19. Nos descubre mi abuela
Luego de la confesión de amor todos bajamos a comer y lo hicimos como si no hubiéramos probado bocado en mil años. Suponía que tanta adrenalina para los cuatro nos había dejado hambrientos.
Charlie y yo intentamos no molestarlos después de haber presenciado el momento más cursi de nuestras vidas, pero fue difícil. En especial porque atrapábamos a Jade mirando de Alana cada vez que ella no se daba cuenta.
En una ocasión Charlie tuvo que pegarme en el brazo para que no me burlara.
—¿Así éramos nosotras cuando empezamos a salir? —le pregunté mientras íbamos a la salida.
—No, no creo. Nosotras éramos cool.
Charlie se inclinó hacia mí y mordió mi manzana de caramelo. Le costó un poco arrancar un pedazo y casi se llevó la manzana en el intento, por lo que tuve que sostenerla del palo con ambas manos mientras reía.
—No, ustedes eran diez veces peor. —Contestó Jade, de brazos cruzados—. Y todo el salón tenía que aguantarlas. —Echó una mirada por encima de su hombro—. Ahí viene Alana. Digan algo y las mato.
Alana llegó del carro de manzanas con una en cada mano y le ofreció la de su derecha a Jade. Él le agradeció con un beso y Charlie me dio un codazo como si no lo estuviera viendo junto a ella.
Luego de eso dimos una última vuelta por los juegos de la feria, esta vez los cuatro juntos.
Jade ganó un set de juguete de "pequeño doctor" y dejó que le sacáramos una foto junto a su premio. Charlie y yo no volvimos a ganar nada, pero aún así eso no impidió que nos sacáramos fotos con el oso gigante una al lado de la otra.
—¿Tengo algo entre los dientes?
—¿Hmm?
Volví la cabeza hacia ella y Charlie aprovechó para besarme. Cerré los ojos justo cuando el flash salió.
Unos minutos después, cuando vi la foto en mi teléfono y me di cuenta de la manera en la que Charlie parecía querer sonreír en medio del beso, decidí compartirla en mi perfil.
Se sentía bien tener una novia y poder presumirla.
Cuando salimos del parque nos dividimos en dos grupos, pero esta vez no fueron los mismos que con los que llegamos. Charlie y yo regresamos juntas a mi casa y Jade decidió acompañar a Alana a la suya.
Al volver en la moto, apenas si pudimos intercambiar unas palabras durante todo el viaje. Pero ni bien llegamos y Charlie se quitó el casco, no dejó de hablar de ellos.
—Me parece perfecto, como un buen caballero. —Opinó mientras dejaba su motocicleta en la parte del jardín techada donde mamá y papá solían estacionar el auto. Ahora que el vehículo no estaba, tenía más lugar para acomodarla—. No espero menos de él.
Yo, parada en el marco de la puerta de entrada, me quedé con el brazo extendido para mantenerle la puerta abierta.
—Hablas como si fueras la mamá de Alana.
—Soy la mamá de Alana —Me aseguró mientras entraba—. Tú puedes ser su padre. Si Jade hace algo mal lo puedes golpear.
Era una oferta tentadora.
Charlie y yo siempre fuimos protectoras con Alana desde que la conocimos ese primer día de clases en el que se golpeó contra la puerta del instituto. Tal vez incluso yo lo había sido sido aún más, porque tendía a querer proteger a la gente cercana a mí y durante un buen momento ella tuvo problemas para integrarse.
Pero la Alana de ese entonces y la Alana de ahora eran personas completamente diferentes. Probablemente no necesitara que yo la defendiera de Jade si él metía la pata. Ella podía defenderse sola.
—¡Hola! —Charlie se agachó para abrazar a Lola, quien estaba tan emocionada de verla que no dejaba de moverse y azotar su cola contra el suelo de madera encerada—. Hablando de padres ¿Dónde están los tuyos?
—De fiesta. En un cumpleaños, o algo así.
Lo más probable era que regresaran en la madrugada o incluso mañana, si los dos bebían. Como papá no salía casi nunca y el trabajo de mamá la dejaba demasiado cansada como para usar los fines de semana para otra cosa que no fuera descansar, cuando los dos se iban de fiesta lo hacían por varias horas. Gastaban toda su energía en una noche y luego no volvían a salir en todo el año.
—Entonces ¿Tenemos la casa sola? —Charlie se pegó a mi hombro y me hizo ojitos.
—¿No te da miedo que se vuelva a aparecer la llorona? —le molesté.
La sonrisa de ella desapareció. Por un momento dio gracia su reacción, pero luego recordé la imagen del señor con el cuchillo saliendo de la bañera en la casa del terror y me estremecí.
Estábamos solas. En una casa antigua. En el medio de la nada.
