05;

—Pide que abran la puerta y ni se te ocurra avisarles que algo está mal—advirtió.

Menos de cinco segundos después la puerta fue abierta dejándoles el paso libre, la rubia sonrió con suficiencia y lanzó al ángel a la puerta antes de ingresar ella. Del otro lado los ángeles que estaban más cerca de la puerta se sorprendieron al ver a uno de los suyos caer en el suelo, intentaron acercarse pero al ver a la persona que apareció después de él decidieron que mantenerse alejados era lo mejor. Ninguno conocía a la persona que acababa de llegar pero sabían que era un arcángel, de eso no había duda.

Los ángeles retrocedieron con cautela, muchos de ellos sacando sus espadas, listos para defender el cielo si tenían que hacerlo. Aurora sonrió con burla al ver como los ángeles se agrupaban en posición de batalla, le parecía honorable que quisieran enfrentarse a un ser superior para defender su hogar, aunque también le parecía patético.

Avanzó hacia los ángeles que la observaban con temor, ninguno se atrevía a decir algo, el miedo los estaba consumiendo. Estuvieron semanas buscando a lo que se había escapado del templo de las gracias y ahora que lo tenían frente a ellos no saben cómo enfrentar el problema, no después de ver la forma tan despiadada en la que varios de sus hermanos habían sido asesinados por aquella persona.

—¿Acaso papito querido les quitó la habilidad de hablar?—la rubia ladeo la cabeza observando a sus hermanos.—Oh, claro, deben estar confundidos y asustados.

—No tenemos miedo—en medio del grupo se escuchó la voz de alguien valiente.

—Así que si pueden hablar—Aurora aplaudió sonriendo brillantemente—, eso es genial.

—¿Qué es lo que quieres?—el mismo ángel de antes dio un paso al frente.

—Verás, quiero muchas cosas, pero lo primero en mi lista es matar a papi querido—los ángeles compartieron una mirada rápida.—Ahora no tengo tiempo de lidiar con ustedes, así que, fuera de mi camino.

Con un chasquido de dedos los ángeles desaparecieron, claro que no los mató, pero los había enviado lo más lejos posible de ella.

Con el camino libre Aurora recorrió los pasillos del cielo, en su camino comenzó a tararear una canción que había escuchado durante su estadía en la tierra, no recordaba el nombre pero le había gustado. Mientras más se adentraba a los pasillos los ángeles volvían a aparecer, la mayoría se movía fuera de su camino, no queriendo hacerla enojar por estar en medio. Sus pasos resonaban en el lugar haciendo que los ángeles se acobardaron, el miedo a lo desconocido apoderándose de ellos como nunca antes había sucedido.

Nadie se atrevió a preguntarle a dónde se dirigía, simplemente la observaban caminar sin rumbo aparente, pero claro que ella tenía un destino. En la cabeza de Aurora se estaba reproduciendo el mapa del cielo, si no estaba equivocada, la sala del trono estaba ubicada justo en el centro de aquel circo al que llamaban cielo. No le tomó mucho tiempo llegar a la sala del trono, sus pasos se detuvieron en medio de un pasillo que parecía no tener final, la rubia ignoró a los ángeles que la observaban desde el final del pasillo y abrió las puertas de vidrio que la separaban de su objetivo.

En medio de la sala se encontraba el trono de Dios, de un blanco pulcro como el resto del cielo, ella odiaba ese maldito color. Todo era siempre tan blanco, tan puro, como si el mismísimo Dios no estuviese manchado de negro. Una risa amarga se le escapó al pensar en eso.

Manchado de negro. No. Estaba manchado de rojo.

Rojo como la sangre de todas las personas inocentes que sufren por su culpa.

Sus ojos centellearon de un color celestial cuando los pensamientos llenaron su cabeza uno tras otro sin descanso alguno, apretó sus manos y el trono donde en su vida anterior pasó sus mejores momentos se convirtió en nada. El sonido llegó hasta el pasillo donde los ángeles decidieron que era mejor abandonar el perímetro si querían sobrevivir.

—Estás tan lleno de mentiras, padre.

Observó el trono por última vez y abandonó la sala dispuesta a descubrir qué era lo que los ángeles sabían de ella. Al momento de poner un pie fuera de la sala Aurora dejó los recuerdos de su antigua vida atrás, la sed de venganza quemando en su interior.

■■■■■

No había ningún ángel. Desde que abandonó la sala del trono Aurora había estado buscando a los ángeles que antes rondaban por los pasillos, pero no había una sola alma vagando en el lugar. Su irritación crecía cada vez que giraba en una esquina y solo encontraba un pasillo vacío, en su opinión el cielo se había convertido en un lugar aún más deprimente que antes.

Estaba realmente cansada de jugar al escondite con los ángeles, pero no se iría de ahí sin saber que tanto seguían sabiendo de ella las nuevas generaciones. Tal vez la tenían como una villana, después de todo su padre había convertido a Lucifer en el villano más grande del mundo cuando no lo era.

—¡Les juro por padre que si no aparecen en estos momentos voy a derrumbar este maldito lugar!

