13. Día del Pacto.

Narrador Omnisciente:

Varios días habían pasado.

Remus junto a Isabella habían estado ayudando a Harry para que pueda conjurar un Patronus. Para sorpresa de los tres, el Patronus del azabache era un gran Ciervo con grandes cuernos.

Remus luego de que ambos adolescentes abandonaran la sala, se hecho a lagrimear por unos minutos. Pues era la misma figura que uno de sus mejores amigos tenía, cuando se transformaron para acompañarlo en sus peores momentos.

Bella seguía sin hablar con su madre. La culpa de haberla intentado dañar, aún rondaba en su cabeza, aunque su tía Eli había hablado con la pequeña, diciéndole que su madre no estaba molesta por eso, Isabella seguía con su cabello negro.

Lo único que ponía feliz a la joven, era el ver a su amigo perruno. Todos los día, en su tiempo libre y sin que nadie sepa, lo iba a visitar cerca del sauce boxeador. En donde el perro se iba cada vez que la niña volvía al castillo. Ella le llevaba comida, agua e incluso comenzó a tejer (Habilidad que obtuvo gracias a su Madrina Eli) para hacerle un abrigo al canino. Pues pensaba que era cruel que el pobre perro muera de frío en pleno invierno.

Hocicos, no podía evitar pensar en lo feliz que lo hacía aquella chica de cabello rojo cambiante. Realmente deseaba que todo acabase para volver junto a aquella niña. A veces no podía esperar para que se haga la hora de su encuentro, que normalmente era en el atardecer, luego de clases.

El cuarteto de amigos habían estado tan atareados que se habían olvidado algo importante... pero por suerte, la más inteligente y para nada olvidadiza de las fechas importantes, recordó aquella.

-Chicos.-Llamó la atención de los tres adolescentes que estaban leyendo tranquilamente en la biblioteca.-¿Recuerdan qué día es hoy?.

-13 de enero.-Respondió Steven.

Bella y Sebastián abrieron los ojos, tanto que se les iba a salir.

-¡El día de nuestro pacto!.-Gritan ambos a la vez.

-¡SH!.-Chito Pince, la bibliotecaria.

-No puedo creer que nos lo hayamos olvidado, chicos.-Murmuró Steven, cerrando su libro de Herbología.

-Vámonos.-Dijo Sebastián, juntando sus cosas.-Hoy es sábado, no tenemos clases. Vamos.

Los tres chicos restantes imitaron su acción, y comenzaron a juntar todas sus pertenencias. Luego, fueron hacía su típico lugar.

Una vez ahí, aún con un poco de nieve en el lugar, dejaron sus cosas votadas en el suelo, y se sentaron en la gran roca que había ahí.

-Sigo sin creer que olvidamos el día del pacto.-Regañó Alice, negando con la cabeza.

-Pero lo recordaste, así que aún tenemos tiempo de hacer nuestra tradición.-Ánimo Sebastián.

-Bien, cada uno coja una pluma y pergamino.-Ordenó Bella, tomando su bolso y sacando el material requerido. Los demás hicieron lo mismo.

Cada uno comenzó a escribir por su parte.

Su tradición (Desde que tenían seis años y su tía Eli les enseñó a escribir), era que, en un pergamino escribieran todo lo que pensaban del otro. Sin importar que el otro se ofenda, o enoje. El objetivo de esto, era hacerle ver al otro lo que hacía mal, o lo que podría llegar a romper su amistad. Lo llamaban Pacto porque, nada más que ellos (Él que recibía el pergamino de sus amigos) podía leerlo. El resto no podía siquiera tocarlo. A no ser que el otro esté de acuerdo. Ese era su pacto, respetar la privacidad del otro.

Ese día tan especial tenía fecha, y era el 13 de Enero. Pues fue ese día en el que aprendieron a escribir, y fue su maestra (Elizabeth) quien dio la idea de tal tradición.

Sebastián escribía apretando la pluma, pues era incómodo escribir sobre una roca.

Alice, trataba de que su caligrafía y Ortografía sea Perfecta. Por lo que examinaba el pergamino cada vez que terminaba una frase. Su madre era igual.

Steven, al igual que su padre, escribía con la lengua afuera (siendo apretada por sus dientes). Bella se burlaba cada vez que lo veía escribir. Según Él, era por su concentración.

