Capitulo 3: El espíritu de tierra
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El León de Tierra es el espíritu del elemento de Tierra, está hecho de tierra y piedra pura. Puede controlar las rocas, plantas o tierra a su antojo.
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En medio del desolado camino de la ciudad, los tres alquimistas se encontraban en una posición de defensa, mientras que la criatura frente a ellos los observaba fijamente como a una presa a la cual cazar.
Edward: - o-oe.. ¿E-eso es...? - cuestionó sorprendido, dejando la pregunta a medias.
Alphonse: - Probablemente sea el responsable de éste desastre. - opinó la armadura.
Al ver que la criatura no reaccionaba a su hablar, el alquimista de acero dió un par de pasos en dirección a su compañera, pero ésta reaccionó y lanzó un poderoso rugido que les mareó unos momentos.
Edward: - Agh ¡Maldita sea! ¡MIS OIDOS! - gritó mientras tapaba sus oidos.
Luego de unos segundos, la única femenina presente realiza un movimiento con sus manos, levantando un pedazo del suelo y lanzándoselo al león de tierra en su cabeza. Ante esto, la criatura retrocede moviendo levemente la cabeza soltando unos quejidos.
Wanda: - Edward ¿Crees que podemos atraparlo con alquimia? - cuestionó sin quitar su mirada del animal.
Edward: - No lo creo, pareciera ser poderoso, y si puede controlar la tierra, dudo que no pueda desarmar cualquier trampa. Aunque habria que intentarlo. - contestó el alquimista mientras sobaba su oreja, aún le dolía gracias al rugido del animal.
Alphonse: - Nii-san, Wanda-san, podriamos buscar la forma de calmarle. Si quisera aniquilarnos, lo habria hecho sin dudarlo, seguramente se encuentra molesto. - comentó la armadura, recibiendo una mirada extrañada de su hermano, y una sorprendida de la nombrada.
Wanda: - Podriamos intentarlo. - murmuró. - Pero... ¿Como?. - cuestionó al aire.
En una milesima de segundo, la criatura se pone en posición de ataque, haciendo que los demás reaccionen de la misma manera.
Wanda: - Espera... Su-sus ojos.. -
Edward: - ¿Eh? -
Al observar con atención, se podía notar como los ojos de la bestia comenzaban a brillar en un intenso color dorado, cada vez más brillante.
Wanda: -*Maldición ¿Que estará tramando?*- se cuestionó mentalmente.
Edward: -*Si no protego a Wanda, Mustang me incinerará vivo.*- pensaba nervioso.
Sin previo aviso, el león se lanzó en dirección a la femenina, teniendo como respuesta a un enano hiperactivo delante suya, quien activó su alquimia para alejarlo varios metros.
Edward: - Hay que alejarlo de la ciudad, así evitaremos que alguien salga herido. Y ten cuidado, Wanda, si algo te pasa, me convertiré en un trozo de carne incinerado. - habló, tomando del brazo a la nombrada y comenzando a correr en dirección a su hermano, quien estaba a pocos metros de distancia.
Wanda: - Aunque probablemente no funcione, hay que atraparlo, tal vez podamos calmarlo como dijimos. - soltó una vez se alejaron lo suficiente.
Al, quien no había hablado casi nada, tomó a los alquimistas estatales por los hombros.
Alphonse: - Chicos, tengo una idea. - dijo.
Arqueando su ceja, ambos chicos escuchaban atentamente lo que la armadura les decía.
Wanda: -*Podría funcionar, sin embargo...*-
Alphonse: - Y yo seré la carnada. - finalizó cerrando sus ojos.
Edward: - Ni hablar, yo seré la carnada. - murmuró.
Alphonse: - Pero..-
Edward: - No hay peros. - le interrumpió. - Ni en un millón de años dejaré que estés solo frente a ese animal. - finalizó.
Se formó un extraño silencio que ninguno se atrevía a romper, pero la castaña simplemente no sabía cerrar el pico.
Wanda: - Creo que estoy de acuerdo con Al. - soltó de repente.
Edward/Alphonse: - . . . ¿Eh? -
Wanda: - Que estoy de acuerdo con Al. Necesitamos preparar todo rápidamente, solo acero y yo podemos realizar eso con suma rapidez. Al estará bien, creeme, enano. - dijo, provocado que el rubio se molestara fuertemente, más se contuvo.
