29. Noah intenta fingir su muerte


La mañana siguiente visité a Noah con la intención de estudiar y terminar algunos trabajos que tenía pendientes.

En realidad, no quería ir. Prefería mil veces quedarme en la cama de Charlie durmiendo y hacer la tarea otro día, pero de todas formas Charlie tenía trabajo temprano y a Noah sólo le bastaba con recordarme el dos en mi examen para hacer que me levantara.

La primavera acababa de comenzar hace tan solo un par de días, pero el calor llevaba un par de semanas mostrándose. Por eso, esa mañana, ni siquiera me molesté en abrigarme. Ni siquiera eran las nueve de la mañana y el sol ya me estaba quemando la coronilla de la cabeza.

Cuando llegué a su edificio me encontré con el padre de Noah saliendo. Él me reconoció de inmediato.

—¡Andy! —Me dio un corto abrazo y una palmada en la espalda—. Noah me ha dicho que hoy vendrías. Me ha enviado a comprar el desayuno.

Pensé en Noah, recién despierta, en su pijama con ositos. Probablemente ni siquiera haya querido levantarse de la cama.

—¿No pudo ir a comprarlo ella? —me quejé—. Qué huevos. ¿No le da pena mandar a un hombre tan mayor?

—Sí, eso mismo le dije, pero ella no siente empatía por su padre. Ten. —Me entregó su llavero—. Para que te abras la puerta. Haré sonar el timbre cuando regrese.

Acepté las llaves.

—Si usted quiere, puedo obligarla a salir —me ofrecí.

El hombre sonrió, pero negó.

—No te preocupes. Ya tendrás tiempo de obligarle a hacer las compras cuando me marche.

Por un momento no entendí a qué se refería, hasta que recordé que Noah le estaba diciendo que el próximo año me mudaría con ella. Asentí y le devolví la sonrisa, incómoda.

Él se despidió y yo entré. No pude evitar sentirme culpable por estar mintiéndole. Especialmente porque parte de la mentira consistía en fingir que aún éramos amigas.

Cuando salí del ascensor y llegué a la puerta de su departamento ni siquiera me molesté en llamar a la puerta, puesto que tenía las llaves de su padre. Noah estaba en la sala de estar, aún con su pijama, y caminaba de un lado al otro mientras murmuraba cosas. Parecía no haberse dado cuenta de mi presencia.

Entonces, el timbre sonó, y ella comenzó a soltar palabrotas.

—Piénsalo bien, Noah —la oí murmurar. Al parecer estaba hablando consigo misma—. ¿Qué haría Ágatha Cristie en esta situación? —Estuvo un par de segundos en silencio. Y, luego:—. Ah, voy a fingir mi muerte.

—¿Qué te sucede?

Ella me ignoró por completo.

—O sea, es un delito, pero no tan grave —continuó murmurando.

—¿A quién mataste?

Me apoyé contra la pared del pasillo, cruzada de brazos, y me rasqué la pantorrilla con mi otro pie.

Noah apoyó la mano en la mesa del living, como si necesitara ayuda para mantenerse de pie. Por un momento creí que no me había escuchado, pero entonces me respondió.

—Clara está abajo —dijo.

—Cla.. ¿Qué? —Miré a mi alrededor, como si esperara verla aquí adentro—. ¿Clara? ¿Tu ex novia?

Yo suponía que era su ex novia. Lo último que había sabido de esa chica, era que salía con Noah luego de que nosotras terminamos. Luego, Charlie me contó que las escuchó discutiendo el día de nuestra graduación y que Noah la dejó. Luego de eso no volví a saber más de ella, y así lo prefería. Ella nunca me pareció una buena persona.

—Sí, esa misma, la ex novia —respondió sin paciencia—. Anoche me envió un mensaje. Quería una sudadera que se dejó aquí la última vez que estuvo. Yo me quise hacer la superada y le dije "ven a buscarla mañana" pero la verdad es que no quiero verla. Eché a papá de casa para que no estuviera aquí ¡Ay, qué vergüenza! —Se llevó las manos al rostro—. ¿Qué hago? ¿Qué hago?

