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El búnker se encontraba en silencio, a pesar de haber estado lleno de gritos apenas unos minutos antes cuando los hermanos tuvieron una fuerte discusión sobre Aurora y todo lo que implicaba intentar detenerla. Castiel los había visitado brevemente tras enterarse de lo sucedido en el templo, también para avisarles que el cielo ya no tenía intenciones de ayudarlos luego de ver como uno de sus lugares sagrados era reducido a nada, desde entonces el ángel había anunciado su viaje para encontrar una forma de despertar a Jack. Aunque los Winchester no estaban de acuerdo con el viaje de su amigo en esos momentos, era cierto que necesitaban despertar a Jack si querían ganar aquella pelea.

Dos días después de la partida del ángel y el encierro autoimpuesto de Dean en su habitación, Sam se concentró en buscar una forma de acabar con Aurora, su búsqueda había sido tan intensa que lo llevó a investigar en bibliotecas al otro lado del mundo. Más de una vez la idea de dejar todo y esperar a que los problemas se resolvieran por sí mismos, pero Sam no podía hacer eso, no después de haber detenido el apocalipsis en más de una ocasión.

Sobre la mesa de la biblioteca se encontraban diferentes libros abiertos al azar, papeles que seguramente eran documentos importantes, y cajas que contenían otros libros y documentos que había comprado por internet. El dolor de espalda lo estaba matando lentamente, pero no quería detenerse hasta encontrar algo que los ayudará, si se detenía ahora no podría dormir hasta que todo acabará.

"Leyendas dicen que la primera espada de arcángel es capaz de matar a cualquier ser sobrenatural, incluyendo aquellos cuyo poder es similar al de Dios mismo."

Sus ojos se quedaron fijos en aquellas líneas, mientras su cerebro intentaba procesar la información, el cansancio de sus ojos y el dolor de espalda que segundos antes lo atacaba desaparecieron por completo al darse cuenta que había encontrado la solución a sus problemas. El solo pensar en que por fin tendrían algo de paz lo hacía querer dormir hasta que el próximo problema tocará a su puerta.

—¡Dean!

Por primera vez en días utilizó su voz, su garganta comenzó a picar tras haber gritado después de varios días sin siquiera hablar, pero ignoró cualquier molestia para enfocarse en la información que el libro le brindaba. Pasos rápidos se escucharon por uno de los pasillos que llevaban a la biblioteca anunciando la llegada del mayor de los hermanos, Sam se levantó de su silla de forma abrupta haciendo que los huesos de su espalda hicieran un sonido de protesta, pero otra vez lo ignoró por completo.

—Encontré la forma de terminar con esto—mientras hablaba sus manos tomaron el libro con la misma delicadeza con la que se tomaría a un bebé—, tal vez creas que es poco, pero es algo.

El mayor de los hermanos se acercó a la mesa y arrebató el libro de las manos de su hermano, pasando por alto la delicadeza con la que su hermano lo había tomado segundos antes.

—Ya sabíamos que la espada era importante, pero no tanto.

—Tenemos que llamar a Castiel, tal vez él sepa algo.

El menor estiró su brazo para tomar su teléfono, pero el repentino apagón en el bunker lo hizo detenerse, en cuestión de segundos una alarma comenzó a sonar y luces rojas iluminaron el bunker anunciando la entrada forzada de un ser sobrenatural. Los hermanos compartieron una mirada antes de comenzar a moverse hasta el vestíbulo del bunker, ambos con armas en sus manos dispuestos a disparar a lo que sea que fue capaz de destruir las protecciones de su hogar.

Pasos comenzaron a resonar por el pasillo que llevaba a las habitaciones, eran pasos calmados, casi como si la otra persona no tuviera miedo de encontrarse de frente con ellos, a medida que los pasos se acercaban la silueta de una persona se hacía cada vez más visible hasta que se convirtió en una silueta que ellos conocían muy bien.

—¿Jack?—Dean fue el primero en moverse en su dirección—¿Cómo es que estas despierto?

—Sé dónde está la espada—el nefilim miró a ambos hermanos con una sonrisa de felicidad pura en el rostro—, tuve un sueño y la espada estaba ahí.

—¿Ahí?—Sam compartió una mirada con su hermano—¿Dónde?

—El bosque encantado.

Un silencio cayó sobre los tres al escuchar las palabras del nefilim, la alarma aún sonaba en el fondo como recordatorio que no estaban teniendo una alucinación debido a la desesperación que sentían por terminar aquel asunto lo antes posible.

—Llamaré a Castiel y le diré lo que ha pasado—aviso Dean desapareciendo por el pasillo del que había llegado Jack.

