Capítulo 25: El Rey que Mereces Ser

Aunque el viaje no duró demasiado, para Gerald fue una eternidad, tan sólo pensar en que posiblemente toda su mentira se desmoronaría en segundos y que los dos grupos descubrieran la traición lo hacía preocuparse. Bajaron en una ciudad abandonada llamada Baschool, un viejo pueblo minero que dejó de tener habitantes hace ya mucho tiempo; era el lugar perfecto para esconderse, por eso empezaron a buscar por ahí.

—Kimblee, yo voy con ellos —dijo el castaño una vez que todos bajaron de los vehículos.

Todos los militares estaban dividiéndose en grupos para buscar al ishvalano, eso incluía a los Elric quienes ya tenían su grupo.

El Alquimista Carmesí no estaba muy convencido de su decisión pues sabía que sin él, el menor podría meter la pata por la cantidad de mentiras ya dichas.

—He estado contigo desde que empezamos y a ellos sólo los he visto encerrados, al menos déjame disfrutar con mis amigos en libertad.

El de traje blanco aún no estaba convencido, pero luego pensó que aquello serviría para que el castaño vigilara de más cerca las acciones de los hermanos, así que acabó asintiendo.

—Bien. Ve con ellos —dijo Kimblee finalmente, no obstante, justo cuando el menor volteó con una sonrisa para ir con Edward, el mayor lo sostuvo fuerte del brazo—, pero irás con escoltas, y que no se te ocurra arruinarlo... ¿Entendiste, pequeño?

El menor no tenía idea de si aquello era una amenaza, una advertencia, una petición o cualquier otra cosa, pero los ojos azul eléctrico de Kimblee indicaba que hablaba en serio.
¿Acaso creía que no se las podría arreglar? Que poca confianza le tenía.

En silencio, el castaño se soltó del agarre y fue con el grupo de los Elric. Una tropa de militares, que eran los escoltas, los estuvo vigilando en todo momento, pero como los jóvenes querían actuar por su cuenta, los tuvieron que evadir, resultó bastante fácil debido a que Ed transmutó una pared para dividirse.

—¡Maldita sea! ¡Esta ciudad es enorme! —gritó Edward dentro de un edificio luego de mucho tiempo buscando. Estaban exhaustos y no habían encontrado ni una sola pista sobre el paradero de la chica o de Scar—. El único modo de hallar a Scar o a esa niña sería que ellos vengan a nosotros.

Repentinamente, escucharon una voz infantil en un pasillo, y seguido de esta, varios pasos acelerados.

—¡Alphonse! ¡Alphonse! —repitió la misma voz. El mencionado miró hacia ese pasillo y perdió el equilibrio al ver a la pequeña niña que buscaban lanzarse contra él.

—¿Quién lo diría? Sí vino a nosotros —mencionó Gerald un poco sorprendido y divertido por la situación.

La pequeña parecía contenta de ver a la armadura de nuevo, aunque no podía decir lo mismo al ver a Gerald y a Edward ahí, claramente le había gustado más el hermano menor.

—May Chang, que alegría haberte encontrado —exclamó el menor. Los ojos de la chica literalmente brillaron en emoción—. Quería verte y preguntarte sobre la alkahestria —Sin embargo, la joven de nombre May no prestó mucha atención, seguía entusiasmada por el hecho que Alphonse la buscaba a ella.

Eso acabó cuando una voz sonó desde el interior de Alphonse, la de Winry, la habían metido ahí para que pasara desapercibida de sus guardaespaldas.

—¡¿Disculpa?! ¡¿Quién es esa mujer, Alphonse?! —chilló la de cabello negro, dejando al joven de la armadura en confusión— ¿Cómo pudiste hacerme esto...? Aún cuando me tienes a mí...

Sin saber bien porqué, Al negó rápidamente.

—Te equivocas, ella es una amiga de la infancia —Él mismo se preguntó la razón de su disculpa si no era nada de la niña; apenas se conocían y ya parecían pareja.

La alkahestria, también conocida como el arte de la purificación, era el método que los Elric querían aprender para ver si con él podían recuperar sus cuerpos, además, les llamaba la atención porque May fue capaz de usarla aún cuando el padre de los homúnculos inhabilitó la alquimia cuando acababan de salir del estómago de Gluttony.
Si la chica conocía el Arte de la Purificación de Xing, significaba que venía del mismo país que Ling. Ella era la princesa de uno de los clanes más pequeños y débiles de ese país, vino a Amestris por la misma razón que el que se volvió homúnculo; quería conocer los secretos para la inmortalidad.

—Tú... ¿Cómo te las arreglaste para escapar...? —Al sentir unos pasos detrás de él, Gerald volteó algo sobresaltado—. ¿No eras el otro prisionero de Envy?

El castaño no sabía quién era esa persona, al menos de apariencia no lo reconocía, sin embargo, después de unos segundos analizando, supo bien de quién se trataba.

