Capítulo 6: Amistad entre Alquimistas
Cuando la Teniente y el Teniente Coronel se alejaron, abordaron el tren y se fueron de Resembool, el joven Sargento había regresado a la casa en la que se encontraban los hermanos Elric.
Golpeó suavemente la puerta cuando llegó frente a esta y pasados unos segundos la anciana de antes le abrió. La mirada que ella tenía cambió tan pronto lo vio ahí nuevamente.
—Oh, sólo eres tú... Quiero decir, usted —dijo ella con algo de desgano al ver al menor otra vez. Pensaba que ya no lo vería por ahí—. ¿Olvidó algo aquí? —cuestionó la mayor, pensando que ese podía ser el motivo de su regreso.
El castaño suspiró para no perder la paciencia como lo hizo antes y respondió con voz firme, pero calmada.
—Órdenes del Teniente Coronel Mustang, debo quedarme aquí por un tiempo.
Aunque la mujer no quería, realmente no tenía más opción ya que, incluso si eso era mentira, el niño tenía más autoridad que ella. Sin embargo, el menor no se sentía muy bien entrando a esa casa después de lo ocurrido.
—Escuche, estoy muy arrepentido por haberle hablado mal antes. Lo lamento, pierdo la paciencia muy rápido —Se refería específicamente a cuando se sintió atacado por las palabras de la señora—. ¿Le parece bien si empezamos de nuevo? Soy el Sargento Gerald Katsaros. Le prometo no ser una molestia —dijo el menor presentándose ante la señora mientras estiraba su mano hacia ella.
La mujer, por su parte, pareció estar satisfecha con la disculpa, no le parecía que el muchacho fuera una mala persona, tan sólo se había exaltado.
—Pinako Rockbell. Encantada, Sargento —respondió Pinako a la presentación estrechando su mano con la del menor mientras reemplazaba la seriedad en su rostro por una sonrisa. Luego lo dejó pasar a la casa—. Creo que también le debo una disculpa, supongo que me expresé mal cuando hablé de los militares de ese modo.
—Oh, no es necesario que me trate de usted, señora Rockbell, puede llamarme Gerald —Se apresuró a decir. Aunque se sentía respetado, era algo incómodo que alguien mayor que él lo tratara con mucho respeto si no eran otros militares—. Y no se preocupe por eso, insisto en que mi reacción no fue la adecuada.
Pinako movió su mano mientras sonreía indicando que ya no era relevante.
—Bueno, ya está en el pasado, Gerald —dijo la anciana cerrando la puerta una vez que el menor entró.
El castaño asintió con una pequeña sonrisa, no esperaba que Pinako lo aceptara tan rápido, pero eso sólo mejoraría las cosas.
—Estás de vuelta —comentó una suave voz en un volumen bajo con algo de timidez que el moreno fue capaz de captar. Gerald miró a la dirección de esta y vio nuevamente a la armadura—. ¿Así que te quedarás con nosotros? —cuestionó, aparentemente había escuchado parte la conversación.
El joven castaño miró hacia arriba, hacia la cabeza de la armadura. Sólo podía juzgar a partir de la voz, pero creía ser mayor que el de armadura aunque este fuera más alto que él, es que su voz se le hacía muy inocente y dulce para que se tratara de alguien más grande.
—Así es. Son órdenes de mis superiores quedarme con ustedes hasta el próximo año. Aunque no me quejo, este lugar realmente se ve agradable y ustedes parecen ser muy buenas personas —dijo hacia el más alto.
—Es un lugar acogedor, espero sea de tu agrado —comentó él caminando un poco más cerca del contrario con más confianza—. También tú y los otros dos militares parecían muy buenas personas. Por cierto, mi nombre es Alphonse Elric, pero puedes llamarme Al, y mi hermano se llama Edward —dijo Alphonse presentándose por los dos.
Al igual que Gerald hizo antes con la señora, la armadura estiró su brazo metálico hasta el moreno, queriendo estrechar su mano. El castaño sonrió y tomó su mano. Por la información que había recibido del ejército, Gerald ya sabía sus nombres, pero no dijo nada sobre eso.
—Soy Gerald, Gerald Katsaros. Mucho gusto, Al —respondió a su saludo, aunque no le dijo su rango, ya que ser llamado con respeto por un niño de su edad, o un poco menor, también iba a ser extraño.
