Capítulo 37: Inicia el Contraataque


Camino a un terreno en un campo abierto se encontraban un niño y un joven adulto. La gran cantidad de árboles y la altura de estos mismos eran ideales para lo que planeaban hacer. El menor de ellos entraría primero a aquella pequeña área boscosa y luego de un tiempo el mayor entraría a buscarlo, y si llegaban a toparse un combate amistoso se llevaría a cabo para definir a un ganador, así lo harían hasta el atardecer.

A simple vista parecía un juego tranquilo de las escondidas modificado pero ambos sabían que no era eso sino un entrenamiento así que ninguno se lo tomaría a la ligera.

En términos de fuerza, si llegaban a combatir lo más seguro es que el mayor ganaría, sin embargo, sólo jugaron una partida ya que aunque el adulto lo vio varias veces no logró atraparlo nunca y sólo volvió a tenerlo a su lado cuando él salió por su cuenta al atardecer con una sonrisa triunfante.

—Eres terrible jugando a las escondidas —murmuró el pequeño caminando por un sendero junto al mayor, ya iban de regreso a casa.

El adulto cruzó ambos brazos delante de su pecho y apartó la mirada haciéndose el indignado.

—Lo que pasa es que es difícil atrapar a alguien tan bajito —comentó éste recibiendo una mirada irónica del menor como respuesta—. La próxima vez te tocará atraparme a mi, verás que no es nada fácil.

—Tú y tus excusas... —suspiró el más bajo rodando de ojos—. Es fácil esconderse de ti porque eres muy ruidoso.

—¿Ruidoso? —Esta vez el mayor parecía interesado y ligeramente intrigado.

El niño asintió.

—Haces mucho ruido cuando te acercas... ya sabes, pisas ramitas, hojas del suelo o cosas así... por eso todo el tiempo sé en donde estás y por donde aparecerás —explicó sin detener sus pasos—, y si los haces cuando buscas no dudo que también los hagas para esconderte así que podré encontrarte.

—Pero no podrás derrotarme en el combate —dijo el mayor tan pronto como el pequeño dejó de hablar.

—Ya veremos.

—Aún así estoy sorprendido. Realmente intenté causar la menor cantidad de sonido posible. Tienes un buen oído, Gerald. Puede resultarte de mucha ayuda.

El menor dejó escapar una pequeña risita por el halago y sonrió.

—Gracias, Mustang.

Roy pasó varios segundos en silencio, reproduciendo ese recuerdo con nostalgia en su mente una y otra vez luego de escuchar la noticia de Gerald.

¿Y ahora qué? ¿Así terminaba? ¿Su buena audición había desaparecido como si nada? No podía ser posible.

Envy no sabía nada sobre consolar así que sólo se mantuvo abrazándolo, dejando que Gerald recostara la cabeza sobre su pecho para que pudiera desahogarse.

—Todo irá bien... —dijo el homúnculo en voz alta.

No sabía si lo decía dirigido a Gerald, a los soldados, a Roy o incluso a sí mismo, pero a alguien se lo decía. En todo caso, no fue de mucha ayuda puesto que nadie pareció mejorar su estado anímico.

—Hey, no necesita sólo de mi ahora —comentó mirando a Mustang lanzando una indirecta que el receptor captó al instante.

Gerald levantó la mirada al sentir la caricia en el cabello que Roy le estaba dando, y otra vez se le llenaron los ojos de lágrimas. Ese día estaba comportándose como un verdadero niño pequeño, aunque estaba teniendo sentimientos que sólo había sentido cuando tenía esa edad así que sentía que esta vez no estaba mal llorar... sólo esta vez.

—Estarás bien, vamos a protegerte... —murmuró Roy en un tono de voz suave. Si bien no podía oírlo al menos quería transmitirle calma.

Lo que ninguno veía es que aunque necesitaba de su apoyo el recibirlo se sentía cada vez peor. El moreno se separó un poco del abrazo de Envy y de la caricia de Roy, necesitaba algo de espacio.

—Así no seré de utilidad... No puedo... Sólo los voy a retrasar... No le soy de utilidad a nadie... ni a los homúnculos les sería útil así... —No podía ni decir una oración completa antes de iniciar otra—. No quiero ser una carga o un estorbo... Así que es todo ¡Mátenme ya!

