Capítulo 19

    El castaño se encontraba semi-sumergido en el gigantesco yacusi que había en el baño que había en su habitación, abría y cerraba con el pie el grifo de agua mientras pensaba en sin fin de cosas. Cuando el mayor se sentó frente a el sonrió de manera divertida y colocó su pie en el hombro del ruso, acariciando su mejilla suavemente.

  —Has estado muy pensativo... ¿Qué sucede mi ángel? —Le preguntó el ruso con una sonrisa.

— ¿Cómo conociste a Ángelo? —Le preguntó el castaño sin rodeos. La sonrisa de Viktor se borró lentamente y se movió algo incomodo en la bañera.

  —No es un tema del que me guste hablar —Murmuró el ojiceleste.

  —Pues a mi me interesa, así que habla —Le ordenó Yuuri con una sonrisa—, ¿Cómo lo conociste?

     Viktor suspiró pesadamente antes de acomodarse en la bañera y mirarlo fijamente.

  —Lo conocí la noche en que me volví jefe —Comenzó a contarle—. Se me acercó con obvias intenciones de acostarse conmigo...supongo que eso fue lo único que buscó en mi. Como sea, termine aceptando y se convirtió en el primer amante que tuve en toda mi vida, nunca lo presente en la sociedad como tal porque no era mi pareja...y jamás lo seria. Estuve con el por más de tres años, donde exploré a fondo todos mis placeres carnales y fetiches que tenia...pero solo lo usaba para eso.

  —Lo sé, me lo dijo cuando lo vi en el hospital —Viktor enarco la ceja sin comprender—. Cuando tuviste el accidente apareció en el hospital, dijo que cuando ustedes...se acostaban solo decías mi nombre...y se notaba que sentía como una basura.

  — ¿Y como sabia que estaba ahí? —Le preguntó el mayor con interés.

  —No lo sé...solo apareció de la nada, y por eso viajamos a Inglaterra...ahí estarías a salvo.

  —Y por no darle todo lo que buscaba terminó engañándome, el se metió conmigo sabiendo que no lo amaba...sabia que tenia dueño y que nunca podría darle lo que el buscaba...y que tarde o temprano nos separaríamos —Le explicó mientras le acariciaba suavemente la pierna del menor—. Cuando me enteré de su infidelidad no me  sorprendió...pero si con quien me fue infiel, cuando supe que era Alexander...me volví loco, deje de hablarle por casi cuatro años.

  —Y no te culpo, era tu mejor amigo —Dijo Yuuri mientras se sentaba sobre las piernas del mayor—. Entonces... ¿Nunca sentiste nada cuando estabas con él?

     Viktor asintió suavemente y depositó un delicado beso sobre los rosados labios del menor.

  —Nada...Solo fue por necesidad propia de saciar mi deseo...pero jamás sentí ternura o amor al momento de hacerlo con él, no como lo siento contigo.

  —Te amo, mi lobito —Susurró el menor antes de estampar sus labios con los del peliplateado en un apasionado beso.

     Continuaron con lo besos hasta que terminaron haciéndolo en la bañera durante cuarenta y cinco minutos hasta que por fin pudieron salir del baño; se secaron mutuamente entre besos y caricias y se empezaron a vestir para la cena de esa noche. Viktor entro nuevamente al baño mientras Yuuri se anudaba la corbata, la cual no paraba de acomodarse mientras susurraba cosas casi inaudibles. Viktor terminó de acomodarse el cabello y sonrió al ver como el menor luchaba contra la corbata, salió del baño solo usando una toalla en la cintura, soltó una pequeña risita y se acercó al menor.

  —Déjame ayudarte con tu drama —El ojiceleste se secó las manos y comenzó a anudar la corbata.

  —Lo siento...mi madre siempre me hacia los nudos de las corbatas...—Le explicó el castaño con un ligero sonrojo en sus mejillas.

  —No es la gran cosa...pero si gustas puedo hacértelo yo todos los días —Le dijo el ruso con diversión.

  —Solo espero que no siempre termine en sexo —Yuuri le sonrió y lo besó con suavidad en los labios.

