Capítulo 11

Abrí mis ojos y me di cuenta que estaba en una habitación de metal, no había ventanas, ni cama, estaba sola.

— ¿Dónde estoy? —Grité.

Nadie me contestó, comencé a golpear las paredes tratando de romperlas.

—Por favor, sáquenme de aquí. —Dije.

En eso una voz sonó en toda la habitación haciendo que saltará del susto.

—Buenas noches, está en el cuarto de castigo por haber intentado escapar.

¿Cuarto de castigo?, ¿Buenas noches?, que rayos estaba pasando, ¿Cuántos días llevaba aquí?

En eso se reprodujo un sonido que hizo que me dolieran los oídos, me senté en una esquina y me tapé los oídos, pero eso no lo disminuía, no sé cuánto tiempo estuve así, pero se detuvo, me quité las manos y me di cuenta que me estaba saliendo sangre de mis oídos.

Me limpié con la mano la sangre, respiraba agitadamente, me dolían mucho mis oídos, me acosté en el frío piso y me quedé un momento así, hasta que me quedé dormida.

Una luz muy fuerte hizo que me despertará, estaba segura que no había pasado ni 10 minutos, la luz hacía que el metal reluciera más.

—Hora del baño. —Dijo esa voz de máquina.

¿Hora del baño?, en eso del techo salió un líquido, olía horrible, en eso bajo de golpe haciendo que me diera frío y asco, no pude evitarlo y vomité, en eso vi como el vinagre se lo llevaba, en eso salió una vara me tocó e hizo que me diera toques.

Me tiré al piso y trate de no pensar en ello, tienes que ser fuerte Lia, tienes que ser fuerte.

Sentada me quedé mucho rato, mi pelo se había hecho muy feo, estaba duro y pegajoso, mi ropa estaba muy pegada a mi piel y el olor hacía que me dieran muchas ganas de vomitar.

En eso salió un gas que inundó la habitación e hizo que me quedará profundamente dormida.

Así estuve por mucho tiempo, me despertaba me hacían cosas horribles como electrocutarme, me lanzaban líquidos de dudosa procedencia, me despertaban, estoy segura que no había dormido nada en días.

Hasta que al final, me rendí no me importaba lo que me pasará, estoy segura de que moriría aquí, ¿Qué pensaría Jason?, ¿Él sabrá que estoy muerta?

Quería llorar al no poder hacer nada, pero tenía que ser fuerte, tenía que resistir.

En eso una puerta se abrió dejando ver mucha luz, creo que ya es mi hora.

Caminé hacia la luz, cuando en la puerta salieron unos guardias, me voltearon y me pusieron unas esposas, me hicieron caminar por los largos pasillos, mientras me trataba de acostumbrar a la luz, me mandaron a las duchas, en una banca había ropa limpia, lancé la ropa con odio y dejé que el agua caliente se llevará mis problemas, entonces me di cuenta que tenía muchos moretones y horribles heridas, me puse el vestido.

Las guaridas me llevaron a mi celda, entré y esperé a que se fueran los guardias.

—Ariana....

Una persona se asomó por la ventana y era Ariana, estaba igual que como la recordaba.

— ¿Cuánto tiempo pasé ahí?

—Dos días.

—Sentí que fueron dos semanas.

—No, eso es lo que te hacen creer, pero ya estás bien.

Asentí con la cabeza, quería preguntarle si sabía algo sobre Mack, pero aquí era peligroso, me tenía que esperar a la hora de la comida.

Me quedé sentada y logré dormir un par de horas, hasta que era la hora de comer, nos llevaron al comedor y me di cuenta que faltaban muchos chicos, vi a Ariana que estaba sentada en la mesa sola, me senté junto a ella.

—Ariana necesito hablarte sobre algo.

—No hables muy fuerte. —Me dijo.

—Yo conocía a una chica llamada Mack, la vi morir, murió, pero ahora ella está aquí con el pelo rubio y no me reconoció, ¿Qué está pasando?

Ella se me quedó viendo, entonces tumbó nuestros tenedores, nos agachamos para recogerlos y en eso hablo muy rápido.

—Escucha con atención que no lo voy a repetir, aquí están haciendo horribles experimentos uno de ellos es traer a las personas de la muerte para usarlas como marioneta como es el caso de tu amiga.

Ella vigiló que nadie viniera y siguió.

—Las reviven pero no se comen a las personas, son como juguetes, hacen lo que quieran con ellos, cuando reviven no recuerdan nada de su vida pasada, entonces los entrenan para que sean perfectos soldados... Todos los que reviven tienen el pelo rubio... Es todo lo que te puedo decir.

Se levantó, me quedé pensando, era Mack, Mack estaba viva pero no me recordaba, no recordaba nada, tengo que hacer algo para que ella recuerde.

Me levanté y me quedé sentada, cuando unos guardias entraron y me levantaron.

— ¿L09A73415A?

Vi el número que tenía mi vestido y al ver que era el correcto, asentí con la cabeza.

Al verificar que era el número, con mucha rudeza me sacaron de ahí, me llevaron a una oficina que nunca había visto, hablaron con la secretaria para después dejarme entrar, en el escritorio estaba un hombre en una computadora, tendría unos 40 años, tenía un traje negro y su cabello rubio estaba bien peinado.

Me sentaron y me quedé estática esperando a que hablara.

—Hola L09A73415A. —Su voz era muy intimidante y gruesa.

—Llámeme Lia, por favor... Hola... —Trate de ver su nombre. —Jonh.

Él me sonrió, mientras lo miraba con mucha desconfianza, no sabía quién era él.

—Jamás creí el día en que conocería a alguien como tú.

Me quedé confundida, ¿Alguien como yo?

—Disculpe, pero no estoy comprendiendo lo que me dice.

Se quitó los lentes y me miró con esos ojos cafés que parecía que podía ver tu alma.

—Eres especial, porque hemos buscado a alguien que sea como tú... Eres 100% inmune.

Era inmune pero no solo eso, si me mordían los zombies no me afectarían en nada.

—Así que no quiero que escapes, no quiero que te castiguen... Hemos buscado la cura para ser inmune, te imaginas, tener suficientes humanos para así poder combatir a los zombies.

En mi mente quería decirle "No le basta con revivir a las personas para convertirlos en soldado", pero preferí quedarme callada, él al notar que seguía callado siguió hablando.

—Soy un hombre ambicioso Lia, quiero que todo el mundo tenga la cura.

— ¿Para qué quiere eso?, no parece un hombre que busque el bienestar de las personas.

— ¿Entonces de que parezco? —Dijo.

Se levantó de la silla y quedó en frente de mí, quedamos cara a cara.

—Parece un hombre que lanzaría a su propia madre a los zombies por salvar su pellejo.

Jonh soltó una inmensa carcajada que se escuchó en toda la oficina.

—Sabes Lía, no te traje aquí para hablar sobre qué clase de hombre soy, te traje aquí para advertirte que no intentes nada, eres valiosa, no seas tonta.

—Comprendo, ¿Me puedo ir?

Asintió con la cabeza.

Me paré tratando de que mis piernas no me fallaran, tenía que ser fuerte, sé fuerte Lia, aquí habían muchos secretos y yo los descubriría todos.

La puerta se cerró provocando que mi piel se pusiera chinita.

gle''

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