Ver el rostro inundado otra vez en lágrimas más ka petición misma fue un golpe fuerte para todos, especialmente para Roy y Envy. Tras unos segundos el menor sonrió con tristeza, eso sólo sobresaltó más a los presentes.

—Además soy lo suficientemente cobarde como para hacerlo yo mismo... Doy asco.

—Me parece bien —respondió una mujer rubia que venía con los soldados de Briggs.

Se trataba de Olivier. Ella no estaba bromeando; si eso era lo que el castaño quería lo haría, después de todo los débiles no servían para la batalla.

No obstante, no era que Gerald fuera débil sólo estaba pasando por momento difícil por eso Mustang y el homúnculo se alertaron cuando ella desenfundó la espada que fue heredada por la familia Armstrong por generaciones.

—¡Espera! —dijo Envy interrumpiendo cualquier acción de la rubia—. Yo me encargo... Él me dió a mi el derecho de matarlo...

Olivier no cambió su expresión fría pero por suerte decidió guardar su espada y dar un paso atrás. Roy lo miró entrecerrando los ojos cuestionándose a qué se refería exactamente con "encargarse".

El cambiaformas esta vez no se dejó intimidar por la mirada del Coronel en vez de eso se enfocó únicamente en lo que iba a hacer.

—Gerald... —tocó con delicadeza la mejilla morena mientras decía su nombre en voz baja, y después que el menor levantara la mirada hacia el cambiaformas, una fuerte bofetada en la misma sin previo aviso—. ¡Reacciona, maldita sea!

Todos los soldados se sobresaltaron, incluso el castaño se sorprendió por esa acción luego sólo ahogó un suspiro de sorpresa cuando Envy lo sostuvo del cuello de su camisa.

—¿Matarte? ¡¿Qué clase de broma es esa?! Sólo por ti decidí no quitarme la vida ¿y ahora tú quieres que acabemos con la tuya? ¡No me jodas!

Para Gerald sólo eran palabras silenciosas y Envy moviendo la boca muy rápido, ni aunque quisiera sería capaz de leerle los labios, aunque por la expresión que tenía en el rostro podía entender que lo estaba regañando. El de ojos claros trató de desviar la mirada pero Envy mantuvo su rostro sujeto de modo que no pudiera dejar de mirarlo.

—Quedaste sordo, tal vez no entiendas nada de lo que te estoy diciendo... ¿Y qué? Si no fue el fin del mundo cuando viniste con nosotros esto tampóco lo será. Hay muchas personas que nacen sin escuchar, algunas incluso no pueden ver o hablar, pero pueden vivir.

El resto sólo miraba expectante pero creían que los intentos del homúnculo eran en vano, Gerald no cambiaba su expresión.

—Entonces, ¿puedes decirme cómo es que insignificantes humanos como ellos pueden vivir pero tú, que eres un humano fuerte, mucho mejor que el resto, sientes que no podrás continuar, eh? —Gerald suspiró con tristeza pero luego se sorprendió al ver los ojos temblorosos de Envy—. ¿Qué pasó con el chico fuerte, valiente y sádico del Norte? ¡¿Qué pasó con mi cachorrito de fuego?! ¡No puedes rendirte así, Gerald!

El moreno abrió los ojos al máximo cuando se dio cuenta que fue capaz de entender esa última frase. Al notar que dos finas lágrimas rodaron por las mejillas del contrario Gerald llevó una mano hacia estas quitándolas de su rostro.

—Entiendo... —dijo él en voz baja tomando con su otra mano una de las manos de Envy que aún no le soltaban la camisa —He estado actuando como un bebé... Pero tienes razón... No me... no me puedo rendir por esto...

El homúnculo se sorprendió bastante mas acabó sonriendo, si el castaño repitió esa frase a la perfección es porque le había leído los labios.

—Gracias... Creo que algo de rudeza es lo que me hacía falta —añadió sonriendo de a poco mientras limpiaba sus propias lágrimas.

—Y debo disculparme por hacerte sentir como un inútil, ¿no?