—Sí, mucho gusto —añadieron una tercera y cuarta voz; el hermano de Alphonse y una niña rubia que empujaba la silla de ruedas de Edward, era la nieta de Pinako, la que se había quedado con Hawkeye mientras hablaron antes—. Soy Winry Rockbell —añadió sólo la niña.
El moreno estaba ya algo agotado de tantas presentaciones, pero permaneció sonriendo ya que se le habían hecho bastante agradables.
—Es un gusto conocerlos a todos.
Un suspiro frustrado, aunque claramente fingido, salió de los labios de uno de ellos, eso llamó la atención del resto.
—¿Por qué el niño Sargento "poca paciencia" se tiene que quedar con nosotros? —dijo Edward fingiendo estar fastidiado. Tan sólo quería demostrar que su estado de ánimo había mejorado un poco, aunque eso le sorprendió a los demás ya que había sido demasiado rápido.
El moreno miró al rubio adoptando una expresión seria, también estaba bromeando pero esta era más creíble, quizás era porque ya estaba acostumbrado a mantener siempre una actitud con algo de seriedad.
—Estoy aquí porque me ordenaron cuidar de un niño enano —respondió él sonriendo con sorna al terminar.
—¡¿A quién llamas pulga microscópica?! —chilló el de ojos dorados de inmediato.
El moreno se sorprendió por su reacción, quería hacer una broma pero no tenía idea que se lo tomaría de ese modo. Aún así, él junto con los demás presentes en la casa rieron, aparentemente era costumbre que eso ocurriera cuando le decían enano y el castaño tenía la costumbre de reírse cuando lograba fastidiar a alguien.
—Aunque a mi me parece que estás mejor de humor. Gracias por facilitar mi trabajo —El menor, aunque tan sólo por unos meses, apartó la mirada gruñendo un poco mientras el mayor seguía soltando su risa—. Estoy aquí para apoyarte en lo que pueda, ya sea en información, ayuda en combate...
—Creo que información es lo mejor que podrías darle —dijo Pinako sin dejar que terminara—. Mi nieta y yo haremos sus automails* y la próxima semana, a más tardar, se los colocaremos. La rehabilitación de la cirugía tardará tres años, sólo entonces podrá moverse con normalidad.
Edward negó rápidamente.
—Ya decidí que me volvería Alquimista Estatal, no puedo esperar tres años para regresarle su cuerpo a Al. Será sólo un año —dijo proponiéndoselo como meta.
El de claros ojos sonrió, le alegró saber que Mustang y él habían acertado, y lo habían logrado convencer. Claro que Pinako y Winry se sobresaltaron, obviamente la idea no les había gustado, para ellas, el bienestar de Edward era importante y no querían que se exigiera más de lo que podía.
—Va a ser difícil —recordó la mayor, pero el rostro del rubio no quitó su expresión determinada.
Después, la mirada de Edward fue hacia el de cabellos rizados y sonrió.
—Agradecería que pudieras contarme todo lo que puedas sobre el ejército, los Alquimistas Estatales, las pruebas o lo que consideres necesario —pidió él.
Gerald, como respuesta, asintió también sonriendo.
Ninguno de ellos lo sabía en ese momento, pero aquel sería el principio de lo que se convertiría en una bonita amistad.
El moreno iba a empezar a hablar, pero fue interrumpido.
—Ya mañana tendrán tiempo para eso, ya es hora de cenar y luego a dormir —dijo la anciana mirando a los otros tres niños que no tardaron en asentir.
Para el de ojos celestes era aún muy temprano para dormir siendo que había veces que por el trabajo se quedaba despierto hasta altas horas de la noche, pero ahora estaba en una casa ajena así que debía cumplir las reglas que tuvieran ahí.
Todos fueron a comer algo, hubo algunos problemas con Ed y Gerald ya que el rubio no bebió su leche y el castaño no se comió los vegetales que le sirvieron, y luego se fueron a dormir. Como actualmente no tenían pacientes, Pinako dejó que Gerald durmiera en una cama en la habitación que usaban para sus pacientes con Ed y Al, Alphonse no podía dormir ni comer, pero igualmente los acompañaba.
Ya estando recostados, el joven moreno pensaba en cómo estarían las cosas en la ciudad o en su pueblo, nunca había salido de Aquroya a menos que fuera a trabajar, así que le fue inevitable pensar en lo que Mustang y los otros estuvieran haciendo, aunque no sentía nostalgia ni nada.
—Oye, ¿estás despierto, Sargento Katsu? —La voz del rubio susurrándole hizo que el moreno saliera de sus pensamientos.