Edward: - Bien.. Andando. - murmuró.
•••
Merodeando por las calles, el león olfateaba el suelo en busca de aquella mujer que pudo manejar la tierra a su antojo. Sin embargo, se vió interrumpido en su labor cuando una pequeña piedra golpeó su espalda, y al voltearse se encontró con la armadura andante.
Alphonse: - ¡Hey! Tu... ¡Idiota! Ven, por aquí. - exclamó comenzando a correr, siendo perseguido por el animal.
Durante varios minutos, el niño fue correteado por aquella bestia, siendo casi atrapado en innumerables ocaciones, hasta que llegó a un lugar apartado de la ciudad, donde procedió a esconderse.
Al no poder encontrar a la armadura, el animal soltó un rugido en expresión de molestia, empezando a recorrer con velocidad la zona.
Edward: -* Acercate un poco más... Solo un poco más.. *- pensó mientras veía al león acercarse a su posición.
Wanda: - ¡Ahora! - exclamó saliendo de su escondite.
Sorprendido, la bestia volteó en su dirección, listo para atacar, más fue atacado desde otra dirección por obra del alquimista de acero y su talento. Al notar los ataques del rubio, el león comenzó a esquivar los brazos y las puas que salían de la superficie.
Wanda: -* Es ahora o nunca *- pensó levantando un muro para separar a Edward de la bestia.
Al verse apartada del rubio, el leon volteó en su dirección y tomó carrera hacía ella.
Wanda: -* Un poco más.. Un poco más... ¡Ahora! *- pensó apoyando sus manos en el suelo, activando su alquimia.
Antes de que pudiera reaccionar, un puño se formó ante ellos, golpeando directamente en el rostro del león, mandandole a volar varios metros lejos, dejándole por unos momentos al mundo de la inconsciencia.
Edward: - Y aqui entro yo. - murmuró chocando sus palmas y posandolas en el suelo, dando como resultado a una bestia atrapada y atada desde sus patas.
Wanda: -* Se ve tan.. Asustado.. *- pensó entre jadeos acercándose a la bestia, quien inútilmente trataba de salise del agarre entre lamentos.
Al notar como se acercaba, comenzó a moverse con desesperación, Alphonse y Edward se acercaron rápidamente a la castaña, tomandola por los hombros.
Edward: - ¿Que demonios crees que haces? Te comerá si se suelta. - soltó.
Alphonse: - Nii-san tiene razón, Wanda-san. El león le podrá hacer daño. -
Wanda: - Tranquilos. Estaré bien. - murmuró soltándose del agarre de los hermanos.
Con decisión y lentitud, alzó su mano hacia la cabeza del león, quien trató de morder aquella extremidad cuando estuvo a una distancia prudente. Sin embargo, fue salvada por los pelos por el mayor de los Elric.
Edward: - Un segundo más, y mi trasero estaría destinado a ser carne asada. - murmuró sosteniendo firmemente el brazo de la alquimista.
Wanda: - Lo-Lo lamento.. - murmuró volteandose hacia el rubio, mientras se soltaba de su agarre. - Está bien.. Estarás bien... - susurró acercándose de nuevo.
Al ver que queria atacar de nuevo, Edward de acercó dispuesto a alejar a Wanda, pero la nombrada saltó hacía la espalda del animal y comenzó a acariciar su cabeza. El león simplemente se retorcia en busca de su liberación, más poco a poco se fue calmando hasta quedar encantado con las caricias de la muchacha ante la mirada estupefacta de los hermanos Elric.
Wanda: - No era tan dificil... ¿A que no? - soltó entre risas mirando a los Elric.
Edward: - ¿Pero que demonios...? -
Alphonse: - Wanda-san es una chica especial. - murmuró con ternura ante la escena.
Wanda:-aun acariciando al animal-liberenlo, creo que ya se calmó.
Edward: O-ok...-junto sus manos y los puso en el suelo, asi liberando a la bestia.
Wanda:Hmmm...¿Me pregunto que hace una criatura como tú situado en una ciudad?-dejando de acariciar al león.
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