Capítulo 10: En Búsqueda de la Verdad
Edward, Alphonse, Gerald y Armstrong partieron apenas amaneció. Winry, a pesar de haber estado dos días sin dormir por haber estado trabajando en el brazo de automail, se despidió de los chicos desde su ventana con el rostro cansado y los ojos luchando por cerrarse, pero ahí seguía. Los jóvenes apreciaron ese gesto y se fueron con una pequeña sonrisa adornando sus rostros.
Esta vez tomaron un tren directamente a Central, sin embargo, a pesar de haber llegado relativamente rápido, no por eso su viaje tuvo pocas complicaciones.
—La investigación de Marcoh... —murmuró Edward—. ¡Totalmente destruida!
Estaban todos frente a la primera sucursal de la biblioteca, exactamente en donde Marcoh había indicado que estaba su investigación, mas para su desgracia el edificio estaba en ruinas. Estaba totalmente quemado y no parecía que algún libro hubiera sobrevivido a las llamas.
Ellos desconocían por completo que Lust fue la responsable de esto; los siguió durante su viaje y obligó a Marcoh a decirle el lugar para posteriormente quemarlo, no dejaría que ellos la leyeran, no podía arriesgarse a que siguieran averiguando. Luego de cumplir con esa tarea, regresó a Ciudad del Este con Gluttony.
—Mayor Armstrong —saludó una voz femenina adoptando el saludo militar.
Eran una mujer de cabello negro y corto, y un lunar bajo su ojo y un hombre de cabello dorado los que estaban detrás de ellos, ambos con uniforme militar.
Gerald sonrió. No sabía quién era ella, pero a él sí lo había visto alguna vez en el pasado.
—Denny Brosh, cuanto tiempo, ¿eh? —dijo Gerald acercándose al mencionado.
Este no pudo evitar sorprenderse al ver que frente a él estaba el niño que un día, durante el periodo de la guerra de Ishval, tuvo que cuidar debido a que Havoc no pudo presentarse.
—No puedo creerlo, ha pasado mucho, Gerald, quiero decir... Sargento, no, Teniente... Eh... ¿Qué rango tiene? —Debido a que Gerald trabajaba para Mustang y Denny para Armstrong, no se habían topado nunca en el trabajo, por eso estaba algo nervioso al no conocer su rango.
—Soy Teniente Coronel —contestó evidenciándose más la sorpresa en el mayor.
—Teniente Segundo Ross, Sargento Brosh, es un gusto verlos —saludó Armstrong haciendo que Denny volviera a adoptar firmeza.
La mujer con un lunar bajo su ojo izquierdo tomó la palabra nuevamente.
—Recibimos órdenes del Cuartel General de tomar la custodia de los hermanos Elric.
El castaño sonrió un poco, no le molestaba tener que pasar tiempo con Denny otra vez, sin embargo, a Edward no le parecía la idea más maravillosa.
—Justo cuando creí que me libraba de este tipo, recibo más escoltas.
A Alphonse realmente no le importaba mucho el tener escoltas, de algún modo se sentía más seguro y además así su hermano no tendría que exponerse demasiado al peligro.
Aún sin ganas de parte de Edward, los tres chicos subieron al vehículo en el que habían llegado los militares de menor rango.
—Tal vez podemos ayudar si lo que quieren es información de la primera sucursal —dijo María Ross mientras el vehículo empezaba a ponerse en movimiento—. Hay alguien que tiene información de ese lugar aunque ya no sea empleada. Su nombre es Sheska.
Denny parecía querer decir algo, pero por algún motivo no hablaba.
—¿Todo bien, Sargento? —Puede que haya pasado tiempo y sólo lo haya visto algunos pocos días en el pasado, pero era capaz de darse cuenta que algo extraño le pasaba.
—Oh, pues... —empezó este dirigiendo su mirada al menor de los hermanos—. Disculpe mi imprudencia, pero, ¿por qué usa armadura?
Los dos hermanos se sobresaltaron ante la pregunta. Por suerte el moreno no tenía que responder, aunque se llevó una mano a la frente al oír la respuesta que los Elric dieron; por pasatiempo. Gracias a esto, el resto del viaje se hizo un poco incómodo, pero no faltaba demasiado, afortunadamente.
