*editado*

Ariana

Noté como mi colchón se hundía un poco por el lado derecho de la cama, como si alguien estu-viera hay despertándome, y al poco tiempo unas caricias sobre mi brazo me hicieron pegar un salto asustada y abrir rápidamente los ojos para ver quien estaba en mi habitación.

"¿Louis?" pregunté confundida al ver sus ojos azules y su gran sonrisa, ¿qué hacía aquí tan tem-prano un sábado por la mañana?

"Buenos días, preciosa." dijo riendo.

"¿Tú crees que esta es buena forma de despertarme?" dije volviendo a apoyar la cabeza en la almohada, pero sin dejar de mirarle.

"Me dijiste que tenías todo el fin de semana reservado para mí. Tienes suerte de que no viniera a las doce de la noche a por ti." sonrió y le devolví la sonrisa.

"¿Me vas a hacer levantarme tan pronto?" puse un puchero mirándole.

"Si me dejas quedarme te dejo dormir un ratito más." sonrió.

"Está bien, pero quítate los zapatos."

Me hizo caso y se quitó los zapatos antes de tumbarse a mi lado en la cama.

Nos tapé a los dos con el edredón y después me acurruqué en su pecho mientras que él pasaba su brazo alrededor de mis hombros.

"Descansa, preciosa." susurró antes de darme un beso en la cabeza.

Poco después volví a quedarme completamente dormida.

[...]

Lo fulminé con la mirada y el rio. Hacía menos de media hora que habíamos salido de casa y ya no podía con mi alma.

"Vamos, Morris. ¿Tan futbolista que eres y no puedes subir una pequeña colina?" dijo sonriendo a unos metros de mí.

"Podría subirla perfectamente andando, pero no a tu ritmo." me quejé y el comenzó a bajar hasta donde estaba yo.

"Si te hubieras despertado antes podríamos haber ido al ritmo que la señorita hubiera queri-do."

"También me podías haber despertado." repliqué.

"Estabas demasiado guapa como para estropearlo." puso su mano en mi mentón y dio un corto beso sobre mis labios "Anda, sube a mi espalda que ya te llevo yo."

Sonreí aliviada y, cuando se dio media vuelta, pegué un salto subiéndome a su espalda para que me cargara mientras subía por la colina.

"Aun no entiendo por qué tenemos que subir." dije apoyando mi mentón en su hombro.

"Pronto lo descubrirás, preciosa."

Suspiré y nos quedamos en silencio hasta que llegamos arriba, un silencio que, a decir verdad, no resultaba para nada incómodo. Llegamos a lo alto de la colina y me dejó de nuevo sobre mis pies antes de seguir caminando, ahora por caminos llanos.

"¿Sabes dónde vamos, Louis?" dije sin saber dónde nos encontrábamos, y eso que me conocía bastante bien la ciudad.

"Claro que lo sé." rio "Ven, sígueme."

Estuvimos caminando por un rato más y al cabo de un rato nos encontramos una verja en medio de los árboles cerrada con llave. Louis metió su mano en el bolsillo de su cazadora y sacó la llave que abría la verja, ¿dónde me había traído?

Caminamos unos pocos minutos más y después los árboles desaparecieron dejando ante mis ojos una vista impresionante de Londres, ¿de dónde había salido ese lugar y por qué nunca había sabido de su existencia?

"Bienvenida a la casa secreta de la familia Tomlinson." dijo él sonriendo mientras rodeaba mi cintura desde atrás con sus brazos.

"¿Esto es tuyo?" coloqué mis brazos sobre los suyos.

"Mi abuelo lo compró hace año,s pero cuando se fue a Doncaster quedó abandonado. Cuando se enteró de que nos mudaríamos de nuevo aquí me dio las llaves. Solía traerme aquí cuando era pequeño."

"Es precioso." dije mirando la ciudad.

"Entonces, ¿quieres quedarte aquí conmigo?"

"¿Por eso me pedias que te reservara todo el fin de semana?"

"Juro que no olvidarás estos dos días en toda tu vida." sonrió y dio un beso en mi mejilla.

Sin quitar sus manos de alrededor de mi cintura me di media vuelta quedando cara a cara con él y le sonreí.

"¿Por qué eres tan perfecto conmigo?"

"Eres especial."

Sonrió y se fue acercando a mi hasta que nuestros labios chocaron, comenzando el beso más mágico que me habían dado en toda mi vida.