Capítulo 40: Las Ascuas También Arden
Varios meses habían pasado desde que Gerald recuperó la audición. Ya con todo ese tiempo transcurrido todas las heridas de Gerald habían sanado, aún así pasaba bastante tiempo en el hospital para ver la evolución de Ed y Al.
Hawkeye no había tardado en recuperarse y reintegrarse de vuelta al equipo. No pasò mucho tiempo hasta que empezaron con sus primeras jugadas para lograr su nuevo objetivo con Ishval, y afortunadamente todo parecía estar yendo a su favor.
A los Elric aún les faltaba por sanar; Alphonse todavía debía recuperar la contextura mínima al menos de un cuerpo de un chico de su edad, aunque por lo menos ya podía ponerse de pie, mientras que Ed tenía su brazo ya casi totalmente recuperado, mas de cualquier modo lo importante es que ambos estaban sanando.
Pese al tiempo transcurrido, y el esfuerzo de todos los habitantes en reconstruir el Cuartel General de Central y algunas partes de la ciudad todavía quedaban varias zonas completamente destruidas; esas eran las cicatrices que no sanarían, algunos momentos simplemente no podían ser olvidados y esos destrozos eran el recordatorio de lo que alguna vez el ejército había planeado como el Día Prometido.
Esos últimos meses, a pesar de su segunda oportunidad de vivir y de ya no matar a nadie, o al menos no por decisión e interés propio, Envy jamás dejó de mirar a los humanos del modo que los veía, aún los envidiaba mas al mismo tiempo se sentía a su nivel, era raro incluso para él. No obstante, ahí estaba Gerald, siempre a su lado, causando que su estadía con los humanos fuera más pasable, o bueno, la mayor parte del tiempo al menos ya que cuando todavía no daban de alta a Gerald el cambiaformas salía del hospital por horas y al volver este no le decía ni una sola palabra al castaño de lo que había hecho, tan sólo se encogía de hombros y después cambiaba el tema, así seguía la rutina hasta la fecha.
Gerald admitía que eso le parecía muy raro de parte del homúnculo sin embargo confiaba en él; no creía que estuviera matando humanos pues sabía que de algún modo u otro se habría enterado, mas no negaba que le generaba mucha curiosidad.
—Ya veo... Entonces hoy irás de regreso a casa —dijo Al recostado totalmente en la camilla de su habitación del hospital. Gerald había ido para despedirse de ambos hermanos.
El castaño asintió.
—Será lo mejor. Roy aceptó que Envy se quedara con nosotros supuestamente para tenerlo vigilado pero es más que obvio que le incomoda su presencia —suspiró el moreno—. Hace mucho que no estoy en Aquroya...
—¿Te emociona regresar? —cuestionó Ed.
—Un poco, a decir verdad... ¿Es raro viniendo de mi, no?
Todavía les sorprendía un poco que Gerald fuera más abierto a sus emociones que antes, empezaban a creer que todo su viaje con Envy no había sido malo para el después de todo.
—¿Y Envy? ¿Prefirió quedarse a pelear con el Coronel? —cuestionó Edward a lo que Gerald suspiró.
—Para nada, él se adelantó a Aquroya.
Con respecto a la recuperación de su sentido perdido, Gerald simplemente les dijo la verdad, era lo mejor ahora que ya todo había acabado. Luego de todo lo vivido en el Norte, a menos de que fuera realmente necesario quería dejar las mentiras de lado. Los Elric no estaban muy felices con la decisión que había tomado pero ya estaba hecho, de cualquier modo agradecían la honestidad y todo siguió bien entre ellos.
—¿Y te dejó sólo?
—Estoy bien con eso. Él quería aprovechar de ver también como va todo con su ingreso al ejército...
Tanto Al como Ed miraron al mayor inmediatamente a lo que Gerald se sorprendió con esa mirada ¿Acaso fue algo que dijo?