Tocaron a la puerta una vez que llegaron, mas como nadie les abrió ellos entraron anunciando permiso.
Decir que se encontraron con muchos libros era poco, lo que había ahí era una verdadera montaña de libros.
—Increíble... Hay muchísimos... —Gerald entró de inmediato mirando la inmensa cantidad de libros de esa casa. Se preguntaba quién podría leer tanto, también iba pensando en la posibilidad de intercambiar algunos.
Era difícil de creer que alguien viviera ahí, parecía sólo haber libros y más libros, pero ni rastro de algún ser humano. Alphonse, de repente, se detuvo mirando varios textos tirados en el suelo, una vez que todos lo notaron, fueron capaces de ver una mano de entre todos esos libros.
—¡Hay alguien sepultado ahí!
Quitaron todos los libros de encima con algo de desesperación pues no sabían cuanto tiempo había pasado esa persona en ese estado.
Cuando finalmente sacaron todos, una joven chica de anteojos y corto cabello castaño se apresuró a agradecerles.
—¡Muchas gracias! Pensé que sería mi fin —dijo la chica al estar ya a salvo.
—¿Tú eres Sheska? Trabajaste en la Primera Sucursal, ¿no es así? —cuestionó Edward recordando a lo que venían.
Efectivamente, Sheska trabajó en ese lugar, y la verdad era que lo disfrutaba mucho ya que al igual que al moreno le gustaba mucho leer. Pero para su mala suerte, fue despedida por leer en horarios en los que debería haber estado trabajando.
Les estaba contando tal vez muchos detalles que eran innecesarios, así que cuando notaron que no pararía, Ed la interrumpió.
—¿Sabes de algún documento escrito por Tim Marcoh?
Ella lo pensó algunos segundos hasta que finalmente asintió.
—Claro. Estaba escrito a mano en un estante de la sección incorrecta —contestó ella.
Sí estaba ahí. Lo que significaba que ahora era sólo un montón de cenizas.
No tenían idea de porqué la sucursal estaba en ese estado, pero sea cual sea la razón, habían llegado tarde.
—¿Quieren leer la investigación? —preguntó Sheska al ver a los hermanos deprimirse—. Yo recuerdo todo lo que decía. Me tomará un tiempo, pero ¿quieren que la transcriba? —Los chicos miraron a la joven con sorpresa ¿Cómo podía ser cierto?
Gerald estaba asombrado por esa capacidad. Le gustaba leer, pero recordar de memoria un libro entero superaba sus habilidades, mucho menos una investigación completa. Ella recordaba el contenido de cada libro que leía, algo sencillamente impresionante.
Los muchachos agradecieron la ayuda y luego se retiraron a algún hotel de esa ciudad. Sabían que la investigación de Marcoh era larga y sería mucho tiempo lo que Sheska tardaría en escribirla nuevamente, pero esperarían.
Cuando ya los Elric se habían ido a dormir, o por lo menos Edward, Brosh llegó a la habitación que Gerald estaba usando y le anunció que tenía una llamada en la recepción. Con cierta pereza, el castaño bajó al primer piso para responder.
—Buenas noches, habla Gerald Katsaros —dijo el menor al tener el auricular en su oído.
—Buenas noches, Gerald.
El de cabello rizado se sorprendió.
—¿Roy? ¿Cómo supiste que estaba en Central?
—Armstrong me informó —respondió éste de manera rápida, como si quisiera llegar rápido al asunto—. Escucha, encontramos...
—¿Sabes? Las llamadas de Hughes son aburridas porque sólo habla de su hija, pero él al menos pregunta "cómo estás." —interrumpió el moreno con sarcasmo.
La verdad no le importaban detalles como esos, mas le pareció divertido decirle algo para fastidiarlo un poco pues conocía a su superior y por el tono empleado sabía que le comentaría algo serio.
Roy suspiró sonriendo levemente mientras negaba con algo de diversión, estaba decidido a seguirle la corriente. Él conocía al chico con el que estaba hablando y sabía que del otro lado de la línea el menor también sonreía.
