Prólogo.

Esta historia empieza en el hogar de los Allen, un niño de 10 años, pelinegro, cabello largo, vestido con una chaqueta de invierno azul, unos pantalones del mismo color, zapatos blancos con líneas negras y rojas y con la particularidad que tenía la cara y gran parte de la ropa cubierta de lodo. El pequeño Barry abre la puerta de su casa luego de un día difícil en la escuela, este cierra la puerta y camina hacia la cocina con la intención de lavarse el barro de la cara. En eso una voz familiar suena a sus espaldas haciendo que este se tense y cierre el grifo. Una mujer de estatura promedio, blanca, pelo castaño tirando a pelirrojo, de unos 30 años, se le acerca a Barry.

-Monito, ¿eres tu?. -le preguntaba la madre de Barry, Nora.-escuche cuando llegaste, ¿como te fue en la escuela?

-este, b-bueno, me fue bien, y-yo-este queda al frente de su madre, quien levanta su rostro y contempla el rostro de su hijo, además de la suciedad del barro, tenía el ojo morado y el labio inferior partido-

-fueron ellos ¿verdad?. -le pregunta Nora a lo que Barry asiente, el pequeño abraza a su madre, empezando a llorar en sus brazos.

-y-yo n-no qu-quería pe-lear, pero e-ellos fueron m-más rapidos. -decia entrecortado y con lágrimas saliendo de sus ojos. -n-no s-soy de-demasiado rápido. -su madre suelta el abrazo, lo toma de los hombros y lo mira a los ojos.

-Ay Monito, tienes un corazón generoso, eso vale mas que ser el más rápido. -le decía mientras secaba sus lágrima y le besaba la frente, para luego volver a abrazarlo. -te amo.

-te amo más mamá.

-yo te amo antes Monito.

En eso se escucha la puerta de la casa abrirse, de ella entra un hombre de unos 30 años, pelo negro y corto, traje formal y un maletín en su mano.

-Ya llegué familia-decia Henry Allen. -¿que paso?

-Barry estuvo en una pelea, y gano-decia volteando la mirada hacia su hijo.

-Vaya, bien hecho campeón. -su esposa voltea a mirarlo. -pero que no se vuelva a repetir. -decia para luego darle un beso a su esposa-

-Barry, hay algunos problemas que no tienen solución y a veces lo mejor es soltar, con esto no te digo que te resignes a ser un blanco para los bravucones, solo acepta las cosas que no puedes cambiar, ten el valor de cambiar las que puedes y ten la sabiduría para conocer la diferencia. -Nora le da un beso a su hijo en la frente y lo abraza. -ahora sube y ve a echarte un baño, apestas. -se tapa la nariz-

-Oye no es verdad.

-Claro que si. -le decía mientras lo tomaba del cabello y empezaba a albotarselo. -vamos Monito, al baño.

-Esta bien.

...

Barry se encuentra en su habitación mientras terminaba de hacer la tarea de su escuela, estaba en un ejercicio donde tenía que buscar las variables matemáticas que den 30, cosa que para el le era imposible ya que muchas variables podrían dar 30 y no podría ponerlas todas.

-Esto es imposible. -decia Barry llenando la hoja con todas las variantes que dieran 30.-he llenado la hoja y aún me faltan, ayno. - El chico se rascaba la cabeza estresado y dándole vueltas a como podría resolver este problema matemático.

De repente Barry escucha un sonido proveniente del armario, este voltea hacia el susodicho lugar pero no le toma mucha importancia al asunto, el niño estaba concentrado en aquellos problemas matemáticos; Barry alza la vista un momento, y mira hacia un espejo que tenía en su habitación, en el se veía su reflejo y más atrás el armario, el pequeño Barry se le congeló la sangre al percatarse que unos ojos rojos y una silueta humana se asomaba en la oscuridad del armario. El pequeño voltea su vista hacia el armario, se levanta y camina lentamente hacia el, el niño se había llenado de valor, creyó que era su mente intentando jugar con el, que era producto de todo el estrés acumulado que le provocó hacer esos ejercicios matemáticos imposibles. Barry abre la puerta del armario y no había nada.

Barry suspira aliviado, que esa cosa fea que había visto era producto de su imaginación desgastada, cuando el niño cierra la puerta del armario, una fuerza increible lo golpea haciendo que este vuele directo hacia su cama, el niño pudo ver por breves instantes unos rayos de color amarillo con rojo los cuales destellaron brevemente en su habitación y se fueron por la puerta de la misma, casi sin poder procesar lo que había visto, Barry escucha un grito proveniente de abajo, esa era la voz de su madre.

-¿Nora?. -se escuchaba la voz de Henry que en ese momento se encontraba en la habitación de la pareja-

Barry baja para ver que había ocurrido, se percata que la sala estaba hecha un desastre, algunos muebles habían sido volteados, unas fotos que estaban colgadas a la pared se encontraban en el piso, otras decoraciones como jarrones o figuras de cristal estaban rotas.

¡Nora!. -exclamaba el papá de Barry desde la cocina, cosa que alerta al niño a moverse a donde había escuchado a su padre-

Lo que vio Barry ese dia, fue algo que lo marcaría de por vida, ese momento para el fue como si el tiempo se hubiera detenido, por un momento penso que su mente cansada estaba jugandole una broma de mal gusto, era como la sensación de estar dentro de una pesadilla pero que se sentía muy real; ver a su padre llorando mientras abraza el cuerpo ensangrentado y golpeado de su madre mientras un cuchillo de cocina estaba sobresaliendo de su abdomen fue algo que jamás olvidara aunque pase todo el tiempo del mundo.

-¡Barry llama a emergencias ya! -le gritaba Henry desesperado a su hijo quien aun contemplaba la impactante escena desconectado de la realidad. -¡Barry, corre!

Esa frase sacaría al niño del shock, quien retrocederia hasta dirigirse rápidamente hasta la puerta de su casa, y salir corriendo en busca de ayuda, cerca del lugar una figura amarilla con ojos rojos que daba la ilusión de que su cuerpo vibraba a super velocidad, veia al pequeño Barry corriendo a casa de unos vecinos.

Ese día Barry Allen perdió a sus padres, y no importa cuan rápido corra, ese recuerdo lo perseguiria por el resto de su vida.

-Fin del Prologo.

"The Flashpoint"

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