Se hincó en el suelo, con los brazos sobre la cabeza, como si se estuviera protegiendo de algo.

Me sorprendía verla reaccionar así por una ex novia, al punto de entrar en pánico ante la idea de volver a verla. Noah no le debía de guardar mucho cariño.

Miré hacia el balcón.

—Vamos a ignorarla —dije—. Se cansará y se irá.

—No lo creo —respondió Noah aún desde el suelo.

Y justo como si nos hubiera escuchado, el timbre volvió a sonar.

—¡No se cansa!

El timbré volvió a sonar dos veces más. Noah dijo algo sobre llamar a la policía si no le quedaban más opciones.

—De verdad la odias ¿No es así?

—No es que la odie —Noah abrazó sus piernas—. Bueno, sí la odio. Y sé que está haciendo esto sólo para molestarme. ¡Ah!

Escondió el rostro entre sus piernas.

—¿Dónde está la sudadera?

—Sobre el sofá —Respondió sin levantar la cabeza.

Suspiré, recogí la sudadera y abrí las enormes ventanas que daban al balcón. El vidrio resonó por la fuerza que usé y luego entró el viento. Hice a un lado las cortinas y la luz del día entró en todo el comedor.

El sol me dio en la cara cuando me agaché para apoyar los codos en la barandilla de metal.

Ahí estaba, debajo de nosotras y frente al edificio. Clara, la ex novia de Noah. Volvió a tocar el timbre y resonó en todo el edificio. Eso hizo que Noah soltara otra palabrota contra su ex novia.

—¡Oye! —grité. Clara levantó la cabeza y la sorpresa en su rostro fue más que obvia—. ¡Ten tu ropa!

Dejé caer la sudadera sin más. Ella la atrapó sin problema, pero se quedó mirándome desconcertada.

—¡¿Andy?! —preguntó.

Ah, al parecer me recordaba.

—¿Se te ha olvidado algo más? —grité.

Ella sacudió la cabeza.

—¡Entonces vete!

Me metí al edificio antes de que Clara tuviera tiempo de pensar una respuesta y cerré la ventana. El timbre no volvió a sonar.

Rodeé la pequeña mesa de la sala de estar hasta llegar junto a Noah, quien aún seguía en el suelo, y le ofrecí mi mano. Ella no la aceptó.

—Ya se fue —le aseguré.

—De acuerdo. —Se rascó la pierna, visiblemente incómoda—. Gracias.

Resoplé, tomé a Noah del brazo y tiré de ella hacia arriba para hacerla levantarse.

—Vamos a comer. Tengo hambre.

—¡Pero papá..!

Me tapé los oídos y comencé a cantar para no oírla. Noah me siguió por toda la cocina mientras me amenazaba para que no abriera ningún paquete de galletas, porque su padre estaba en camino. Llegado un punto la exasperé tanto que acabó marchándose de regreso a la sala de estar, donde recuperó sus libros de la universidad y comenzó a estudiar sin borrar su cara de enfado.

Reí, dejé las galletas en la alacena y sentí frente a ella en la mesa. Noah me ordenó que sacara mis deberes para comenzar a hacerlos y la obedecí. Ninguna de las dos volvió a hablar hasta que su padre llegó, pero había algo en esa escena, en la imagen de nosotras dos sentadas en la misma mesa, que calentó mi corazón.

-.-.-.-.

Holii ¿Cómo están? ¿Qué tal les fue en la semana? 

¿Qué les pareció el cap?

Fue cortito, pero vimos a Andy y Noah siendo... ¿Amigas? O al menos, a Andy siendo solidaria.

¿Será este el comienzo de una nueva/vieja amistad?

Bueno, sin mucho más que decir (ahre) me despido.

Nos vemos el próximo lunes (si no me duermo ndads)

bai bai

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