  —Como si no lo disfrutaras —Viktor sonrió de lado y acarició suavemente la mejilla del japonés—. No podemos ir si quieres, aun estamos a tiempo de decir que no.

  — ¿Y perderme la posibilidad de presumir mi hermoso anillo de 24 quilates contra la nariz horrible de Ángelo? —Miró el reluciente anillo y luego miró a su futuro esposo—, jamás perdería semejante oportunidad.

  —Acabo de descubrir que tienes un lado muy cruel, pequeño Yuuri —Comentó el mayor con diversión. Yuuri le sacó la lengua y besó delicadamente su anillo de compromiso.

     Viktor comenzó a reír antes de besar suavemente su frente, se acercó a la cama y comenzó a vestirse frente a la atenta mirada del menor; se acomodó la camisa y dejó abierto los últimos dos botones. Abrió su ropero, sacó una colonia que le había regalado el japonés y se la puso por el cuello y la muñecas.

  —Tienes buen gusto para los perfumes, amor mío —Comentó el mayor con una sonrisa.

  —Sé exactamente lo que le quedaría estupendo a mi pareja y futuro esposo —Se acercó y lo abrazó por detrás—, y ese perfume te queda muy bien, hueles exquisito.

     Yuuri inhaló el perfume que emanaba el peliplateado y sonrió como bobo, estrechando con más fuerza el mayor entre sus brazos mientras jugaba con los botones de la camisa. Viktor soltó un suave suspiro y cerró los ojos, dejándose llevar por las caricias del menor, quien lo estaba guiando lentamente hacia la cama.

  —Yuuri... —

  —Eres jodidamente hermoso...y eres solo mío —Lo recostó sobre el mullido colchón y se acomodó sobre él—. Podemos tardar un poquito más, y jugar un rato.

  —O podemos hacerlo ahí, y ponerle los pelos de punta al otro —Le dijo el mayor con diversión.

  —Esa idea me gusta mas —Yuuri le dio un tierno beso en los labios y se levantó del regazo, Viktor sonrió con ternura al ver al menor mirarse en el espejo y se acercó por detrás, abrazándolo por la cintura.

  —Te amo tanto, mi adorado ángel —Le susurró el ojiazul con dulzura—, anhelo que llegue el momento de nuestra boda.

  —Pronto, mi príncipe —Yuuri se giró y enredó sus brazos alrededor del cuello del ruso—, pronto estaremos juntos hasta el final.

  —Y nadie podrá separarnos —Viktor besó fugazmente los labios del menor y luego se acercó al modular para tomar su billetera—. Ahora, vamos a divertirnos un poco.

     El japonés le dedico una traviesa sonrisa al mayor antes de salir del cuarto tomados de la mano; salieron de la casa y se subieron al auto negro del ruso, quien comenzó a manejar en dirección al restaurante donde se juntarían con la pareja. Cuando llegaron al lugar y se bajaron del auto fueron recibidos por el guardia de seguridad y por un asistente del lugar quien los guió hasta una mesa apartada del resto, en donde se encontraba una pareja hablando plácidamente.

     Cuando ambos se percataron de la presencia de la pareja, el rubio frunció el entrecejo y se acomodó en su sillas mientras susurraba algo inaudible para los demás. Alexander se levantó de su asiento y saludó amablemente al ruso y al japonés; Ángelo, que no lo quedaba de otra, se levanto y sonrió forzosamente para luego estrechar sus manos "amistosamente", ofreciéndoles sentarse frente a ellos para comenzar la cena.

  —Me alegra que hayan podido venir a esta cena —Comenzó a hablar el italiano con una enorme sonrisa—, espero que el lugar sea de su agrado.

  —Es un hotel maravilloso, nunca me canso de admirar su belleza —Comentó Yuuri con fascinación—, Viktor solo me trajo dos veces a este hotel...siempre cambia de lugar cuando salimos.

  —Eso es típico de Viktor —Dijo Alexander mientras servía el vino en las cuatro copas—. Acostúmbrate de eso, pues te llevara a todas partes y cada uno de los restaurantes de esa ciudad...nunca te aburrirás con él.

  —Me conoces tan bien Alex que a veces me das escalofríos —Dijo el ruso haciendo que los presentes rieran.

