07. Potter.

Narrador Omnisciente:

Harry estaba sentado en su sala común, pensando aún en aquellas dos mujeres que aparecieron de la nada.

Sus amigos le habían dicho que no se estrese tanto por eso, que en cualquier momento el sabría lo que pasaba. No pensó que ese momento sería ese día.

—¿Harry?.—Murmuró una voz femenina detrás de él. El miope volteó, y se encontró a la pelirroja del mismo apellido que él.

—Isabella.—Murmura él, volviendo a poner su mirada en la chimenea.

—¿Estás bien?.—Preguntó Bella, caminando hacía él.

Harry no respondió. Ni él sabía como estaba.

—Amh, Harry...—Murmuró por lo bajo.—Creó que debemos hablar.. Mi madre quiere que hablemos con ella.—Comentó, mirándolo con pena.

—¿Por qué quiere hablar conmigo?.—Preguntó Harry, volteando su mirada a la pelirroja.

—Harry, si quieres saber.. debemos ir con mi madre.—Contestó, levantándose del suelo.—¿Vamos?.

Él lo meditó unos segundos, pero él quería respuestas. Él quería saber.

—Vamos.—Se levantó del suelo, y comenzaron a caminar hacía el retrato de la dama Gorda.

《▪︎》

Ambos chicos caminaban hacía el despacho de Alexandra. Bella había hablado con su madre mentalmente.

Aún que no lo crean, cuando Bella tenía siete años demostró una gran forma de poder, y era el Mental. Podía hablar con quien sea mentalmente, o leer las mentes ajenas. O mover objetos con la mente. Como también controlar a alguien por su mente. Pero al no estar cien por ciento desarrollado, no podía poner en práctica lo último. Aún era una niña.

Alex estaba nerviosa sobre la charla con su ahijado. Desde que llegó no habían hablado. Caminaba de un lado al otro en la habitación.

—Estamos llegando, Mamá.—Avisó Bella, a su madre mentalmente.

Alex respiró hondo, y la puerta se abrió. Giró sobre sus talones, y se encontró a ambos chicos.

—Adelante.—Murmuró Alex. Bella caminó hasta el escritorio, y se sentó. Harry estaba parado aún en la puerta.—Harry, Ven.

El azabache caminó con lentitud hasta el escritorio, y tomó asiento junto Bella. Miró a la pelirroja, y luego miró a la mayor.

—¿Qué sucede?.—Preguntó él, inquieto.

—Te habrás preguntado por nuestro apellido en común, ¿No es así?.—Comenzó Alex. Harry asintió con la cabeza,dando a entender que sí.—Bien, comenzaré a contarte algo, y quiero que escuches hasta el final. ¿Si?.—Miró al chico, éste no emitió sonido alguno.—Tú padre y yo, somos primos por parte de su padre y mi madre.—Relató.—Nos enteramos cuando íbamos a comenzar nuestro quinto año. Fleamont, tú abuelo. Me reconoció como su hermana Sophia, desde ahí comenzamos a tratarnos como familia.—Bella solo oía, ella ya sabía toda la historia, pero igual escuchaba.—Cuándo pasó todo lo del 31 de Octubre de 1981; Dumbledore me había dicho que por tú bien, era mejor dejarte con tus tíos Muggles, y aunque yo no estaba dispuesta a dejarte ahí, tuve que hacerlo... luego entendí el porqué.—Miró nuevamente al chico.—Harry, yo soy tú Tía, y Bella es tu prima... aunque eso no es sorpresa, pero quería que lo supieras. Y también quiero que sepas qué puedes contar con nosotras, sé que no estuve contigo desde hace doce años.—Se acercó a él.—Pero, somos tú familia Harry. Y desde ahora estaremos contigo.

—Ya quería que lo supieras.—Chilla Bella, poniendo su cabello en un color Amarillo.—Al fin, podemos ser la familia que siempre quise.

—Puedes tomarte tu tiempo, Harry. No te apresuro a que nos entiendas, que me entiendas a mí. Ni que me quieras como una tía. Solo quiero que sepas que voy a estar para ti, todo lo que tú quieras. —Continuó Alex.

Harry estaba estupefacto. No hablaba, y si Bella no estuviera a su lado, juraría que no respiraba.

—¿Pu.uedo preguntar algo?.—Finalmente habló.

—Lo que quieras.—Respondió Alex.

—¿Por qué debían irse ustedes?.—Preguntó.—Digo, yo soy el Elegido. A mi es a quien querían.

—Lo que sucede es que, las mujeres de apellido Potter son diferentes a los Hombre de ésta familia.—Explicó.—Verás, cuando lo primero Potter llegaron a Inglaterra, una bruja envidiosa de la belleza de estos, los maldijo.—Miró a un punto en la nada.—¿Has oído de las maldiciones de la familia?.

—Sólo la de los pelirrojos, y azabaches.—Contestó él.

—Esa es una, pero hay otra en donde trata de las mujeres.—Agregó Bella. Ella ya sabía todo; pues al ser curiosa, siempre preguntaba todo. Y hasta no conseguir respuesta, no se callaba.

—Exacto, la otra fue hecha hacia las mujeres. Pues la bruja envidiaba la belleza natural de éstas, haciendo que las mujeres de éste apellido tuvieran un poder que se supondría que no deberían controlar, y así hacer que ellas no consiguieran ser amadas por nadie.—Comenzó a explicar.—Hay cuatro poderes: Curativo; Protector;Mental, y Destructivo. Mi madre tenía el curativo, éste hace que con tus manos puedas sanar heridas o enfermedades.—Comentó. Harry miraba con atención.—Yo tengo el Protector.—Se auto-señalo.—Y Bella, creemos que tiene el mental.

—¿Cómo se identifican?. Los poderes.—Preguntó curioso.

—A una determinada edad, suceden cosas con éstos. Haciendo que se descontrolen. Por lo qué, la mujer Potter debe buscar un Ancla.—Respondió Alex.

—¿Ancla?.—Harry frunció el ceño.

—Un Ancla es una persona o recuerdo, que te mantenga humana, y al margen.—Explicó Bella.—Pero pueden variar, pueden cambiar de ancla si la pierden o por decisión propia.

—También, las mujeres Potter tienen el don de la Clarividencia.—Agregó Alex.—Pero ése pueden heredarlo o no. Es depende de la persona.—Trago saliva.—Respondiendo tu pregunta, nos fuimos porque sabíamos que me buscarían. Para que les diera una visión, una en donde su Lord, dijera que volvería. Estábamos en peligro, por lo que nos tuvimos que ir.

Harry preguntaba cosas de sus padres, Alex le contaba sus aventuras y travesuras de adolescentes con James, evitando el tema de Sirius. La hora de la cena llegó, y los tres Potter fueron a cenar.

Al llegar a la mesa de Gryffindor, dos personas esperaban preocupados al miope.

—Harry, te estuvimos buscando.—Dijo Ron.

—Nos asustaste pedazo de idiota.—Dijo Hermione, golpeando el hombro del chico.

—Lo siento, estaba conmigo.. debimos avisar..—Murmuró Bella, mirando su plato. Sus amigos debían estar preocupados también.

Levanto la vista, y miró a las tres mesas. Sus amigos les estaban mirando con caras de enojo. Bella hizo puchero, y les habló.

Luego les cuento. Pero estuve con mi mamá y Harry, le dijimos todo.—Dijo mirando a Alice, quien era la que más enfadada estaba. Pero al oírla en sus mentes, cambiaron de expresión.. y continuaron cenando.

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