—¿Envy entró a la milicia? —Los ojos de Al estaban tan abiertos que la sorpresa era notoria en su totalidad.
—Sí, ¿no lo sabían? —cuestionó el moreno de regreso causando que los dos rubios negaran.
—Entonces... ¿Ahora tendrás a tu propio soldado, Teniente Coronel Katsu? —preguntó el mayor de los Elric mirando a su lado contrario.
El castaño entrecerró los ojos y suspiró exageradamente antes de mirarlo nuevamente, esta vez fue Edward quien se extrañó al ver esa mirada.
—De hecho soy Coronel ahora, se nota que no se enteraron —Los ojos de Edward otra vez se abrieron en sorpresa—. Y antes de que lo preguntes, Mustang es General de Brigada. Tú si que no te enteras de nada.
Los dos hermanos parpadearon repetidas veces y se miraron entre sí con los ojos bien abiertos.
—Respondiendo a tu pregunta; sí, trabajará para mi, sólo que de momento no será el tipo de trabajo que solía hacer —dijo volviendo a captar su atención—. Nos enfocaremos en proyectos de ayuda a los ishvalanos que habitan en Amestris luego de la guerra.
—¿Envy ayudando ishvalanos? Te creo, Katsu pero te juro que eso no cuadra para nada.
—Bueno, en cuanto a nosotros —empezó Alphonse antes de que su hermano dijera algo inapropiado—, también tenemos planes —Alphonse sonrió—. Tenemos pensado viajar —Por la forma en que hablaba se notaba que estaba emocionado —Queremos conocer, ver y estudiar todo tipo de cosas, yo iré por los países del Este, empezando por ir a Xing con May, y mi hermano irá al oeste... Aunque todo eso será una vez que me recupere y vayamos a ver a Winry, claro —concluyó el menor de los Elric.
Su hermano asintió, todavía eran planes a muy largo plazo pero ya estaban emocionados.
—¿Te gustaría venir con alguno de nosotros? Será como en los viejos tiempos de investigación —Aquella pregunta tomó desprevenido al moreno quien se sorprendió ligeramente—. Envy también puede venir así que no es necesario que le consigas niñera.
—Te lo agradezco pero no, mi lugar es con los militares —respondió el mayor.
No negaba que sonaba tentador; él también quería aprender mucho acerca de diferentes cosas, pero finalmente con todo lo ocurrido ese último tiempo había descubierto su propósito en el ejército; había visto porqué sus padres habían decidido quedarse pese a que sabían que existía el riesgo de morir o matar; no importa lo que tuviera que hacer ni la misión que le dieran, siempre había alguien a quién proteger, siempre se ayudaba a alguien, y para hacerlo no requería ni siquiera de su audición.
Un suspiro se escapó de la boca de Edward trayendo al moreno de regreso a la realidad.
—Entonces tu decisión es seguir siendo el perro faldero de Mustang toda tu vida, por lo que veo... —cuestionó el rubio con sarcasmo. Sabía que Gerald podía tener sus razones pero no habría sido mala idea que se les uniera.
El hermano menor miró con cierta preocupación a Edward al ver que Gerald entrecerró levemente los ojos, aún cuando la última vez que el mayor de los Elric lo había llamado perro fue hace mucho tiempo se habrían puesto a pelear de no ser por la intervención de Mustang.
—No soy su perro faldero.
Alphonse se sorprendió levemente al ver que el castaño tenía una pequeña sonrisa en sus labios.
—Nunca lo he sido. Tampoco me veo como su protector ni lo veo a él como un guardián, yo sólo soy su subordinado, su compañero, ni más ni menos —dijo él mirando a ambos hermanos, asombrando a ambos al no mostrar su clásica pérdida en la paciencia—. Seré un perro de los militares pero aparte de eso no soy el perro de nadie, espero te haya quedado claro, de otro modo podemos recurrir siempre a los modos violentos, ¿no te parece?