  —Por cierto Yuuri, ayer no tuve tiempo de ver tu sortija de compromiso —Extendió su mano sobre la mesa—, ¿Puedo?

  —Claro —El castaño sonrió y colocó su mano sobre la del italiano.

     Alexander comenzó a inspeccionar el anillo por todos los ángulos posibles, admirándose de los pequeños pero hermosos detalles que estaban grabados y de los brillantes zafiros que acompañaban al diamante. Miró a su amigo y le guiñó el ojo con diversión.

  —Un anillo muy bien trabajado...bastante hermo-

  —Espera un momento... —Ángelo miró a la pareja frente suyo—. ¿Ustedes se están por casar? ¿Por qué no me dijiste nada mi amor?

  —Me emocione tanto que me olvidé de hacerlo...pero ahora lo sabes ¿No? —El ojigris le besó la mano a su Esposo—, y soy uno de los que se encargará de esa gran boda, ¿Verdad amigo?

     Viktor asintió con una sonrisa antes de beber algo de vino.

   —No casaremos en un mes y medio —Dijo Yuuri mientras entrelazaba su mano con la del ojiceleste. Ángelo miró fijamente al japonés —, y por supuesto están invitados ¿Verdad que si amor?

  —Claro que si, son mis invitados de honor.

     Mientras Viktor y Alexander conversaban animadamente, Yuuri sintió la mirada del rubio sobre él. Desvió los ojos hacia el italiano solo para toparse con los grises ojos que lo miraban con rabia y recelo; el castaño sonrió con orgullo y bajo la mano que tenia sobre el hombro del ruso muy lentamente hasta desaparecer por debajo de la mesa. Ángelo frunció los labios cuando Viktor sonrió de lado y besó al japonés suavemente sin alejar la mano que había puesto sobre su muslo.

  —Maldito —Susurró el rubio con molestia mientras bebía vino de su copa.

     Los meseros se acercaron con las bandejas y les sirvieron la cena que habían pedido con anterioridad, dejando un carrito repleto de postres para elegir. Sin esperar, Yuuri comenzó a comer el exquisito filete con ensalada que habían pedido, siendo copiado por los demás.

  —Esto esta muy sabroso —Dijo Alexander con una sonrisa.

  —En mi opinión este es el restaurante con la mejor carne de la ciudad —Comentó Viktor mientras agarraba algo de pan y lo cortaba en rodajas.

  —Sin duda alguna.

  —Viktor, ¿Patrocinaras este año el Gran Prix Final? —Le preguntó Ángelo con una sonrisa.

  —Supongo que si, pero primero planeó casarme...y evidentemente iré a ver patinar a mi príncipe.

  —Ya sé donde se encontraron —Alex le guiñó un ojo al castaño quien bajó la cabeza algo apenado—. ¿Dónde será la boda? ¿En Rusia?

     Viktor y Yuuri negaron rápidamente.

  —No sabemos donde los casaremos, pero no será en Rusia —Le respondió el ojiceleste.

  — ¿Qué tal si los casamos en París? O puede ser en Italia —Propuso el castaño con emoción.

  —Venecia es un lugar hermoso para casarse, o Roma —Añadió Alexander.

  —El caribe es hermoso...podemos casarnos ahí... —

  —O pueden hacerlo en Hawái —Yuuri se tensó al oír aquel nombre y apretó la mano del mayor, recordando todo lo que había pasado en aquella isla.

  —Es un lugar lindo pero no creo que sea el lugar adecuado para una boda —Comentó el de cabello marrón, intentado arreglar el momento de tensión que se había formado—. Las islas del caribe son preciosas, además si se casan ahí lo harán en una época donde el tiempo es agradable.

     Yuuri sonrió levemente y soltó la mano de su pareja, un poco mas calmado. Viktor le sonrió a su amigo y besó en la mejilla al castaño con dulzura. Continuaron cenando mientras hablaban de todo tipo de cosas, desde trabajo hasta anécdotas  graciosas sobre viajes que habían tenido; cuando llegó la hora del postre, los cuatros eligieron diferentes postres que habían en la bandeja y el mesero trajo otro vino para acompañarlo.

