Un Fantasma Académico


Catherine estaba en la preparatoria, sola, como siempre, estaba acomodando sus libros, no lo hacía rápido, no tenía prisa, de hecho, era una manera de pasar el tiempo mientras empezaba su clase, cada día los ordenaba de manera diferente, a veces de menor a mayor, mayor a menor, por colores de las portadas, por lo gastado de las hojas, había muchas variaciones.

–¿Qué hay, Catherine? – saludó Jason.

Catherine se quedó quieta un momento, procesando lo que acababa de oír, Jason no podía estar ahí ¿O sí? Volteó a su derecha y vio al chico sonriendo.

–¿¡Qué carajos haces aquí!? – gritó en un susurro.

–Voy a la escuela– dijo mientras flotaba sobre la chica –La verdad, se ha vuelto muy rara, no hay ningún maestro golpeando a un alumno y ¿Dónde están los pizarrones de tiza? Ahora todo parece tan tecnológico.

–¿Seguro que solo tienes veintidós? – preguntó extrañada.

Jason se encogió de hombros –Esa edad tenía cuando me asesinaron–.

–¿¡Te asesinaron!? –.

El chico asintió.

–Genial, puede que me esté metiendo con el espíritu de un criminal– murmuró – ¿Qué tan grave fue tu crimen? – preguntó.

–¡No cometí ninguno! – dijo el chico ofendido –Me parece indignante que tan siquiera me acuses de ello– se cruzó de brazos.

–De acuerdo, entonces ¿Por qué te asesinaron? –.

–No entremos en detalles, nena– respondió.

–Regla número cuatro, no me llames nena, bebé, chiquita o cosas así– ordenó la chica.

–Como tú digas, bebé–.

Catherine puso ojos de exasperación, no iba a soportar a ese fantasma todo el día.

–Cat– la llamó Brandon – ¿Está todo bien? – preguntó.

–Sí ¿Por qué no habría de estarlo? – respondió la chica.

–Luces algo estresada– la miró.

–¿Por qué será? – miró de reojo a Jason.

–No lo sé, tú dime– dijo el fantasma.

–Mira, si es por lo de la noche anterior, yo...

–Brandon, no te preocupes, todo está bien– sonrió la chica.

Él asintió y se retiró, mas no sin antes besar la mejilla de su hermanastra.

Catherine se sonrojó.

–Creí que no tenías amigos– habló Jason.

–Es Brandon, mi hermanastro, creí que ya lo conocías–.

–Nunca le vi la cara– dijo él – Solo vi como tenían sus lenguas en la garganta del otro y decías "Oh Brandon, eres tan sexy... oh Brandon, lánzame a la cama... Oh, Brandon" – bromeó Jason.

Catherine ignoró este comentario y siguió ordenando las cosas en su casillero.

–No me ignores– ordenó él.

–Yo haré lo que se me de la gana– contestó la chica.

Jason se hizo a un lado, él no quería ayudar a una adolescente como ella, no le agradaba que se apartara, a este paso jamás lograría su cometido.

–Mira, viene una chica– dijo Jason –Se viste de una forma muy rara, pero es sexy–.

Catherine soltó un bufido, lo último que necesitaba ese día era a Brooklyn fastidiándola.

–¿Es legal usar ropa tan apretada? – preguntó Jason.

–Por desgracia, sí– respondió Catherine.

–Hola, muerta viviente– llegó Brooklyn contoneándose.

–¿No crees que tanto cotoneo puede enfermar? – la miró Catherine.

–Eso no es posible– respondió la contraria.

–No estaría tan segura de eso, al menos a mí me dan nauseas cada vez que te veo–.

–Cierra la boca– ordenó la rubia –¿Con quién hablabas? –.

–¿Ahora de qué hablas? –.

–Te vi hablando con un chico–.

Catherine se quedó helada por un segundo –No hablaba con nadie–.

–No me mientas, Ámser–.

Catherine miró a su alrededor, buscando a Jason, el cual, como siempre, había desaparecido.

–¿Cómo sabes que hablaba con un chico? – miró a Brooklyn.

–Te escuché, tonta ¿Y acaso crees que soy ciega? –.

Catherine no entendía ¿Brooklyn había visto a Jason? Eso no era posible, no podía ser, debía haber otra explicación, tal vez los fantasmas podían reflejarse en los espejos, no, eso sonaba completamente estúpido, con lo que estaba pensando empezaba a comprender por que Brandon creía que estaba en drogas.