—Lo siento... ¿Cómo estás? —cuestionó él finalmente.
Un sonido de indiferencia salió de la boca del moreno.
—No hemos tenido un gran avance, aunque no me quejo, me he relajado bastante —respondió mirando el auricular de reojo—. ¿Y tú? ¿Algún avance con lo de Scar?
—De eso quería hablarte —Esas palabras sorprendieron un poco a Gerald, no esperaba que respondiera que sí—. Hubo una explosión subterránea y encontramos ropa de Scar. Estaba manchada con su sangre, pero ni rastro de él.
El menor pensó por unos segundos ¿Él habría causado a explosión? No, eso habría sido un acto suicida, era poco probable.
—En otras palabras puede que esté muerto y a la vez puede que no —comentó el muchacho de claros ojos volviendo a sonreír para bromear otra vez—. Esto me deja igual que antes ¿Te das cuenta que tu llamada es completamente innecesaria?
—No es así —Nuevamente las palabras de Roy causaron que la sonrisa de Gerald se desvaneciera—. En el caso de que siga vivo, seguramente ya no esté aquí en el Este. Puede estar en cualquier lado, eso incluye Central y no estaré ahí para protegerte. Por favor cuídate, ¿sí?
Por varios segundos reinó el silencio; no sólo era una llamada para avisarle de lo ocurrido, era una llamada para pedirle que se cuidara, se tomó la molestia de llamarlo porque estaba preocupado. Le resultó imposible no recordar la conversación que tuvo con Alphonse en Resembool y suspiró. Luego de unos segundos en los que Gerald notó que había pasado mucho tiempo callado, sonrió y volvió a hablar.
—Tendré cuidado, no te preocupes.
—Y no pierdas la paciencia, actúas como loco cada vez que eso ocurre —añadió Mustang rápidamente.
El chico rio, pero era una risa claramente falsa, forzada y desganada.
—No tenía idea, Mustang. Realmente fue el descubrimiento del siglo. Deberías retirarte de la milicia y ser investigador, te iría mejor.
El resto de la llamada siguió similar, entre bromas y risas, hasta que cortaron.
Apenas dejaron de hablar, el Alquimista de Ascuas fue a la habitación los Elric a contarles de inmediato lo ocurrido con Scar, le dio igual haber despertado a Ed con un grito y un portazo, esta información era más importante.
—¡Ya está listo! —habían pasado cuatro días desde la llamada y Sheska ya tenía lista su copia de la investigación de Marcoh.
Los chicos aún debían permanecer con sus escoltas, aunque ahora los aceptaban de una mejor manera.
—Hay gente realmente increíble en el mundo, hermano —murmuró Alphonse mirando el resultado final del trabajo de la joven.
Sin embargo, había algo que les resultaba muy raro a María y Denny, empezando por el título de la supuesta investigación de Marcoh; "Mil recetas para la vida diaria". Además, el contenido se trataba realmente de recetas de cocina, no obstante los alquimistas parecían satisfechos con el trabajo de Sheska, así que se lo agradecieron sin protestarle nada.
—Llevemos esto de regreso a la Biblioteca de Central —dijo Edward cargando los papeles junto con Alphonse, Gerald y Brosh, aunque este último aún lucía poco convencido del contenido.
Después, Edward pareció recordar algo y se devolvió, entregándole a María su reloj de plata y una hoja de papel.
—Teniente Ross, necesito un favor. Retire esa suma de dinero de mi presupuesto anual de investigación y déselo a Sheska, use mi reloj de plata como identificación —Dicho esto, se fue con los últimos papeles de la investigación.
Las mujeres no pudieron con la curiosidad y gritaron asombradas al ver un número tan alto escrito en el papel. Eran sólo un par de niños ¿Cómo diablos podían tener tal cantidad de dinero?
A pesar de los inconvenientes, ahora tenían la investigación, lo que seguía era descifrarla.
A simple vista parecían sólo recetas, mas los Alquimistas más experimentados cifraban sus investigaciones para que las personas no pudieran entenderlo, no obstante, ellos eran Alquimistas Estatales, resolverlo no iba a ser fácil pero estaban seguros de que podrían.
—Bien, intentémoslo.