  —Esta torta de chocolate es exquisita, no puedo parar de comerla —Comentó el japonés mientras hacia un sonidito de satisfacción. Viktor le cortó un pedacito de pastel y lo probó.

  —Tienes razón...pero la tarta de fresa es mejor —Le sacó la lengua en son de burla, haciendo que el menor riera con ternura.

  —Me gusta la pareja que hacen —La voz de Alexander los sacó de su jugueteo, que lo miraron con curiosidad—. Se ve que se aman de verdad...nadie habría soportado todo lo que has vivido Yuuri, gracias por hacerlo feliz.

     Las mejillas del castaño se colorearon y sonrió apenado.

  —Estuve once años sin él, ya no quiero estar lejos de la persona que amo —Acarició la mejilla del mayor y le dio un beso en los labios.

  —Y díganme, ¿Qué lo llevó a ir a Hawái? —Preguntó Alex con interés.

  —Yuuri no conocía la isla, y como aun no conocía decidí llevarlo —Le explicó el ruso con una sonrisa—, solo que no esperábamos que pase todo lo que sucedió.

   —Me imagino, fue un accidente bastante extraño...la camioneta jamás se detuvo.

  —No fue un accidente, alguien lo hizo —Le explicó Yuuri con cierta molestia.

  —Fue una suerte que a mi príncipe no le sucediera nada —Comentó Alexander—. Recuerdo que en ese tiempo Ángelo fue a un junta de trabajo y cuando escuché lo que te había pasado no paré de llamarlo hasta que regresó a Italia.  Al final termino diciendo que había sido un viaje muy aburrido.

  — ¿Y con que empresa fuiste? —Preguntó Viktor con interés. Ángelo tragó con fuerza y soltó una risita nerviosa.

  —Eh...pues...yo...

  —Es asistente de uno de los empresarios mas influyentes de toda Asia —Ángelo miró a su esposo casi con desesperación, rezando porque no hablara de más—, creo que su nombre era...Toshiya Katsuki.

     El vaso que Yuuri tenia en su mano explotó al ser apretado con más fuerza de la necesaria, Viktor miró con sorpresa la acción de su pareja y rápidamente se encargó de sacar lo pedacitos  de vidrio que habían quedado incrustados en la lastimada mano, mientras lo hacia le dedico una fulminante mirada al rubio. Yuuri no dejaba de mirar al italiano con rabia, sintiendo como un calor le subía por el cuerpo y se anclaba en su garganta

—Tu... TU le dijiste donde estábamos —Viktor miró fijamente al rubio al oír eso y frunció los labios ante aquella idea—. ¡Por tu culpa dejaron en coma a Viktor por dos meses y medio!

— ¡¿Cómo te atreves a decir tal cosa, maldito gusano?! —Le dijo el rubio, completamente alterado.

  — ¿Qué? ¿Eso es cierto Ángelo? —Le preguntó su esposo sin poder creerlo.

  — ¡Claro que no amorcito! ¡son mentiras de este idiota que solo me ha maltratado desde que lo vi! —Le respondió el rubio con cierro temor en su voz.

  —Entonces, ¿Como es posible que mi padre haya sabido que estábamos allí si no se lo dijimos a nadie? —Ángelo miró hacia todas partes y tragó gruesamente.

  —Por eso apareciste en el hospital...tu lo sabias todo... —Le dijo el castaño con seguridad.

     Alexander miró fijamente al japonés y cerró los ojos, intentado no derramar ninguna lágrima. Fijó su vista en el rubio y frunció los labios con decepción.

  —Eres un idiota Ángelo —Susurró el Italiano con vergüenza.

  —Te juro que no es cierto, mi amor yo-

  — ¿Quieres que le cuente todo lo que me dijiste esa noche, maldito bastardo? —Ángelo lo miró asombrado—. Desde que te enteraste que regresé con Viktor, solo has querido separarnos...siendo que estas casado con este hombre, que te ama mas que a su propia vida.

     Alexander miró a Yuuri y soltó un pesado suspiro.

