05

──¿Estás celosa, Shasha? ──preguntó divertida Tzuyu mientras apartaba el plato de comida casi terminado a un lado.

Sana tragó saliva y rodó la mirada por tal pregunta. ──¡Pff! Claro que no, solo que nunca antes había visto a esa mujer, es todo.

──Uhm, pues hace un rato la llamaste chica y ahora es una mujer, mi amor estás celosa.

──¡Qué no!

Tzuyu soltó una carcajada a ver el rostro rojo y enojado de su novia. ──ajá.

La taiwanesa terminó de comer y llevó los platos hasta el lavadero y se encargó de enjuagarlos.

Ella no iba a mentir, por mucho que le divirtiera molestar a su novia al hacerse la cojuda con respecto a "eso" y saber que estaba celosa de Yeh, su cuerpo estaba matándola de cansancio y podría tirarse en ese mismo instante al suelo e hibernar unos veinte siglos.

Cuando acabó se fue al baño a asearse.

Entró únicamente con una toalla y la pijama para cambiarse ahí dentro. Una vez entró a la ducha su mente se fue despejando.

Por otro lado, Sana se le había ocurrido la maravillosa idea de despojarse de todas sus prendas y entrar bajo el agua junto a su novia.

Así que, mientras la ducha corría las frecuentes gotas de la fría agua y el perfume del jabón invadían el pequeño cuarto, Tzuyu al parecer estaba de espaldas, la japonesa mordió su labio inferior y sigilosamente camino hasta la puerta de cristal.

Sin embargo, toda su emoción se desvaneció al agarrar la manilla e intentar deslizarlo a un lado, pero este se quedó quieto en su lugar.

Sana volvió a intentar abrirla, pero Tzuyu se volteó nuevamente y aunque por el diseño distorsionado del cristal, pudo notar que una cínica sonrisa se dibujó en el rostro de esta.

──¿Qué tratas de hacer, Sana? Yo me estoy bañando ahora mismo.

──¿Le has puesto el seguro a la puerta? ¿Por qué lo hiciste? ──interrogó con indignación y confusión. ──nunca antes lo has hecho.

──Amor mío, estoy bañándome, luego puedes entrar tú una vez que salga.

Sana frunció más el entrecejo.

¿Acaso estaba de broma? Porque estaba empezando a cansarse de ello.

──Me tienes que estar jodiendo Chou, casi siempre me dejas bañar junto a ti, pero hoy de pronto has optado por asegurarla y hablarme con tal sarcasmo. ¿Acaso me estás tratando como tu payasa?

Y Tzuyu sentía que iba a explotar de risa en cualquier momento.

Su juego de molestar a Sana estaba llegando mas lejos de lo que esperaba, lo más interesante era que Sana se estaba dando cuenta de ello.

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