Su grito recorrió todos los pasillos del cielo, estaba segura que todos la habían escuchado y aunque estaba cansada de perseguirlos, muy en el fondo deseaba que nadie apareciera solo para poder destruir aquel lugar lleno de mentiras.

—Tenía la esperanza de que nadie apareciera—se giró al sentir la presencia de alguien a sus espaldas.

—¿Qué es lo que quieres?

—Quiero saber, ¿Qué es lo que saben ustedes de mí?

—¿Quién eres?—el ángel frente a ella lucía realmente confundido y Aurora quiso golpearlo solo por puro gusto.

—Aurora, el primer arcángel—su mirada se clavó en los ángeles que poco a poco aparecen detrás del otro.—¿Acaso nunca escucharon de mí?

Su pregunta no había sido en serio pero al ver la mirada de los ángeles se dio cuenta que, en realidad, nunca habían escuchado de ella. Su historia había sido completamente olvidada, todos los sacrificios que hizo por el cielo, todo lo que hizo para complacer a su padre había sido olvidado.

O más bien, su padre había forzado a que todos la olvidaran.

La ira fluye como lava en su interior destruyendo todo a su paso, no era que le sorprendieran las acciones de su padre, pero nunca se esperó algo así. Esperaba más una regla que prohibía la mención de su nombre o algo por el estilo, pero nunca ser borrada de la historia del cielo. Mientras más pensaba en eso, las ganas de destruir todo lo que su padre había creado aumentaba.

Una lástima para los ángeles a su alrededor que fueron los receptores de su ira.

En el momento en el que la espada en su mano perforó el pecho del ángel más cercano la radio de los ángeles se convirtió en un caos. Súplicas de auxilio y advertencias de no acercarse al cielo eran todo lo que se podían escuchar, los ángeles en la tierra podían sentir el miedo y la desesperación en las voces de sus hermanos.

Cuando la conmoción comenzó Castiel obtuvo un fuerte dolor de cabeza que lo desestabilizó por unos segundos, las voces se escuchaban una sobre la otra y no se podía entender con total claridad lo que decían sus hermanos. Jack lo miró desde el otro lado de la mesa con algo de preocupación en su mirada, a su parecer algo importante estaba pasando y la curiosidad comenzaba a apoderarse de él.

—¿Está todo bien?

—Algo está pasando en el cielo—el ángel se levantó de su lugar—, necesitan ayuda.

—Podría llevarte—ofreció el nefilim.

—Cuando lleguemos tendrás que regresar al bunker enseguida—ordenó con la cara más seria que tenía.

Al llegar a la puerta del cielo Castiel se aseguro que Jack regresa al bunker antes de acercarse, las voces en la radio aún seguían hablando pero las ignoró por completo, estaba por llamar para que abrieran la puerta pero se quedo congelado al ver que la puerta era abierta.

Aurora tenía una sonrisa dibujada en el rostro cuando abandonó el cielo, había matado a gran parte de los ángeles y su ira estaba saciada por el momento. Estaba lista para regresar a su hogar improvisado cuando sintió la presencia de alguien más en el lugar, su mirada escaneo el parque donde se encontraba la puerta hasta que encontró a un ángel de pie a unos pasos de la puerta. Al analizar la apariencia del ángel razonó que parecía un cachorro enojado, casi podría decir que le parecía tierno.

—Eres tu—Castiel dio un paso atrás sosteniendo su espada frente a él.

—No tengo tiempo para esto, ¿Podríamos hacerlo otro día?—le lanzó una mirada aburrida al ángel.

—Eres el primer arcángel.

—Parece que has estado investigando—la rubia sonrió—, ya veo porque eras considerado un líder, Castiel.

—¿Cómo sabes mi nombre?

—Ángel con cara de cachorro abandonado, siempre usa una gabardina—observó al ángel de pies a cabeza—. Los ángeles hablan de más si pones algo de presión.

—Asesinaste a esos ángeles.

—Daño colateral—le resto importancia al asunto—. Como te dije, no tengo tiempo para esto.

En un parpadeo la rubia había abandonado el lugar dejando a Castiel solo en medio del parque, con un sentimiento de derrota creciendo en su interior el ángel se adentro en la puerta que la rubia había dejado abierta dispuesto a ayudar a sus hermanos en lo que necesitaran.

Nunca se esperó encontrar al cielo en el estado en el que estaba.

■■■■■

N O T A

Buenas noches, tardes, días, no se a que hora lean esto.

Primero que nada, quería decir que siento la tardanza, estuve super ocupada con la universidad y había abandonado mis historias, pero ya estoy retomándolas.

Segundo, si estas leyendo esto quiero darte las gracias por esperar la actualización y apoyar la historia. Mucho amor para la persona que esta leyendo esto.

Tercero, creo que actualizare una vez cada dos días o algo así, voy a tratar de escribir todos los días pero lo más seguro es que no actualice hasta un día después de terminar un capitulo.

Espero hayan disfrutado el capitulo y, otra vez, gracias por esperar.

Se despide, lu.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top