Capítulo 16
—Vamos chicos, nos hemos atrasado mucho.
Era la verdad se supone que a estas horas debíamos estar rescatando a Lia, pero nos habían surgido muchos problemas y viendo al paso que íbamos llegaríamos en dos días.
—Jason, lo sabemos pero no podemos caminar más, ya se está haciendo de noche, creo que deberíamos descansar en un lugar. —Dijo Brenda.
—O mínimo encontrar un carro, porque si seguimos caminando llegaremos en una semana. —Dijo Cassandra.
Habíamos caminado casi todo el día y no habíamos tenido la suerte de encontrar un lugar donde pudiéramos descansar o un carro con gasolina.
—Lo sé, pero no hemos encontrado nada de eso y lo mejor será que sigamos caminando.
Eric estaba muy callado, solo vi como le decía algo a Cass en el oído y ella soltó una carcajada, él sonreía satisfecho de hacerla reír, de hecho me alegraba que lo hiciera ella era muy seria y reservada, no le gustaba reír.
—Chicos en serio ya no puedo seguir caminando, mis pies me duelen mucho. —Dijo Brenda.
—Sube a mi espalda. —Le dije.
Ella no dudó ni un segundo y dio un salto para subir a mi espalda, perdí el equilibrio, pero lo recuperé, tomé sus piernas y seguimos caminando aunque la verdad me dolía mucho la espalda ya que Brenda ya no era una niña.
Después de unas horas encontramos una camioneta, tenía gasolina y estaba en perfecta condiciones dentro de lo que cabe.
Todos nos subimos, yo iba en el asiento de piloto, Brenda en el copiloto, mientras que Cass y Erick en el asiento de atrás.
Con los cables había logrado encenderlo, iba a avanzar cuando una chica estaba en medio de la carretera apuntándome con una pistola, no la había visto hasta que encendí las luces del carro, Brenda fue la primera en reaccionar sacó su pistola y comenzó a apuntarla.
La chica que tendría unos once o diez años, traía puesto un pantalón de mezclilla, un tenis de color negros y una chaqueta de color gris, tenía el pelo rojizo y unos enormes ojos verdes.
—No quiero hacerles daño, solo quiero recuperar mi carro. —Dijo.
Entonces recordé la regla número uno que me había dicho: "Nunca confiés en nadie"
— ¿Cómo podemos saber que este es tu carro y no nos estas mintiendo?
Ella me sonrió, no dejo de apuntarme y hablo.
— En la guantera hay un reloj de color plateado con toques dorado, una biblia de color blanco, una paleta de sabor fresa y balas para mi pistola.
Yo abrí la guantera y efectivamente estaba todo eso, era su camioneta, cerré la guantera, podíamos irnos sin más, pero era su camioneta y dejándola aquí en medio de la nada, ella sola era un suicidio.
Tenía que haber una manera de que las dos partes salieron con algún beneficio.
—Tienes razón. —Dije
—Se los dije, ahora por favor bájense de mi carro.
Respire profundamente tratando de pensar entonces le pregunté.
— ¿A dónde te diriges?
—Voy a México.
—Te ofrezco un trato. —Dije —Te daremos la camioneta si nos llevas a Mississippi, después de eso te llevas la camioneta a México.
Ella parecía no estar de acuerdo ya que al terminar de decirle mi trato hizo una mueca.
—Es eso o te quedas aquí sola.
Tenía que decir eso para motivarla, ella se enojó, lo pude ver en su mirada.
—De acuerdo, pero yo iré adelante.
Asentí con la cabeza, Brenda se bajó y se fue atrás mientras que la chica se subía y se sentaba a un lado mío.
Al cerrar la puerta aceleré, el ambiente se había vuelto muy tenso, nadie hablaba ni decía nada, mis amigos no dejaban de mirar a nuestra inesperada pasajera, no le tenían confianza, ni yo le tenía confianza pero no podía dejarla ahí sola, era una niña.
Respiré hondo y decidí romper aquel incomodo silencio.
—Mi nombre es Jason, ellos son mis amigos Erick, Cassandra y Brenda.
Eso son muy duro, creo que debía suavizar mi voz, la chica se movió incomoda en su asiento.
—Yo me llamó Lily, tengo 12 años.
Asentí con la cabeza, bueno por lo menos había hablado, aunque lo había hecho muy tímidamente, la niña fuerte que había visto unos minutos atrás había desaparecido.
— ¿Por qué vas a México? —Le pregunté. —Si no te molesta decirnos...
Ella me miró y en sus ojos por primera vez en todo el viaje vi confianza.
—Mis padres murieron hace unos meses, me dijeron que en México tenía parientes que los fuera a buscar, aunque después de su muerte fue difícil tuve que aprender a conducir y a defenderme sola.
Lily había comenzado a llorar, Brenda le dio por atrás un pañuelo ella lo aceptó con duda.
—Lamento, no quería ponerme así, solo que llevo un año sin hablar con alguien y exploté.
Ella se quedó callada después de eso.
—Puedes venir con nosotros. —Dije. —Venimos de la sexta zona. —Le dije.
Lily me miró con desconcierto.
—No, eso es imposible.
—Créelo. —Dijo Cass. —Hemos estado viviendo ahí por años, pero en una misión Jason se reencontró con el amor de su vida y ahora vamos a rescatarla. —Dijo.
— ¡Cass!, no debes decir esas cosas.
La niña me miró con asombro a todos nosotros.
—No lo puedo creer, es como si estuviera viviendo un sueño, la verdad me encantaría ir con ustedes, yo les ayudaré a rescatar a su amiga. —Dijo animada.
No pude evitar reír, me recordó cuando conocí a Brenda por primera vez.
—Claro, puedes venir.
Ella sonrió ante la idea.
—Solo les tengo que pedir un favor....
— ¿Qué clase de favor? —Preguntó Erick.
Ella comenzó a jugar con sus manos nerviosamente, debía ser algo importante para que hiciera ese movimiento.
—En Mississippi mis padres tenía una casa, me gustaría ir ahí y recoger ciertas cosas después iremos donde está su amiga.
Todos nos miramos mutuamente, pude leer la mirada de todos diciendo que no lo hiciéramos que no, pero tengo un corazón muy grande.
—Sí, podemos ir.
Lily sonrió de una manera que me causo mucha felicidad.
—Muchas gracias, son los mejores.
Y así continuamos con nuestro viaje solo espero que Lia este bien y que siga luchando, porque en dos días estaríamos con ella, podría abrazarla, besarla e incluso cumplir la promesa que le había hecho a Brenda, después de todo la amaba, ni zombies, ni la muerte podrán separarnos.
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