—Es Katsaros —corrigió el mayor volteando a mirar al de ojos dorados—. Y sí, estoy despierto.
Edward estaba recostado en su cama con la vista dirigida al moreno. Intentó moverse para acercarse, pero sin tratar de levantarse, obviamente.
—Esperaba que ahora sí pudieras contarme lo que puedas sobre la milicia y eso.
El moreno se levantó de su cama y se sentó en el borde de la del contrario para no tener que hablar tan fuerte.
—¿Pinako no se molestará al ver que no estás dormido? —cuestionó en un susurro soltando una pequeña sonrisa.
—No tiene porqué enterarse —Edward hizo con su mano izquierda un gesto indicando silencio mientras notaba que algo más se acercaba a su cama, era Alphonse.
—Yo también quisiera saber más sobre la milicia —dijo este con cautela, cuidando que el sonido metálico de sus pasos no fuera tan alto.
Esa noche los tres hablaron bastante, Gerald les comentó varios detalles sobre los militares como sus rangos, los privilegios que podían obtener, los trabajos que a veces realizaban, entre otras cosas. Incluyó también información sobre los exámenes que se hacían para los candidatos a Alquimistas Estatales; cada uno debía demostrar sus habilidades con la alquimia frente a militares de rango elevado, dependiendo de lo realizado, ellos evaluarían si lo aceptaban o no.
No sabía bien la razón, pero el moreno se sentía muy cómodo hablando con esos chicos, razón por la cual empezó pronto a hablar de temas un poco más personales, aunque había un motivo; él nunca había hablado con gente de su edad. De no ser por los compañeros que tenía en su antigua escuela, aunque la relación con ellos siempre fue casi nula debido a los adelantos de cursos, siempre se relacionaba con adultos, pero hablar con otros jóvenes era también agradable.
—Entonces, ¿te unirás como Alquimista Estatal el año que viene? —cuestionó Alphonse. Ya pasado un buen rato hablando, su tema de conversación se había desviado un poco.
—Así es —Gerald asintió al mismo tiempo que volvía a su propia cama—. Si Ed se recupera para esa fecha, es muy probable que la hagamos juntos.
—¿Y ese compañero tuyo estará ahí? —preguntó Edward con el ceño ligeramente fruncido.
Gerald ladeó la cabeza sin comprender bien, luego tuvo una pequeña idea de lo que se refería.
—¿Te refieres a Mustang? Pues sí, pero creo que sólo nos verá, no estoy seguro de si él evaluará ¿Por qué la pregunta?
El rubio gruñó por lo bajo.
—Porque aunque ayer sonaba muy serio, se me hace que es el tipo de persona que molesta bastante —respondió siendo ese el motivo de su pregunta.
—Oye, Roy es un tipo amable. Me enseñó todo lo que sé —A pesar de las palabras que decía, Gerald no pudo evitar reír. La verdad Roy sí podía ser algo molesto a veces, pero de cierto modo esa era la manera de mostrar aprecio del de mayor rango—. Como sea, creo que ya es tarde para estar despierto, incluso para mí —añadió el mayor en esa habitación acomodándose nuevamente en su cama—. Que tengan buenas noches.
—Buenas noches, Katsu.
—Es Katsa... —Se detuvo al ver que Edward se había dormido casi al instante, luego suspiró, supuso que debía empezar a acostumbrarse a ese apodo. Estaba acostumbrado a que Mustang le dijera "Gember" pero debía admitir que "Katsu" tampoco sonaba tan mal.
El resto de la noche pasó con calma, al igual que los días siguientes a ese.
Después de esa noche, la amistad entre Edward, Alphonse y Winry con Gerald, se había fortalecido. Al rubio se le notaba mucho más alegre que cuando lo conoció, su hermano también parecía estar cada día menos triste y la de ojos azules parecía estar feliz de verlos bien a ambos, aunque también le apenaba el hecho de que algún día se irían.
Cuando al rubio le instalaron un brazo y pierna de automail, pasó todo un mes adolorido en una habitación, luego empezó a movilizarse poco a poco con la ayuda de muletas, su recuperación era mucho más rápida que la normal ya que uno usualmente empezaba a caminar al año de rehabilitación, y eso que esas personas sólo podían hacerlo si le ayudaban.
Durante todo ese tiempo no realizo ni una sola transmutación, principalmente porque le aterraba un poco volver a usar la alquimia, pero sí entrenaba combates cuerpo a cuerpo una vez que dejó las muletas. Su hermano menor no lo iba a juzgar si no quería usar la alquimia, era natural que después de haber hecho algo tan horrible como fue el resultado de la transmutación de su madre tuviera el temor de usarla otra vez.