Tras unos pocos segundos de silencio el pequeño grupo soltó una corta risa conjunta.
—Como sea... ¿Cómo llegaron a la decisión de emprender estos viajes? —Aún cuando no planeaba ir, el tema no había dejado de estar interrsarle así que quería seguir escuchando.
Los dos hermanos se miraron mutuamente con una sonrisa y luego volvieron a mirar a su amigo.
—Así como nosotros no hemos podido supongo que tú tampoco has logrado olvidar a Nina, ¿o sí? —Apenas escuchó el nombre dicho por Alphonse el moreno agachó la vista ligeramente—. No queremos que nadie más pase por lo mismo, y si sucede queremos saber una forma para ayudar.
—Así es, y si aprendemos y adquirimos los conocimientos de los países cercanos es probable que logremos encontrar una forma —añadió Ed sumándose a las palabras de su hermano.
El moreno soltó una sonrisa, aparentemente ellos tenían un objetivo similar al de él, y este también era proteger.
—Sé que lo harán —comentó Gerald asintiendo.
La mañana se les pasó volando, y entre reír y hablar, la tarde llegó antes de que alguno se diera cuenta, ya era hora de despedirse. No sabía cuánto tiempo pasaría pero era un hecho que sus caminos se cruzarían otra vez.
—Bueno, ya debo irme, Envy debe estar esperándome y yo ni siquiera he desocupado mi habitación —dijo el castaño despidiéndose de sus amigos pero justo antes de poner un pie fuera de la habitación el mayor volteó a mirar a sus amigos, más específicamente a los ojos ámbar del mayor—. Casi lo olvidaba, Ed... Ya declárate de una vez a Winry cuando regresen a Resembool.
El mayor de los Elric lo miró molesto pero con un sonrojo muy fuerte, lo que hizo que el castaño riera cuando volteó otra vez para irse.
Apenas llegó a su habitación en casa de Mustang, el moreno empezó a buscar sus cosas y a cambiarse pues la temperatura había bajado. Una vez que ya estuvo listo se miró en el espejo y ató su cabello en una coleta alta ya que este había crecido nuevamente, ya después se encargaría de cortarlo.
—Hola, ¿puedo pasar? —Después de escuchar unos pasos aproximarse a la puerta el menor dejo de hacer lo que estaba haciendo para prestar atención y cuando escuchó la voz de Roy no tardó en responder afirmativamente—. ¿Ya estás arreglándote?
—Hola, papá —Gerald asintió—. Sí, y ya tengo todo listo —respondió el menor—, ya fui con los Elric y me despedí de Riza más temprano. Iba a pasar a verte al Cuartel General pero creo que ya no es necesario.
Roy asintió sin desviar su mirada del castaño. Gerald notó que Roy quería decir algo pero parecía tener dificultades para empezar así que lo miró con cierta curiosidad.
—¿Todo en orden? —cuestionó el menor.
—Sí, sólo... Quería saber si... estarás bien... Sabes que no los estoy echando y puedes quedarte el tiempo que...
El moreno sonrió levemente mientras se alejaba un poco del espejo para acercarse a Roy.
—Todo estará bien, no te preocupes —contestó—. Yo lo prefiero así.
—¿Envy no está aquí?
—Iba a pasar al Cuartel General y luego iría a Aquroya —añadió el menor acomodándose nuevamente el cabello.
Ante su respuesta, Roy pareció confundido.
—Él no estuvo ahí hoy...
Gerald se sorprendió mas no dijo nada.
—Discúlpame si sueno entrometido pero... ¿no crees que ha estado saliendo mucho este último mes?
Gerald suponía a donde quería llegar pero no era precisamente algo de lo que quisiera hablar.
—Me parece bien que quiera acostumbrarse a la vida de humanos... —contestó el menor encogiéndose levemente de hombros.
—Suenas dudoso.