  —No, Yuuri...ya estoy cansado. Siento haberlos hecho pasar por esto...despues hablaré con ustedes para cenar nuevamente—Se levantó de la mesa y miro rubio—. Tienes hasta mañana para sacar tus cosas de MI casa, el lunes te llegara los papeles del divorcio.

     Los presentes abrieron los ojos como platos y, por primera vez, Yuuri no se sintió para nada culpable por lo que había hecho...una sonrisa apareció en su rostro. Cuando Alexander se fue del lugar, no sin antes despedirse, y decir que se volverían a reunir, Ángelo miró con rabia al menor.

  — ¡Espero que estés contento! ¡Arruinaste mi Matrimonio, maldito estúpido!

     Viktor se levantó de su asiento con claras intensiones de golpear al italiano, sin embargo la mano de Yuuri lo detuvo. El japonés sonrió y se levanto de su silla.

—No, no estoy contento —Cerró su mano en un puño y lo estampó contra la mejilla del rubio haciendo que cayera sentado en suelo—. Ahora si estoy mas que feliz...por fin Alexander se dio cuenta de la clase de persona que eres...y me alegra saber que se librara de ti. Ahora...considera ese puñetazo como una amenaza, te atreves a acercarte a mi o mi familia y te va a ir peor.

     El japonés sujetó de la mano a su pareja y salieron del restaurante tranquilamente, no sin antes llevarse un poco de ese pastel de chocolate. Caminaron hasta el auto y se subieron en silencio, el ruso arrancó el auto y salieron del Lugar en completa tranquilidad.

  —Fue él... todo este tiempo fue él —Susurró Viktor mientras apretaba con fuerza el volante del auto.

  —Olvídalo, no tiene caso amargarse por esa cosa —Le dijo el menor mientras comía el pastel—. Después nos encargaremos de eso, quédate tranquilo.

   Viktor lo miró sin poder creer la forma tan tranquila en la que le restaba hablando el menor, alejó una de sus manos del volante y tocó la frente del castaño fijándose si tenia fiebre.

—Amor mío, te desconozco —Yuuri le sonrió con ternura y le besó la mano—. ¿Por qué éstas tan tranquilo?

—Porque se que no es rival para ti, solo espero que tu amistad con Alexander no se vea afectada —Le respondió el menor con una sonrisa para luego terminar de comer el pastel—. Me siento extraño, ¿Me ves extraño?

— ¿Extraño? —Repitió el mayor sin comprender. Yuuri asintió enérgicamente.

—Si,  estoy comiendo un poquito de más...y sin duda no solo ese apetito aumentó —Lo miró y le guiñó el ojo.
   Viktor sonrió con diversión y le lanzó un beso.

  —Para mi saciar ambos no es un problema —Le besó la mano—. Seguramente es solo tu Imaginación —Siguió manejando hasta llegar hasta un barranco donde había otros autos y un mirador.

     Yuuri sonrió y observó a todos lados antes de mirar al mayor.

  —He visto esto en las películas... ¿Me trajiste aquí para que tengamos sexo? —Le preguntó el castaño con diversión.

  —Decirlo de esa forma hace que parezca que somos dos amantes...cuando es todo lo contrario —Se relamió los labios y le acarició la mejilla—. Vine aquí...porque quería probar algo nuevo.

     Viktor bajó un poco el asiento del copiloto y se acomodó arriba del menor con delicadeza. Yuuri se mordió el labio juguetonamente y rodeo el cuello del ruso con sus brazos.

  —Joder Viktor —Murmuró el menor con lujuria—. Ahora te dejaría hacerme de todo —Acercó su rostro al suyo, acortando la distancia entre sus labios.

     El ojiceleste se acomodó entre las piernas del menor mientras lo besaba como si fuese lo único que pudiese hacer; adentró su lengua a la vez que el menor deslizaba sus manos por la espalda del ruso hasta llegar a su trasero, el cual apretó y acercó para poder rozar sus hombrías. Viktor comenzó a quitarle la camisa poco a poco, entendiéndose un poco con los pezones logrando que el menor jadeara sonoramente. Se separó lentamente para luego deshacerse del pantalón y de la ropa interior al mismo tiempo, comenzando a repartir besos y suaves mordiscos en el níveo cuello y por el torso hasta llegar al ombligo, aunque el espacio era tan reducido que no permitía que el mayor siguiera bajando.

