mujer embarazada, ni a un herido."

"La mayoría," enfatiza Evelyn. "No sabemos si estos hombres son la mayoría." 

"Los raros deben estar a nuestro favor," dice Nive. "No puedo seguir en este bosque mucho tiempo. Por el bien de mi bebé, debo arriesgarme."

"¿Y si tú y tu bebé sois disparados?"

Nive mantiene la mirada a Evelyn, pero no dice nada más.

En vez de eso, se levanta de golpe y sale de los árboles.

Evelyn maldice en voz baja. Sasha va detrás suya, como siempre, pegada a su lado. Harry muerde su labio, la punta de sus colmillos se muestran, pero renegado les sigue. Robbie espera a que Evelyn tome una decisión, aunque sus ojos están bien abiertos, brillantes y asustados. Maldice más, entonces agarra su mano y sigue a Harry.

"Quédate cerca de mí," dice a Robbie, que asiente, agarrando su mano y con la otra a Poppy.

"Perdone," dice Nice, alzando la voz lo suficiente como para que los guardias la escuchen.

Se giran para mirarla, con las armas listas y ella alza las manos al aire para implicar que no va a hacer daño. Evelyn puede sentir los ojos de los demás sobre ellos, pero se mantiene firme detrás de Nive.

"Necesitamos ayuda."

El guardia más alto, y que Evelyn concluye que es el líder, escupe hacia un lado, entonces examina a Nive de cabeza a pies. "Tú y el resto del mundo," remarca, entonces señala con su arma su tripa. "Siento que ese pequeño tenga que venir a un mundo tan asqueroso."

Nive no duda, pero pone una mano sobre su tripa. "¿Hay algún doctor? No queremos molestar. Sólo pedimos un poco de asistencia médica."

El hombre tiene pelo negro que llega hasta sus ojos, y está costantemente sacudiendo la cabeza para apartarlo de su rostro. Parece tener alrededor de 25 años. No es el hombre más duro del mundo, pero ciertamente tampoco parece ser el más débil. Es de mediana estatura, aunque parece ser muy arrogante.

Sus ojos se encuentran con Evelyn, sonríe ampliamente. "¿Tú también necesitas ayuda, bebé? Estaré feliz de atenderte personalmente."

Evelyn rueda los ojos, pero cruza los brazos sobre su pecho como si se estuviera escondiendo de él.

Nive se pone frente a ella, y Evelyn mentalmente se lo agradece. "Una visita rápida," dice. "No queremos ningún problema."

Harry había estado intentando quedarse al final del grupo, manteniendo sus ojos fuera de los otros guardias. Desafortunadamente, Mister Pervertido se da cuenta.

"¿Qué pasa con él? ¿Es un pobre tío tímido?"

"¿Quieres responder a su pregunta o seguir malgastando nuestro tiempo?" dice Evelyn, incapaz de evitarlo pero también sintiéndose un poco defensiva con Harry.

Mister Pervertido vuelve a mirar a Evelyn, sonriendo ampliamente con unos dientes sorprendentemente blancos. "Así que hablas."

Su mano se va hacia el cinturón donde descansa su daga instintivamente. "Ella puede hacer más que hablar," gruñe, sin embargo no capta cómo la frase sonaría para una mente sucia.

Por supuesto, él sí lo capta. "Oh, espero que pueda. Quizás le gustaría demostrarlo." Guiña, y ella está así de cerca de "demostrarlo" lanzando su daga a su cuello.

"Por favor," implora Nive. "¿Eres el líder de este campamento?"

"Líder de los soldados," contesta, cruzándose de brazos. "Pero eso es suficiente como para deciros que os marchéis. A menos que me ofrezcáis algo." Sonríe hacia Evelyn otra vez.

"¿Qué te parece una patada en el culo?" gruñe.

Él se encoge de hombros. "Nunca he probado esa perversión."

Saca su daga justo cuando alguien se acerca a la verja desde dentro. Un hombre negro calvo con ojos amables, pero dos espadas se cruzan en su espalda. Es alto con hombros fuertes, su pecho sobresale sin que lo fuerce.

