Capítulo 38: Fin de la Batalla
Por suerte los daños producidos a aquellos que cayeron no eran tan graves para impedir que nuevamente se levantaran pero prefirieron mantenerse alejados al ver la escena que Edward protagonizaba. Estaba peleando a mano limpia contra un homúnculo que absorbió el poder de Dios y le estaba ganando.
Esta vez ni siquiera contaba con su automail mejorado con alquimia sólo usaba sus propios puños de carne y hueso.
—¡Muy bien! —gritó Darius con una sonrisa empezando a asomarse por sus labios—. ¡Acaba con él, Ed!
Varios empezaron a imitar la acción de la quimera mitad gorila y gritaban palabras de ánimo al rubio.
Edward lo atacaba sin darle oportunidad de pensar, aunque si Ed no lo estuviera atacando Padre de cualquier modo no se veía para nada bien; no atacaba, no se defendía, ni siquiera esquivaba, parecía ser como si todo el poder que antes atormentaba a todos hubiera desaparecido repentinamente.
—¿Cómo es posible que no me haya apoderado de Dios? —Se quejaba mientras retrocedía a causa de los golpes de Edward—. ¿Cómo puede un alquimista humano, sólo con sus manos...?
Con sólo un golpe más Ed lo hizo caer al suelo impidiendo que pudiera si quiera terminar su frase.
—¿Qué ocurrió? —preguntó Gerald siendo sujetado por Envy. Ya habían pasado unos minutos desde que se levantó.
—Sólo lo derribó... —observó Envy.
Pronto, varios empezaron a lanzar gritos de jubilo al aire, tal vez lo que el castaño quería era escucharlos reír pero verlos hacerlo tampoco era tan malo.
Riza y Roy volvieron a acercarse al castaño, estos no formaban parte de los gritos de alegría pero ambos lucían una sonrisa satisfechos.
No obstante, a pesar de los gritos alegres y la breve celebración, Edward, Envy y Gerald, basado en la explicación que el cambiaformas le dio, permanecieron quietos y callados mirando a Padre como si sospechara que aún era muy pronto para cantar victoria.
Y tenían razón.
Un ojo se asomó por la boca del mayor buscando una salida, Padre llevó sus manos a esta para impedir aquello pero aún así mucha energía salió de este causando otra vez que muchos soldados volaran lejos, esta vez Gerald y Hawkeye estaban más lejos de Padre así que no fueron parte de ese grupo, de cualquier modo Envy y Mustang prefirieron mantenerlos cerca de ellos.
Dos soldados pasaron justo a un lado de Greed, sólo que él fue capaz de atrapar solamente a uno.
—Piedra... —murmuró Padre.
Greed se había distraído un poco reprendiendo al soldado que logró ayudar por lo que el codicioso no se dio cuenta de que su padre habló.
—¡Necesito una Piedra Filosofal!
Por ese grito esta vez si logró notar que Padre se le había acercado pero no fue lo suficientemente rápido para evitar que con una mano lograra atravesarlo, aunque no por completo ya que lo que buscaba se encontraba en su interior.
Greed soltó de inmediato al soldado y con un fuerte grito de dolor intentó zafarse, no obstante, el mayor no desistía.
—¡Dame tu Piedra Filosofal!
La misma sustancia roja que antes Padre absorbía del homúnculo había regresado sólo que ahora no había modo de detenerlo.
Los más cercanos a Greed y a Ling Yao miraban preocupados, sólo estaba absorbiendo al homúnculo pero para cumplir sus objetivos sabían que el príncipe no lo dejaría ir tan fácilmente, y si dejaban pasar mucho tiempo ambos morirían.
—¿Por qué...?
Roy no pudo evitar desviar su mirada cuando escuchó hablar a Envy. El homúnculo no le hablaba a Mustang, ni siquiera lo miraba, él tenía la mirada fija en la pelea entre su hermano y su padre, no la podía despegar.
—Nunca me he llevado tan bien con Greed, pero... ¿por qué Padre le hace esto...? ¿Acaso siempre nos vio a los siete como simples peones...? —Estaba perplejo mientras miraba con sus ojos violáceos temblando sutilmente.
Ni siquiera se había dado cuenta de la mirada de Mustang, no se creía ver a un asesino tan temeroso, pero también se negaba a aceptar que siempre haya tenido tal actitud escondida en su interior.