Sam suspiró aliviado dejando ir todo el peso con el que había cargado los últimos días, con una mirada cansada miro al nefilim que aún seguía de pie frente a él y palmeo su hombro como agradecimiento por ayudarlos a resolver la duda más grande que tenían en aquel momento.

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Mientras los Winchester sentían que estaban por ahogarse tratando de resolver sus problemas, en el infierno todo se encontraba sospechosamente tranquilo, ya no había cuerpos de los que deshacerse como días antes. Tener tanta paz asustaba a los demonios que se encontraban atrapados en el lugar, muchos hasta preferían los gritos y las muertes antes que el silencio y la tranquilidad. 

Lucifer se había dedicado a entrenar a los sabuesos del infierno para que le obedecieran como solían hacerlo algún tiempo atrás mientras Aurora se recluía en la habitación que había convertido en suya, la mayor de los hijos de Dios optando por el método de la meditación para canalizar su ira y frustración ante los retrasos en sus planes. 

El autoproclamado rey del infierno se encontraba rodeado de sabuesos cuando lo sintió, fue como si alguien le estuviese susurrando al oído, como si le estuvieran rezando. Sentía como si otro ser poderoso estuviese naciendo en esos momentos, pero él reconocía a la perfección cómo se sentía el poder de su hijo y le era imposible confundirlo con algo más. Sus pies se movieron en automático todo el camino hasta la habitación de su hermana para dejarle saber lo que estaba sucediendo con los Winchester, su mente estaba totalmente consumida en tratar de encontrar una explicación lógica del cómo el nefilim había sido capaz de despertar de un hechizo que sólo los arcángeles podrían romper.

—Hermana querida, tengo noticias—golpeó la puerta con algo de insistencia.

—Si no es algo relevante no molestes—fue la respuesta de su hermana, respuesta que lo hizo poner los ojos en blanco.

—Vas a querer saber esto.

—Sólo di qué es y no molestes—la voz de la rubia soñaba cada vez más irritado.

—Probablemente no sepas identificarlo, pero ese poder que acabas de sentir es el de mi hijo. 

Cinco segundos después la puerta fue abierta de forma abrupta revelando a su hermana, su rostro estaba adornado por un ceño fruncido y sus ojos mostraban su disconformidad con la noticia.

—¿Qué demonios estás diciendo?—la mujer extendió su mano para empujarlo con violencia—Eso es imposible.

—Tal parece que nada es imposible para él, después de todo es mi hijo.

Aquel comentario le ganó una mirada llena de ira por parte de la rubia, Lucifer observó a su hermana salir por completo de la habitación y marchar en dirección desconocida por el pasillo, quizás estaba a punto de matar a algunos demonios para bajar su ira, pero sea cual sea su intención él sólo se quedaría a ver desde un lado.

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Después de descubrir el paradero de la espada, los tres se pusieron en marcha, le habían enviado varios mensajes a Castiel para hacerle saber lo que había sucedido cuando el ángel no les respondió las mil llamadas que le hicieron. Jack se encontraba en el asiento de atrás mirando los árboles que rodeaban el auto mientras esperaba a que Sam y Dean regresarán de la tienda de conveniencia a la  que había ido.

Por la cabeza del nefilim sólo pasaban imágenes fugaces del extraño sueño que tuvo justo antes de despertar, mientras más pasaba el tiempo menos lo recordaba y cada vez que intenta recordarlo obtiene un dolor de cabeza  que lo sacude por completo. Sin embargo, la sola mención del sueño le causa paz e inquietud al mismo tiempo, casi como si su cuerpo rechazará la fuente del mismo.

Estuvo alrededor de veinte minutos sólo en el auto pensando en aquello hasta que sus cuidadores regresaron con una bolsa repleta de su chocolate favorito, sólo entonces se permitió olvidarlo todo y disfrutar de un segundo de paz.

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NOTA DE AUTOR:

Primero que nada, buenas tardes, días, o noches.

Terminé de escribir este capítulo a la 1 después de un bajo de ánimos y un repentino ataque de inspiración, así que tal vez las últimas partes están mal narradas, pero la verdad no me he estado sintiendo muy bien estos días por lo que no tengo ánimos de editar el capítulo. Disculpen eso. Sin embargo, la otra semana finalizó el curso de verano de la universidad y quiero concentrarme en terminar tfa y en mejorar mi salud mental antes de regresar a clases (porque al parecer estaré en clases presenciales), por eso tal vez tengan actualizaciones más seguidas de tfa en el futuro cercano.

Cuidense mucho.

Lu.

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