—No estoy dudoso. Yo confío en él, tendrá sus razones —El castaño se llevó una mano a la frente antes de suspirar, su rostro parecía algo cansado—. ¿Podemos cambiar el tema? Me dará dolor de cabeza si seguimos con esto.
—Sólo digo que...
—Por favor... sabes que esto no es bueno para...
Cuando Mustang notó que el cuerpo de Gerald se inclinó hacia un lado se apresuró a sostenerlo pero el menor consiguió colocar un pie para estabilizarse antes de perder el equilibrio.
—Ya está... Lograste que me mareara —Se quejó mientras suspiraba nuevamente.
—Lo siento... —suspiró el mayor—. No era mi intensión...
—Tranquilo... —El menor se volvió a parar normalmente y sonrió para calmarlo—. Iba a pasar independientemente de que tu lo causaras o no.
Roy agachó la cabeza.
—Aún así me preocupa. Tus mareos han ido en aumento.
El moreno asintió con una sonrisa algo nerviosa.
—Sí, supongo que era imposible que tantos golpes en la cabeza no tuvieran sus secuelas... —respondió el moreno encogiéndose de hombros, sin embargo, no quería traer "ese" día a la conversación y hacer sentir culpable a Roy—. Pero definitivamente no quiero hablar al respecto.
—¿De verdad no te preocupa? Envy podría estar...
Gerald bufó.
—¿En serio seguiremos hablando de esto? —Rodó de ojos—. No me preocupa, ¿por qué debería?
—Si llega a matar a alguien sería bastante serio, ¿sabes? —Advirtió el mayor.
Gerald abrió los ojos ligeramente sorprendido, la verdad era que se había hecho otra idea de porqué debería estar preocupado, aunque viniendo de Roy esa opción era bastante más lógica.
—Sigue sin preocuparme.
—A mi sí. No por él pero sí por ti, serías visto como posible cómplice por ser su pareja.
—Estaré bien, no te preocupes.
—No me pidas que deje de preocuparme por el chico al que más quiero en este mundo.
El castaño lo miró ligeramente avergonzado luego de escucharlo, luego volvió a mirarlo cuando Roy se dio cuenta de lo que dijo.
—No me refería de ese modo, tal vez no lo expresé bien. Quise decir...
—Lo entiendo, papá —interrumpió el menor rápidamente mientras trataba de ocultar su nerviosismo—. No es como que yo no te quisiera...
El General de Brigada volvió a dirigir su mirada hacia él pero de reojo esta vez.
—Pero no del mismo modo en que yo solía quererte... —Suspiró esta vez adoptando un modo más serio—. Tal vez no lo habías notado pero antes yo...
—Lo sé... —El castaño volvió a interrumpirlo—. La manera en cómo me mirabas aún cuando creías que no me daba cuenta, o las indirectas que me dabas usualmente las captaba... —enumeró el Coronel soltando un corto suspiro al recordar otro detalle—. O también... Lo que pasó la noche cuando fingimos la muerte de Ross...
Roy se iba sonrojando a medida que el menor hablaba. Nunca se había dado cuenta que el chico sabía.
—Supongo que me vi forzado a madurar muy rápido para formar parte de la milicia así que nunca me importó que fueras mayor que yo —Prosiguió Gerald—. Lo único que tenía claro es que te quería... No... que te amaba... pero nunca logré verte más allá de como a un padre... Y aunque hubiera querido sabía que jamás podría verte como algo más... Lo lamento.
Desde hace tiempo el moreno sentía que le debía una explicación al otro alquimista de fuego aunque éste no se la pidiera, sin embargo, no podía hallar el momento, así que aprovechó la ocasión. Mustang no tenía idea que el menor pensaba explicarle pero escuchó cada palabra.