El brazo de Padre se tornó de un color negro similar al escudo de carbono de Greed y el homúnculo menor lo había notado, ya había comprendido su plan, por eso dio un paso al frente.
—¡Vamos, Envy! —gritó la codicia lanzándole una rápida mirada al menor.
Sin perder tiempo corrió hacia los otros homúnculos, transformó un brazo en una cuchilla mientras corría y cortó el brazo de Padre.
Cuando Envy peleaba normalmente tenía una sonrisa para burlarse de su oponente o bien una expresión furiosa si es que iba perdiendo pero ahora no era ni una ni la otra; tenía una mirada seria como si lo que acababa de hacer fuera porque no había más opción.
—¡Greed! —Exactamente en el momento en el que se efectuó el corte Greed perdió totalmente el control del cuerpo de Ling otra vez su portador original volvía a tener el control.
La mano de Padre se fue deshaciendo de a poco mientras que en los últimos instantes de duración de la Piedra Filosofal se curaba la herida que causó en el cuerpo de Ling.
Cuando el rubio pasó preocupado junto a él para posteriormente dirigirse a Greed el castaño lo siguió empezando a comprender la situación actual.
—¡Greed! —gritaron ambos jóvenes al mismo tiempo.
Gerald sólo tuvo una relación de compañeros de entrenamiento, no había alcanzado a tener una relación muy cercana con él pero Edward sí la tuvo.
Lan Fan también corrió hacia ellos para ver cómo se encontraba su joven maestro. Cuando llegaron junto a él miraron a Ling notando como el tatuaje de Ouroboros en su mano empezaba a desaparecer.
—¡Maldito seas, Greed! —maldijo Padre sin entender el motivo del actuar de Envy y Greed. Se supone que eran sus hijos, ¿por qué ya no le obedecían?
El color negro del brazo empezó a esparcirse por todo el cuerpo del mayor y este no podía hacer nada por frenarlo sólo podía ver atemorizado sin saber qué le pasaba.
—¡Greed! ¡Envy! ¡¿Por qué desobedecen a su padre?! —exclamó desesperado mientras movió a Greed por su interior hasta su boca.
—Lo siento, es nuestra etapa rebelde, papá —contestó Greed sonriendo con ironía pero ya sabía lo que le deparaba su destino y se podía notar que estaba nervioso.
Aparecieron pequeñas grietas en las partes negras del cuerpo de Padre que pronto fueron tomando mayor tamaño.
—¡Usaré el poder que me diste para transformar tu cuerpo en cenizas!
Entonces el mayor comprendió, no era que lo había tomado desprevenido sino que se dejó absorber con el único propósito de debilitarlo.
—¡Eres un niño muy astuto!
Con furia, Padre metió una mano hacia su boca, tomando la forma más pequeña y compacta que Greed tenía.
—¡Desaparece, imbécil! —Luego de sacarlo de su organismo con sus dientes acabó partiéndolo.
Sólo podía distinguirse la cabeza entre una de las manos de Padre, esta de a poco se iba deshaciendo. Puede que de todos los homúnculos, incluyendo a Padre, Greed era al que más vidas le quedaban, no obstante, estas no servían de nada si no había un cuerpo que sirviera como contenedor.
—¡Greed! —A pesar de ese grito, el mencionado no miró al príncipe.
Sabía que había tomado la decisión correcta; había salvado a Ling y había logrado mantener ocupado al oponente por un tiempo pero había tanto que le faltaba por hacer, tantas cosas que obtener y ahora todo se acababa.
Aquel que quería tener todo acabaría muriendo sin tener nada.
Un suspiro de fastidio se le escapó cuando ese pensamiento cruzó su mente luego miró de reojo a las personas que estaban justo a su lado.
—¿Por qué me miran así? —Ninguno de los ojos que lo miraban estaba libre de tristeza.
Greed no lo comprendía al principio pero luego sonrió al darse cuenta de que tal vez no moriría sin nada.
Podía notar como los ojos de Ling temblaban mirándolo, los de Edward, e incluso los de Gerald aunque no lo conociera tanto tenían un brillo de lástima. Los de Envy temblaban aunque el cambiaformas trataba de no mirarlo, no podía negar que se sentía mal al haber tenido una primera buena interacción con Greed para ahora verlo mori sin más. Si hubiera sobrevivido hubiera molestado a su hermano cambiaformas por eso, pero ya no podría ni mencionarlo, además, él se sentía del mismo modo que él.
