03

──Hola. ──saludó Tzuyu tomando por la cintura a su novia y plantando un suave beso sobre los labios contrarios.

Esperaba una respuesta cálida como suele hacerlo Sana, pero esta vez fue diferente, pues Minatozaki había rodeado su cuello y aprisionó con mayor fuerza sus labios, evitando que pudieran separarse.

En cierto punto, Tzuyu frunció el ceño desconcertada por el brusco movimiento de los labios de Sana y su agarre posesivo.

Al cabo de unos segundos, se separaron. Los labios de la taiwanesa se sentían más húmedos e hinchados gracias al frenesí con el que fueron devorados por su novia.

──¿Tenías muchas ganas de ese beso, eh? ──preguntó Tzuyu en broma pasando la yema de su dedo por la comisura de los labios ajenos. Sana se encogió de hombros bateando sus pestañas inocentemente.

──Digamos que esta mañana alguien se fue sin siquiera darme un beso de despedida, no me pude resistir.

Tzuyu rió bajito y bajó la mirada tomando las manos de Sana. ──dije que te le recompensaría luego, pero eres muy impaciente por lo que veo.

──¿Qué tal si mejor entramos al auto y vamos a casa para que me recompenses por dejarme a medias? ──Sana comenzó a jugar con los botones de la blusa de la más alta y está miró atenta cada movimiento con una sonrisa ladina. ──¿qué dices? ──el tono de su voz fue más seductor y bajo, y aunque algunas personas que pasaban por ahí les miraban raro, a ninguna de ellas le importó en lo más mínimo, pues sus ojos quedaron centrados únicamente en la otra.

El estómago de Tzuyu rugió levemente y fue algo que solo pudo escuchar ella, gracias a ello, creyó que sería buena idea jugar con su novia y molestarla un poco. ──me encanta la idea ──dijo tirando de la blusa de esta y pegándola a su cuerpo, las manos de Sana se posaron sobre su pecho y esperanzada a un siguiente movimiento mordió su labio ansiosa. Tzuyu se acercó a su odio, su respiración provocó que la piel del cuello de la mayor se erizara ante la sensación cosquilleante. Y entonces susurró:──pero me temo que muero de hambre y necesito comida urgente.

──¡Me puedes comer a mí! ──respondió casi al instante la mayor, y en seguida tapó su boca con vergüenza al notar como un par adultos mayores que pasaban en ese instante las miraron asombrados.

Tzuyu rió. ──buen intento linda, pero en serio, espero que haya algo delicioso en casa. ──le guiñó un ojo pícara y Sana resopló. Tzuyu la apartó y abrió la puerta del auto para entrar.

──Ugh, ¿Es enserio?

Tzuyu asintió e hizo un ademán con sus manos para indicarle que también debía entrar.

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