  —Yuuri, levantate un poco —Le pidió dándole un suave mordisco en el abdomen.

     El castaño hizo caso y se levantó un poco; Viktor se desabrochó los pantalones después de quitarse la camisa pues estaba empezando a sentir Carlos, mucho calor. Yuuri alzó sus manos y las llevó hasta el borde del pantalón del mayor, empezando a bajarlo con un leve sonrojo en su rostro. Viktor no pudo evitar soltar una risita.

  — ¿Sucede algo? —Preguntó el menor antes de tragar saliva, seguro tan excitado como el ruso.

  —Te ves adorable —Le contestó con ternura a lo que el japonés francio el ceño infantilmente.

  —Cierra la boca, que tu también estas rojo —Llevó una de sus manos a mi nuca y lo besó antes de proseguir el trabajo de quitarme los pantalones.

     El ojiceleste solo sonrió antes de corresponder el beso integrando su lengua en la pequeña boca para jugar con la del castaño mientras acariciaba el cuerpo con deseo. Después de varios minutos, se separaron para respirar mientras le quitaba la poca ropa que le quedaba puesta, disfrutando de la hermosa vista que tenía: mejillas sonrojadas, los ojos brillantes por la lujuria, la agitada respiración que obligaba a ese pecho a subir y a bajar y esos apetecibles labios hinchados y rojos...todo en el era sexy.

  —Joder....como voy a disfrutar esto —Murmuró Viktor haciendo que el menor se sonrojara aun mas.

     El peliplateado bajó una de sus manos hasta el miembro, sintiendo como el japonés pegaba un saltito. Se relamió los labios a la vez  que empezaba a masturbarlo con tranquilidad, disfrutando de como gimoteaba intentando no hacer ruido...conseguiría hacer que no pudiera esconder esos ruidos tan excitantes que querían escapar de su garganta.

  —V-Viktor.... —Gimió el nombre del mayor haciendo que sintiera un tirón en su miembro—...Lubricante... —El ruso se detuvo por unos momentos, ya que se acordaba que ya no tenían—...ahí...—Yuuri le señaló a los asientos traseros, que era lo que más tenia cerca.

     Buscó un poco y encontró una botellita de lubricante con sabor a fresa.

  —Vaya, si que estas en todo —Le dijo antes de plantarle un rápido beso. Abrió la botellita, dejando de lado su miembro y puse un poco de lubricante en sus dedos.

     Lo esparció suavemente por las partes intimas del menor; primero dejó un poco en su hombría y luego puso el resto por su entrada, pero sin llegar a meterle ningún dedo en ella. Bajo las manos del ruso Yuuri no paraba de estremecerse y soltar jadeos.  

  —Viktor... ¿No te preocupa que manchemos el auto? —Le preguntó a la vez que soltaba gemido al sentir la cálida lengua lamiendo su torso de forma descendente. Viktor soltó una risita.

  —Traje toallas por si acaso —Yuuri fijó su vista en los asientos traseros y se dio cuenta que había un pila de toallas. ¡Menudo cabrón, tenia todo previsto! —. Ahora, pasemos a la acción.

      Puso un poco más fe lubricante en sus dedos e introdujo uno en el interior del menor con cierto cuidado.

  —Aaah... —No era un quejido, eso se notaba en el rostro sonrojado, gracias al lubricante era menos incomodo.

      Comenzó a mover el dedo en su interior mientras con sus labios seguía bajando por su cuerpo hasta llegar a su entrepierna; no dudo en metérsela a la boca y comenzar a chuparlo para darle placer y que toda molestia, por mínima que fuera, desapareciera por completo. Tanto los gemidos como los movimientos de cadera del menor le indicaban que ya estaba listo para el siguiente dedo, por lo que comenzó a meterlo con sumo cuidado y bastante facilidad gracias al resbaladizo liquido con sabor a fresa.