Y Bella dejaba que la pluma se deje llevar por lo que ella pensaba. Su mano apenas sostenía la pluma, y la guiaba con ligereza. No le preocupaba tener buena caligrafía como Alice, o tener la concentración de Steven, o siquiera la fuerza de Sebastián por escribir bien sobre un lugar incómodo. Simplemente dejaba que su pluma se deje llevar por ella, sus pensamientos y sentimientos hacia sus amigos.

-Terminé.-Dicen Sebastián y Alice, al mismo tiempo. Eran mellizos, pero a veces se comportaban como los gemelos Weasley.

Al cabo de unos seis minutos después, Bella acabo. Y luego de un rato, también terminó Steven.

-Bien, Cambien.-Dirigió Alice. Haciendo que todos comiencen a dar sus pergaminos. Los cuatro recibían un retazo de pergamino, por cada amigo. Osea, tres pequeños pedazos de pergamino, cortados de manera muy desprolija.

Cada uno se concentro en leer el suyo.

~

"Isabella Euphemia Potter"
De Alice Preston-McCoy.
Alías:Mejor Amiga.

No hay mucho que cambiar de ti. Aunque lo que , es tu impulsividad. Bella, no puedes ir por la vida dándole puñetazos a quien creas que lo merezca. Algún día nos expulsaran por eso. (SÍ, dije nos, porque donde tú vayas, nosotros iremos contigo. Aunque no lo admita.)

Aún así, te quiero hermana de otra sangre. Y sabes muy bien lo que pienso sobre tu vida amorosa. Enamórate de quien quieras, pero creo firmemente que terminarás con el idiota, más conocido como; Sebastián, alias el hermano fallado.

~

"Bella Tulipán Potter"
De Steven.
Alías: Oso peludo.

Mi Bella, Tulipán. Deberías considerar cambiar de actitud respecto a los golpes. (Aunque me divierte, no está bien.) A veces me das miedo cuando te veo a punto se golpear a alguien. Pero creo que deberías considerarlo. Tampoco es bueno para ti, pequeña.

Te quiero, hermana menor. Siempre estaré a tu lado. Como te lo prometí a los cinco años, y le temías a la oscuridad. Siempre te protegere, aunque deba perder la vida en el momento de hacerlo.

~

"Bellabelle rojita"
De Sebastián Preston-McCoy.
Alías: El chico más lindo, y tu mejor amigo.

No le hagas caso a los otros dos, estoy seguro de que dijeron que no te vayas a los puñetazos y Blah Blah.
No cambies nada de ti, Bellabelle. Eres perfecta así.
Con tus cambios de Humor (Cambian más rápido que Merlín de Calzón), con tus berrinches por tu falta de comida, con tus discusiones absurdas, y más cosas que podría nombrar. Pero debo escribirle algo a los otros dos cabezas de corcho.

Lo que quiero decir, es que, no debes cambiar nada de ti. Tú eres simplemente única. Y quien no lo vea de buena manera, me dices y le caemos a puñetazos. Nadie se mete con mi mejor amiga.

Te amo, estúpida cambia formas. Jamás dejes que nadie te diga que hacer. Eres libre de hacer y deshacer lo que quieras.

(Sí tía Alex pregunta quien te dio el consejo, di que te lo dijo Alice. No la regañara tanto."

El Sexy Sebastián de Slytherin.

~

Bella levantó su cabeza, y encontró a sus amigos leyendo sus pergaminos. Sonrió inconsciente.

¿Cómo es que somos tan distintos, y aún así somos mejores amigos?, se preguntó Bella.

Pero había respuesta a esa pregunta, y es: "Los amigos de distintas personalidades, son aquellos que su amistad es realmente sincera y duradera, si sabían complementarse."

-Wow, Alice. ¿Es enserio?.-Preguntó Sebastián a su melliza, totalmente indignado.-¿Deberías cortarte el cabello y madurar?. Madurar es de frutas, Lilianne.-Burló a su hermana.

-Sebas, ¿Has pensado en ir a clases de escritura?. Tú letra es la misma que la de los egipcios cuando hacían jeroglíficos.-Se burló Steven.

-Deja de tragar libros.-Releyo Alice.-¿Es enserio, Bella?.

-Yo te dije: "Enciclopedia Andante".-Recalcó Sebastián.

-Y yo, "Recordadora". Como la que mi padre Simón me dio, y perdí.-Dice Steven.

Bella sonrió. Miraba a sus amigos con gracia y cariño.

Sin dudas, esa gran tradición que su tía les inculcó de cierta forma, fue algo que los unió para siempre.

Eso era lo que la joven Potter quería, una eterna vida junto a sus mejores amigos. Y su ahora, primo perdido.

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