Edward le había comentado al castaño que cuando intentó la transmutación humana, apareció en un lugar blanco con una gran puerta, había un sujeto blanco del que sólo se distinguía una gigante sonrisa, aquel fue el responsable de tomar su pierna y, cuando volvió a la realidad, seguía sin esa extremidad, y no sólo eso, tampoco estaba Alphonse, por esto fue que sacrificó su brazo a cambio de traer su alma de regreso.
Gerald practicaba tanto alquimia como combate para no perder la habilidad, aunque se enfocaba más en el manejo del fuego sólo cuando se encontraba solo para no arriesgarse a quemar a alguien por accidente. Aún así, por más que creía que así era, nunca se encontraba completamente solo, siempre había alguien observándolo únicamente a él; Envy. Este, al ver que no estaba ni en su pueblo ni en la ciudad, se infiltró en el Cuartel General con su habilidad de cambiar de forma y averiguó su ubicación investigando un poco. Como Resembool era pequeño, tampoco fue tan difícil dar con él.
Todo eso le parecía un verdadero fastidio, claro, pero las órdenes de Pride eran claras.
—"Asegúrate de que se mantenga vivo" —repitía Envy con sarcasmo y molestia en su voz—. Si quiere que siga vivo, debería vigilarlo él mismo —pensaba él.
Aún así, el viaje le sirvió para matar dos pájaros con un sólo disparo; aparte de vigilar al moreno, encontró a otros dos niños que podrían ser de utilidad.
De cualquier forma, en todo el año que Gerald se quedó viviendo ahí, el menor jamás se enteró de que estaba siendo vigilado, a veces se sentía observado al dormir, pero pensaba que se trataba de Alphonse que no dormía y por eso no le preocupaba ni le importaba.
Mientras tanto, la recuperación de Edward ya estaba completa. Estuvo mucho mejor incluso antes de lo que él mismo esperaba. Sus nuevos implantes eran lo suficientemente fuertes para mantener un combate con Al, pero no lo suficiente para vencerlo.
—Bien, hermano. Tu cuerpo está mucho mejor ¿no? —Finalmente se había cumplido un año desde que Gerald vivía con ellos, y ya para ese tiempo ambos se encontraban en un buen estado físico.
—Así es —respondió el mayor de los Elric sonriendo satisfecho de su temprana rehabilitación—. Sólo falta ver si puedo realizar alquimia. No la uso desde entonces.
—¿Desde que sellaste a Al en la armadura? —cuestionó el moreno mirando todo sentado junto a Alphonse en el suelo.
Edward sólo asintió como respuesta, parecía estar enfocándose en lo que hacía.
Juntó ambas palmas de sus manos bajo la mirada sorprendida de los otros dos. Había realizado una transmutación en su propio brazo de automail sin necesidad de usar un círculo.
—Increíble, hermano. Puedes hacerlo sin círculo de transmutación. Igual que la maestra —exclamó la armadura demostrando su asombro a través de su voz.
Su hermano parecía confundido, pensaba que él también podía hacerlo pero al parecer no era así.
—Tú también deberías ¿Acaso no viste "eso"? —cuestionó el rubio sin dar muchos detalles.
El menor no entendió la pregunta, así que no pudo darle una respuesta, tampoco. Con "eso" se refería al sitio blanco con la gran puerta, pero parecía ser que Alphonse no recordaba nada acerca de eso.
Ahora que veía que aún podía realizar alquimia, y además sin círculo de transmutación, el mayor de los Elric pasó entrenando el resto del día con Gerald algo de combate, ambos estaban bastante parejos pues aunque el moreno tenía entrenamiento militar, no estaba acostumbrado a pelear con alguien que tuviera un brazo y pierna de acero.
La evaluación de alquimistas sería dentro de tres días, así que al día siguiente tomarían el primer tren a Ciudad del Este.
How can I repay you, brother mine?
How can I expect you to forgive?
Clinging to the past I shed our blood
And shattered your chance to live.
~ Bratja (Brothers)/Fullmetal Alchemist
Michiru Oshimar, Seiji Mizushima, Tatiana Naumova.
Anastasia y Veronika Golovina.
*Automail: Prótesis mecánica de alguna extremidad, como Edward perdió un brazo y una pierna estos fueron los que le instalaron.
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