      La reacción de Yuuri no fue muy diferente a la anterior, esta vez había soltado un jadeo pero se notaba que era de placer así que siguió con lo suyo, hasta que finalmente metió el tercer dedo. Esta vez si soltó un quejido pero siguió moviendo las caderas por lo que pudo continua hasta que pensó que estaba listo. Viktor se separó y lo miró con lujuria.

  — ¿Listo? —Le preguntó con lascivia sin dejar de mirar su cuerpo caliente en su total esplendor.

  —Mételo de una maldita vez , no aguanto más —Viktor sonrió con suficiencia sin dejar de ver como ese pálido pecho subía y bajaba.

  —Muy bien, trataré de hacerlo lo menos doloroso posible —Le dijo Viktor mientras se echaba un poco de lubricante, esparciéndolo bien—, ahh... —Gimió sonoramente al pasar la mano por toda su extensión pues su miembro estaba hinchado a mas no poder—...allá voy...

     El pene del mayor se adentró con relativa facilidad en el interior del castaño y ninguno de los dos se privó de gemir al sentir al otro. Cuando consiguió que toda su hombría estuviera en su interior simplemente se quedó un momento quieto, para que el menor se acostumbrara.

  —Viktor...muévete —Esa fue la señal que le indicó que ya podía seguir.
     Sus caderas comenzaron a moverse haciendo que su miembro entrara y saliera repetitivamente, al principio a un ritmo lento pero a medida que iba pidiendo más, iba aumentando la velocidad.

  —Yuuri... ahhh —Gimió el mayor con deseo. El ritmo de las embestidas era frenético, intentando darle en la próstata.

  —Vitya... —Ambos gemían el nombre del otro—, mastúrbame...Vitya...ahhh —El ojiceleste no lo dudó y comenzó a mover la mano sobre el miembro, dándole más placer—. ¡Ahhh, así!

     Yuuri llevó sus manos a la fornida espalda y araño con fuerza. Aquellos era la bendita gloria, Viktor se preguntaba porque nunca antes lo habían hecho en el auto. El mayor lo sujetó del trasero y giró rápidamente, haciendo que el menor quedara arriba. Todos los músculos del castaños temblaron al mismo tiempo que sus paredes internas se contraían alrededor del miembro del ruso, como si quisiera sentir cada vena de este.

  —Muy bien Yuuri, eso es...ahora pégate mas a mi.

     El menor hizo caso y se pegó contra el pecho del ojiceleste, sintiendo como flexionaba la rodilla hundiéndose aun mas en profundamente en su internamente dando de lleno en su próstata, haciendo que gimiera roncamente. La erección del castaño estaba atrapada entre sus cuerpos, presionada contra los abdominales del mayor, quien no paraba de acariciarle la espalda y el cabello.

  —Vamos pequeño, muévete —Le susurró el mayor para luego morder suavemente el lóbulo de la oreja—. Quiero ver tu rostro retorciéndose del placer.

     Con las mejillas ardiéndole a mas no poder Yuuri comenzó a moverse lentamente hacia arriba y hacia abajo, sintiendo como el miembro del ojiceleste crecía aun más en su interior rozando levemente la próstata con su glande. El castaño podía oír sus propios gemidos y los sonidos realmente húmedos que provenían de su cuerpo; bajo sus ojos encontrándose con aquellos ojos azules que tanto amaba y que en ese momento se encontraban oscurecidos por el placer mientras se relamía los labios con deseo.

      Viktor sabia donde tocar para debilitarlo lentamente, sabia como llevarlo hacia la locura y liberar todo sus pecaminosos pensamientos para volverlos en contra suyo. El placer y la felicidad eran demasiado grandes y se entremezclaban golpeando con fuerza en su corazón. Cuando pensaba que el placer no podría aumentar más, Viktor comenzó a embestirlo con todas sus fuerzas causando grandes terremotos en aquella zona que lo llevaban hasta el éxtasis más absoluto. Con cansancio, Yuuri reposó su cabeza contra el hombro del mayor al tiempo que movía las caderas buscando algo de alivio, restregando su duro miembro contra su abdomen.

     Entre gemidos y lagrimitas mordió la oreja del peliplateado y agarró su hombro sintiendo como un fuego liquido se arremolinaba en su vientre, informándole que el clímax estaba cerca.