—Doctor Marcoh... —murmuró tras reconocerlo, los hermanos ahogaron un suspiro al darse cuenta. Era difícil reconocerlo pues su cara estaba desfigurada, tal vez lo hizo para ocultarse—. Pues... Me gané su confianza y acabé escapando por el techo... Pero usted... Esto no está bien, estuvo molesto cuando se escapó, doctor —añadió dándole la misma versión que antes le dio a Edward y Alphonse. Ya estaba mintiendo otra vez, pero al menos era la misma mentira, además, a medias esta vez porque era cierto que Envy se había molestado por el escape de Marcoh.

La historia le hizo sentido al doctor, pero algo le sonaba extraño... ¿Había dicho que se ganó la confianza de Envy? ¿Él? ¿Un humano? Era extraño, pero de cualquier manera no tuvo tiempo para seguir hablando ya que otra persona más llegó a la habitación.

—¡Los hermanos Elric! —gritó el hombre al verlos. El de claros ojos lo reconoció, era Yoki, el tipo que estaba con Scar en el tren, por suerte no se había fijado en él todavía.

Ni Ed ni Al recordaban a ese sujeto, pero era el dueño de unas minas en Youswell que solía cortarles el salario a los trabajadores y quedarse con las ganancias, eso hasta que los hermanos aparecieron y le tendieron una trampa para quitarle la mina para que así los mineros pudieran vivir felices.

Para desgracia del pobre Yoki, nadie parecía interesado en su historia; May seguía reclamando a Al por estar con Winry mientras la rubia y la armadura trataban de calmarla, Ed quería saber porqué discutían por eso y no sobre la alkahestria, y Gerald y Marcoh explicaban a más detalle como, supuestamente, habían escapado. En fin, todos estaban muy enfocados en sus cosas para prestar atención a Yoki.

—Sí, sí. Una historia triste ¿No es así, viejo? —dijo Edward sólo para que el adulto dejara de quejarse—. Te entiendo.

—¡Deja de pretender que me comprendes! —Se quejó, pero nuevamente, nadie lo miró. Luego, miró más detalladamente al grupo, más específicamente a un moreno, tal vez lo confundía con otros, pero sabía que había visto ese peculiar tono claro de ojos en algún lugar—. ¿No te conozco?

La pregunta tomó por sorpresa a Gerald quien sólo asintió levemente. Por suerte parecía que lo recordaba, pero no lo reconocía del todo.

—Es probable, visité Youswell alguna vez en el pasado —respondió para zafarse del tema. Eso había sido verdad, pero no había sido la última vez que se vieron, afortunadamente, el mayor no lo recordaba tan bien.

Luego de que todos se calmaron un poco y hubo algo de silencio, Edward miró a Marcoh.

—He aprendido mucho desde que nos conocimos, por ejemplo, cómo se hace una Piedra Filosofal —El doctor miró con un semblante serio—. Luego, la historia de este país, y algo extraño sobre nuestra alquimia —Esta vez varios lo miraron pues desconocían de qué hablaba—, por eso vinimos tras esta chica, buscando alguna posibilidad con la alquimia de Xing.

—Es lo que pensé —contestó Marcoh sacando algo de entre su ropa; un libro—. De hecho, hubo alguien que se dio cuenta de la diferencia antes que todos nosotros, y esta es su investigación —Los Elric se asombraron, literalmente todas sus respuestas se podían encontrar ahí—, sospechamos que la respuesta está aquí.

El rubio se acercó unos pocos pasos.

—Entonces, dice que si lo desciframos, podríamos...

—Es probable —respondió el mayor al comprender a lo que se refería Edward aunque este no hubiera terminado la frase—, pero necesitamos la ayuda de Scar para eso.

Aquel libro no tenía información encriptada, pero las partes importantes estaban en ishvalano antiguo, por lo que Scar era su mejor alternativa. La idea no pareció gustarle al rubio, pero justo cuando iba a protestar, escucharon una explosión en un edificio cercano y se asomaron por la ventana a mirar.

—Viene de donde se encuentra Scar... ¿Será la milicia?

Los hermanos caminaron hacia la salida, pero se detuvieron antes a darles un último vistazo al grupo.

—Ustedes quédense aquí. Katsu, cuídalos, no dejes que la milicia los encuentre. Al y yo iremos —el aludido sólo asintió mientras los demás los miraban irse de ahí.

Tras unos minutos de su partida, la rubia se puso de pie.

—No puedo hacerlo —dijo ella. El resto sólo miró sin entender—. No puedo sólo quedarme y esperar, ya estoy harta de eso —dicho esto, caminó decidida y salió.

—¡Winry, no! —gritó Gerald, pero la de ojos azules no lo escuchó, o bien sólo lo ignoró. Antes de seguirla, miró a los adultos y a la niña—. Si la ven habrá problemas ¿Estarán bien solos?

La niña de Xing asintió.

—No te preocupes, yo los cuido.

Entonces, el castaño salió en búsqueda de la rubia, pero para entonces, Winry ya estaba muy adelantada así que tuvo que correr.