Fue en ese momento que Envy rodeó con sus brazos la cintura del menor y lo atrajo hacia un beso. Sin ser ese el primer beso entre ellos dos el moreno se había vuelto a sonrojar como la primera vez, seguía pensando que frente a todos no era un buen lugar para besarse pero le correspondió de todos modos.

Mustang y Hawkeye se miraron entre sí, aunque a Roy siguiera sin agradarle la idea ni un poco ambos estaban aliviados de que el menor dejara ese pensamiento y siguiera con vida, debían admitir que ninguno de ellos dos habría sido capaz de quitarle esa idea suicida de la cabeza puesto que nunca habían sido tan duros con él pero Envy si pudo, y si hubiera querido que el moreno muriera, no se explicarían por qué lo ayudó ahora, en otras palabras, a Roy le estaba quedando más que claro que el homúnculo sí se preocupaba por él y mucho.

Olivier simplemente suspiró mientras que su hermano miraba enternecido, a ella le daba igual si estaba vivo siempre y cuando no fuera un estorbo y a Armstrong no le importaba que Envy fuera un homúnculo si estaba dispuesto a ayudarlos, después de todo él conocía a Gerald desde hace años, confiaba en sus decisiones.

Las quimeras no entendían muy bien, ellos pensaban que el cambiaformas no era más que un monstruo y Gerald sólo era un traidor ¿y los demás iban a dejar que fueran pareja? Pues ellos no tenían nada que decidir ahí pero desde que Envy les fue a pedir ayuda por lo de Hawkeye y ahora resultaba que tenía sentimientos por un humano... tal vez lo veían menos monstruoso mas aún resultaba difícil de procesar.

—¡Oh! ¡Quién lo diría! —Exclamó una voz una vez que llegaron a su destino—. ¡A pesar de tu pésimo sentido de la moda tienes novio!

Envy volteó separándose un poco del castaño al sentirse aludido y se sorprendió al ver a Greed junto a Scar y Lan Fan.

—No pensé que siguieras vivo hasta ahora.

—Supongo que puedo decir lo mismo de ti... —bufó el cambiaformas con algo de fastidio, Greed nunca le había agradado tanto.

Al desviar un poco la mirada notó un cuerpo tirado en el suelo, uno que yacía sin vida.

—Wrath... —Envy reconoció el cuerpo como el de King Bradley—. Te lo tenías bien merecido... —murmuró mientras hacía una mueca de disgusto y regresaba su mirada al homúnculo dentro del cuerpo del príncipe de Xing, haría lo que podía por tolerarlo.

Darius, la quimera con apariencia de gorila, se acercó un poco hacia el borde del pilar que los transportaba.

—¿Te encuentras bien? —cuestionó al homúnculo de la codicia.

El mencionado caminó hasta ellos asintiendo.

—Claro —respondió subiendo al pilar—. Déjenme subir también, necesitarán de alguien que les diga lo que ocurre —Tan pronto como Greed se acercó Lan Fan también lo hizo—. El tipo al que llamamos Padre se ha vuelto loco. ¡Aquel que no pueda pelear será mejor que se quede al margen! El sapo, las señoritas y el niño, fuera. ¡Están heridos!

Jerzo, Olivier y Hawkeye se miraron entre sí notando que hablaba de ellos. Gerald parecía más concentrado en descifrar lo que decía.

—No —negó el otro homúnculo—. Él viene con nosotros y no pienso discutirlo —Envy señaló a Gerald con la cabeza a lo que Greed bufó.

—¿Vas a hacerlo pelear aún si no escucha? Además... mira sus heridas, así no va a poder...

—Voy a pelear —afirmó Gerald con seguridad—. Solíamos entrenar juntos, Greed, sabes bien que unas cuantas heridas no podrán conmigo.

El homúnculo de menor tamaño no cambió de expresión.

—No es ningún inútil...

Greed suspiró resignado mientras negaba sutilmente con la cabeza, tenía claro que convencer a Envy era una tiempo perdido.

—Bien... Él nos acompaña pero el resto que mencioné se queda.

—¡No digas tonterías! —exclamó Olivier de inmediato—. ¡¿Quién tomará el mando si no voy yo?!