—No tienes que disculparte por nada, fui yo quien no pudo ver que no estabas interesado de ese modo... Yo siempre te he visto como un igual a mí, como mi compañero —Mustang hizo una breve pausa—. Admito también que me hubiera hecho muy feliz si me aceptabas como pareja pero si no me amabas de esa manera entonces no iba a aceptar tener una relación contigo, no habría sido sano para ninguno y no nos habría hecho feliz a ninguno. Tal vez sólo habría satisfecho el capricho de querer ser tu novio pero nada más. Ahora sólo quisiera que sigamos como estamos, el buen equipo que siempre hemos sido.
El de cabello rizado asintió mientras lo miraba con atención a medida que hablaba, y al final, sólo negó bajo la sorpresa de Roy.
—Prefiero... seguir pensando que eres mi padre... —murmuró Gerald con timidez alzando la mirada despacio.
Los ojos de Roy brillaron levemente antes de asentir, mas luego otra vez su mirada decayò.
—Y luego... lo que pasó esa noche... No tengo palabras para decirte lo culpable que me siento... Perdóname, por favor. Fue todo culpa mía...
Gerald se sorprendió ante el cambio repentino de conversación y negó rápidamente.
—No te culpes. Ambos estabamos ebrios.
—¿Y eso qué? Se suponía que yo debía cuidarte.
El de ojos claros esbozó una sonrisa sarcástica y rio levemente.
—Ni aunque hubieras querido habrías evitado que bebiera todo lo que bebí —contestó—, ¿o qué? No creerás que habrías sido capaz de controlarme, ¿o sí? Nadie puede controlarme.
Mustang miró al castaño con cierta sorpresa. Le parecía increíble cómo el moreno había mejorado el tema de la paciencia pues si hubieran tenido esta conversación varios años antes el moreno le habría gritado apenas se enterara de lo que había pasado, de eso estaba totalmente seguro, ahora ni siquiera se lo mencionó para discutir.
—Lo logré... —murmuró Mustang pensando en voz alta—, finalmente logré hacer que seas calmado.
—¿Disculpa? Eso lo logré yo solo —Rió Gerald en voz baja luego de lanzarle una mirada sarcástica.
—Has logrado muchas cosas por tu cuenta. Puede que yo te haya entrenado, pero había cosas que sólo tú podías aprender —dijo Roy volviendo a sonreirle—. Y la verdad es que estando calmado y bajo control eres muy agradable, un chico muy tierno, una persona muy cálida.
El menor no pudo evitar desviar la mirada avergonzado con un pequeño sonrojo.
—No sigas...
—Sí, es mejor que me detenga —dijo regresando de a poco a la puerta—. Es mejor que me vaya, quisiera ver cómo se encuentra Riza.
—Oh, ¿en serio? ¿Irás a ver a Riza? —preguntó el castaño esbozando una sonrisa pícara—, aunque, bueno, considerando que me iré es normal que quieras pasar más tiempo con ella...
La entonación burlesca hizo que el mayor se sonrojara.
—¿Qué quieres decir?
—Oye, ¿sabes? Ella es mejor para ti que yo, además siempre la he visto como a mi mamá. Se honesto contigo, ella te gus...
—¿Otra vez molestando con eso, Gember? —interrumpió Roy sin dejarlo terminar.
—¿Y? ¿Acaso estoy equivocado, papá?
Pasados unos segundos en silencio, Mustang suspiró.
—No estás equivocado...
—¡Hasta que al fin lo admites! —celebró Gerald al instante—. ¡Llevo diez jodidos años esperando a que lo digas!
—Gerald...
—¿Cuándo le dirás?
—No encuentro el momento —suspiró Roy.
—¿Momento? —Gerald se rio—. Literalmente yo me declaré en medio de una masacre ¿realmente crees que un "buen momento" es necesario? —dijo el menor—. En fin, dile que me despido de ella nuevamente —añadió mientras volvía donde tenía la gran mayoría de sus cosas para sacar su abrigo morado, luego de mucho tiempo que no lo usaba.
—Lo haré. Nos vemos pronto. Oh, y Gember... —Cuando Mustang abrió la puerta Gerald miró nuevamente—. Felices diecisiete, mi chico fuerte.