Una vez en la biblioteca, los tres estaban listos para empezar, sólo necesitaban trabajo duro y paciencia, justamente la paciencia era algo que uno de ellos tres no tenía en abundancia, pero aguantaría lo más posible con tal de ayudarles. Sin embargo, decirlo era más fácil que hacerlo y eventualmente terminó perdiéndola, los tres lo hicieron.
—¿Por qué es tan difícil resolverlo...? —murmuró Edward ya muy cansado para seguir.
—Juro que quiero quemar estos papeles... —Le siguió Gerald hablando entre dientes con la cabeza recostada en la mesa.
—Disculpa... —Al escuchar una voz que antes no estaba ahí, los alquimistas miraron hacia la puerta, era Sheska que había ido a visitarlos—. Sólo quería agradecerles, el dinero fue de mucha ayuda. Además, gracias a ustedes me di cuenta que hasta una fracasada como yo puede ser útil a los demás.
—No eres una fracasada —habló Alphonse sorprendiendo a la mayor—. Creo que ser capaz de poner todo tu corazón en algo es de por sí un talento —añadió, como de costumbre haciendo sentir mejor a los demás, a ella en este caso.
—Y además tienes una memoria increíble —Se sumó el moreno a las palabras de la armadura.
Alphonse asintió.
—Deberías tener más confianza en ti misma.
La mujer parecía estar mejor con esa respuesta, iba a agradecerles pero no hubo tiempo ya que alguien más llegó con ellos. Se trataba de un militar, mas no era ni Ross ni Brosh.
—Hola —dijo este apenas entró a la sala. Denny y María se apresuraron a saludar formalmente, aunque los más jóvenes ahí no se molestaron en eso—. El Mayor Armstrong me dijo que estaban aquí. Les dije que vinieran a verme si visitaban Central.
No se trataba de otro más que de Maes Hughes.
—Sí, hemos tenido varios asuntos urgentes desde que llegamos, por eso no pudimos —comentó el rubio mirando al contrario.
La Teniente y el Sargento no tenían idea de por qué eran tan cercanos, pero de sólo verlo les asombraba.
Luego del incidente con Scar en ciudad del Este, Hughes había regresado a Central para intentar investigar.
—Tampoco he tenido mucho tiempo libre, el caso de la quimera de Tucker nos a estado causando problemas, aún no está resuelto y... —Al ver las caras largas de los chicos cuando mencionó a la quimera, se detuvo—. Lo siento, no fue mi intención —Sólo obtuvo un "No te preocupes" por parte de Gerald y volvió a hablar—. He estado algo distraído por el trabajo. Ya saben, se quemó la primera sucursal. Guardábamos registros de casos ahí, de verdad esto entorpece nuestro trabajo.
Los menores emitieron un sonido de intriga mientras reprimían un suspiro por la idea que se les ocurrió.
Ninguno dijo nada, sólo miraron a Sheska. Esta, al sentirse observada, rápidamente entendió a lo que se referían esas miradas.
—Yo... He leído los casos criminales y los recuerdo, pero...
—¿Qué dice, Teniente Coronel? —La interrumpió el Alquimista de Acero mirando a Hughes. Sheska había sido despedida incluso antes del incendio, así que sabían que buscaba empleo—. Ella perdió su trabajo en la biblioteca y busca trabajo.
El contrario asintió con una sonrisa.
—¡Trato hecho! Empezarás ahora mismo. La paga que recibirás será increíble ¡Vámonos!
A la joven le faltaban palabras para agradecer, y ciertamente se tardaba mucho en hacerlo, así que el de anteojos la tomó de su ropa y se la llevó casi arrastrándola mientras ella seguía hablando.
Ya habían perdido algo de tiempo, así que desde ahí que continuaron con su trabajo duro de descifrar el código. Más de una vez perdieron la paciencia, sin embargo de algún modo seguían trabajando.
Pasaron diez días en los que apenas se hablaron, hasta ahora sólo leían e investigaban, hasta que finalmente se escuchó a uno de los tres hablar.
—¡Qué demonios es esto!