—¡No me importa! —contestó Greed—. ¡Esta no es una situación para dar órdenes!

Sin embargo, la rubia de la familia Armstrong no estaba satisfecha con esa decisión.

—¡No te atrevas a decirme qué hacer...!

—¡Señora! —interrumpió uno de los soldados de Briggs dejando un teléfono en las manos de la Mayor General—. ¡Es una llamada del Cuartel General!

La mujer tomó el auricular y contestó. Conforme avanzaba la llamada, su rostro fue cambiando indicando que no pasaba nada bueno. Los soldados del otro lado anunciaron que la mitad del Cuartel General había sido destruida y les era imposible ponerse en contacto con la Entrada Norte es decir que todos los soldados de esa área habían caído con ella, eso incluía tambien al Capitán Bucaneer.

—¿Qué demonios es él? —preguntó Armstrong refiriéndose a Padre.

—Se ve como un humano normal pero en su interior hay miles de almas humanas convertidas en una Piedra Filosofal —Esta vez fue Envy quién contestó.

Greed asintió dando a entender que lo que decía el cambiaformas era verdad.

—Con esa energía logró absorber el poder de Dios —completó él con información que Envy no había mencionado pues la desconocía—. Siendo alquimistas pueden darse cuenta de la complejidad de esta situación.

Mustang y Armstrong se miraron entre sí, como los dos eran alquimistas asintieron.

—El niño es alquimista, tal vez pueda pelear aún. Pero los humanos normales deben quedarse al margen.

Olivier entrecerró su mirada fija en Greed; sabía que ese comentario iba dirigido a ella específicamente.

—Mis hombres están peleando allá arriba, yo soy su líder.

No obstante, no pudo seguir hablando ya que nuevamente los soldados en el Cuartel General quisieron hablar con ella. Estos le dijeron que preferían que ella se mantuviera a salvo, en otras palabras, que podía descansar.

—¡Alex! —dijo ella dirigida a su hermano—. Llévate el equipo de comunicaciones ¡Y no pierdas!

—¡Así será, hermana! —exclamó el menor de los Armstrong tomando el auricular por el que antes Olivier había hablado.

Ella junto a Jerzo, los soldados y Sig Curtis, el esposo de Izumi al que antes había abrazado, bajaron del pilar mientras que Greed y Lan Fan subían a este.

—Señorita, también debería quedarse —dijo Greed mirando a la teniente Hawkeye, aún tenía sangre en su cuello y ropa por el ataque que recibió con anterioridad—. Está muy herida.

—Vamos a hacer polvo su Piedra Filosofal, y lo haremos los tres —intervino Roy colocando una mano en el hombro de sus respectivos subordinados.

Greed suspiró quejándose, pero tal parecía que no tenía opción.

—Te encargo a Izumi y al resto —pidió el esposo de la mujer mencionada al de bigote rubio. Este asintió antes de impulsar el pilar hacia el exterior con alquimia.

Armstrong pidió a Roy que informara por el auricular a los soldados que se cubrieran. Ellos estaban atacando a Padre pero podrían sufrir algún daño si permanecían a la vista.

Envy se mantuvo al lado de Gerald, aunque no lo iba mirando directamente tenía una mirada de reojo en él manteniendo en su rostro una suave sonrisa y las mejillas de un débil tinte rosa, apenas ahora asimilando que lo había besado dos veces frente a mucha gente ¿Acaso eso era la vergüenza?

—Con que tú enamorado, ¿eh? —Greed había notado esa expresión en el cambiaformas y quiso burlarse un rato.

Envy bufó, al menos logró entender que no le había avergonzado besar a Gerald frente a esa gente, le avergonzaba que uno de sus hermanos lo vio.

—Nunca creí vivir lo suficiente para verte llorar.

—Si no cierras la boca te la voy a cerrar de una patada y el que acabará llorando serás tú ¿oíste? —advirtió el más bajo cruzando los brazos y apartando la mirada.

Agradecía internamente que Greed no lo había visto antes cuando realmente estaba llorando, ahí sí que habría tenido motivos para burlarse.