La alcanzó en el edificio donde sintieron la explosión, justo frente a la pelea que Ed y Al tenían con Scar, dos de las quimeras que eran guardaespaldas de Winry estaban desmayadas, una era amarilla y la otra gris con la apariencia de un puercoespín.

—¡Deténganse! —gritó la chica al ver a Scar a punto de atacar a los Elric. El ishvalano se paralizó al verla y no pudo concretar su ataque, por lo que fue la oportunidad para los jóvenes de atraparlo.

—¡Idiotas! ¿Qué hacen aquí? —Se quejó Edward mirándolos en la entrada.

—Quise detenerla —Se excusó Gerald tratando de regresar a la normalidad su respiración.

A pesar del tono empleado por el rubio, Winry no parecía arrepentida, seguía con esa mirada de determinación. Iba a acercarse, pero una mano en su hombro la detuvo.

—No te acerques.

—Mayor Miles... —murmuraron los chicos al verlo entrar.

Seguido del soldado de Briggs, pasaron otros militares. No sabían qué eran esos seres desmayados, no pudieron reconocerlas como los guardaespaldas que venían con Winry, pero por seguridad decidieron atarlos a un pilar para que no causaran algún daño.

—Scar. Me mata tener que juzgar a mis compatriotas, pero no puedo dejarte en libertad —mencionó Miles tomando una pistola de su cinturón para apuntar al mencionado.

—¿Compatriota, dices? —La voz de Scar voz sonaba sorprendida aunque su expresión no lo demostraba.

Esto hasta que Winry se le acercó, como ya nadie la vigilaba, pudo avanzar, y no sólo fue Scar, ahora todos se sorprendieron. Sus amigos se acercaron a ella con intención de frenarla, sin embargo, la de ojos azules se los impidió.

—Estoy bien. Sólo quiero hablarle —No muy convencidos, los jóvenes soltaron a la chica y la dejaron avanzar, no sabían qué planeaba hacer, pero al menos podrían hacer algo si alguno de ellos se descontrolaba—. ¿Por qué mataste a mis padres? —Fue la primera pregunta en salir de su boca.

Scar permaneció en silencio por unos segundos hasta que finalmente negó levemente.

—Cualquier cosa que diga sólo será una excusa. Es un hecho que soy el asesino de los doctores Rockbell —Se notaba que Winry quería llorar, pero no dejó que ni una lágrima cayera—. Jovencita, tienes todo el derecho de matarme.

Ella volteó y caminó sin hacer caso a sus palabras. Luego de tomar una venda de un botiquín de uno de los soldados, regresó hacia Scar.

—A este paso te desangrarás hasta morir —comentó la menor viendo como la sangre salía de una herida algo seria en el hombro del ishvalano. Vendó la herida con el pedazo de tela entre sus manos.

Eso sorprendió a Ed; ella estaba curando al asesino de sus padres.

—¡Winry!

—¡Ya sé! —Se apresuró a decir ella sin dejar hablar al rubio—. Pero estoy segura de que mamá y papá habrían hecho lo mismo —Incluso Scar estaba asombrado por la acción de la chica—. Es una vida que ellos salvaron, debieron hacerlo por alguna buena razón.

El ishvalano no sabía bien qué decir.

—¿Me estás perdonando?

—¡No me malentiendas! —exclamó Winry con molestia—. ¡No puedo perdonar que los mataras sin motivo!

Winry se separó de él con tristeza, pero alivio al mismo tiempo. Había tardado más que Gerald, pero podía empezar a superar la muerte de sus padres.

El moreno no pudo evitar ponerse a pensar... si Scar hubiera sido el ishvalano que mató a sus padres y se encontrara en una situación como esa ¿Lo habría matado? Hace no mucho tiempo su respuesta habría sido un rotundo "Sí", sin siquiera dudarlo, pero ahora... Ahora no lo sabía.

Antes creía que la venganza era buena, ahora, debido a Scar, veía que podía volverse un círculo sin fin, como una bola de nieve, o incluso como las ascuas que le daban el nombre; empiezan pequeñas pero mientras más duran, más grandes, peligrosas y dañinas se vuelven. Era cosa de aceptar ser parte de ese círculo, a estas alturas ¿Lo sería si se diera la oportunidad?
Él aún no podía responder, pero Winry ya había decidido, y su respuesta era no.

—Eres Miles ¿verdad? —cuestionó Scar de repente. El mencionado miró al otro ishvalano—. Dijiste que era un compatriota —Aparentemente se había quedado pensando en eso.

El Mayor se acercó a él siempre apuntándolo con su pistola.

—Así es —contestó quitándose los anteojos—, aunque me hubiera gustado conocernos de otra forma, mi hermano de ojos rojos.

