Prólogo.
Finales de Agosto de 1993.
Antes del comienzo de Clases.
Narrador omnisciente:
12 años han pasado.
12 años desde que James y Lily Potter han muerto en manos del mago más tenebroso de los tiempos. Desde que Harry ha sido dejado con una familia de Muggles que no le demostraban más que rechazo.
Alex, en más de una ocasión, ha querido ir por su ahijado. Pero Albus Dumbledore no se lo ha permitido.
Los tres amigos, conocidos como el antiguo Trío de Oro, se encontraban en Estados Unidos. Luego de lo ocurrido en 1981, fueron a una casa que tenían los padres de Zack en el otro continente.
Al pasar los años, los pensamiento de preocupación no habían dejado en paz a Alex ni un segundo. Su primer y único amor estaba en Azkaban por ser elculpable de la muerte de sus mejores amigos, y de unos Muggles.
Era verano, los últimos días.
Los cuatro adolescentes comían a toda velocidad el desayuno, pues tres de ellos iban a jugar con sus escobas, y la última iba a leer unos libros nuevos que recibió en su decimotercero cumpleaños. Los padres de ellos estaban en el despacho del padre de Zack, con un periódico en sus manos.
"DIARIO EL PROFETA
FUGA DE AZKABAN.
El asesino y criminal, Sirius Black, quien fue encarcelado por asesinar a 13 Muggles y de ser el que traicionó a sus dos mejores amigos con el-que-no-debe-ser-nombrado, Ha escapado de Azkaban. Aún es un misterio el como lo hizo, pero lo logró.
Magos,Brujas.. Tened cuidado. Está loco, y es un fiel partidario de ustedes-saben-quien"
Alex no podía sacar la vista de la fotografía del diario. El rostro de un demacrado Sirius, le ponía la piel de gallina.
Ella como Auror, sabía más que nadie lo que eran los dementores. Y que si alguien de Azkaban pasaba mucho tiempo allí, su estado físico y mental serian destrozados completamente.
Esa tarde, el trío de oro fue visitado por el mismísimo Albus Dumbledore. El director de su Ex-Colegio.
—...Por lo qué, quisiera pedirles que ocuparan unos puestos como profesores en Hogwarts.—Propuso Albus al Trío.
—Albus..—Masculló Alex.—¿Harry está bien?.—Consultó. Eso era lo que más le importaba, además del bien estar de su familia.
El mayor sonrió, él niño era como un hijo para ella, aunque no lo haya visto por doce años. Ella lo quería, después de todo, el era su familia además de su hija y amigos.
—Está en el caldero chorreante. Con los Weasley.—Respondió el señor.
Alex no necesitaba saber quiénes eran los Weasley, ella conoció a Arthur Weasley en una ocasión, cuando Ella estaba con los gemelos Prewett en el callejón diagón. Cuando la hermana mayor de los gemelos, Molly, los regaño por ser tan irresponsables con sus compras.
Además, Alex sabía de la amistad entre Harry y un niño Weasley. Y que Molly lo tenía bien cuidado a su ahijado. Pues habían estado hablando atraves de cartas, durante años, luego de la muerte de Gideon y Fabián.
—Pero si Harry está bien, ¿Para qué debemos ir?.—Preguntó Zack, su voz ya no era la de un adolescente. Sino que era más de un hombre de treinta y tres años.—Usted nos ha pedido que nos separemos de él cuando murieron James y Lily.—Replicó.
—Querido Zack, creó que ya es el momento de aparecer en la vida de Harry. ¿No lo creen?.—Dijo Dumbledore, muy calmado.—Además, creó que Alex como Auror, puede ser perfecta para acompañar en clase al nuevo profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras. Y Eli, con la materia de Estudios Muggles. O tú Zack, como suplente de la profesora Hocch, en el campo de vuelo.—Expresó.—Harry necesita encontrar en quien apoyarse, necesita protección, pero sobre todo. Necesita amor. Y ustedes como tíos, tanto postizos como de sangre.—Dijo mirando a Alex.—Tienen el deber de hacerlo.
Ese día, durante la cena, el antiguo Trío de oro, tuvieron una charla con sus hijos.
—..Y es por eso que debemos irnos a Inglaterra.—Dijo Eli, quien siempre era la que decía las noticias. Y Alex con Zack, respondían dudas.
—¿Por qué debemos ir a Hogwarts?.—Preguntó Steven, hijo adoptivo de Zack y Simón. Era un año mayor que los demás, pero al cumplir en octubre, hacia que vayan al mismo curso en cuanto el colegio.
—Porqué nosotros iremos como profesores.—Respondió su padre Zack.
—Eso era obvio, pero... ¿Por qué éste cambio tan repentino?.—Preguntó Alice, la hija melliza de Elizabeth. Ella solía ser la Lógica y calculadora de los cuatro adolescentes.
—Eso no les incumbe, lo que si les incumbe es que nos iremos en tres días. Para ir a la casa de una vieja amiga hasta que nos podamos acomodar mejor.—Respondió su Tía Alex.—Así que deberán hacer sus baúles, y nada de quejarse. Porque les juro que los haré comer la sopa que hace Zack.—Los adolescentes abrieron los ojos espantados.—Y la que hace al estilo Muggle.—Los cuatro asintieron asustados. Pues la sopa de Abbott, realmente era asquerosa.
Las chicas, Isabella y Alice, estaban acomodando sus baúles. Pues la segunda siempre hacia las cosas antes de tiempo. Siempre decía que era preferible dos días antes que todo a último momento.
En cambio los chicos, dormían como ángeles en su cuarto. Ellos siempre hacían todo a último momento.
Pero había alguien que tenía su mente intranquila.
Alex estaba nerviosa de ver a su ahijado luego de doce años. Temía por la profecía que incluía a su hija, y sobrinos. Temía que aquellas visiones de adolescente, se cumplieran. Y que toda su familia, estuviera en peligro.
Pero eso solo lo iba a saber, cuando pise Hogwarts luego de quince años.
Alex habló con Andrómeda, para poder ir a su casa hasta que deban ir a Hogwarts. Y la señora Tonks, más que contenta los aceptó. Incluso Nynphadora estaba feliz de volver a ver a su tía, y prima.
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