—Es suficiente... Sí. Es suficiente —murmuró sin borrar esa sonrisa apreciando lo que serían las últimas imágenes que vería—. No necesito nada más...
Una suave y triste risa se le escapó mientras terminaba de desaparecer.
—Adiós, mis amigos del alma...
Así fue como Greed dio su último suspiro; sin necesitar nada más que los amigos que tenía.
Luego de esas últimas palabras, Ling se forzó a quitarse las lágrimas de los ojos y se apartó junto a Lan Fan, y no fueron los únicos que se retiraron; ya que no pudo obtener la piedra de Greed era de suponer que la de Envy sería su segunda opción.
Por eso es que apenas Greed desapareció Gerald tomó del brazo de Envy y lo movió justo cuando los ojos del homúnculo mayor se posaron en el cambiaformas. Padre había pensado en ir tras la Piedra Filosofal del único homúnculo restante y dio un par de pasos pero no logró alcanzarlo, además, con el impulso que había realizado quedó abierto para un golpe directo de Edward justo en el pecho.
Gracias a Greed y su habilidad el cuerpo de Padre obtuvo un agujero cuando Ed lo atacó, y el resto de almas que quedaba en su interior fue liberado al instante. Al quedarse sin almas, se le acababan las vidas, razón por la cual no le quedaba mucho tiempo.
—Mis... Mis piedras... —comentó en voz baja mirando el resultado de aquel golpe.
Del agujero empezaron a surgir varias manos negras, estas se movían a su alrededor con rapidez y lo rodearon, y como venian de su interior no tenía forma de esquivarlas.
—¿Qué...? ¡¿Qué es esto?! —Se notaba por su voz y su expresión que tenía miedo.
Envy dio unos pasos atrás otra vez quitando la mirada del centro de atención; bien podía ser el primer día de mostrar lo que sentía pero ver a su padre, un ser que consideraba omnipotente y perfecto, sufrir y sentir miedo le habría afectado de cualquier modo.
—¡Vuelve al lugar del que viniste, Homúnculo! —gritó Edward una vez que pudo salir de su sorpresa.
Todas las manos lo sujetaron con fuerza y tiraron de él hacia el centro, parecía como si estuviera siendo absorbido por él mismo. Sus intentos por soltarse resultaban completamente inútiles.
—¡¿Por qué?! —cuestionó gritando desesperado perdiendo ya lo que le quedaba de dignidad y orgullo—. Sólo quería averiguar todo acerca del mundo! ¡No estar atado a nada! ¡Ser libre!
Hohenheim miró sorprendido a quien era su creación ¿Ese había sido su tan anhelado deseo? Tenía sentido, Hohenheim había sido un esclavo en el pasado, razón por la que soñaba con la libertad pero el homúnculo había llevado ese mismo deseo mucho más allá.
No había ningún problema en querer alcanzar los objetivos propios pero si estos eran impulsados por la arrogancia, siempre había un precio que pagar, y La Verdad se encargaría de darle la cantidad justa de miseria.
Una vez que Padre desapareció su creador se puso a pensar en aquello que le sería arrebatado; Padre quería la libertad de conocer todo así que sería encerrado para siempre, quitándole la posibilidad de ser libre.
—Es todo, ¿verdad? —cuestionó Gerald mirando a Mustang detrás de él. Por lo que veía creía que así era pero no podía saber si se había perdido de algo—. ¿Ganamos?
El mayor asintió pero la expresión en su rostro indicaba que no todo era perfecto.
—Pero Alphonse aún no vuelve... —Al ser una frase corta el moreno pudo descifrarla luego de unos segundos y al entenderla corrió hacia la armadura.
May Chang y Edward rodeaban la destruida armadura. La chica se sentía culpable por lo que no podía parar de llorar y de disculparse pero el rubio sabía que no era su culpa, había sido Alphonse quien se lo había pedido.
—Ed, tengo la cuota que necesitas a cambio —La voz de Ling acercándose a ellos alertó a Edward–. Usa esta Piedra Filosofal.
Al ver el frasco con la piedra en estado líquido que el príncipe de Xing les mostraba la princesa abrió los ojos sorprendida; era la misma piedra que antes había perdido por elegir curar a Hawkeye, y como ella no pudo obtenerla, luego Lan Fan la encontró.
—Úsala para traer a Al de vuelta.