Scar se sorprendió, no podía entender cómo podía formar parte del ejército de Amestris siendo de Ishval si, normalmente, los de ese país no querrían tener ningún tipo de relación con los amestrianos, era algo sin dudas inusual. Los Elric ya habían tenido esa conversación con Miles. Él quería cambiar desde adentro la forma en la que Amestris ve a los de Ishval.
Se consideraba a sí mismo una piedra ishvalana que fue arrojada a la milicia amestriana, y aunque fuera difícil, buscaría lograr su objetivo, e irónicamente fue la General Armstrong, una mujer de sangre amestriana pura, quien le hizo darse cuenta de eso.

Un soldado se acercó Miles y le entregó un auricular de teléfono.

—Háganle saber a Kimblee que tenemos a Scar en un edificio del área D —Una vez que regresó el teléfono volvió a mirar a Scar—. Lo lamento, no te puedo dejar escapar. Mereces ser sentenciado.

El ishvalano de la cicatriz lo aceptaba, sin embargo, no contaba con que dos personas llegarían para intentar ayudarlo pues no podían dejarlo ir tan fácilmente.

—Esperen —dijo una de esas personas—. No se lo lleven, por favor —Se trataba de Marcoh, y May Chang se encontraba unos pasos más atrás—. Lo necesitamos para descifrar una investigación.

Cuando Miles notó que eran conocidos de los jóvenes, los dejó hablar para escuchar lo que tenían que decir.

—¿Investigación?

—Combina las alquimias de Amestris y Xing —empezó May tomando la confianza suficiente para acercarse.

Marcoh fue el que siguió.

—Pero las partes importantes están en ishvalano antiguo —Añadió él desviando su mirada al ishvalano—. Sólo Scar puede leer esto.

Miles miró a la chica que venía con Marcoh luego de pensar unos segundos.

—Eres la chica que conoce sobre la alkahestria ¿no? —La mencionada se sobresaltó. Tal parecía que los Elric le habían comentado a los soldados de Briggs sobre ella y por eso tenían conocimiento—. Tengo órdenes de llevarte a la fortaleza —Al ver que ella se asustó, intentó calmarla sin dejar su expresión de seriedad, después de todo no pensaban hacerle ningún daño, sólo querían conocer sobre su habilidad— Pero... Si no quieren que nos llevemos a Scar, tal vez lo mejor sea esconderlos a todos en Briggs por ahora.

Edward negó rápidamente.

—¡¿Quieres llevar a un asesino con nosotros?! —cuestionó mirando a Scar de reojo.

—¿Quieres que descifre la investigación, o no? —respondió el Mayor haciendo que Edward mirara a Scar molesto—. No te preocupes. Estoy enterado de toda la situación y tengo una idea —dijo él refiriéndose al peligro que amenazaba a Amestris.

Gerald no sabía cómo es que todos se habían enterado de eso, él se había enterado de todo gracias a Envy, sin embargo del resto no sabía, pero como no fue él quién les dijo, no le importaba tanto.

—Scar, prolongaremos tu juicio si cooperas ¿Qué dices?

—No tengo otra opción ¿verdad? —respondió él, dando un "Sí" indirecto—. Cooperaré. Lo juro por mi sangre ishvalana, hermano de ojos rojos —Sólo entonces, Miles bajó el arma, confiaba en que mantendría su promesa.

—Mayor Miles —dijo Gerald mirando por una ventana. Se había alejado unos pasos del grupo hace no mucho tiempo. Miles no confiaba mucho en él pero al verlo con los otros y no con Kimblee sentía que el castaño era confiable—. Esas nubes indican una tormenta ¿no? —cuestionó el castaño mientras el mencionado se acercaba.

Luego de mirar el cielo y asentir, volvió a mirar al resto.

—Será imposible movernos todos en una tormenta. Así no podremos volver.

—¿Entonces qué hacemos? —cuestionó Winry también acercándose. Tampoco podían quedarse ya que Kimblee conocía su ubicación y estaba en camino.

—Esta es una ciudad minera ¿no? —Ninguno notó exactamente cuando, pero Yoki había llegado con ellos—, podríamos usar los túneles subterráneos —El de bigote se puso algo nervioso cuando las miradas de todos se posaron en él, pero se le quitó cuando todos le agradecieron—. Bueno, solía administrar una mina, después de todo.

Marcoh miró una pequeña ruta en un mapa que Miles tenía.

—Pasa por la montaña, eso servirá —mencionó el militar anotando un par de cosas en un cuaderno—. Si los detiene algún militar, entréguenle esto. Aquí les autorizo refugio —explicó entregándole el cuaderno a Marcoh mientras este asentía.

—Sólo queda resolver algo —mencionó Gerald alejándose de la ventana—, se supone que Winry va con ustedes, pero Kimblee es responsable de ella.

Lo mismo podía decir para él debido a la mentira que se había inventado, pero prefirió no hacerlo. Si lo hacía, posiblemente causaría más de un mal entendido ya que Scar era testigo para desmentirlo, pero le sorprendía que hasta el momento no lo hubiera delatado, y es que Scar, aunque sabía a la perfección que él era el chico que estuvo con Kimblee en el tren, no se sentía quién para delatar, y como había dicho que cooperaría, sólo tomaría medidas con Gerald si lo notaba actuar extraño, mientras tanto planeaba mantener la boca cerrada.