  —Mmm... Yuuri...hazlo, córrete para mí —Le susurró Viktor entre gruñidos haciendo que toda la espalda del menor se contorsionara, provocando que su sexo se hundiera en aquella cavidad, presionando su próstata con fuerza y llevándolo al orgasmo más potente que jamás haya sentido.

    Sin siquiera tocarlo, Viktor había conseguido que de corriera abundantemente sobre su pecho y el del menor, haciéndolo sentirse la persona más feliz y sucia a la vez.

  —Yuuri...Yuuri, ahh — Finalmente, el ruso terminó corriéndose en su interior gimiendo con fuerza, provocándole dulces espasmos que se le antojaban como ondas de placer que el orgasmo inicial ha dejado propagándose por su cuerpo.

  —Viktor... —Jadeo recuperando el aire, seguramente tan aturdido como el mayor por el reciente orgasmo—. Eso fue... —Empezó a hablar y el ruso se lo quedó mirando—...increíble es lo más cercano que se me ocurre.

  —Tienes razón —El ojiceleste río con algo de cansancio y salió de su interior, haciendo que el castaño soltara un quejido. Bajó su vista lentamente y comenzó a lamer el torso del menor, quien comenzó a soltar pequeños jadeos entrecortados.

—¿Qué haces, Viktor?

—Estabas manchado y he decidido ayudarte un poco —Le sonrió con suficiencia al ver que se había vuelto a Sonrojar, agarró una de las toallas y comenzó a limpiarlo lentamente.

     Cuando terminaron de asearse empezaron a vestirse lentamente, jugueteando de vez en cuando. Yuuri se acomodó la camisa y soltó un delicado suspiro antes de cerrar los ojos.

  — ¿Sucede algo? —Le preguntó el mayor con interés. El castaño negó suavemente.

  —Me siento...extrañamente feliz... —Abrió los ojos y le regaló una cálida sonrisa—. Supongo que es porque mi futuro esposo es atento conmigo...

  —Te noto más...alegre y brillante —Le acarició las mejillas suavemente y le dio un tierno besos en los labios—. Me alegra verte así.

  —No sé para que demonios te vestiste —Viktor lo miró sin comprender y el menor le abrió la camisa nuevamente—  porque todavía no me quiero ir.

     Viktor sonrió de forma divertida y lo acomodo debajo suyo.

     La noche era larga.

     Un rubio caminaba de un lado para el en su habitación del hotel como si fuese un león enjaulado. Unos ligeros toques en su puerta lo sacaron de sus pensmientos, se acercó y abrió la puerta.

  —Buenas noches, señor Katsuki —Dijo el rubio antes de inclinar la cabeza.

  —Asi que has sido descubierto...mi hijo es más listo de lo que me imaginaba... Y tu esposo es un completo idiota —Le dijo el mayor con molestia.

  —Si, pero le juro que aun le puedo servir... ¿Recuerda que estaba embarazado? Podemos mentirle a Viktor y decir que es suyo —Le propuso el italiano con una sonrisa nerviosa.
 
  —Me temo...que ya no me sirves de nada —La sonrisa del menor desapareció completamente—. Llevenlo de aquí...y borren toda evidencia de que pasó por este lugar.

     Los guardias asintieron y lo sacaron de la habitación, no sin antes de taparle la boca y amordazarlo. Toshiya se levantó de la cama y agarró el teléfono del joven.

  —Veamos cuanto les dura el "Felices para siempre"

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Hola gente!!!!!! Por fin he retornado después muuucho tiempo de haber estado desaparecida.

La verdad, junio y julio no han sido los mejores meses...he vivido muchos momentos de estrés y tristeza que me habían quitado hasta las ganas de escribir...pero no quería defraudarlas por lo que aquí estamos otra vez.

Espero poder actualizar continuamente a partir de ahora, perdón por hacerlos esperar tanto 😘🤗

Si les gusto el capi dejen estrellira y comenten, se los agradecería muchisimo. Los amo.con todo mi cora y nos vemos en la próxima actualización.

PD: también estaba de parciales 😭😭😭😭😭😭😭😭

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