01. Hogwarts Express.
1 de Septiembre de 1993. Regreso a Clases.
Narrador omnisciente:
Era una mañana de un primero de septiembre. El verano termino, y los alumnos volvían al colegio. En el caso de Harry Potter, era la vuelta a casa.
Pero para los cuatro amigos que venían de un colegio diferente, era algo de suma pereza. Pues debían conocer gente nueva, o tenían que hacerse conocer como lo eran en Ilvermorny.
El viejo trío de oro caminaba con apuro entre los andenes de trenes Muggles. Pues estaban llegando tarde por culpa de Zack, él había tardado en salir del baño esa mañana.
Los cuatro adolescentes iban perdidos. Ellos jamás habían ido a King's Croos. Pero sus padres los guiaban por en medio del andén que estaba vacío. Momento perfecto.
Llegaron a los andenes 9 y 10, y Zack se acomodó con su carrito, para quedar frente a la pared de ladrillos.
Su hijo Steven lo miraba con preocupación, temía que su padre se vaya a golpear por ir contra una pared.
Sebastián, el hijo mellizo de Eli, sonreía divertido. El si quería ver que su tío diera de lleno contra el muro.
-Cómo los viejos tiempos.-Murmuró Zack, para luego correr contra el muro.
Steven cerró los ojos esperando escuchar el impacto, pero jamás pasó. Por lo que cuando abrió los ojos, miró con sorpresa a sus tías que estaban sonriendo. Por ser el mayor de los cuatro, era su turno. Caminó hasta quedar frente al muro. Volvió a mirar a sus tías, pero esta vez con temor.
-Tranquilo, yo tuve la misma reacción.-Le susurró Alex, él pequeño Abbott-Carver tomó confianza, y corrió con su carrito hacia el muro.
Así fueron pasando, siendo Alex la última en cruzar.
El andén 9¾ seguía igual de como estaba la última vez que los tres mayores habían estado. La melancolía rondaba en sus ojos, y la sorpresa en la de los adolescentes. Pues cuando iban a Ilvermorny, siempre se transportaban por medio de unos carruajes guiados por pegasos, como en Beauxbatons, según siempre decía Alice.
-Está igual que siempre.-Masculló Eli, con algo de nostalgia.
-Debemos subir, ya está por abordar.-Dice Alex, con algo de impaciencia por conocer a Harry.
-Estoy aburrido.-Se quejó Sebastián.
Habían pasado dos horas de viaje, los padres de los adolescentes se habían ido a otro vagón. Y los cuatro quedaron solos en uno de los últimos.
-Yo tengo curiosidad por saber en que casa quedaré.-Dice Alice, dejando su libro a un lado.-¿Tú no?.-Preguntó a su hermano.
-Ni un poco, sé perfectamente donde quedare.-Respondió Sebastián, con arrogancia.
-En Hufflepuff seguro que no.-Dijo Isabella, irónicamente.
-Cierra la boca bella, tú tampoco irías ahí.-Regaña Alice.-Pero estoy segura de que Steven si encajaría ahí.-Dijo, con un tono de voz muy convencido. Mirando al castaño distraído.
-¿Que yo Qué?.-Dijo Steven, volviendo de su trance. Había estando mirando la ventana mientras en su mente pensaba en que habría de comer en el banquete.
-Concuerdo.-Dijeron Isabella y Sebastián al mismo tiempo.
El resto del rato estuvieron hablando, cosas triviales, también de sus anécdotas en su anterior colegio.
-Chicos, Miren.-Dice Steven, señalando su apoya brazos de madera, estaba escrito por unos tajos hechos con una navaja al parecer.
Los tres se levantaron a ver, y Alice leyó en voz alta.
-¿J.P; S.B; R.L; P.P; A.P; Z.A y, E.P. Amis Pour Toujours?. ¿Quienes son ellos?.-Preguntó mirando a sus amigos.
-La frase esta en Francés.-Murmuró Steven.-Significa, Amigos por siempre. Pero, ¿quiénes son los de las iniciales?.
-No lo sé, pero esperen.-Dice Isabella, mientras sacaba un pergamino, su pluma y el tintero.-Repiteme las iniciales, cuando lleguemos a Hogwarts, podremos investigar.-Dijo con interés.
Ellos eran curiosos por naturaleza. De tal palo, tal astilla. Esa iba a ser su primera hazaña en su nuevo colegio.