Edward negó suavemente, para él ese no significaba un gran problema.

—Déjamelo a mí. Sabes que sé actuar muy bien.

—Puede que así sea, pero Kimblee es un hombre precavido —advirtió el moreno, en eso se le vino a la mente el extraño comentario que le hizo antes de acompañar a los Elric—. Un paso en falso y nos descubrirá.

Por unos segundos todos mantuvieron silencio pensando, Winry fue quién lo rompió.

—Será extraño viniendo de mí, pero... ¿Qué tal si soy secuestrada por Scar? —Sus amigos miraron inseguros—. Lo liberarán, él huirá conmigo en brazos y Ed pretenderá que trata de detenerlo —Los Elric no querían, la verdad ninguno quería, pero se les acababa el tiempo antes de que empezara la tormenta y las tropas de Kimblee ya estaban cerca, así que no tuvieron más opción que aceptarlo y liberar a Scar.

—¿Podrían llevarnos también? —Esa nueva voz los tomó por sorpresa, era una de las quimeras atadas. Tanto Miles como otros soldados los miraron atentos—. Sabemos que no confían en nosotros porque trabajábamos para Kimblee, por eso pueden mantenernos atados.

El otro de ellos se escuchaba un poco asustado.

—Además, él no muestra compasión por aquellos que no hacen bien su trabajo, acabaremos muertos sea como sea —dijo él mirando como los otros se miraban entre sí—. Y también... Queremos ser como antes —Aquello sorprendió un poco a Alphonse, al final, resultó ser que querían lo mismo que ellos. Eran quimeras creadas por la milicia, pero nunca estuvieron muy conformes con sus nuevos cuerpos.

Marcoh se les acercó.

—Este país se irá a la ruina si nos traicionan —Marcoh también estaba enterado de lo que pasaría en el país, aunque a menor grado que los Elric pues él no había investigado y Envy jamás se lo reveló.

Las quimeras se miraron sobresaltadas.

—¡Espera! ¡¿Qué quieres decir?! —dijo la de color amarillo—. ¡Central no nos dijo nada de eso!

—¡Cuéntanos! ¡¿De qué se trata todo esto?! —Le siguió la gris igual de asustado.

Marcoh se encargó de contarles todo mientras los ayudaban a levantarse para poder retirarse, y ambos, más que nunca, querían irse con ellos y ayudar a detener lo que fuera que llegara a ocurrir. Regresaron a una apariencia un poco más humana, aunque no totalmente, y les ataron las manos para que el resto se sintiera seguro.

Todos bajaron excepto Winry y Scar, sólo ella tuvo que devolverse un segundo ya que un soldado le pidió que se quitara sus aretes para que estos no le congelaran y se los entregó a Ed antes de irse. Aquello pudo haber sido un gesto sin importancia, pero para Edward y Winry fue algo así como una promesa; llegaría un día en el que volverían a verse para así devolverlos.

Sólo unos pocos del grupo salieron del edificio por la puerta de entrada mientras el resto se iba por los túneles. Apenas vio que pisaron el exterior, Scar hizo una explosión en el edificio. El Alquimista Carmesí ya se encontraba afuera, así que cuando salieron, el rubio pasó por entre el polvo hacia él con una expresión de enojo.

—¡Kimblee maldito! —gritó acercándose con rapidez—. ¡¿Por qué no cuidaste a Winry?! —dijo esta vez causando que el mayor mirara al techo mientras el Alquimista de Acero le sujetaba el cuello del traje. Ahí estaba Scar con la rubia en brazos aparentando estar desmayada—. Lo habíamos acorralado... ¡Y permitiste que la tomara como rehén!

—¡Kimblee! —gritó Miles cubriéndose el rostro por la ventisca— ¡No fuiste capaz de cuidar a una niña!

—Hazte a un lado... —dijo Kimblee en voz baja dirigido a Edward, levantando sus manos con la intensión de juntarlas. En cada palma, tenía dos círculos de transmutación tatuados, cuando se juntaban creaban una explosión.

Pero Ed no se lo iba a permitir, así que hizo lo que pudo par que no juntara sus manos.

—¡Imbécil! ¡No lo hagas! ¡¿No ves que Winry está ahí?!

Scar no quiso tentar a su suerte y descompuso la materia del edificio para destruirlo y así evitar que lo siguieran. Kimblee iba a seguirlo, pero algo lo sostuvo del brazo para frenarlo.

Cuando el Alquimista Carmesí se volteó, notó que se trataba del castaño, no se enteró en que momento había llegado ahí.

—La estructura es débil. Acércate al edificio y te caerá encima —murmuró con voz calmada—. Deberíamos irnos o nos atrapará la tormenta —El de traje blanco frunció el entrecejo y acabó asintiendo de mala gana, nuevamente era una victoria de parte de Scar.

Todos, incluido él, se fueron, pero Kimblee fue el último puesto que se quedó mirando al último lugar en el que estuvo el de la cicatriz.

