Capítulo 51. Novia

*editado*

Ariana

El timbre de la casa sonó un par de veces y eso provocó que una sonrisa se extendiera por mis labios.

"Ya voy yo." dije alto mientras bajaba las escaleras para que mi madre me oyera bien.

Bajé rápidamente hasta la puerta y la abrí encontrándome con aquel chico de ojos azules que tanto me gustaba.

"¿Qué haces con corbata?" le dije sonriendo al verle.

"Tenía que venir formal." se rascó la nuca mirándome a los ojos y reí.

"Estás más guapo informal." me acerqué a él, deshice el nudo de la corbata y se la quité antes de revolverle un poco el pelo "Así estas más que perfecto." le di un beso en los labios.

"Estás muy guapa." me sonrió cuando me separé de él.

"Deja de hacerme la pelota y pasa." dije cogiéndole de la mano y tirando un poco de él para que entrara en casa.

"¿Sabes lo nervioso que estoy?" confesó estando aun en la sala de estar mientras miraba fijamente a mis ojos.

"Ya sabías lo que te esperaba cuando me pediste ser tu novia." le dije sonriendo, acercándome más a él para rodear su cintura con mis brazos sin dejar de mirarlo a los ojos "Además, ya te conocen los dos. Se el tonto que eres siempre y punto." me encogí de hombros haciéndole reír.

"Por mucho que no me aceptaran no te dejaría marchar nunca." sonrió acariciando mis brazos.

"¿Por qué eres tan adorable?" le dije riendo.

"Ese no es un gran alago para un chico, cariño." me dijo riendo.

"Para mí sí. Me gusta tener un novio adorable."

"Novio. Me gusta cómo suena." sonrió y elevándome en mis puntillas y sellé sus labios con los míos.

"Pues ve acostumbrándote y deja de estar nervioso." quité mis manos de su cintura y las coloqué en su cuello abrazándole "Te quiero ¿vale?"

"Yo también te quiero, mi niña." susurró y, aunque no le mirara, sabía que estaba sonriendo.

Aunque, pensándolo bien, seguro que estaba sonriendo ya que desde ese magnífico día no se le había borrado la sonrisa de la cara.

[...]

"No quiero líos, Luke." dije amenazante mirando a mi primo, el que no quitaba la mirada de pillo de su cara.

"No voy a hacer nada, tata." me contestó.

"Eso espero. Y no te muevas de aquí hasta que venga. Como cuando vuelva no estés te la cargas." le señalé con el dedo y él asintió.

"Mamá dejó su móvil en la mochila." señaló su espalda.

"Está bien, si hay problemas me llamas. Y ahora ve." le revolví el pelo como siempre hacía.

"Te quiero, tata. Adiós, Louis." sonrió al chico que estaba detrás de mí.

"Yo también te quiero, canijo. Luego nos vemos." dio un beso en mi mejilla y se fue corriendo hacia donde estaba el entrenador hablando con varios niños.

Me puse de pie, ya que estaba de cuclillas hablando con él, y me di media vuelta hacia Louis.

"A tu primo no te cuesta decírselo." dijo cruzándose de brazos, intentando permanecer serio.

"¿Estás celoso?" le contesté riendo mientras me acercaba más a él.

"Tal vez." sin poder impedirlo sonrió haciéndome sonreír.

"Es diferente querer." le dije mientras tomaba mis manos con las suyas y hacía que descruzara los brazos "A mi primo no quiero besarlo a todas horas." le dije sonriendo mientras una de mis manos dejaba la suya para acariciar su cuello.

"¿Y a mí?" mordí mi labio inferior sonriendo y acerqué mi rostro al suyo.

"A ti te besaría cada minuto si fuera posible."

Me sonrió y eliminó, por millonésima vez en esa tarde, el espacio entre nosotros para darme uno de esos besos que tanto me gustaban.

"¿Me dejas llevarte a un sitio?" susurró tras separarse de mí, pero manteniendo nuestras frentes unidas.

"¿Me gustará?" le dije sonriendo acariciando su nuca mientras él seguía con los ojos cerrados.

"Esa es la intención." me dijo sonriendo así que asentí y, tras entrelazar su mano con la mía, comenzamos a caminar.

No sabía dónde me llevaba ya que, si era honesta, mi pésima orientación me había fallado hace tiempo, pero confiaba en él.

"¿Falta mucho?"

"No." dijo mirándome sonriente antes de acariciar un poco mi mano con sus dedos sin llegar a soltar la mía.

