Epílogo
*editado*
Ariana
Esa melodía que tanto estaba empezando a odiar no dejaba de sonar, haciendo que el seguir con las pocas horas de sueño que tenía últimamente fueran arruinadas, así que me levanté de la cama y queriendo matar a la persona que tantos mensajes me estaba mandando cogí el móvil.
Le desbloqueé automáticamente con los ojos aún medio cerrados y abrí WhatsApp para ver quién me hablaba con tanta urgencia. Estaba dispuesta a matar a alguien, pero en cuanto vi que era él, la sonrisa inundó mi cara haciendo que las ganas de asesinarlo cambiaran.
Louis: Buenos días, mi amor.
Louis: ¿Qué tal has dormido esta noche?
Louis: Este mes ha sido agotador, no sabes las ganas de llegar y estar con vosotros :(
Louis: Cuento las horas para que llegue esta noche y poder tenerte entre mis brazos de nuevo, inhalando el olor de tu champú hasta dormirme.
Louis: No te imaginas cuanto os echo de menos a los tres.
Louis: Te quiero mi vida.
Louis: 10 horas y 36 minutos.
Sonreí mientras me mordía el labio y rápidamente le contesté.
Ariana: Buenos días, mi niño, la cama es demasiado grande si no estás :(
Ariana: Nosotros tres también estamos deseando verte pronto, cada día me preguntan si vas a volver ya.
Ariana: Nos vemos en el aeropuerto, mi amor, necesito uno de esos abrazos que siempre me das :')
Ariana: 10 horas y 34 minutos.
Dejé el móvil de nuevo sobre la mesilla y me tumbé en la cama mirando hacia el techo. Era cierto eso de que la cama sin él era demasiado grande.
Estaba volviendo a cerrar los ojos cuando un grito me hizo abrirlos de golpe y pegar un salto. Salí rápidamente de mi habitación y caminé hacia la de los dos monstruitos, también llamados mellizos de cuatro años.
"¿Se puede saber qué pasa?" pregunté en tono serio, mirando a los dos niños desde la puerta.
Blair, el niño de pelo castaño y ojos azules, el vivo retrato de su padre de pequeño, pero con una sonrisa heredada de mi familia. Mia, la niña de pelo rubio oscuro con ojos marrones verdosos, tenía ciertos rasgos a mí, pero en forma de ser era idéntica a su padre.
"Blair me pego." dijo Mia llorando mientras corría hacia mí y me abrazaba.
Me agaché cogiéndola en brazos y ella me abrazó escondiendo su carita en mi cuello.
"¿Es cierto?" pregunté mirando seriamente al niño, quien tenía el ceño fruncido.
"Quería quitarme mi camión." gruñó antes de coger el camión y abrazarlo.
Entré del todo a la habitación, dejé a Mia en el suelo y me quedé agachada para estar a su altura.
"¿Recuerdas lo que digo el tío Niall cuando lo trajo a casa?" miré a Blair, quien seguía abrazando su juguete "Debes compartirlo."
"¿Y si lo rompe?"
"¡Tú rompiste mi muñeca!" gritó Mia.
"¡Y tú pinchaste la pelota!" respondió en el mismo tono Blair.
"¡Y como no dejéis de pelear voy a castigaros sin ver a los primos hasta el año que viene!" al instante los dos se callaron mirándome con los ojos bien abiertos "Blair, pide disculpas a tu hermana por haberla pegado, y Mia, cuando quieras alguna cosa de tu hermano pídele permiso." los dos me miraron y asintieron.
Sonreí y les cogí a cada uno con un brazo alzándoles en el aire y haciéndoles reír.
"¡No, mami! ¡Bájanos!" reía Blair mientras Mia no podía ni articular palabra.
Les dejé en el suelo un minuto después y les miré a los ojos.
"No me gusta que discutáis, así que no lo hagáis ¿vale?" asintieron con la cabeza y me dieron un beso en la mejilla cada uno "Y ahora vamos abajo, hay que desayunar."
"¿Cuando llega papi?" dijo Mia antes de que me diera tiempo a salir de la habitación.
"Esta noche, cariño." alboroté un poco su pelo y los tres bajamos a la planta baja de la casa. Que ganas de que llegara aquella noche.
[...]
Volví a mirar el móvil. Cada vez los segundos pasaban más despacio y yo estaba deseando que llegara ya el momento en el que ese chico de pelo castaño y ojos azules al que ahora podía llamar marido, pues nos habíamos casado cinco años antes, atravesara la puerta de embarque para afirmarme a mí misma que estaba aquí de nuevo.
Moví mi pie con impaciencia mientras miles de personas pasaban de un lado para otro y a lo lejos vi como por la puerta que tenía que venir el empezaban a salir personas, así que me levante para poder verle.