–Enserio, no hablaba con nadie– dijo Catherine.

–Eso no es cierto– gritó la rubia.

–Mira, Brooklyn, no sé que te fumaste, pero estás imaginando cosas–.

–Brooks, vámonos, ella no vale la pena– interrumpió Lexi.

Brooklyn, milagrosamente, escuchó lo que su amiga le dijo y se retiraron del lugar.

–Oye ¿Quién era ella, bebé? – apareció Jason.

–Muchas gracias por la ayuda– dijo Catherine molesta –Y no me digas bebé–.

–No tenía por que ayudarte– respondió él.

–¡Pero si estás aquí por eso! – gritó la chica, captando la mirada de todos en el pasillo.

Jason rio ante este acto, Catherine lo miró molesta.

–Te voy a ayudar con tu vida social, no con los bravucones, y creo que te hice una pregunta–.

–Es Brooklyn, está enamorada de Brandon– explicó – Y digamos que no le agrado mucho–.

–¿Por? –.

–No sé–.

–¿Y no te agrada por que puede quitarte a Brandon? –.

–¿A qué te refieres? – lo miró.

–Bebé, no te ofendas, pero esa chica es mil veces más sexy que tú–.

Catherine se sonrojó –¿Crees que soy sexy? – preguntó.

–Sí– respondió algo avergonzado –Pero esa chica lo es aun más– volvió a su estado normal.

Catherine hizo una mueca y cerró su casillero de un portazo, sabía que no era una supermodelo como Brooklyn, pero aun así le molesto ese comentario, y más viniendo de ese fantasma insoportable.

La campana sonó y Catherine se dirigió a química.

–¿A dónde vamos? – preguntó Jason.

–YO voy a clases y TÚ lejos de mí– respondió ella.

–Pero la escuela es el mejor lugar para arreglar tu vida social– se quejó él.

–Mira, Jason, no voy muy bien en la escuela que digamos, y no necesito a un fantasma para que me distraiga más– dijo.

–Pero yo quiero ayudarte– dijo como un niño pequeño.

–Ya habrá otras oportunidades para ayudarme–.

–¿Cuándo? –.

–No sé, luego–.

Entró al salón y fue con su compañero de clase, Elliot Anston, o como a Catherine le gustaba decirle, el nerd más nerd de todo el mundo, de hecho, se sentía afortunada de que el chico más inteligente de toda la escuela fuera su compañero, por otro lado, le molestaba que hasta él tuviera más amigos que ella.

–Hola– habló Catherine.

Elliot la miró –Hola– devolvió su mirada al trabajo.

Jason codeó a Catherine; ella lo miró con enojo.

–¿Qué haces aquí? – preguntó.

–¿Me hablas a mí? – la miró Elliot.

Catherine se palideció –Ah, no... yo hablaba con... mi amigo imaginario–.

Jason soltó una carcajada y se lanzó al suelo, ¿Amigo imaginario? Empezaba a entender por que Catherine no tenía amigos.

–¡Ya! – gritó Catherine.

–¿Disculpa? – preguntó Elliot extrañado.

–No a ti– rio Catherine nerviosa.

–Oye, socializa ¿No? – interrumpió Jason, aun riendo.

–¿Qué quieres que haga? – preguntó Catherine.

Elliot no podía quitarle los ojos de encima, y no en el buen sentido, estaba actuando como una loca que había escapado del manicomio.

–No sé– pensó Jason –Ya sé, halago– dijo.

Catherine se quedó callada un largo rato.

–Profesor, ¿Puedo salir al baño? – preguntó.

El maestro asintió y Catherine salió del salón seguida por Jason.

–No me lo quiero ligar– gritó –Y no quiero que mi primer amigo sea un nerd

–Oh, vamos, no actúes como si necesitaras a alguien de nivel alto– rio –Si tu nivel es tan bajo que sobrepasa el centro de la tierra–.

–Vete– ordenó ella.

–¿Qué? –.

–¡Que te vayas, no te quiero aquí! – gritó –Mi vida está perfecta tal y como está, y no necesito que un maldito fantasma, como tú, me la arruine–.

–Estás muy bipolar, ¿Estás en tus días? –.

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