El mayor negó con los ojos temblando, después dio un fuerte golpe al suelo notablemente frustrado.
—No puedo —contestó agachando la cabeza—. Le prometí que no la usaríamos en nosotros.
Tras otro golpe más en el suelo fijó la mirada en éste y suspiró pesadamente.
Alphonse había perdido su cuerpo y su alma cuando realizaron la transmutación por primera vez pero en esa ocación Edward fue capaz de traerlo de regreso sacrificando un brazo. Si pudo hacerlo una vez podría hacerlo de nuevo, no obstante, quería recuperar tanto su alma como su cuerpo así que esta vez tendría que sacrificar otra cosa pero no sabía qué podía ser ese algo.
—Edward —La voz de Hohenheim interrumpió su concentración. Ed miró a su padre con intriga—. Usa mi vida para traer a Al de vuelta.
Los ojos del menor se expandieron en sorpresa, no fue capaz de articular palabra. Incluso Izumi, que venía ayudando al papá del rubio para que no cayera y el resto miraron incrédulos.
—Tengo lo suficiente para una persona.
—¡No seas idiota! —La expresión de Edward pasó rápidamente de la sorpresa a la rabia—. No hay modo de que hagas eso! ¡Es nuestra culpa haber perdido nuestros cuerpos! ¡Además, te dijimos un millón de veces que nunca usaríamos la vida de otros para recuperarlos! ¡Y sea como sea ¿por qué sacrificar la tuya?!
Desde que se reencontraron Edward no ha tenido una relación muy buena con su padre, ni siquiera lo había llamado "papá" en todo ese tiempo, sin embargo, por la situación actual esta era peor que otras discusiones que había tenido con él.
A pesar de eso el mayor lucía calmado.
—Porque soy su padre —respondió de inmediato de manera tranquila.
Edward pareció calmarse por esa respuesta o al menos se había decidido por escucharlo.
—No es por necesidad o por algún motivo en particular. Ustedes son muy importantes para mi y quiero que sean felices. Además, en parte soy responsable por lo que les pasó a sus cuerpos por haberlos abandonado.
Hohenheim realmente se veía arrepentido. Abandonó a su esposa e hijos para poder planear un contraataque para ese día pero no se dio cuenta que al hacerlo dañó a las personas que más quería.
—Lo siento —Su hijo estaba asombrado, nunca había esperado escuchar esas dos palabras saliendo de la boca de Hohenheim—. a he vivido suficiente. Déjame ser un papá para ustedes al menos esta vez.
Por el temblar de los ojos del adulto se notaba que quería llorar. Y no era el único ya que los de Edward pronto imitaron esa acción.
—¡No seas idiota, papá estúpido! —gritó con lágrimas formándose en el borde de sus ojos—. ¡Si te atreves a decirlo de nuevo te golpearé!
Quería darle a entender que estaba enojado pero las lágrimas rodando por las mejillas hicieron que su expresión fuera la opuesta a la que quería.
No obstante, llorar frente a todos no iba a ayudar así que trató de secarse las lágrimas.
Había sido nombrado el Alquimista Estatal más joven, podía transmutar sin círculo de transmutación. Si era capaz de lograr cosas así, entonces ¿cómo no podía hallar un modo de traer a su hermano menor de regreso? Había muchas personas que esperaban verlos recuperar sus cuerpos; May, Ling, Lan Fan, Gerald, Hawkeye, Mustang, Armstrong, las quimeras, su maestra e inclusive su padre, todos siempre lo apoyaron desde que se conocieron.
De repente, miró sus manos y sonrió, la respuesta la tuvo delante suya todo este tiempo.
—May, ¿podrías moverte un poco? —cuestionó el rubio con la voz mucho más calmada.
Una vez que la pequeña hizo lo pedido Edward se puso de pie y tomó un palo que había caído cerca de ahí y en una zona en la que había pocos soldados empezó a hacer marcas en el suelo dibujando así un círculo de transmutación.
Gerald se sobresaltó al verlo con claridad.
—¡¿Un círculo de transmutación humana?!
Aunque sabía lo que eso significaba Edward parecía saber lo que hacía así que el moreno no mencionó nada más.
—Volveré en un momento —Las miradas confundidas aparecieron de inmediato—. ¡Esta será la última transmutación del Alquimista de Acero!
