II.
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Sus cabellos castaños se movían con gracia al momento que el viento soplaba, su caminar era delicado y fino sin esfuerzo alguno, la cara en alto mirando a las personas a su alrededor, pero a diferencia de la mayoría de los integrantes de su familia su mirada denotaba bondad y amabilidad, no miraba a las personas con desprecio, sino que las miraba como si estas fueran su igual, porque para ella lo eran. A pesar de tener solo doce años su belleza era tal que no podían evitar girar a verla, aquello no era de sorprenderse ya que a su madre le pasaba lo mismo en sus años de juventud.
—No te separes, Amira.
—No, tío —la niña miró al hombre que estaba a su lado, Jaime Lannister era el hombre más guapo que alguna vez haya visto Amira; Jaime al igual que Tyrion se habían vuelto para ella una figura paterna, la cual nunca había tenido por parte de su progenitor.
Los dos caminaban con guardias detrás suyo que les cuidaban en todo momento, habían salido del castillo aun sabiendo que Cersei les reprendería tras que esta notara su ausencia, la mujer odiaba el solo pensar que uno de sus hijos saliera de la seguridad y comodidad del castillo, pero Amira no podía evitar querer salir, se sentía como un león enjaulado entre las paredes del castillo y la presencia de su hermano Joffrey no ayudaba en nada.
—Tu madre va a matarme —bromeó Jaime mientras miraba a su sobrina, la manera en la que la niña se movía y sus facciones le recordaban a su hermana tal y cuando esta tenía la edad de Amira.
—Mi madre va a matarnos, a ambos. Pero no lo hará, sabe que estoy segura mientras estés a mi lado y que estar dentro del castillo no es lo mío —la confianza con la que Amira le hablaba a Jaime no era de sorprenderse, ambos pasaban mucho tiempo juntos y habían creado un fuerte lazo que ni la misma Cersei sostenía con su hija, solamente una persona podía igual aquel lazo y era Tyrion.
—En ese aspecto me recuerdas a mi —el hombre soltó una pequeña carcajada—. No podía mantenerme quieto en un solo lugar, necesitaba salir, conocer más allá de lo que ya conocía.
—Quiero saber todo, quiero conocer todos los reinos, quiero poder moverme con libertad sin que a cada segundo me estén vigilando —la niña suspiro, sus facciones denotaron un poco de tristeza, pero tan rápido como estas aparecieron se fueron. Amira sonrió mirando a una señora sentada junto a unos niños a un lado del lugar por el que caminaban, la mujer pedía algo para poder comer, pero la gente ni siquiera la notaba, pero ella lo hizo, Amira la notó y no lo pensó dos veces para acercarse, Jaime quiso detenerla, pero se detuvo al ver lo que sobrina hacía, esta hablaba con suavemente y tomaba las manos de la mujer sin importarle que esta estuviera sucia.
Todos los que estaban alrededor y habían presenciado lo ocurrido dejaron de hacer lo que hacían para admirar a la hija del rey totalmente sorprendidos por las acciones de la princesa, se estaba relacionando con alguien que dormía en las calles, alguien que no estaba a la altura de la princesa según muchos y aquello era el motivo de la sorpresa de las personas. Amira por su lado ignoraba todo y a todos solo se concentraba en hablar con la mujer, la chica sonreía tiernamente mientras apretaba un pequeño bulto contras las manos de la mujer, este contenía monedas, las mismas que había juntado realizando algunos trabajos para su tío Tyrion. La mujer lloraba mientras le agradecía a la niña, nadie le había notado hasta que Amira se había acercado, ahora tenía suficiente dinero para poder alimentarse y lo más importante tenía suficiente dinero para alimentar a sus hijos y darle un techo donde dormir al menos para un par de días.
—Gracias, gracias princesa —los sollozos de la mujer provocaban en Amira tristeza, le entristecía el ver la situación en la que vivían algunas personas, le dolía el ver que mientras ella y su familia vivían con lujos y comida de sobra las personas fuera del castillo carecían de estos "privilegios".
—No debe agradecerme, ahora podrán comer —su sonrisa no solo provocó alegría y ternura en las personas que aún veían aquella escena, sino que Jaime no pudo evitar pensar que su sobrina podría ser una buena reina si tan solo este cargo no fuera destinado a Joffrey al ser el primer hijo varón del rey, aunque este en realidad no fuera su hijo.
—Vamos, Amira. Debemos regresar al castillo —Jaime ayudó a la niña a levantarse y comenzaron a caminar de regreso al castillo no sin antes de que la niña se despidiera de la mujer y los hijos de esta—. ¿Por qué lo has hecho? —el hombre miraba al frente aun teniendo miles de pensamientos en su cabeza sobre las acciones de su sobrina.
—Porque ellos lo necesitan, yo tengo cosas, comida y dinero de más. ¿Por qué verlos sufrir siendo que tengo algo para remediarlo? Realmente no entiendo a mi padre o a mi madre, pero soy una persona distinta a ellos y eso significa que puedo hacer que las cosas cambien al menos un poco, puedo intentar hacer lo que mi padre no hace gracias a estar tras una copa de vino en una silla o con mujerzuelas —las palabras de la niña se clavaron cual dagas en el corazón del hombre, la miraba impresionado por sus palabras, recién había cumplido los doce y ya se comportaba como alguien adulto, hablaba y pensaba como si tuviera muchos años más.
No hablaron en todo el camino, se dedicaron en ver a su alrededor y apreciar de las pequeñas cosas que pasaban a su alrededor, cuando por fin estuvieron dentro del castillo fue cuando Jaime decidió hablar con su sobrina.
—Amira —el hombre se hincó para que la castaña no le mirara hacia arriba—. Nunca cambies tu manera de pensar, por más que te digan que tu posición te hace más no cambies, serás una estupenda mujer, serás una estupenda persona y tus ideales podrán ser escuchados si mantienes una postura firme en tus creencias —miró sobre su hombro esperando que su hermana no estuviera caminando hacia ellos para reprenderlos—. No todos los entenderán, no todos estarán de acuerdo, pero lucha por lo que crees correcto y vencerás —las palabras de Jaime hicieron eco en la cabeza de la niña la cual sonrió con felicidad al ver que su otro tío entendía lo que ella pensaba, felicidad de ver que no estaba sola y le apoyaban en cuanto a lo que ella quería, ella no había nacido solo para engendrar y ser una esposa obediente, ella había nacido para hacer un cambio, para liderar, para hacerle frente a aquello que creía incorrecto y para luchar con uñas y dientes contra aquellos que le retaban.
—¡Jaime! ¡Amira! —elgrito de Cersei hizo reír a los dos, el hombre se levantó y tomó la mano de susobrina para comenzar a caminar hacia su hermana que parecía querer arrancarlela cabeza, Amira por otro lado veía a su madre con una sonrisa le hacía graciala manera en que les regañaba y poco después les decía cuanto les amaba.
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Tras ver algo de actividad en los votos y el que agregaban la historia a sus listas de lectura decidí actualizarla, para también ya no atrasarme y dejarla abandonada.
Amira me da tanta ternura y eso que yo soy la que escribe la historia, como la mayoría sabe intento reflejar algo de mi personalidad en mis OC's y Amira refleja cierta parte de mi seriedad xd
Pelirroja W
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