"Locke, ¿estás metiéndote en problemas?" pregunta en una profunda, ronca voz.

Locke aún mira a Evelyn, con los ojos brillando de diversión a la vista de su desenvainada daga. Él duda de que le hiciera algún daño. "No, señor. Simplemente manteniendo alejada a la peste."

Un guardia apostado en la verja la abre en un punto que Evelyn no había notado que estaba. El gran hombre les sonríe amablemente. "Parece que hayáis estado pasándolo muy mal."

Nive no gasta tiempo. "Necesito ayuda," susurra, con su mano en su estómago.

"Por supuesto." Él asiente, casi para sí mismo. "Soy Quincy. Estaría encantado de mostraros el lugar, quizás incluso pueda daros ropa limpia. Tenemos algo de agua, no mucha, pero podréis daros una rucha rápida."

Evelyn parpadea, sorprendida de cúan fácil les había invitado a su campamento. Instantáneamente, su desconfianza puede con ella y se mantiene recta, completamente observando y alerta.

"Puedo hacer que Locke os lleve a una habitación--"

"O quizás no," interrumpe, una vez más sin poder evitarlo. Le ofrece una mirada sucia, pero principalmente la guiña un ojo.

Quincy se ríe, alzando las manos. "O puede que no," repite. "No os preocupéis. Tenemos otros guardias que no son tan directos. Necesitamos revisaros por las armas, luego--"

Evelyn vuelve a interrumpir. "Si crees que alguno de nosotros va a entrar ahí desarmado, estás loco. Necesitar atención médica no requiere que nos peguemos a ti por miedo. Prometes no atacarnos, te prometemos no atacar. Es muy simple."

Quincy la mira y mantiene la mirada, sin duda. Después de un rato, él asiente. "Es justo. Pero no seas tan dura conmigo por ordenar a algunos de mis hombres que os sigan como perros."

"Mientras tus hombres no sean perros," dice Evelyn, pero no mira en dirección a Locke.

"Crees que eres dura, ¿no?" dice el perro, riendo. "Está bien para mí. Apuesto que sería más divertido--"

"Locke," advierte Quincy, entrecerrando los ojos.

Sorprendentemente, el pervertido se calla.

Quincy les informa de que al menos va a contar sus armas para que sus hombres sepan lo que van a vigilar. Evelyn no se molesta en discutirlo. Él entiende lo suficiente como para dejarles armados, así que no hay necesidad de que no entienda sus preocupaciones. Además, está sorprendida por cómo de fiable es para dejarles entrar a su campamento.

Harry está temblando detrás, y Evelyn se queda al final de la fila para hablarle. "Puedo decirles que tienes dolor de cabeza," susurra, deseando que tuviera un par de gafas de sol para darle. "Ya sabes, así puedes mantener los ojos cerrados. No creo que fueran tan amables si vieran ojos rojos mirándoles."

Como si estuviera jugando su papel, Harry frota sus sienes.

Ella agarra la muñeca de Harry cuando llega al principio de la fila, asegurándose de que él se queda detrás suya. Se pregunta si él podrá seguirla simplemente por el sonido de sus pasos, pero obviamente eso sería una pista de que no es exactamente normal. Evelyn sólo tiene su daga, el cuchillo de ayer, y su arco con flechas.

"No se siente bien," le dice a Quincy cuando mira raro a Harry. "Ha tenido dolores de cabeza toda la mañana, apenas puede abrir los ojos porque el sol le pone peor. He tenido que llevarle arrastras todo el día." Se calla antes de que llegue a tal punto de que no sea creíble.

"¿Tiene algún arma?" pregunta Quincy.

Evelyn niega.

Él se queda mirando a Harry, entonces frunce los labios y asiente. Una sonrisa aparece en su rostro y extiende los brazos en gesto extravagante. "Bueno, bienvenidos al paraíso IKEA."

☆☆☆☆

Novela original escrita en inglés por juliaxwrites

All the love, A.

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