Ni siquiera dio tiempo para explicar a lo que se refería, tan pronto acabó de hablar juntó ambas manos delante de él y tocó el círculo. Una luz azul y un fuerte viento invadió el lugar, y cuando desaparecieron, revelaron a Edward desmayado, su corazón apenas latía y no respondía a nada.
—¡Ed! —El castaño estaba preocupado, ya llevaba varios segundos sin reaccionar.
—Enano... —Le siguió Envy junto a él. No podía evitar sentir intriga por lo que haría el rubio.
—¡Acero! —Mustang igualmente se sumó a las exclamaciones de preocupación, y pronto se sumarían Hawkeye, Armstrong, Izumi, Ling y todos los que tenían un contacto cercano con Edward.
No importaba lo que sucediera, siempre estarían ahí para él, y Edward se había dado cuenta de esto justo antes de hacer la transmutación; si tenía a sus amigos junto a él no le importaba lo que tuviera que sacrificar por eso no le importó entregar su alquimia a cambio de recuperar a su hermano en cuerpo y alma.
Edward despertó a los pocos segundos y junto a él apareció el cuerpo de Alphonse, el verdadero, sólo que él aún seguía dormido. Varios entregaron algo de su ropa para cubrir al joven y que así no pasara frío.
Esa era la primera vez que muchos veían al chico de la armadura; era rubio y tenía los ojos de un color ámbar claro al igual que Ed, pero su cuerpo no estaba en las mejores condiciones; aparte de tener su cabello largo y descuidado, y las uñas más largas de lo normal estaba excesivamente delgado.
Sus ojos empezaron a abrirse de a poco mientras una suave sonrisa adornaba su rostro.
—Ya despertó —observó Zampano acercándose un poco junto a Darius.
—¿Cómo estás, Alphonse? —cuestionó la otra quimera que se le acercó.
Antes de dar una respuesta Alphonse miró a su alrededor aún permaneciendo recostado y sonrió, todos estaban ahí.
—Zampano... Darius... —Su sonrisa se incrementó al ver a una persona en particular—. ¡Papá...!
Hohenheim estiró una mano hacia él.
—Hola, bienvenido de vuelta —Como no podía hacerlo por su cuenta Edward sostuvo el cuerpo de su hermano para ayudarlo a sentarse y así pudiera sostener la mano de su padre.
—Está tibia... —observó el menor cerrando los ojos mientras soltaba un relajado suspiro.
Era la primera vez en varios años que sentía algo tan simple como el calor o el contacto con otra persona.
—Al... —murmuró una voz entre la gente, el mencionado reconoció la voz de inmediato y miró hacia su dirección. Apenas logró mirar a la princesa antes de que esta se lanzara a abrazarlo con los ojos inundados en lágrimas—. ¡Alphonse! Yo... ¡Yo...!
El mayor entre ellos dos sonrió conmovido entendiendo la razón por la que May lloraba tanto.
—Ya veo. Lo siento... —dijo él antes que la chica hablara para intentar consolarla—. Te pedí algo muy difícil. Debí haberte preocupado.
—Al... —El mencionado no dejó de abrazar a la joven mientras levantaba la mirada hacia los ojos celestes del castaño—. Te debo una disculpa... Lo que hice en el Norte... —suspiró—, fue un evento desafortunado tras otro, no pude más y... tú eras a quien menos quería traicionar.
—No pasa nada... —contestó el menor—, viendo a Envy a tu lado ahora me hago una idea de porqué lo hiciste. Además no le hiciste daño a nadie...
—No, de hecho sólo saqué a Envy porque quería causarles problemas a las quimeras, en ese entonces no había mayor motivo que ese —Gerald sólo había alcanzado a entender esa parte de la respuesta de Al.
Al escucharlo las quimeras fruncieron el ceño y miraron al castaño, Gerald sabía que estaban mirando pero no hizo más que sonreir al notarlo, y pronto Al también sonrió.
La sonrisa de Al era tranquila y serena, finalmente podía darse por finalizado el viaje que él y su hermano habían emprendido desde hace tanto tiempo, y el bello atardecer que los acompañaba era prueba de que ya todo estaba bien.
Alphonse fue llevado al hospital inmediatamente, él era quien más tardaría en obtener una condición física normal. Edward también debía ir pero como sus heridas no eran tan graves prefirió terminar de hacer algunas cosas que tenía pendientes antes de ir como por ejemplo entregarle a la señora Bradley la forma original de Pride que había logrado rescatar durante su pelea; un pequeño bebé. Ella eventualmente se enteraría que Selim y King Bradley eran homúnculos pero su amor por ellos había sido genuino, nada cambiaría eso, y estaba dispuesta a criar a Selim nuevamente, esta vez por el camino del bien.