Greed igualmente miró a otro lado pero siempre mirando a su hermano menor de reojo con una sonrisa.

—Bien hecho —dijo este ganándose de nuevo la mirada del más bajo—. Finalmente tienes algo que nadie más tiene.

Envy miró con algo de sorpresa y sonrió con cierto orgullo, aunque le parecía extraño que el codicioso no estaba burlándose.

—Por suerte no estoy interesado en chicos. Ya me conoces; quiero dinero, mujeres y todo lo que exista en este mundo. Aunque... de hecho recuerda que todo me pertenece así que no lo vayas a descuidar.

Ahí estaba la burla que se esperaba así que Envy rodó de ojos y apartó la mirada de nuevo, sin embargo, la sonrisa y el sonrojo de antes no se borraron.

Tardaron sólo unos segundos en llegar afuera, Padre se veía muy enfocado en los soldados de Briggs como para darse cuenta de su llegada así que aprovecharon eso y dos llamas se dirigieron a él, una de cada alquimista de fuego. Entre el humo que se produjo Padre apenas logró darse cuenta y esquivarlas.

—¿Le dimos? —cuestionó Gerald sin poder ver bien entre el humo y el fuego que aún no se disipaba.

—Apenas lo rozaron —contestó Hawkeye negando, ella era la única que podía verlo entre las llamas, después de todo tenía una vista espectacular.

Luego, los cuatro, ya que Envy también estaba ahí, fueron capaces de verlo con claridad cuando Padre los miró directamente.

—Apunten justo hacia al frente.

El castaño aún no estaba acostumbrado a entender lo que la gente decía con sólo mirar el movimiento de su boca, pero con imitar la dirección del disparo de Roy le bastaba por ahora para entender.

Ambos chasquearon los dedos nuevamente siguiendo las instrucciones de la Teniente, esta vez Padre no se movió sólo estiró un brazo hacia las llamas y devolvió algo del fuego que le lanzaron.

El de claros ojos dio un paso al frente y tras juntar ambas manos para posteriormente colocarlas en el suelo levantó un pilar de cemento lo suficientemente amplio para protegerlos a los cuatro.

Luego miró sus manos y sonrió, no supo por qué sabía hacerlo ni mucho menos porqué decidió intentarlo pero de algún modo adquirió ese habilidad al igual que Edward y Alphonse. Claro, ahora que había visto a La Verdad él también podía hacerlo.

—¡Bien hecho! —felicitó Envy mientras Roy le levantó el pulgar al castaño.

Luego de mirarlos a ambos se puso de pie nuevamente.

—Esto puede resultar muy útil.

Los ataques de todos los soldados iban hacia Padre y él no les regresaba ninguno sólo se quedaba quieto recibiéndolos. Puede que no le causaran daño pero eso era debido a la Piedra Filosofal que tenía, si seguía así esta perdería su poder y quedaría vulnerable.

—Vamos a carbonizarlo —Cuando Izumi levantó un muro alrededor del homúnculo de mayor edad Mustang lanzó una llama hasta él.

Le había llegado directamente, ni siquiera hizo un intento de regresarla como antes, sin embargo, cuando el fuego se dispersó todos pudieron ver que a pesar de los ataques él seguía ileso.

—Es inútil —dijo Padre ante los intentos de matarlo—. Los humanos no pueden tocarme.

Bastante humo y polvo se desprendía del lugar, aún más que antes, aunque esto también suponía una desventaja para Padre ya que no podía ver si venían ataques directos.

—¡Si los humanos no pueden ¿qué hay de nosotros?! —exclamaron la envidia y la codicia apareciendo de entre el humo.

Greed contaba con un escudo prácticamente impenetrable de carbono que cubría las partes de su cuerpo que él quería, en esta ocación cubría sólo sus manos.

En cuanto a Envy, este había transformado sus manos en filosas cuchillas listo para atacar. Aún no podía creer que estaba yendo en contra de su propio padre pero él fue, en primera instancia, quién le dio el pensamiento que tenía acerca de los humanos.

El golpe de Greed dio justo en la cara mientras que Envy dio en un brazo y en el pecho. Padre no se movió y recibió todos los golpes, no obstante, él sonrió, eso confundió a los menores.