El menor lo miró con ligera sorpresa antes de que se fuera y luego miró hacia la cama del hospital. En ella había una cajita pequeña con una cinta de regalo color celeste que antes no estaba ahí, la verdad no había notado cuando Roy la había dejado ahí pero de cualquier modo la sostuvo y la abrió con curiosidad mientras se preguntaba internamente hasta cuando dejaría de olvidar su propio cumpleaños.
Un arete con un dije de una corona de rey; por lo visto iba a ser costumbre de Roy regalarle joyas relacionadas al ajedrez. Al tenerlo en su mano sonrió y se lo colocó inmediatamente en el lóbulo de su oreja izquierda, por suerte era de esos que no requerían de perforación para mantenerse fijos, y después de verse en el espejo tomó el resto de sus cosas y se fue de la habitación, después de todo el tren no se quedaría a esperarlo si es que llegaba tarde a la estación.
Afortunadamente Gerald logró llegar a tiempo y el viaje no tardó demasiado en llegar a Aquroya. Al fin estaba de regreso al lugar en el que todo había empezado, con sus cristalinas aguas y los turistas que siempre solían visitarla.
Apenas recordaba el tamaño de su casa hasta estar frente a frente esta después de tanto tiempo pero estaba muy feliz de regresar. Tomó del pomo para girarlo y abrió.
—¡Koinu! ¡Al fin llegas! —Gerald con suerte alcanzó a cruzar el umbral de la puerta antes que Envy se le lanzara encima para darle un gran abrazo, sólo por suerte no perdieron el equilibrio—. Tardaste mucho.
—Lo siento, me quedé hablando con Roy —sonrió el castaño a Envy antes de darle un corto beso—, veo que estuviste aseando —murmuró sorprendido el menor mirando a su alrededor.
—Sí. Tuve bastante tiempo libre luego de haber hecho lo que tenía que hacer.
El moreno alzó una ceja al oírlo.
—¿Y eso qué significa exactamente?
El cambiaformas esbozó una sonrisa bastante misteriosa desde el punto de vista del moreno para después tomarlo de un brazo y guiarlo a la sala.
—Feliz cumpleaños —dijo el mayor tomando algo sobre la mesa de la sala para dejarlo en las manos del de claros ojos.
Era una caja bastante pequeña, Gerald seguía sin comprender qué clase de relación tenía eso con "haber hecho lo que tenía que hacer" así que miró al homúnculo sin comprender.
—¿Qué esperas? Ábrelo. Me esforcé mucho por conseguirlo.
El moreno se encogió de hombros y abrió la cajita para ver qué había adentro; se trataba de una pequeña y muy brillante piedra roja que al instante Gerald reconoció y se sorprendió. Era bastante obvio saber qué era.
—Envy... ¿De dónde sacaste esto...? —cuestionó el menor con la voz algo titubeante mientras cerraba la caja con asombro.
El mencionado sólo le sonrió con naturalidad.
—De mi mismo. Esa es la mitad de mi Piedra Filosofal —La mirada de Gerald se abrió todavía más en sorpresa—. Todos esos días en los que he "salido sospechosamente" he ido a darle una visita al doctor Marcoh y hacerle preguntas... Y dijo que era posible dividir mi piedra y separar la mitad de almas.
—¿Qué...? —Gerald seguía asombrado.
—Oh, sí. Y digamos que lo amena... digo, lo convencí. Dijo que era posible que pudiera mantener mi inmortalidad y mi habilidad aún con la mitad porque la energía que requiere para eso es mínima.
—Pero ¿Por qué...?
Envy suspiró todavía sonriendo.
—Porque tú eres humano y algún día morirás... No quiero vivir una vida inmortal si eventualmente envejecerás y morirás.
Gerald sabía que eso algún día iba a ocurrir pero estaba dispuesto a seguir con la relación aunque algún día moriría, sin embargo, esto ahora...