Sabía lo que provocaba en mi con un pequeño roce, ¿verdad? Porque no lo parecía

"¿Confías en mí?" preguntó cuando llegamos a un parque que me sonaba y no sabía de qué.

"No me des razones para dejar de hacerlo." le dije riendo y soltó mi mano.

"Déjame tu pañuelo." dijo mientras lo quitaba de mi cuello y se quedaba detrás de mí.

Poco después noté como tapaba mi vista dejando todo negro y oscuro.

"Me voy a colocar justo delante de ti." susurró en mi oído haciendo que toda mi piel se erizara "Cuando yo te diga pegas un salto y subes a mi espalda ¿vale?"

"¿Y si me caigo?" dije mordiéndome el labio inferior.

"Si confías en mí no pasara nada." asentí con la cabeza y noté cómo se movía a mi alrededor.

Cogió mis manos con las suyas y las situó en sus hombros para que, al saltar, supiera donde estaba.

"Salta, preciosa."

Pegué un pequeño salto y he de confesar que sentí miedo hasta que sus manos se afirmaron en mis piernas y me sujeté bien en su cuello.

"Ahora andaré. Agárrate bien para no caernos." asentí y me abracé a él.

Apoyé mi cabeza en lo que supuse que era su hombro y, mientras él andaba, me encargaba de inhalar su olor mientras que su pelo me hacía cosquillas en la nariz.

"Si te canso mucho puedo andar, Louis." dije acariciando su cuello con mi nariz.

"No hace falta, cariño, ya estamos llegando."

"Okey." me acurruqué de nuevo en su espalda y me relajé hasta que noté que se quedó quieto.

"Te dejo en el suelo, princesa, pero no andes hasta que yo te lo diga." asentí con la cabeza y me quedé de pie detrás de él.

Pocos minutos después cogió mi mano y comenzamos a caminar.

"¿Cuando me dejaras ver a dónde me llevas?" le dije riendo.

"Ya estamos aquí."

Dimos unos pocos pasos más y me hizo sentarme en lo que parecía un césped. Se puso de rodillas detrás de mí y desató el pañuelo dejándome ver las maravillosas vistas que tenía enfrente.

Como no, las de la casa de su abuelo. ¿Era extraño que estar en ese lugar me trajera esos recuerdos tan mágicos?

"¿Qué hacemos aquí?" le dije sin dejar de sonreír.

"Es el mejor lugar que se me ocurrió para hacer lo que quiero hacer." un escalofrió me recorrió todo el cuerpo.

Dejé mi mirada fija en la suya y, debido a mi expresión, supo que estaba esperando a que me contara lo que quería hacer.

"Veras, preciosa." se sentó sobre sus rodillas a mi lado y cogió una de mis manos "El fin de semana que pasamos aquí fue el mejor de mi vida." dijo sonriendo y haciéndome sonreír.

"Te advierto de que estoy en mis días, no podemos repetir." solté haciéndole reír, pero negó con la cabeza.

"No es eso, amor. En ese fin de semana, cuando te hice mía, todo quedo claro para mí." remojó sus labios con nerviosismo y continuó "Antes de venir aquí contigo sabía que te quería, me cautivaste desde el segundo en que te vi, pero ese fin de semana supe lo mucho que significabas para mí, que eras única y que nunca nadie podría superarte, ni siquiera igualarte." sonreí inconscientemente y supe que mis mejillas estaban empezando a tomar un color rosa así que bajé la mirada, pero él me hizo volver a mirarlo "Desde ese día que te hice mía supe que me había enamorado de ti. No sé si para ti fue simplemente sexo, pero para mí fue la primera vez que hice el amor con la chica más perfecta del planeta."

"Louis, yo-" iba a decirle cuanto sentía no haber abierto los ojos antes y hacerle pasarlo mal a lo tonto, pero me cortó.

"Déjame terminar porque si no nunca lo diré." dijo sonriendo y asentí dejándole seguir.

"Llevo esperando desde ese día a que llegara el día en el que escuchara de tus labios que sientes algo por mí." sonreí sin importarme parecer un tomate y sin despegar mi mirada de la suya "En resumen. Este es un lugar especial para mí, donde han ocurrido algunos de los sucesos más bonitos de nuestra historia, y es donde quiero que suceda uno de los más importantes." me mordí el labio imaginando lo que quería hacer y él aclaró su garganta "Ariana Morris, ¿quieres ser mi novia?"

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