El resto del viaje, planearon en como hacer su entrada triunfal. Pues Isabella, era la reina del drama. Y para ella debían tener una gran entrada al comedor.
El tren comenzó a desacelerar su paso, poco a poco, hasta quedar quieto. Los chicos se miraron con confusión. Las luces se apagaron, y todo el tren comenzaba a llenarse de chillidos.
Los cuatro se levantaron del asiento, y quedaron todos juntos. Estaban parados en medio del compartimento.
-No se alejen.-Dijo Steven, tomando la mano de los tres. Eso era una costumbre de ellos. Cuando estaban en peligro, o temían, se tomaban de las manos. Alice conjuro un Lumos, para tener luz.
La puerta se abrió, el frío inundó el compartimento. Isabella era la que estaba primera, delante de los chicos.
-Dementor.-Susurró Sebastián.
Eso bastó para confirmar la teoría de Bella. Sacó su varita.
-Odio los dementores.-Escupió, respiró hondo.-Expecto Patronus.-Murmuró, apuntando su varita al guardián de azkaban. Y de la varita, salió un hermoso Fénix plateado. Alejando al dementor del compartimento.
Al cabo de unos minutos, el tren comenzó a moverse nuevamente. Los chicos se sentaron exhaustos. Habían tenido tanta tristeza cuando el dementor estuvo allí, que quedaron cansados.
La puerta del compartimiento fue nuevamente abierta, pero ésta vez por los padres de los chicos.
-¿Están Bien?.-Pregunta Zack, acercándose a Steven.
Alexandra se acercó a Bella, y Eli a sus mellizos.
-Fue un dementor, pero Bella lo Ahuyento.-Explicó Alice, a los adultos.
Alex sonrió con orgullo a su hija, lo había hecho muy bien.
-No fue para tanto, ustedes hubiesen hecho lo mismo.-Dijo Bella con algo de vergüenza. Normalmente no se les daba el mérito a uno, sino que a los cuatro.
-Al menos están bien, que es lo que importa.-Acordó Eli, quien seguía viendo a sus hijos buscando algún tipo de marca de herida. Era una madre muy cuidadora, a la hora de que sus hijos estaban en peligro o en problemas.
-Ya no queda nada de viaje, estamos por llegar.-Informó Zack, dejando de abrazar a su hijo.-Y cuando lleguemos, ustedes Irán con los de primer año.
-Nos vemos en el banquete pequeños patanes.-Bromeó Alex.
Y finalmente los adultos abandonaron el compartimento, luego de verificar que estaban bien. Minutos después de estar solos, nuevamente la puerta se abrió. Dejando ver a un hombre de aspecto cansado, ojeroso, cabello despeinado y ropas algo gastadas.
-¿Están todos bien?.-Preguntó con voz ronca.
-Sí.-Respondió Bella, lo observó. Le resultaba conocido.-¿Quién es usted?.-Preguntó, ella solía ser la más curiosa en cuanto las personas.
-El nuevo profesor, Remus Lupin.-Dice el hombre con algo de nervios.
-Un gusto, soy Isabella Potter.-Dijo la pelirroja, con una sonrisa. El hombre quedó estupefacto.-Y ellos son mis amigos, Alice Preston.-Señala a la pelinegra, quien saludo con la mano y volvió su vista a su libro.-Sebastián Preston, mellizo de Alice.-Señalo al pelinegro, que estaba junto a su hermana. Éste saludo con un asentimiento de cabeza.-Y, Steven Abbott.-Señalo al último, al castaño que torpemente saludo con la mano.
-¿Son nuevos?.-Preguntó Remus, en cuanto salió de su pequeño trance.
-Sí, a partir de este año estudiaremos aquí.-Respondió Steven, con una sonrisa tímida. Se sentía intimidado por aquel gran hombre. Pues su aspecto, le hizo recordar a una historia que su tía Alex les contó.
-Bienvenidos a Hogwarts. Espero que su estadía les guste tanto como a los demás.-Dijo Remus, y luego de despedirse salió del compartimento. Pero quedó en la puerta, parado. Era ella, eran ellos. Los hijos de sus antiguos amigos.
Él se iba a ir, pero oyó algo que hizo que su corazón se enterneciera.
-Creó que será un gran profesor.-Dijo Alice, en tono risueño.
-Lo será.-Afirmó Bella con mucha seguridad.
Su ahijada, creía en él. Y eso era lo que él necesitaba. Apoyo.
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