—Mejor vamos las dos juntas —Tragué saliva. Intenté sonar segura, pero si mi voz no tembló cuando hablé probablemente se haya debido a un milagro—. Y llevemos a Lola, por si acaso.
—Sí... —Charlie se acomodó la manga caída de su chaqueta—. No porque le tenga miedo a los espíritus, pero podría haber un ladrón en la casa. Uno nunca sabe.
—Si, por supuesto.
Charlie llamó a Lola y le señaló las escaleras. La perra corrió hacia arriba sin perder el entusiasmo y las dos fuimos detrás de ella, como las cobardes que éramos. A medida que avanzábamos nos estremecíamos cada vez que uno de los escalones de madera chirriaba o el viendo hacía que las ramas de los árboles golpearan las ventanas.
Ya en el primer piso, Lola corrió de un lado a otro sin saber a dónde ir. El pasillo estaba oscuro. Apenas podía ver las siluetas de los cuadros en las paredes.
—¡Vamos al cuarto, Lola! ¡Vamos!
Señalé mi habitación y ella entró.
Charlie se aferró a mi brazo.
—Qué horrible persona. Enviando a tu perra a su muerte.
Puse mi mano en su cara y la aparté de un empujón.
—La llorona no mata perros.
Lola salió del cuarto al notar que no la seguíamos. Supuse que el que estuviera tan contenta significaba que no había visto nada inusual en mi habitación, así que entré.
Encendí la luz y espié a mi alrededor. Todo estaba en orden. Charlie entró detrás de mí y permaneció escondida en mi espalda.
Lola nos abandonó a nuestra suerte, así que comencé a cerrar las puertas de los armarios y eché un abrigo sobre el espejo de pie, sólo por si acaso.
—¡Listo! —me volteé hacia ella—. El cuarto ya esta protegido a prueba de espíritus. A ti te toca revisar el baño.
Su sorpresa fue reemplazada por enfado.
—Ya quisieras.
En ese momento se oyó el sonido de algo cayéndose en el pasillo y las dos nos empujamos para subir a la cama corriendo.
Para cuando llegamos, en la puerta apareció la perra, quien llevaba en la boca una pelota de tenis.
—¿De dónde has sacado eso?
Lola tenía varias pelotas de tenis para jugar, pero mamá solía esconderlas en el armario para que no las usara sin supervisión, porque solía comérselas. Asumí que el ruido de hace rato fue ella tirando todo para recuperarlas.
Suspiré y acepté la pelota antes de lanzarla fuera del cuarto. Ella salió a buscarla y no regresó. Probablemente estuviera ocupada comiéndosela.
Me dejé caer sobre la cama, aliviada, y Charlie se acostó con la cabeza en mi pecho. Le besé la frente justo cuando mi teléfono vibró con un mensaje y lo saqué, creyendo que probablemente se tratara de mis padres. Pero cuando vi el nombre del remitente me congelé.
—¿Quién es?
Charlie alzó la vista a la pantalla.
—Mi... ¿Abuela?
Tenía dos abuelas. Una era de parte de mamá. Solía verla en su cumpleaños o cuando mamá iba a visitarla. Ella siempre me enviaba dinero o regalos durante las fiestas. Luego estaba la madre de mi papá, quien fue la que acababa de enviarme el mensaje. Ella vivía en una granja no muy lejos de aquí junto al abuelo.
Al tener la casa más grande y una familia tan numerosa, casi todas las fiestas eran en su casa. Cuando era pequeña solía pasar mucho tiempo en la granja, y así fue como acabé obsesionándome con las vacas.
Pero ¿Por qué me había enviado un mensaje un sábado a medianoche?
Charlie presionó la ventana emergente y el chat se abrió. Ella me había enviado una captura de pantalla de mi última publicación en instagram, donde Charlie y yo nos besábamos con el parque de diversiones de fondo.
Sentí que la sangre abandonaba mi cuerpo.
Ella no tenía instagram, por lo que alguien de la familia debió de enseñarle la publicación.
Leí el mensaje que me envió luego de la imagen:
Nona: Qué alegría que mi nieta más pequeña tenga novia. Te felicito, hija. El Nono también está contento. Te quiero mucho sin importar qué. Tráela a casa el domingo. Besos.
Leí y releí el mensaje una y otra vez, como si esperara encontrar nuevas palabras.
Estaba segura de que toda mi familia pronto se enteraría de que tengo novia, si es que ya no lo sabían. Era un poco estúpido el que me sorprendiera ahora cuando fui yo misma la que subió la foto de nosotras, pero por un momento había olvidado que en el mundo habían más personas además de nosotras.
El mensaje de mi abuela me provocó muchas cosas. Por un lado alivio, porque ahora ya lo sabía y porque parecía no tener problema con eso. Y, por el otro, vértigo. El mismo que me dio cuando vi la montaña rusa. Porque no sabía que esperar del resto de mi familia.
