6.

Dedicado a ninjaverde5
Hola! Sé que tardé siglos en actualizar y que les debo mil disculpas, pero ya saben, surgen muchas cosas (¡Woooo!) como los exámenes de admisión y blablá. Los que son escritores entenderán que cuando no hay inspiración y/o tiempo tenemos que esperar para reorganizar ideas 😆 y pues no quería defraudarlos escribiendo sólo por que sí. Mil y un perdones, he aquí el siguiente capítulo:

Cami - ninjaverde5














Zane's POV.

El pasillo se había llenado de un aire pesado. El único ruido era el de las suelas de caucho golpear contra el suelo de madera. Kai daba vueltas de un lado a otro, con la vista fija en el suelo; era demasiado inquieto como para estar en un sólo lugar. Jay daba golpecitos en el suelo con la punta de su bota derecha, mientras Cole y yo sólo mirábamos a la puerta, en silencio.

Desvíe la vista hacia el espacio entre la puerta y el suelo, que desprendía una luz amarillenta. ¿Cuánto hacía que esperábamos? Según mis cálculos teníamos una hora esperando noticias de Lloyd.

Al fin, la puerta se abrió.

El sensei Wu salió. Su rostro era una clara imagen de emociones negativas. Lloyd no estaba bien, era más que claro.

-El té sanador no está dando efecto -dijo, después de un largo suspiro.

-Pero... -murmuró Cole-. No lo entiendo. Morro dejó a Lloyd... ¿No debería estar más... sano?

-Me temo que, al poseer a Lloyd justo antes de que la suprema se destruyera por completo, el alma de Morro quedó atada al destino de Lloyd.

-¿Qué? -exclamó Jay-. ¿Ósea que ni aunque Morro no esté aquí no podemos deshacernos de él?

-¿Y qué podemos hacer para curar a Lloyd? -preguntó Kai. El sensei se tomó un tiempo para responder a su pregunta.

-Si Morro ahora es una "parte de Lloyd", éso quiere decir que... vamos a tener que volver a encontrarlo... si queremos que Lloyd mejore.

Morro's POV.

Me escabullí con sigilo por los pasillos. Nunca antes había estado allí, de modo que recorrí las estancias de la prisión, al azar, aguzando el oído por si captaba algún indicio que me revelara el paradero de la persona que buscaba.

Descendí por fin por una amplia escalera que me condujo hasta el piso inferior. Al menos seis guardias custodiaban una sola celda. Sonreí. Era justo la clase de seguridad que se esperaría para una persona como ella.

Me volví casi imperceptible, fundiéndome con la oscuridad y luz natural del recinto. Los guardias ni siquiera me vieron llegar.

Atravesé la pesada puerta de hierro, sin el menor inconveniente, aunque admito que me sentía algo mareado. Finalmente, la encontré.

Estaba sentada sobre un catre estrecho, con las piernas cruzadas y la vista fija en mí. Su mirada era de ése tipo que es imposible olvidar: completamente profunda e impenetrable. Sus largos cabellos castaños caían formando espirales sobre su uniforme a rayas. Podría parecer una chica de quince años, pero la apariencia no debía engañar a nadie: nunca se debe subestimar a alguien tan poderosa.

-Algo me dijo que vendrías -dijo ella, con voz seria.

-Entonces asumo que sabes por qué estoy aquí.

La comisura derecha de su labio descendió ligeramente.

-Quieres mi ayuda para atarte al reino de los mortales.

Fruncí ligeramente el ceño, aunque en realidad apreciaba por completo su capacidad directa de adivinar las cosas, después de todo, era por ello que la llamaban así; adivina.

-No olvides que...

-Me otorgarás la libertad a cambio -cortó ella-. Un precio bajo para estar tan necesitado de mi apoyo, ¿No lo crees?

Hice una mueca, frustrado. La chica frente a mí ni se movió. Mantuvo su postura recta y su mirada que hacía imposible adivinar lo que pensaba. Se acomodó un mechón castaño tras la oreja.

Me llevé una mano a la frente. Todo a mi alrededor pareció dar vueltas alocadas entorno a mí. Sentí un dolor punzante en el cuerpo, lo cual era imposible, después de todo, un alma del reino maldito es incapaz de sentir dolor.

-¿Qué-me-está-sucediendo? -conseguí decir, con los dientes apretados.

Entre los alocados giros de colores pude ver el rostro en calma y quietud de Cami.

-Es lo que pasa cuando posees a un mortal y la Suprema ya no existe más. Tus lazos con ése reino se rompen, pero ahora tus cadenas te atan a ése chico.

-¡Sé más clara! -exigí, consiguiendo reincorporarme.

-Si no consigues librarte de él te verás forzado a compartir el mismo dolor.

Mi respiración agitada comenzaba a volver a la normalidad. Miré a Cami a través de los cabellos ennegrecidos que caían sobre mis ojos esmeralda. Si quería que eliminara al ninja verde por supuesto que no tendría inconveniente, después de todo, él había sido el causante de la rabia que contenía.

-No me refiero a éso -aclaró la chica, atinando mis pensamientos-. Si no consigues otro cuerpo físico o regresas al del ninja verde seguirás con los mismos síntomas, ambos lo harán.

-¿Q-qué? ¿Como un cadáver? -pregunté, asqueado.

-No. Sabes a qué me refiero.

Me quedé meditando mis opciones. Volver a ser mortal me costaría más trabajo del que creía. Incluso para alguien tan fuerte como yo... en ése estado me costaría trabajo conseguirlo.

-Bueno -dije, caminando frente a la puerta cerrada-. Te saco de aquí, voy por... por ése ninja, ¿Y luego qué?

A Cami se le dibujó la primer sonrisa que le había visto mostrar.

-Supongo que tendrán que trabajar juntos.




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