Capitulo 10: Ultimo Vistazo

La sala de grabaciones estaba en penumbras, iluminada solo por la débil luz roja de emergencia

El frío era palpable, como si el aire estuviera siendo drenado de toda energía vital

Los restos del equipo científico estaban en un estado lamentable, al borde del colapso, Elara, la única que aún mantenía un rastro de claridad, se sentó frente a la cámara, temblando ligeramente

El eco en su cabeza era constante, un susurro que no desaparecía

—Fecha...— Vaciló, mirando la pantalla en blanco —No sé la fecha exacta, pero llevamos aquí demasiado tiempo, creo que somos... tres— Hizo una pausa, dudando —No, ya no estoy segura

Kaspar permanecía de pie a un lado, en silencio, mirando la consola rota con una calma espeluznante

Su mirada vacía indicaba que había cruzado un umbral que Elara aún intentaba evitar

Al fondo, los sistemas de contención chisporroteaban, incapaces de mantener la temperatura en niveles seguros

El frío lo impregnaba todo

—El laboratorio está fallando — Continuó Elara, respirando de forma entrecortada —Los sistemas de contención ya no funcionan... la temperatura sigue descendiendo, estamos perdiendo energía— Hizo una pausa, mirando directamente a la cámara —No queda mucho tiempo, si alguien encuentra esta grabación, aléjense, este lugar... este asteroide... no pertenece a nuestro mundo—

Se quedó en silencio por un momento, mirando a Kaspar, quien no reaccionó

Estaba como atrapado en sus propios pensamientos, desconectado de la realidad inmediata, solo Viktor seguía moviéndose, en la periferia, cada vez más cerca de la ventana que daba al asteroide

Algo lo atraía, lo llamaba, y a pesar de las advertencias, no podía resistirse

—Viktor... ¿Qué estás haciendo?— Preguntó Elara, sin apartar la vista de la pantalla

Viktor no respondió, sus pasos eran lentos pero decididos, Elara apenas podía verlo a través de las sombras que llenaban la sala, pero sintió la desesperación creciendo dentro de ella

—Viktor, no te acerques al asteroide— Dijo Kaspar con voz baja, casi en un murmullo, sin moverse de su lugar —Sabes lo que pasa cuando lo haces—

Pero Viktor no se detuvo

El sonido de su respiración era irregular, como si estuviera luchando contra algo dentro de sí mismo, Elara se levantó rápidamente, dejando la grabación a un lado

—¡Viktor, por favor! ¡No lo hagas!— Gritó, mientras sus pasos resonaban por la sala

Él ya estaba demasiado cerca

La enorme ventana mostraba el asteroide en todo su esplendor ominoso, cubierto por esas misteriosas "llamas negras" que no quemaban pero que parecían devorar la luz misma

El eco se volvió más fuerte, y Elara pudo ver cómo Viktor extendía una mano temblorosa hacia el cristal, como si intentara alcanzar algo invisible más allá de la roca

—Está... tan cerca— Murmuró Viktor, con los ojos vidriosos, sus pupilas dilatadas en exceso —Solo necesito... un último vistazo—

Elara intentó acercarse a él, pero una fuerza invisible la hizo detenerse

Era como si algo emanara del asteroide, una presión indescriptible que pesaba sobre sus pensamientos, ralentizando sus movimientos

—Viktor... no...— Susurró, su aliento formando pequeñas nubes en el aire gélido

Viktor ignoró la advertencia

Lentamente, su cuerpo se acercó más al cristal, hasta que finalmente su mano lo tocó

Un silencio aterrador se apoderó del laboratorio

Por un breve instante, todo pareció detenerse

De repente, el cuerpo de Viktor se tensó

Su rostro se congeló en una expresión de horror indescriptible mientras un espasmo recorrió su cuerpo

Luego, en un segundo aterrador, su forma humana comenzó a fragmentarse

Primero, su piel se volvió translúcida, y luego se agrietó como el cristal bajo una presión intensa

Los fragmentos de su cuerpo, oscuros y brillantes como obsidiana, comenzaron a separarse lentamente, flotando en el aire antes de desintegrarse por completo

Elara gritó, su voz resonando como un eco interminable en la sala

Los trozos de lo que una vez fue Viktor se esparcieron por el aire, como si hubieran sido absorbidos por la misma energía que envolvía el asteroide

En segundos, ya no quedaba nada de él, solo pequeños cristales oscuros esparcidos por el suelo

Kaspar observó todo sin expresión

Parecía más una estatua que un ser vivo, incapaz de reaccionar ante lo que acababa de presenciar

—Lo sabíamos...— Dijo finalmente, con una voz vacía —Lo sabíamos desde el principio, el... ya no era Viktor—

Elara se desplomó en el suelo, incapaz de asimilar lo que había sucedido

El eco en su cabeza era ensordecedor, y las llamas negras del asteroide parecían danzar con más intensidad, como si celebraran la absorción de una nueva víctima

—Todo esto... todo este lugar...— Elara sollozó, abrazándose a sí misma para mantenerse cuerda —No es nuestro, nunca lo fue—

Kaspar se giró lentamente hacia ella, con la mirada perdida, sus palabras apenas audibles entre el sonido de los sistemas fallando a su alrededor

—No— Dijo suavemente —Nosotros pertenecemos a esto, desde el momento en que lo tocamos, nunca tuvimos elección, solo somos hilos en algo más grande, más antiguo que todo lo que conocemos—

Elara lo miró, su respiración acelerada, sintiendo el colapso de su cordura cada vez más cerca

—¿Y ahora?— Preguntó, con la voz rota —¿Qué hacemos?—

Kaspar miró el asteroide, sus ojos reflejando las llamas negras que bailaban en su superficie

—Esperamos, Elara, solo... esperamos—

El laboratorio tembló levemente, y las luces parpadearon una última vez antes de apagarse por completo

En la oscuridad, Elara sintió que algo se acercaba

Algo vasto, inmenso, y completamente incomprensible

El eco se detuvo, y entonces, supo que lo último que escucharían sería el susurro del vacío devorando su existencia

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