Tan pronto como vieron que las manos que usaron para atacar estaban atascadas en el cuerpo del mayor comprendieron el motivo de su sonrisa.

—Llegan en un buen momento, son buenos hijos —Los con nombre de pecado se miraron entre sí—. Justo necesitaba una Piedra Filosofal, y ahora puedo tener dos.

Los dos miraron a su padre con sorpresa mezclada con rabia y miedo.

—Voy a tomar las suyas. Comenzaré contigo, Greed.

Podía notarse como parte de un líquido rojo proveniente de Greed se dirigía a Padre mientras soltaba fuertes gritos.

No obstante, luego lo miró con una gran sonrisa ganadora.

—¡Es broma! —dijo este sobresaltando al mayor.

Pronto Envy se contagió de esa risa.

—Buena actuación, ¿no? —mencionó logrando retirar una de las manos que permanecían atrapadas, esta aún tenía forma de cuchilla—. No puedes tomar nuestras piedras sin descuidar tu defensa, ¿cierto?

—¡Más importante que eso, ¿no has considerado que alguien te quite el poder de Dios?!

Ahora Padre entendió el motivo de su intervención, o al menos la de uno de ellos. Ese extraño líquido que antes se dirigía a Padre ahora se dirigía de vuelta a Greed, esta vez tenía un color más plateado.

—¡Me lo llevaré todo!

Sin embargo, a pesar de la cara de felicidad de Greed, pronto notó que no se podía liberar además la fuerza con la que su padre atraía su Piedra Filosofal era un poco mayor que la suya. Padre codiciaba más la piedra que Greed el poder de Dios.

Envy, quien aún tenía una mano atrapada, trató de atacar a Padre para que este soltara a Greed pero el mayor creó una columna de piedra por lo que falló.

—¡Greed! —Esta vez Edward trató de hacer lo mismo que el cambiaformas pero el resultado fue el mismo.

Varios intentaron hacerlo pero no fue hasta que todos los alquimistas se acercaron a atacarlo en conjunto que finalmente soltó a Greed y Envy tras lanzar una fuerte ráfaga de energía.

Esta resultó ser más poderosa de lo que todos pensaron, tanto que rompió el brazo de automail de Ed.

—¡No se den por vencidos! —gritó él nuevamente lanzando un ataque que Padre repelió.

Estos parecían no tener efecto, sin embargo, algo se notó extraño luego de un último golpe del rubio; detuvo su patada pero con su brazo. Ya no detenía los ataques con energía lo que significaba que su Piedra Filosofal se había agotado.

—¡Se encuentra al límite! —gritó Hohenheim.

Padre estaba sujetándose la cabeza con mucha fuerza como si algo le causara mucho dolor, además caminaba de una manera muy extraña, parecía como si no pudiera soportar el peso de su propio cuerpo.

—¡Ya no puede aguantar el poder de Dios! —Un potente grito salió de la boca del homúnculo liberando toda la energía que le quedaba.

La fuerza de esta causó que todos se desequilibraran y cayeran al suelo, algunos incluso volaron unos cuantos metros por los aires antes de caer.

Gerald y Riza fueron de esos que se elevaron antes de impactar en el suelo, cayeron lejos del alcance de Padre y separados el uno del otro pero se marearon luego de golpearse la cabeza. Envy y Mustang que recibieron menos daño mantuvieron a ambos cerca de sí mismos, el cambiaformas se quedó junto al Teniente Coronel y el Coronel junto a la Teniente.

—Piedra... Piedra... —Al escuchar la voz de Padre buscando una Piedra Filosofal Envy suspiró agradecido de estar lejos del mayor.

Sin embargo, no podía decir lo mismo de Edward.

El rubio había chocado con un gran escombro de algo que se destruyó a sólo unos pasos de Padre, un fierro quedó incrustado en su brazo izquierdo por lo que no se podía mover.

—¡Ed! ¡Sal de ahí! —gritó Hohenheim a su hijo al notar que el homúnculo se le acercaba a paso lento y al ver el real estado de su situación sólo se preocupó más aún.

—¡Detente! —gritó Alphonse a Padre mas fue en vano.

