Capítulo 43. Olvidar
*editado*
Ariana
"Ya te dije que tú y yo no tenemos nada que hablar, Louis." dije mirándolo.
"¿Entonces por qué te has acercado a mí cuando me has visto aquí sentado?" preguntó sin quitar la seriedad de su rostro.
Porque te quiero. Lo pensé, pero eso no se lo iba a admitir a él.
"No lo sé, mejor me voy." fui a caminar de nuevo para alejarme del instituto, pero el rápidamente se levantó y cogió mi brazo con fuerza, pero sin llegar a hacerme daño.
"No te vayas." suplicó "Llevo dos semanas intentando hablar contigo y ya no sé qué más hacer para que me dejes disculparme." resoplé dando media vuelta y le miré directamente a los ojos.
"No sabes lo que me dolió que tú me dijeras eso." dije sin quitar mis ojos de los suyos "¿Cómo pudiste ser capaz de pensar algo así de mí?"
"Me sentía culpable por haberme besado con Candy." intuí que esa era la rubia "Y pensé que tú al vernos habrías pensado que no quería nada más contigo. Sé que no es excusa, pero realmente no pienso lo que te dije." resopló y subió su mano hasta acariciar mi mejilla.
La primera vez que su cálido tacto chocaba contra mi piel en dos semanas.
"Lo fastidiaste todo con esas palabras." dije sin separar su toque, me gustaba, lo sabía, pero no se lo iba a admitir.
"Lo sé, pequeña, pero sabes que haré cualquier cosa porque me perdones."
"Aunque te perdone las cosas no volverán a ser como antes." bajé la mirada al suelo y él me miró extrañado.
"¿Por qué?" se notó la preocupación en su voz y tragué el nudo de mi garganta.
No sabía muy bien la razón, supongo que sería el miedo a sufrir de nuevo, pero estaban a punto de salir de mi boca la mayor cantidad de mentiras que había dicho en lo que tenía de memoria.
"Me he dado cuenta de que tú sientes algo que yo no. No estoy enamorada de ti, Louis. Me pareces guapo, eres majísimo, confió en ti y te quiero muchísimo, pero no más que a otro amigo." suspiré mientras bajaba la mirada "No quiero que pienses que me arrepiento de lo que paso entre nosotros, fue uno de los mejores fines de semana de mi vida, por no decir el mejor, pero sabes como soy. Sabes que no creo en el amor y no quiero crearte falsas esperanzas así que mejor olvídame y quedemos como amigos." notaba que necesitaba llorar, pero no lo haría delante de él.
"Pero yo no quiero olvidarme de ti." se quejó mirándome.
"Louis, es lo mejor."
"Será lo mejor para ti, pero para mí no. Yo te quiero, Ariana, y sé que soy capaz de hacer que te enamores de mí." dijo seguro.
"No estés tan seguro" tragué saliva intentando eliminar el nudo que se había formado en mi garganta.
"Ariana, por favor. No vuelvas a levantar todas las barreras, sabes que yo nunca sería capaz de hacerte sufrir." se acercó un poco a mí y puso una mano en cada una de mis mejillas "Déjame quererte." suplicó mirando fijamente a mis ojos, pero yo aparte mi mirada.
"No puedo." susurré.
"Déjame al menos intentar que me quieras un poco. Posiblemente no llegues a quererme tanto como yo a ti, pero me conformaría con tenerte a mi lado." suspiré y negué con la cabeza.
"Mereces algo mejor que yo, Louis." dije esta vez sincera.
Sabía que yo, con el recuerdo que tenia del amor, no sería capaz de hacer feliz a Louis, y él merecía una chica que hiciera que su sonrisa estuviera permanentemente en su rostro.
"No te mereces a alguien que no sepa quererte."
"Al menos dime la razón por la que piensas que no eres capaz de hacerme feliz." suspiré y dije lo primero que se me ocurrió, lo que sabía que haría que él me olvidara.
"Me he dado cuenta de que sigo queriendo a Caleb y no soy tan mala persona como para hacer que sigas pensando cosas sobre mí que no son ciertas. No quiero que lo pases mal por mí, así que olvídame, busca una chica que sepa cómo hacerte feliz y hazla feliz a ella, aunque bueno, eso para ti no serás difícil."
"No quiero ninguna que no seas tú." lo intenté, pero no pude evitar soltar una sonrisa.
"Solo tienes que buscar, Louis. Muchas de las chicas del instituto querrían estar contigo y serían mucho mejores novias que yo." le sonríe tristemente y quité sus manos de mis mejillas "Nos vemos dentro de unos días." fui a irme, pero cuando me di media vuelta él volvió a ponerse delante de mí.
"No te dejaré marchar sin luchar por ti." dijo serio "Llevo desde que te conocí queriendo ser algo más que tu amigo y no voy a dejar que ahora el idiota de Caleb venga y me arrebate todo lo que he conseguido con solo aparecer." habló seguro "Por mucho que lo intentes negar, lo sé, sé que me has llegado a querer y sé que si me lo propongo soy capaz de conseguir que te enamores de mí más de lo que lo has estado de ese chico, y no me voy a rendir."
"Louis."
"Ni Louis, ni mierdas. Dime que nunca me has llegado a querer, que nunca has llegado a sentir nada por mí y no volveré a molestarte nunca.
¡No te quedes cayada y díselo que pareces gilipollas! Dije para mí misma pero mi boca se quedó cayada mientras él impedía que separara mi mirada de la suya. Fui a decir que no, pero no pude mentirle sintiendo como me miraba.
"Déjame irme, por favor." dije notando como mis ojos comenzaban a llenarse de agua.
"Si no me lo niegas no voy a dejar que me obligues a olvidarte."
"He vuelto con Caleb." dije intentando hacer que él me soltara, pero no lo conseguí.
"Te he pedido que me dijeras que nunca me has querido, no las razones por las cuales quieres que te olvide, con lo cual, voy a luchar por ti." en cuanto me soltó me aleje de él y oí como me llamaba, pero lo ignoré "¡No voy a dejar que te alejes de mi lado!" gritó haciendo que le oyera perfectamente.
Cerré los ojos impidiendo que mis lágrimas salieran y fui a cruzar la calle para alejarme de allí cuanto antes, pero algo me lo impidió.
Louis
Vi cómo se alejaba y supe que no podía hacer nada para que se quedara allí conmigo, pero no me daría por vencido tan pronto. Quería muchísimo a Ariana y no dejaría que me la arrebataran tan fácilmente.
Fui a darme media vuelta para coger mi mochila cuando vi que ella cruzaba la calle sin mirar y una furgoneta iba a gran velocidad hacia ella.
"¡¡Ariana!! ¡Cuidado!" grité corriendo rápidamente hacia ella y metiéndome en la carretera para intentar apartarla de la furgoneta antes de que la atropellara.
Rodeé su cuerpo con mis brazos e intenté saltar para alejarnos del camino de la furgoneta, pero no pude evitar que nos diera a los dos lanzándonos contra el suelo. Instintivamente rodeé su cabeza con mis brazos protegiéndola, pero eso hizo que el que se diera un fuerte golpe contra el asfalto fuera yo, aunque en ese momento no me importaba.
Lo único que quería era que ella estuviera a salvo, aunque eso me pusiera en peligro a mí. Esos fueron los últimos pensamientos que pasaron por mi mente antes de quedar inconsciente en el suelo con ella entre mis brazos.
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