Los escoltas asustados por aquel grito seguido del sonido de varios papeles y libros cayendo, entraron a la habitación para encontrarse con los tres chicos sentados en el piso con una expresión de molestia en sus rostros. Creían que tal vez habían discutido, pero era poco probable ya que los habrían escuchado.
—Lo resolvimos... —murmuró Alphonse agachando la cabeza, sorprendiendo a los dos militares.
Sin embargo, seguían sin entender.
—¿No es eso bueno?
Un puñetazo en el suelo sobresaltó a los escoltas. Esta vez se trataba del castaño.
—¡¿Qué tiene de bueno algo así, Sargento?!
—"La investigación del Diablo..." Eres despreciable, Marcoh... —susurró Edward con una mano sobre su cabeza—. El ingrediente principal para la Piedra Filosofal... Son humanos vivos.
Además de eso, se necesitaban muchas vidas para crear una sola piedra y todo eso ocurría en el ejército, la institución más cercana a ellos.
Era increíble pensar que el ejército ocultara algo tan horrible como eso, pero así era. Algo así debía investigarse, mas los chicos hicieron jurar a sus escoltas que no hablarían de eso con nadie, esto resultó completamente inútil, ya que no pudieron ocultárselo a Armstrong, mucho menos con su sofocante actitud suya.
—Oye... hay algo que siempre he querido preguntarte, pero he tenido mucho miedo de hacerlo...
Estaban ahora en el hotel en el que habían pasado todas las noches hasta el momento, ya era de noche y llevaban algunas horas encerrados.
Edward fue quién habló dirigido a su hermano, sin embargo, no pudo formular su pregunta ya que el Alquimista del Brazo Fuerte entró a la habitación derribando la puerta ya que estos no le abrían.
—Me enteré de todo —dijo el de bigote soltando algunas lágrimas algo exageradas sin escuchar las quejas del rubio hacia los escoltas por no mantener la boca cerrada—. A veces la verdad puede ser cruel.
Aquellas palabras sobresaltaron al rubio.
"La verdad"
Marcoh había mencionado algo sobre eso; "La verdad detrás de la verdad" ¿Significaba que aún les faltaba algo más? No tenían idea si siquiera lograrían algo, pero buscar en un laboratorio militar sería su siguiente paso, después de todo se investigaba alquimia, algo de información debía haber.
—¿Qué lugar es ese? —cuestionó Edward señalando un punto en un mapa de Amestris.
Ross se acercó para verlo mejor.
—Solía ser el Quinto Laboratorio de investigación, pero ya no se utiliza por riesgos de derrumbe. La entrada está prohibida —respondió.
Los Elric y Gerald quedaron convencidos de que era ahí ya que había una prisión al lado, fácilmente podían usar a los sentenciados a muerte como ingredientes para la Piedra Filosofal.
Armstrong les advirtió a los jóvenes, con un método bastante aterrador, que no investigaran ahí. Ellos hicieron caso omiso a sus advertencias y se escabulleron yendo todas formas. Todo estaba completamente cerrado, pero entrar no fue difícil incluso aunque había un guardia; Primero, Alphonse los ayudó a pasar la cerca y luego Edward entró al laboratorio por la rendija de ventilación. Alphonse era muy grande para entrar por ahí y Gerald no creyó necesario que dos entraran.
Pasados varios minutos en los que Ed aún no volvía, los otros dos empezaban a preocuparse, sin embargo algo sacó de sus pensamientos al castaño; un sonido metálico proveniente desde el techo apenas perceptible, pero existente.
—¡Al, muévete! —logró decir el castaño apartándose rápidamente justo antes de que un tipo cayera en donde estaban antes, sin perder tiempo aquel extraño sujeto empezara a atacarlos con cuchillos carniceros, pero los chicos fueron capaces de esquivarlos.
—Son rápidos —dijo el desconocido—. ¡Qué bueno! Así no será tan aburrido. Los cortaré suave y lentamente. Relájense y griten lo que quieran.
We'll calm down temper temper
You shouldn't get so annoyed
Well you're actin' like a silly little boy
Oh they wanted to be men
And do some fightin' in the street
Said, no surrender, no chance of retrait!
~Red Light Indicates Doors Are Secured/Arctic Monkeys
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