Gerald también fue trasladado al hospital, aparte de las heridas por las espadas clavadas en sus manos no tenía nada demasiado grave como Riza pero igualmente sus heridas debían ser tratadas.
—Entonces ya no puedes usar alquimia... Lamento mucho eso —Gerald sabía que debía estar en su habitación pero le fue inevitable ir a ver a Edward a la suya para conversar, o al menos tratar de comprender lo que había pasado cuando fue a recuperar el cuerpo de Alphonse.
—Estaré bien sin la alquimia, no te preocupes —Se apresuró a decir el menor sentándose en su cama—. Pero... ¿tú estarás bien sin escuchar...? Oye... ¿Estás bien?
Gerald había agachado la mirada, motivo por el cual no pudo ver los labios del menor. Antes de preguntar y tocarle el hombro un par de veces el rubio se preocupó, y es que pocas veces se veía al moreno con los ojos apagados.
—¿Me dijiste algo...? —cuestionó el castaño inclinándose un poco hacia adelante para ver sus labios con más claridad.
Cuando el rubio repitió la pregunta el mayor asintió.
—Oh, sí, lo estaré —respondió asintiendo al instante—. Será difícil ser un soldado sordo... pero intentaré seguir adelante, aunque... creo que voy a tardar en costumbrarme.
Edward iba a decir algo más pero mantuvo silencio al sentir que golpeaban la puerta. Una vez que permitió la entrada un enfermero rubio entró, mantenía una suave sonrisa y preguntó si todo estaba bien, tras recibir la respuesta afirmativa de Ed él dirigió su mirada al joven moreno apenas lo vio.
—¿Qué haces fuera de tu habitación a estas horas? Necesitas descansar.
Gerald estaba de espaldas a la puerta así que ni siquiera se había enterado de que alguien había entrado. Edward le tocó el hombro y señaló al joven.
—Te hablan a ti —dijo antes de que el mayor volteara.
—Vamos, te acompañaré de regreso —comentó el hombre hablando de manera lenta y calmada.
El de claros ojos comprendió lo que dijo y se levantó con una sonrisa en el rostro y luego de despedirse de su amigo siguió al joven.
—¿Puedo hacerle una pregunta? —cuestionó Gerald mientras iban de camino. El chico se detuvo y asintió—. ¿Ha pasado usted por mi habitación? —añadió deteniéndose él también.
El muchacho únicamente asintió para que el moreno no tuviera que esforzarse en leer sus labios.
—¿De casualidad había ahí un chico atractivo con un peinado similar a una palmera?
El mayor sonrió a causa de la gracia que le causó el comentario y acabó negando suavemente.
—No había nadie ahí, por eso me preocupé —respondió sin borrar la risa.
—Qué raro... ¿dónde se habrá metido? —cuestionó pensando más para sí mismo, lo extraño era que el moreno sonreía como si realmente no se lo cuestionara—. Disculpe... ¿Por qué me habla tan lento?
El joven adulto no pareció comprender el sentido de la pregunta, aún así se encogió de hombros y respondió.
—Para que me entiendas.
Luego de descifrar lo dicho Gerald amplió su sonrisa.
—Pero... ¿cómo sabe que no entenderé de otra forma? ¿Acaso sabe que soy sordo? Eso es extraño porque sólo uno de los enfermeros lo sabía y él no es usted —comentó el menor mirando fijamente al enfermero sin quitar la sonrisa irónica—. Además... el chico no estaba en mi habitación... ¿verdad?
El hombre se cruzó de brazos mientras suspiraba.
—No puedo engañarte, ¿verdad, koinu? —Envy empezó a caminar nuevamente con su voz normal luego de hablar y abrió la puerta de la habitación del castaño una vez que llegaron.
—Supongo que no, ni estando sordo —respondió el castaño cerrando la puerta después de que los dos entraran—. Aunque deberías haberte transformado en enfermera, yashinoki. Su uniforme te quedaría bastante bonito.
Envy se había adelantado y había regresado a su forma de siempre mientras se sentaba en la cama, Gerald pronto lo acompañó.
