07
──¿Puedo preguntar qué te sucede?
──Nada, mi amor, ¿por qué?
──¿Acaso ya no te gusto? ──cuestionó directamente, hasta cierto punto ya no sentía enojo, más estaba triste.
Tzuyu notó la voz baja de su novia, esto le hizo cuestionó si debía seguir con su juego de molestar a Sana o no. No le gustaba la idea de verla decaída y que dude de su amor por ella.
──¿Es ella? ──volvió a preguntar.
──¿Uh? ──Tzuyu la miró con el ceño fruncido. ──¿a qué te refieres con "ella"?
──A la tal Shuhua, hoy tuviste mucha prisa en irte a tu trabajo, cuando te recogí andabas muy pegada a esa tipa y no me has dejado mimarte, ni porque estamos en casa. ¿La prefieres a ella, no? Ahora te gusta esa.
Sonaba tan enojada pero triste en su teoría, pero por tan malo que parezca esto terminó por confirmar lo que Tzuyu sospechaba, y es que Sana estaba en definitiva, celosa.
Una sonrisa se formaba en los labios de Tzuyu y así cerró la cobertura del libro dejándolo en la mesa de noche.
──¿Por qué sonríes? Claro, era de suponerse, eres una idiota. ──Sana estaba por levantarse de la cama apartando bruscamente la cobija, pero Tzuyu fue más rápida tomando su muñeca.
La japonesa rápidamente la miró en un intento de zafarse, pero el agarre de Tzuyu era más fuerte. ──¡no te vayas!
Sana rió sin gracia y se sentó nuevamente frente a la menor. ──evades mis toques todo el día por irte con esa tipa y te ríes porque lo confirmo, ¿ahora no quieres que me vaya? no soy tu juguete Chou.
──Y yo no dije que lo fueras, Sana, debes escucharme ──la mayor no respondió y en su lugar arqueó una ceja, una clara señal para que Tzuyu prosiguiera. ──, primero que nada, Shuhua no significa para mí nada más allá de una simple amiga ──la japonesa rodó la mirada, seguía sin estar del todo convencida. ──, segundo, si he sonreído es porque me da mucha gracia ver lo celosa que te pones al verme con otras chicas; mírate, creando historias paranoicas como si fuera a interesarme en otra mujer que no seas tú. ──Sana la miró un poco ofendida y no pudo evitar el impulso de golpear a la más alta en su hombro con fuerza. ──¡Auch!
──Debería golpearte más, nada de lo que me dices justifica como te has portado conmigo. No coqueteaste conmigo cuando estábamos en el auto, en la cena tampoco hablamos mucho y no me dejaste duchar contigo, para rematar te negabas a apagar la maldita luz siendo tan tarde por la noche, sabes que debo levantarme temprano a prepararte el desayuno.
Sana habló tan frenética, pues la furia estaba presente, la taiwanesa solo podía aguantarse las ganas de reír si es que no quería amanecer castrada.
Aún así, optó por seguir con el naturalismo y la seriedad para no hacer enojar más a la mayor. ──lo sé, y no sabes cómo lo lamento... yo realmente quería ver hasta que punto llegabas al portarme tan diferente contigo, y verte celosa fue el mayor trofeo que me gané hoy.
──¿Qué? ──Minatozaki preguntó incrédula.
Al final si fue su broma de segunda mano para pasar el rato.
──¡Por favor, no te vayas a enojar más! ──suplicó Chou con un puchero y tomando ambas manos de la japonesa.
Sana rió bajito y apartó las manos de la morena. ──eres una tonta, Tzuyu, y mi colmo es estar tan enamorada de ti.
──¿Eh?
──Debo enseñarte a no jugar conmigo y mostrarle a esas tipas de afuera a quién le perteneces.
──¿Sa-Sana...?
Era hora de que Minatozaki Sana cobrase su recompensa luego de ser la víctima de esta broma de mal gusto.
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