No estaba seguro si eran celos lo que sentía, no creía que eso fuera, no quería eso fuera, no podía caer tan bajo como para sentir celos de un mortal, aunque bueno, Brandon sentía celos hacia Jason, a pesar de estar muerto.

–Oye, hermanito ¿Puedo conocer a tu novia? –.

–Mónica, ya te dije que no es mi novia– dijo el fantasma con estrés.

–De hecho, creo que no nos haría daño conocerla– habló su padre.

Jason gruñó –Aunque fuera mi novia, nunca la traería a esta casa–.

Su padre lo miró con frialdad.

–¿Es alguien que te gusta? – Jason se sonrojó ante esta pregunta –Pero que asco– escupió Isabella.

Por supuesto que le gustaba Catherine, la amaba, pero no iba a decircelo a sus hermanas.

–Me tengo que ir– dijo como respuesta y desapareció.

–Mónica, síguelo– ordenó su padre.

–Se molestará si lo hago– contestó ella.

–Mónica, te acabo de dar una orden ¡Síguelo! – gritó.

–¿Ya llegamos? – le preguntó a Catherine.

–No–.

–¿Falta mucho? – miró a Elliot.

–Sí–.

Era una excursión escolar, llevaban tres horas en el autobús y Jason no dejaba de fastidiar.

–Estoy aburrido–.

–Jason, cállate o te juro que de alguna manera conseguiré una aspiradora– habló Catherine.

–Que grosera– hizo un puchero.

–Y tú que impaciente– contestó, para después devolver su mirada al libro que estaba leyendo.

–¿Qué lees? –.

–Una historia–.

–Entonces ¿Me lees un cuento? – preguntó emocionado.

–¿Qué edad tienes? – preguntó Elliot.

–Veintidós– respondieron Jason y Catherine al unísono.

–Ey, Cat– gritó un chico un asiento detrás de ella –Escucha esto– dijo mientras le colocaba un par de audífonos.

–¿Quién es él? – le preguntó Jason a Elliot.

–Es Zack– respondió –Amigo mío y de Catherine–.

–¿Por qué no me contó de él? –.

–Por que no te incumbe–.

–Pero yo vine para ayudarla en su vida social– explicó –Está obligada a decirme sus avances–.

–Pues ahora ya tiene muchos amigos, están Sara, Linda, Zack, Ryan, Cleo, Lexi, Martin, Lea, Brooklyn...

–Espera ¿Ella y Brooklyn son amigas? Pero le hizo la vida imposible–.

–Yo también me extrañé mucho al enterarme–.

–¿Cómo es que no me enteré? –.

–Jason,estuviste ausente dos meses– habló – De hecho, Catherine creyó que ya la habías dejado en paz y estaba muy feliz– estas palabras hicieron que Jason se derrumbara por dentro –Pero aquí entre nosotros, se notaba que te extrañaba–.

–¿Dos meses? – se preguntó a él mismo.

Sabía que había estado ausente un tiempo ideando como separar a Catherine y a Brandon, pero no se había dado cuenta que habían sido dos meses.

–Jason, no te vi llegar– lo miró Brooklyn con una sonrisa coqueta –Ya que Catherine está con Brandon ¿Tú no buscas a nadie? –.

–Brook, déjalo en paz– rio Catherine.

–Sí, además, Jason no puede salir contigo– habló Elliot.

–¿Por qué? – lo miró.

–Por que yo te iba a invitar esta tarde–.

–Oh, Elliot, que tierno– dijo tratando de contener su cara de asco –Pero creo que quedamos mejor como amigos–.

–Comprendo– respondió el embobado adolescente.

–Bueno, Jason, en cuanto a mi propuesta...

–No tenemos permitido salir con mortales–respondió Jason con frialdad

–¿Tú eres Jason? – preguntó una chica a lado de Brooklyn.

–¿Cómo sabes que estoy aquí? ¿Cómo sabes que existo? – la miró.

–Gracias a la app de Elliot– sonrió la chica.

–¿Todos aquí me conocen? – miró el fantasma a Elliot.

–Así es, soy un genio– respondió con una sonrisa de orgullo.

Jason maldijo entre dientes.

–Maldita sea, Elliot–.

–¿Qué? –.

–Corrígelo– ordenó.

–¿Por qué? –.

–No quiero que me conozcan–.

–¿Qué quieres que haga? –.

–No sé, tú eres el listo, solo has que me olviden–.

–Pero...

–Pero nada– gritó –Corrige esto–.

El camión se frenó con brusquedad, los estudiantes se miraron confundidos ¿Qué habría pasado?

–Disculpen– habló Brooklyn –Tengo un horario apretado y no puedo atrasarme ni un segundo– se levantó y fue con el chofer –Así que mas le vale avanzar o haré que mi papi...¿¡Qué carajos es eso!? – gritó al ver el cadaver a medio camino.

Las puertas del autobús se abrieron y subió un hombre.

–¿Quién eres tú? –preguntó Brooklyn.

–Me sorprende que no me reconozcas– la miró el hombre –Siendo que yo era tu empleado–.

–Phillip– masculló.

–¿Phillip? – se levantó Catherine de su asiento.

–Ámser, a ti era a la que quería ver– se acercó a ella –Deben salir de aquí, puede que estén en peligro–.

–Catherine ¿Con quién hablas? – preguntó Elliot.

–Oh, no– miró Catherine a Phillip –Estás...

–Debes sacar a Jason de aquí– la interrumpió.

–Estás muerto– escupió Brooklyn.

–Sí, estoy muerto y todo por tu culpa– la miró.

–¿Mi culpa? ¿Por qué? –.

–Tu obsesión con Jason hizo que me metiera con su mundo, un mundo en el que yo ni siquiera creía– respondió –Eres una maldita perra, Brooklyn Ender, tú y toda tu familia está podrida– gruñó.

–Disculpa, pero tú a mí, no me hablas así–.

–Phillip– interrumpió Catherine –¿Qué peligro corremos? –.

–¡Catherine! – gritó Jason.

La adolescente lo miró y se encontró con una mano atravesando la pared.

–¿¡Qué carajos!? – corrió la adolescente hacía él.

–Ya está aquí– murmuró Phillip –Me largo– desapareció.

–¡Catherine, ayúdame! – la miró el fantasma tratando de evitar la mano, iba por él, se notaba.

La mano atrapó una de las manos del fantasma.

–Carajo– escupió.

–Elliot, ayúdame– habló Catherine jalando a Jason –Sostén aquí– tomó la mano de Elliot y la puso sobre la pierna de Jason –Jala–.

Ambos adolescentes jalaban con todas sus fuerzas, el resto de la gente los miraban confundidos, no entendían del todo lo que estaba pasando, sin embargo, no se veía como nada bueno. Una segunda mano atravesó la pared, mas esta sostenía un cuchillo, cortó la mano de Jason, entonces el fantasma se volvió transparente y atravesó el autobús.

–¡Jason! – gritó Catherine.

Jason abrió los ojos lentamente, miró a su alrededor, no estaba en un lugar conocido, dirigió su mirada hacia su mano, aun no se terminaba de regenerar, pero ya estaba en progreso.

Se incorporó y se mantuvo sentado en la cama, no estaba seguro si debía levantarse; una luz se divisaba bajo la puerta de la habitación.

–¿Ya me morí? – se preguntó a él mismo –Oh, cierto, ya estaba muerto– dijo con cierta decepción.

–Al fin despiertas– habló un voz desde una esquina de la habitación.