—Eso significaría que me volveré un homúnculo...
Envy negó.
—No exactamente. Marcoh la modificó de modo que no te va a alterar la mente ni nada, seguirás siendo tú —explicó—. Y ni siquiera sentirás dolor como cuando Padre creó a Greed en el cuerpo de tu amigo ya que Marcoh también se encargó de que fuera compatible para un humano.
—Pero, Envy... Yo...
Los ojos del menor temblaron; Envy estaba ofreciéndole algo que nadie más podría ofrecer y era realmente tentador pero no sabía si aceptar. No sabía si estaba dispuesto a pasar por todo aquello que conllevaba ser inmortal.
—¡Espera! Estoy haciendo esto mal, ¿cierto? —dijo Envy antes de que Gerald fuera capaz de decir cualquier cosa —Sí, ustedes, humanos, hacen esto de otra forma... —Se acercó al menor y le arrebató la caja con la piedra—. ¿Quieres hacer de cuenta de que todavía no la has visto y cerrar los ojos por favor?
El moreno no sabía qué otra cosa esperarse así que obedeció y luego de escuchar un pequeño sonido se mantuvo esperando.
—Bien... Ábrelos ya...
Gerald tuvo que llevarse una mano a los labios para evitar que su voz le temblara; Envy estaba arrodillado frente a él con la cajita abierta en sus manos y con las mejillas sutilmente sonrojadas.
—Gerald Katsaros... ¿Si te doy la mitad de mi vida... pasarías la eternidad conmigo...?
Gerald quedó paralizado y con sus ojos bien abiertos. Si estaba soñando por nada del mundo quería despertar.
No tenía que preocuparse por los problemas futuros si estaba con Envy, era él con quien realmente quería estar, y con eso estaba dispuesto a aceptar cualquier cosa.
—Sí quiero.
Envy nuevamente se lanzó a abrazarlo y no tardó en ser correspondido, luego se dieron un pequeño beso y se quedaron mirando a los ojos.
—Sólo te pido una cosa... —dijo Gerald sin dejar de mirarlo a los ojos—. Esperar un año más para hacerlo...
—¿Por? —se extrañó Envy.
—No quiero tener cara de niño por toda la eternidad, al menos quisiera un año más antes de hacerlo.
Envy sonrió con algo de ironía.
—Ya aceptaste así que que ni se te ocurra negarte el otro año o lo haré por la fuerza.
Gerald le regresó la sonrisa desafiante.
—¿Ah, sí? Quisiera verte intentándolo.
—Olvídalo. No lo haría —dijo el cambiaformas acercandose nuevamente—. Si por algún motivo llegas a alterarte ocurre lo mismo que pasa cuando se acerca una chispa a las ascuas; queman... te vuelves peligroso y violento... Letal como las llamas del infierno... —el mayor sonrió—. Tienes más similitudes con las ascuas de lo que crees.
—Normalmente me reiría de tus estupideces pero... creo que tienes razón.
Después de todo las ascuas serán pequeñas... pero también arden.
≈Fin
Y hasta aquí hemos llegado. Lamento si el final los tomó por sorpresa pero no quería ir anunciándolo demasiado.
Quería agradecer a cada uno de los bonitos lectores que han apoyado a este fic de alguna u otra manera, siempre tendrán un espacio más que ganado en mi corazón. Gracias por dedicar parte de su tiempo leyendo lo que escribo... Sí, incluso mis queridos lectores fantasma tienen toda mi gratitud.
Espero esta historia haya sido de su gusto, pero si creen que aquí termina todo sobre Gerald están equivocados pues tengo en mente más proyectos sobre mi pequeño nene sarcástico, así que quedan más que invitados a leer cualquiera de mis historias.
No alargaré más esto ya que no sé qué más decir, sólo reiterar mis gracias a todos y cada uno de ustedes.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top