Entre todo el bulto de gente que había parecía casi imposible, pero al fin conseguí distinguir su pelo castaño entre todos los demás. Sonreí en el instante en que su mirada se cruzó con la mía y esperé a que saliera de la zona de llegadas para correr hacia él y lanzarme a sus brazos sin importarme cuanta gente hubiera allí.
"Te eché de menos." murmuró contra su cuello mientras le abrazaba.
"Yo también a ti, mi amor." se separó un poco y poniendo las manos en mis mejillas selló sus labios con los míos en uno de esos besos que, a pesar de llevar años probándolos cada día, conseguían causar en mí el mismo efecto que causaron esa primera vez en la fiesta de la casa de Liam.
"No vuelvas a irte tanto tiempo." murmuré contra sus labios cuando se separó.
"Díselo a los de la oficina." soltó una pequeña risita y volví a besarle "¿Dónde están mis dos pequeños?" preguntó después de volver a coger su maleta y salir del aeropuerto.
"Se quedaron con Niall y Melinda en casa, querían venir, pero los castigué." me encogí de hombros riendo.
"Eres mala, mami." susurró en mi oído haciendo que mi piel se erizara.
"Y tu demasiado bueno, papi." le dije en el mismo tono antes de que dejara un beso en mi mejilla.
"Vayamos a casa, quiero ver a mis pequeños un rato y luego pasar toda la noche contigo." sonreí inconscientemente y luego pusimos rumbo a casa.
Cenamos tranquilamente los cuatro con Niall y Melinda y después ellos se fueron. Aprovechando que hacía buen tiempo, Louis salió al patio con Mia y Blair para jugar un rato a fútbol. ¿No sería extraño que teniendo los padres que tienen no les gustaría el futbol?
Terminé de recoger la cocina y la mesa en la que habíamos estado comiendo y después salí al patio con ellos, riéndome al encontrarme a Louis en el suelo y a los dos niños encima suyo riendo.
"¿Desde cuándo te convertiste en colchón?" dije riendo y haciendo que los tres me miraran.
Se levantaron los tres y me acerqué a ellos.
"¿Quién se apunta a un partido?" los dos niños levantaron la mano emocionados y nosotros dos reímos "Venga, chicos contra chicas." sonreí mirando a Louis.
"¿Ya estas con las competiciones de cuando nos conocimos?" me preguntó riendo y levantando una ceja.
"¿Tienes miedo de volver a perder contra chicas?" me crucé de brazos y los dos niños rieron.
"¿Mami te ganaba?" preguntó Blair.
"En realidad la dejaba ganar, pero es un secreto." susurró al niño, pero queriendo que lo oyera.
"¿Quieres esa revancha que tanto pedías hace años?" levanté una ceja y él asintió "No te emociones, amor. Han pasado años, pero siempre seré mejor que tú." me encogí de hombros y la niña rio.
"Las chicas somos mejores." sacó la lengua a su hermano, quién frunció el ceño.
"Vamos, papi, hay que enseñarlas quien manda." se fue hacia los árboles que siempre usábamos de portería y Mia hacia el lado contrario.
"Vamos a demostraros quien manda." murmuró Louis rodeando mi cintura con los brazos.
"No dejes que tus hijos te vean caer tan bajo." le saqué la lengua y el rio.
"¿Cómo estas tan segura de que me ganarás?"
"Siempre ha sido así, y si no usaré mis armas para distraerte." me encogí de hombros.
"Disfruta del partido, Ariana."
"Intenta no embobarte mucho con mi belleza sobrenatural, Tomlinson." le dije de coña y besé sus labios haciendo que al segundo dos gruñidos se oyeran.
"Ugh, ¡qué asco!" dijeron los dos niños a la vez haciéndonos reír.
"Espero que no me guardes rencor después de ganarte, recuerda lo que me has prometido esta noche." le guiñé el ojo y me di media vuelta caminando hacia donde estaba la niña.
"¿Eso ha sido una táctica de distracción?" preguntó con los ojos bien abiertos.
"Tómatelo como quieras, Louis." le sonreí de medio lado y él negó con la cabeza.
Puede que pasaran años y que hubiéramos encontrado muchos obstáculos en el camino, pero algo estaba claro, y es que después de lo mal que lo pasé, no dejaría que me separaran de su lado.
Él era el que había sido capaz de despedazar mi regla de oro y de derrumbar las murallas que rodeaban mi corazón, además de haber alegrado cada uno de mis días desde el momento en el que comenzamos a salir. Y ahora podía decir algo, vuelvo a creer en el amor, y es lo mejor que me ha pasado en el mundo, enamorarme de Louis Tomlinson.
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