—¿Por qué fuiste a buscarme? Te dije que estaría con Ed.
—Tardabas mucho... Hasta tuve tiempo de sobra para ir a buscar tu abrigo.
El menor no pudo evitar pensar que tal vez hubo algo de celos en su tono aunque nunca lo sabría si no lo escuchaba. Tampoco podía culparlo, él era la envidia encarnada.
—Tienes razón, disculpa por hacerte esperar —murmuró el castaño mirándolo con atención.
Pasaron unos cuantos segundos en silencio en lo que ambos trataban de iniciar la conversación, no era precisamente un silencio incómodo pero habían pasado tantas cosas que no sabían cómo empezar a hablar.
—Un día alocado, ¿no? —cuestionó Gerald soltando un suave suspiro mientras se estiraba, por fin luego de tanto podían empezar a relajarse.
—¿"Alocado"? Ha sido más que eso —contestó el cambiaformas asintiendo—. Fue intenso sin lugar a dudas pero no me quejo de nada... Bueno... Mustang tratando de asesinarme, yo tratando de matarme, tú arriesgándote y... pues... siendo un sacrificio... eso quisiera que jamás hubiera pasado, pero... —dejó pasar unos segundos en los que miró al castaño sólo para notar que había dejado de mirarlo—. Koinu, ¿estás bien?
—¿Eh? Oh, lo siento... ¿Me decías algo? —preguntó luego de que el cambiaformas le tocara un brazo.
Envy le repitió lo que dijo y, esta vez, Gerald asintió sentándose un poco más cerca del mayor.
—Claro... yo igual me habría querido ahorrar todo eso... Pero ya acabó, ambos estamos bien... y como te prometí; estamos juntos —Por un tiempo había creído que no podría mantener esa promesa, mas ya podía estar tranquilo—. Hubo momentos en los que me preocupé...
Envy lo acercó sujetando con poca fuerza la ropa del hospital y acarició su mejilla con suavidad
—Ya relájate, koinu... Ya no es momento para estar tenso.
Contrario a lo que esperaba, cuando Envy acercó a Gerald a sí mismo notó que moverlo no fue difícil para nada, y ahora que lo pensaba bien, desde que se vinieron de la habitación de Ed que sus pasos y demás movimientos eran bastante flojos.
—Envy... ¿Crees que estarás bien? —preguntó el menor sin apartarse del agarre mientras interrumpió los pensamientos de Envy—. ¿Estarás bien viviendo para siempre en un mundo en el que habitan los seres que más odias? —Envy entonces comprendió su preocupación.
—A los ocho años perdiste a tus padres y aún así decidiste unirte al ejército, rodeado de la gente que no impidió su muerte... ¿estuviste bien viviendo en un mundo en el que trabajaban las personas que más odiabas?
Gerald fue capaz de entender esa frase, pero no pudo responderla.
—Mustang cambió tu forma de ver las cosas, y creo que empezaste a hacer lo mismo conmigo. Aún si tú y yo no fuéramos pareja... Porque... Lo somos ¿no? —cuestionó el mayor ligeramente confundido.
Bueno, ninguno se lo había pedido al otro de manera directa mas ya se habían dicho que se amaban y ya se habían besado un par de veces así que Gerald sólo asintió.
—Bueno, aún si no fuéramos pareja serías el más cercano a mi, y sé que cambiarás el modo que tengo de ver las cosas... O al menos lo harás más tolerable, no sé... Eventualmente creo que me acabaré acostumbrando a...
Ni a terminar la frase alcanzó cuando el menor se le acercó de golpe y lo besó, Envy le correspondió una vez que reaccionó. Debían admitir que se sentía mucho mejor ahora que estaban en calma, sus vidas, ninguna de ellas, corrían peligro, y sobre todo estaban totalmente solos, o al menos eso era importante para Gerald.
El de ojos violeta notó cómo el castaño se había dejado llevar por el impulso como si se hubiera estado resistiendo desde hace un buen rato. Con algo de fuerza, aunque no demasiada, el homúnculo lo recostó en la cama sin dejar de besarlo.
—Vaya... ¿Tan desesperado estabas...? —murmuró soltando suaves risas una vez que se separaron quedando este encima del menor.
—Idiota... Quería ser yo quien tomara la iniciativa del primer beso pero para no apresurarme contigo así que me resistí a besarte... ¡Y aún así haz sido tú quien me ha besado dos veces! Déjame disfrutar al menos... —respondió sonriendo y con las mejillas levemente rojas.