—¿estás bien?
Dejé el teléfono a un lado y me cubrí los ojos con las manos. Sentí nauseas.
—No lo sé.
—¿Me llevarás a conocer a tu abuela?
Charlie dejó un pequeño beso azucarado en mis labios.
Me descubrí los ojos como si con ese beso me hubiera despertado y me relamí los labios.
—¿Quieres ir? —le pregunté, preocupada.
Me daba miedo llevarla y que algo saliera mal. No sabía cómo se iba a portar mi familia cuando apareciera con Charlie. Todos siempre fueron buenos conmigo, pero uno nunca sabe cómo pueden cambiar o reaccionar las personas cuando pasan este tipo de cosas.
Charlie asintió y yo suspiré.
—¿No te de miedo?
Ella miró al techo y pensó un momento.
—Creo que pase lo que pase, nosotras podemos lidiar con eso juntas.
Su respuesta me tranquilizó. No me di cuenta de lo que necesitaba escucharla decir algo así, que nosotras podíamos lidiar con esto juntas, que la tenía a ella para compartir mis preocupaciones y enfrentarlas.
Acomodé un mechón rosa detrás de su oreja.
—Te ves contenta.
Ella miró a la ventana.
—Es que estas cosas me hacen sentir como algo serio para ti. Que me presentes a toda tu familia. No sé. Escuchar a Alana decir que quería estar junto a Jade para siempre me hizo pensar en nosotras en el futuro.
—¿Nunca lo habías hecho? —pregunté.
Recordé a Charlie decir una vez que quería que viviémos en una casa fuera de la ciudad, como mis padres.
—Sí, pero no me había dado cuenta. Siempre nos he visto juntas de adultas, pero verte hacer estas cosas como si tú nunca hubieras puesto en duda eso...
—Quiero que estés conmigo para siempre yo también. —Pasé mi mano por su espalda—. Quiero que nos casemos y que envejezcamos juntas en una granja con animales que evidentemente no vamos a comer, porque soy vegetariana. Tú podrás comer carne por supuesto. —Me apresuré a agregar—. Pero no de mis vacas.
—¿Quieres que nos casemos?
Solté una risa nerviosa.
—Bueno, algún día —le aclaré mientras sentía el calor en mi rostro—. Dentro de muchos años. O sea no ahora. Primero quiero recibirme y luego quiero ahorrar dinero para que podamos vivir juntas...
—Dijiste lo mismo.
—¿Qué?
—Cuando nos hicimos novias. Dijiste que si mis padres no me dejaban estudiar lo que quería podríamos ahorrar dinero y vivir juntas. Querías que viviéramos en la ciudad para que yo no tuviera que viajar tanto a las clases.
De repente me sentí avergonzada, como si estuviera exponiendo el hecho de que yo era su fan número uno.
—Bueno, a mí también me convenía. —Intenté explicarme—. Mis clases también son en la ciudad y si las dos trabajábamos podríamos dividir los gastos...
Charlie me calló con un beso. Y luego otro. Y otro más. No me dejó volver a hablar.
—Siempre has creído en mí —dijo—. Y en nosotras.
—Por supuesto. Soy tu novia. —Cerré un ojo mientras ella seguía repartiéndome besos—. Y tu mejor amiga. Espabila.
Ella no volvió a responder. Sus labios encontraron mi cuello y fue cuestión de segundos para que yo olvidara de lo que estábamos hablando.
-.-.-.
Holaaa ¿Cómo están? ¿Qué tal les fue en la semana?
Yo estuve escribiendo sin parar, así que ya tengo varios capítulos adelantados, por lo que no van a tener que sufrir más por que me atrase actualizando. Recemos para que termine pronto la historia así actualizo más rápido.
¿Qué les pareció el cap?
¿Ustedes a qué le tenían miedo de chiquitos? Yo le tenía miedo al chucky y pensaba que si iba al baño a la noche iba a salir del retrete JAKSJAK después le empecé a tener miedo a la llorona (todavía le tengo miedo).
Ahora le tengo miedo a los duendes. Por eso a veces les lanzo monedas como ofrenda para que no me roben las cosas.
Ahora que ya estoy adelantada con los capítulos puedo spoilearles lo que se viene en el próximo: Noah y Andy coinciden en una fiesta. Una de las dos se emborracha. La otra tiene que hacerse cargo de ella.
Es todo lo que diré.
BTW ahora mismo estoy escribiendo el cap en el que Charlie conoce a toda la familia de Andy y ME ENCANTA. Es súper caótico, como todo lo que tiene que ver con Andy y con Charlie jaja
AH, les dejo un dibujito de Charlie que hice hace unos días. Ustedes van a ser los primeros en verlo. Es Charlie cuando le cantó la de Shakira a Andy en la calle.
Ahora sí, me despido. Bai bai
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