Por la tormenta, todos se refugiaron en un edificio en esa misma ciudad hasta que terminara pues regresar a Briggs era peligroso aún en vehículos. Los otros soldados que eran guardaespaldas de Winry se preocuparon por los dos que se habían ido, había dos opciones en las que pensaban; o Scar los mató o los atrapó la tormenta, lo malo es que en ambos escenarios estarían muertos.

—Teniente Coronel Katsaros ¿Vienes conmigo un momento? —cuestionó Kimblee, a lo que Gerald asintió.

Debía de admitir que se le hizo extraño que el Alquimista Carmesí lo llamara por su rango siendo que le había dado la autorización de llamarlo por su primer nombre, o inclusive "pequeño", y así había sido hasta el momento. El mayor subió un piso más en aquel edificio, posiblemente para que nadie escuchara algo que no debiera escuchar.

—¿Qué pasó ahí adentro? —Fue lo primero que Kimblee preguntó apenas se aseguró de que nadie escucharía.

—Atrapamos a Scar, se liberó y atrapó a Winry. No pudimos hacer mucho —respondió el menor usando un tono algo fastidiado, básicamente porque ya le había dicho minutos atrás exactamente lo mismo cuando estaba con los otros.

Kimblee colocó sus manos en sus bolsillos y empezó a caminar alrededor del espacio disponible. El castaño, en cambio, recostó su espalda contra la pared manteniendo su mirada en él.

—Gerald, querido, ahórrate las mentiras conmigo —El moreno entrecerró los ojos mientras Kimblee se acercaba al menor— Quisiera creer que no me estás mintiendo, pero aparte de saber que eres muy hábil mintiendo, esos bonitos ojos tuyos indican que no eres honesto. Sin embargo, no me malentiendas, eso es lo que me gusta de ti.

Gerald suspiró apartando la mirada ya resignado a que Kimblee lo había descubierto. No había mucho que hacer, tal vez inventarse otra mentira, no, eso lo metería en un enredo aún mayor, pero tampoco podía decirle la verdad. Estaba complicándose, no se dio cuenta de que ayudando a Winry, Marcoh y Scar a escapar lo estaba traicionando, no obstante, no se arrepentía de ayudar a sus amigos.

—Claro que... Aún estoy interesado en escuchar cada detalle de lo que pasó ahí dentro. Él escapó y tú no lo impediste... Te advertí que no lo arruinaras.

—¿Insinúas que fue culpa mía? —interrumpió el moreno alzando la voz y una ceja—. Scar escapó y se llevó a Winry, no tengo nada más que añadir —dicho de ese modo, en teoría no era mentira, pero Kimblee ni siquiera lo miró esta vez, eso hizo suponer a Gerald que la conversación sería más larga así que se sentó en una silla que había en la habitación.

Sólo fueron unos pasos los que el mayor tuvo que dar para quedar frente al moreno.

—¿Ya olvidaste cuál era tu deber? —cuestionó Kimblee mientras el moreno volvía a mirarlo a los ojos-. Tu única misión conmigo era encontrar a Marcoh y llevarlo de vuelta, y si nos encontrábamos con Scar, lo matábamos ¿Ya se te olvidó? Si sabes donde está Scar y no quieres decírmelo, entonces sí eres culpable. En otras palabras, no hiciste bien tu trabajo.

Los ojos del moreno se abrieron de par en par, había hecho exactamente lo contrario de lo que debía hacer y todo por tratar de quedar bien con ambos grupos. Además, empezaba a ponerse nervioso porque recordó las palabras de la quimera: 

"Kimblee no muestra compasión por los que no hacen bien su trabajo".

—Pero tranquilo, aún tienes una oportunidad para evitar que le diga a los homúnculos lo que hiciste. Mantendré la boca cerrada si me dices exactamente qué fue lo que pasó, sin mentiras esta vez, volvemos a encontrar a Scar y me ayudas a dibujar el último círculo de sangre.

Gerald se sobresaltó al escuchar la última condición. Aquel círculo de transmutación que rodea Amestris tenía que tener puntos específicos marcados al igual que todos los círculos de transmutación, estos puntos eran hechos causando derramamiento de sangre en diferentes ciudades del país a través de guerras, así se explicaban incidentes como la guerra de exterminio de Ishval o la violencia de Lior hace no mucho tiempo, el último punto era en Briggs.

—No necesitas mi ayuda para eso... —respondió el castaño con voz segura. Si aceptaba sería como actuar por estar bajo amenaza, y él no tenía ese temor—. Así que, adelante, dile a quién quieras, no pueden arriesgarse a matarme, además, tampoco tienen por qué creerte algo que es falso —La pequeña sonrisa que tenía Kimblee se borró cuando Gerald esbozó una propia—. Ni siquiera sabes cuál es el verdadero motivo por el que vine...

Usualmente el mayor no se entrometía en temas que no eran de su incumbencia, pero este sí lo era y por eso seguía insistiendo.

—Entonces haremos lo siguiente.