De la figura que antes habían visto del creador de los homúnculos no quedaba nada similar, ni siquiera describir su estado deplorable era sencillo, parecía en trance pero al mismo tiempo parecía saber perfectamente lo que hacía, por eso no se detuvo y siguió su camino hacia Edward.

Era obvio que quería hacer una Piedra Filosofal usando el alma del rubio. Al no lo iba a permitir mas no había nada que pudiera hacer, no podía teniendo las piernas y gran parte de la armadura completamente rotas por haber protegido a May Chang de un ataque anterior.

—May... Necesito un favor... —pidió la armadura a la niña que seguía detrás de él. La chica lo miró intrigada—. Mi hermano trajo de vuelta mi alma al sacrificar su brazo derecho... Tal vez lo opuesto sea posible —La pequeña se tomó unos segundos para comprender luego abrió los ojos ligeramente exaltada—. Sólo necesito que traces un camino, ¿puedes hacerlo? —cuestionó finalmente.

A May se le juntaron unas lágrimas mientras movía la cabeza.

—¡Pero si lo hago, entonces tú...!

—¡No hay tiempo! —interrumpió Alphonse con desesperación. Él ya tenía miedo y no quería empeorarlo, pero era su hermano, por Edward haría lo que fuera—. Sólo a ti puedo pedirte este favor...

La joven miró a la armadura con los ojos llorosos, sin embargo, acabó asintiendo y lanzando kunais con dirección al lado derecho del mayor de los Elric.

Al sentir el impacto de esas armas a sólo unos centímetros de él Edward miró con sorpresa a su hermano, Padre también miró a Alphonse con la misma expresión.

—¿Qué vas a hacer...? —cuestionó el rubio más para sí mismo haciéndose una idea de lo que su hermano haría a continuación.

—Acaba con esto, hermano.

Fue todo lo que dijo el menor de los Elric antes de juntar ambas manos delante de su cuerpo y llevarlas hacia el sello de sangre de su armadura. Tanto el sello como la armadura de acero permanecieron intactas pero una vez que la luz de la transmutación finalizó los dos brazos de Al cayeron inertes al suelo; el alma de Alphonse ya no estaba en ella.

—¡¿Qué acabas de hacer, Al?! —gritó Edward alargando la sílaba del nombre de su hermano.

Eso no fue lo último de la transmutación realizada por Alphonse, ahora algo de luz brilló en los kunais que estaban junto al rubio, cuando esta desapareció se pudo apreciar un brazo, el que había perdido, este estaba delgado y algo descuidado pero servía bien.

Él estuvo empeñado por recuperar su cuerpo pero no quería haberlo hecho de esa manera. Dejo caer unas lágrimas, sin embargo lo hecho, hecho estaba y no dejaría que el sacrificio de Al fuera en vano.

Juntó ambas manos para empujar a Padre lejos de él, como el mayor ya no tenía tanto poder recibió el ataque de manera directa. Edward aprovechó ese tiempo para quitar el fierro que impedía el movimiento del otro brazo para volver a golpearlo.

Era hora de que el contraataque iniciara.

Despierto y me encuentro frente a mi
Un hospital que limpio está
Mientras al techo caminaba yo
Intento y
No puedo recordar.

Extendió su mano hacia mi
No me pudo alcanzar aquí
Todo el tiempo caerá
Ponte de pie y alcanzame
¿Intentaste en verdad cruzar?

Voy a morir
A morir
Pero yo
No me quiero morir sin ti junto a mi
Los días que pasé con miedo se van
Porque tu estás.

Esto nunca se va
Se que algún día volvera
Todo este dolor
Que una vez sentí.

Si hoy te olvido solo estaré
Sin un lugar a donde ir
Todo esto es como un show
Fui por mis sueños hoy sin más
Veré cada parte de mi
Rojos están mis ojos.

Voy a vivir
A vivir
En el fondo pienso así
Mi mano extendí
Nunca quise esté final
Hongos crecen justo aquí
Aún lo puedo recordar
¿Dónde estás?
Muero ya.

Miss Wanna Die / Shinitai–Chan
Cover: Bastián Cortés

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