Envy sonrió de vuelta aunque cuando tiró del brazo de Gerald para poder sentarlo y abrazarlo su sonrisa se esfumó.
—No muestras nada de resistencia... —murmuró en pleno abrazo. Luego recordó que así Gerald no podía ver sus labios así que volvió a recostarlo—. Antes te sostuve de la ropa y ahora acabo de moverte, tu cuerpo se mueve casi sólo por fuerzas externas como si lo hubieras dejado totalmente en mis manos... ¿qué te sucede...?
El castaño suspiró.
—No dormí la noche anterior al golpe de estado y con toda esta situación es natural haber estado tenso todo el día... —contestó—. Sólo ahora empiezo a relajarme... no quiero moverme en lo absoluto... sólo quiero quedarme contigo, descansar y poder pasar la noche en paz...
Envy sonrió suavemente quitando unos pocos mechones de su rostro, luego fue a cerrar las cortinas y a apagar las luces únicamente dejando encendida la que estaba junto al moreno para que él la apagara cuando quisiera.
—Entonces puedes descansar...
El cambiaformas se volteó empezando a caminar hacia uno de los sillones de la habitación para poder descansar él también.
—En serio que eres idiota... —el mayor se sobresaltó y se volteó antes de que el castaño siguiera hablando—. Cuando dije que quería quedarme contigo y pasar la noche en paz me refería a que durmieras a mi lado...
El mayor volvió a sonreir con algo de sarcasmo y regresó sus pasos a la cama.
—Sabes que las camas de aquí son sólo para pacientes, ¿verdad?
El moreno le regresó una sonrisa del mismo tipo y negó.
—Tú y yo no somos precisamente del tipo de chicos que seguimos las reglas —respondió permitiendo que Envy se recostara a un lado suyo y lo abrazó—. Eres tan cálido... Sé que en el Norte también dormiamos juntos pero... con tu forma pequeña no se sentía este calor...
—¿Ya ves porqué detesto esa forma?
—Para nada, sigo creyendo que es adorable... —murmuró apagando la última luz que seguía encendida—. Buenas noches...
—Descansa, koinu...
Gerald se acercó por última vez a besarlo y Envy le correspondió, no obstante instintivamente aquel beso se mantuvo más de lo que ambos esperaban que duraría, y es que realmente no querían separarse del todo, no cuando estuvieron a punto de perderse ese mismo día en más de una ocación.
—Oye... —murmuró Envy encendiendo la luz otra vez después de separarse apenas unos centímetros por unos pocos segundos antes de volver a besarlo—, ¿seguro que dormir es lo que realmente quieres hacer en esta cama?
Gerald se sonrojó fuertemente al entenderlo y más aún al ver la sonrisa en el contrario.
—¿Otra vez... no elegiste palabras al azar para decir lo anterior, verdad?
La sonrisa en Envy se ensanchó.
—¿Tú que crees? —cuestionó sin esperar respuesta—. Porque... Lust me enseñó bastantes cosas sobre todo eso que hacen las parejas humanas, y ya que tu cuerpo no está oponiendo resistencia ante nada podrías... ya sabes... dejarlo en mis manos esta noche —el castaño se mantenía rojo—, a no ser, claro, que quieras dormir...
El castaño desvió unos segundos la mirada y luego la regresó con una expresión algo divertida.
—¿Sabes algo, yashinoki...? No quiero dormir... y ya te dije que no soy de seguir reglas así que... me da igual si estamos en un hospital.
—Eso pensé... —sonrió el mayor colocándose despacio sobre el castaño—. Ah, por cierto... sé que no puedes oir ni tu voz pero... haz un esfuerzo por reprimir cualquier sonido... —la mirada del mayor parecía entretenida y no faltaba ese pequeño brillo de malicia—. No te prometo ser lo que se puede llamar delicado.
Vámonos
A fuego
Donde no
Hay tiempo
Tú y yo
Sin reloj
Envidiosos quieren
Lo que tengo yo
Porque saben
Que te tengo
Y ellos no.
Te invito a pasar por mi corazón
Entra despacito y ponte en acción
Tú sabes eso de la seducción
Y por lo que veo a la perfección.
A Fuego/DrefQuila
Traté de dibujar a Alphonse en el separador aunque... jamás lo había hecho así que me quedó algo extraño xd
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