El castaño soltó un suspiro y negó con la cabeza sin intenciones de seguir ahí, se levantó de la silla y caminó hacia las escaleras, pero se detuvo repentinamente cuando escuchó la propuesta.

—¿Qué te parece la Piedra Filosofal? Ven conmigo y será toda tuya.

Primero una amenaza y ahora un soborno, sin embargo, la sorpresa por haberle ofrecido algo tan valioso lo hizo frenar en seco. Si Gerald se lo pensaba bien, era una oferta absurda, él no necesitaba la piedra, a lo más potenciaría sus llamas pero no haría mucho más con ella, y los Elric también habían desistido de usarla por lo que tampoco dárselas sería de utilidad, además, seguía pensando en que Envy no le dio la Piedra Filosofal a Kimblee para estarla negociando.

Estaba decidido a no aceptar, pero se había tardado tanto en responder que el Alquimista Carmesí se lo tomó como que lo estaba pensando, así que se acercó al menor y lo sostuvo por los hombros para intentar convencerlo usando un tono suave y persuasivo.

—Piénsalo, mi pequeño... Aún si no quieres la piedra, tú y yo seguimos siendo un buen equipo ¿De verdad quieres pasar el resto de tu vida escribiendo reportes para la milicia o defendiendo homúnculos cuando tú estás hecho para pelear? Somos iguales, pensamos similar, incluso tenemos control de las alquimias más destructivas, imagínate si las usamos en conjunto. Solo tú, yo y el sonido de las explosiones y gritos de agonía ¿No sería eso de lo más bello?

Durante la conversación, había hecho retroceder a al castaño, llegando a acorralarlo contra la pared, cargando las manos de Gerald contra esta misma con una mano, como si quisiera evitar que chasqueara los dedos o que se moviera siquiera, mientras que con la otra paseaba sus dedos por la mejilla morena.

El castaño parecía confundido, no se enteró ni en qué momento la conversación pasó del círculo de sangre a ellos dos.

—¿A qué quieres llegar? —cuestionó sin entender las acciones del mayor.

—Dime... —Kimblee seguía igual de insistente, pero esta vez el moreno ya no le comprendía bien. La mirada del mayor se fijó por milisegundos en el collar de Gerald, hasta que poco a poco el de traje fue acercando su rostro al del contrario— ¿No te gustaría... ser el rey que mereces ser...? —La última frase la había dicho prácticamente rozando los labios contrarios, y sin más, lo besó.

Pero aquel no era un beso tierno, tampoco era necesitado; era brusco y rudo como si su único propósito fuera dominar. Gerald abrió los ojos con sorpresa y los entrecerró cuando fue capaz de reaccionar, sin embargo, acabó cerrándolos otra vez y correspondiendo tras unos segundos, intentando mostrar una rudeza similar, aunque sin igualarla.

Kimblee notó que el menor quería mover las manos que él tenía sujetas, y, como le había seguido, decidió soltarlas. Fue entonces cuando Gerald colocó sus manos en sus hombros, lo mínimo que podía sacar de eso era disfrutar besando al hombre que admiraba pero no amaba. Y luego, cuando las manos de Kimblee empezaron a explorar por debajo de su ropa, el castaño quitó sus manos de sus hombros lanzándole un fuerte puñetazo en la mejilla, separándolo violentamente de sí.

—No todos los días se puede besar a la persona que admiras, así que gracias... pero ahora me vas a escuchar y espero que te quede muy claro —empezó el menor revelando de a poco la furia contenida—. No te equivoques conmigo, Kimblee. Soy tu compañero, nada más —Esta vez era Kimblee quién no hablaba. Con una mano en la mejilla adolorida, sólo lo observó caminar hacia las escaleras—. Un amigo solía llamarme "chico poca-paciencia", así que considera mi apodo como una advertencia y no vuelvas a hacerlo ¿Sí?

No podía entender ni como se sentía ¿Se había enojado? Sí ¿Disfrutó el beso? También, pero a Kimblee sólo lo admiraba, no sentía nada amoroso por él.

—¿Sabes algo? Aunque ha pasado mucho tiempo, desde que te conocí te he admirado. Ahí tienes otra similitud entre nosotros —empezó Kimblee nuevamente— Pero siempre me he preguntado... ¿Cómo entraste a la milicia teniendo diez años...? ¿Cómo alcanzaste el rango de Teniente Coronel a los quince? Y ¿Porqué los homúnculos decidieron que serías útil para ellos...?. Dime... ¿Acaso crees que eso es mérito propio?

Gerald suspiró pues sabía por la conversación con Bradley hace tiempo que todo estuvo planeado.

—En parte, lo es.

—¿Seguro? ¿Y qué hay de esa parte que no lo es...? —Gerald se sobresaltó—. Hablémonos con la verdad, Gerald, eres una de las joyas más envidiadas y codiciadas dentro de la milicia, pero no lo eres por ser tan buen militar... No habrás hecho... ¿Esa clase de favores para ascender?

El moreno frenó en seco y volteó a mirarlo con furia.

—Que tú me veas de ese modo no significa que verdaderamente así sea —Su voz furiosa seguía estando intacta, pero parecía aún muy reprimida—. ¿Crees que soy sólo una cara bonita, imbécil? ¿Qué clase de reputación crees que tengo?

Una sonrisa se formó en los labios del mayor nuevamente.

—¿Quieres acaso que te diga con lujo de detalles todo lo que los militares dijeron de ti cuando aún no llegabas a la estación de trenes antes de venir aquí? —Pese a su sonrisa irónica, él hablaba en serio—. Nunca antes oí tantos rumores sobre un niño...

—¿Siendo tan puta? —interrumpió con firmeza, el silencio de Kimblee lo confirmó—. Créeme, conozco esos rumores a la perfección, pero creí que serías lo suficientemente inteligente para juzgar a las personas por ti mismo y no por un estúpido rumor.

Kimblee esbozó una sonrisa pero Gerald ya no lo miraba, seguía dándole la espalda.

—Sólo digo que de algún lado debieron surgir todas esas marcas en tu cuello —Prosiguió sorprendiendo a Gerald, eso no lo había notado—. No lo sé, de tu querido Coronel, tal vez, o quizas... de aquel homúnculo que insiste en preguntar todos los días si estás vivo.

El menor apretó los puños y cerró con fuerza sus ojos, tragándose sus maldiciones por, en parte, haber acertado a algo que sí pasó, Kimblee sólo pensaba que si Gefald se molestaba tanto por ese comentario, era porque debía ser cierto.

—Tú no tienes idea de nada...

—¿Dices entonces que todos los rumores son falsos?

—Cree lo que quieras de mi, me da igual. Aunque creo que es importante que sepas una cosa —El moreno esbozó una sonrisa sin emoción y volteó a mirarlo una vez más—, si lo quisiera, podría ser todavía más puto de lo que piensas —Y tras acercarse nuevamente, lo besó por última vez para asegurarse de recordarlo, y finalmente bajó las escaleras—.

—Katsu ¿Qué quería Kimblee? Oye... Estás sangrando... —murmuró Edward señalando el labio del moreno del cual caía una fina línea de sangre.

El castaño pasó un dedo por estos para quitar el líquido rojo, tal vez Kimblee lo mordió muy fuerte sin que se diera cuenta.

—Quería que le contara la historia otra vez, fue un fastidio —respondió mirando la pequeña mancha de sangre que ya había teñido un poco su guante—. Sí, lo se. Me mordí por error, no es nada.

Miles, mientras el castaño regresaba a donde estaban los otros, fue a responder una llamada, pero no obtuvo buenas noticias, así que llamó a los tres alquimistas más jóvenes.

—La General Armstrong fue convocada a Central. Muchos hombres de ahí están en el muro. Kimblee debió comunicar el asesinato de Raven —El castaño permaneció callado pues sabía que así era, Kimblee había comunicado por teléfono esa situación a Central—, después de todo, ustedes dos hicieron muchas llamadas.

—Es posible —Por el tono de Miles era fácil inferir que sospechaba del moreno más joven, pero de estas cosas sí podía librarse—. Yo sólo quería comunicarme con alguien de Central para hacerle saber que estoy bien, pero desconozco las conversaciones de Kimblee —Ed y Al creyeron que esa persona era Roy, así que no comentaron nada, lo que no sabían era que esa persona era en realidad Envy.

—La cosa es que el muro ahora está a cargo de un aliado de Bradley —expresó el Mayor bajo la mirada asustada de Edward.

—Entonces Winry y los demás... —No pudo terminar la frase. Era complicado ya que todos los que partieron hacia el muro podían terminar en las manos del enemigo y usarlos a todos ellos como rehenes.

Tenían que advertirles de alguna manera, pero por la ventisca les iba a ser imposible salir, unos novatos como ellos acabarían muriendo congelados. Excepto por alguien que tenía un cuerpo que no podía cansarse ni congelarse; Alphonse iría.

—Aún así, es peligroso ir solo —dijo Miles pensando nuevamente—, aunque no te congeles, podrías quedar enterrado.

El moreno se acercó un poco a Al y colocó una mano en lo que vendría siendo su brazo. Se lo había pensado un poco y ya tenía una idea.

—¿Y qué tal si llevas un alquimista de fuego en tu interior?

Aquello involucraría traicionar a Kimblee, pero era hora de causarle unos pocos problemas como pequeña venganza.

So trade that typical
For something colorful
And if it's crazy
Live a little crazy
You can play it sensible
A king of conventional
Or you can risk it all and see.

Don't you wanna get away
From the same old part you gotta play?
Cause I got what you need
So come with me and take the ride
It'll take you to the other side.

Cause you can do like you do
Or you can do like me
Stay in the cage or you finally take the key.

Oh, damn! Suddenly you're free to fly
It'll take you to the other side.
~The Other Side/The Greatest Showman
Hugh Jackman

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