Capitulo 1: El Aliento del Vacío
La sala principal del Centro de Investigación Cuántica Absoluta era un lugar diseñado para contener lo inimaginable
En su corazón, rodeada por múltiples capas de aislamiento electromagnético y materiales superconductores, flotaba la misteriosa pieza del cosmos que había traído consigo el enigma que desconcertaba a la comunidad científica
Un asteroide oscuro, de aspecto inerte, que desafiaba todo lo que se sabía sobre la termodinámica y la estructura del espacio-tiempo
Un leve zumbido llenaba el ambiente, el sonido de los escáneres multifásicos procesando datos en tiempo real, supercomputadoras cuánticas ejecutando cálculos que normalmente llevarían siglos en segundos
Los hologramas de datos se proyectaban sobre las superficies translúcidas, mientras los científicos, rodeados de equipos de última generación, miraban con preocupación los monitores que registraban lo que parecía ser una paradoja térmica
El Dr. Kaspar Asimov, el jefe del equipo de investigación, estudiaba en silencio una serie de fluctuaciones anómalas que aparecían en la pantalla delante de él
La temperatura del asteroide estaba peligrosamente cerca del cero absoluto, a solo unos cuantos nanokelvin
Pero el problema no era solo el frío
El asteroide emitía una especie de "vacío térmico", una ausencia tan profunda que parecía estar absorbiendo la entropía de su entorno
—Es como si estuviéramos observando una brecha en las constantes fundamentales— murmuró Asimov, apretando la mandíbula mientras sus dedos trazaban los hologramas, reorganizando las ecuaciones con un movimiento suave pero preciso —No es solo frío, es... ausencia de realidad—
A su lado, la Dra. Elara Volkov asentía lentamente, con el ceño fruncido mientras sus ojos repasaban los mismos datos
—Lo que sugieres implica que estamos lidiando con una alteración en el campo de Higgs— respondió ella —Si esta anomalía puede distorsionar el campo de Higgs lo suficiente como para cambiar la masa aparente de las partículas en su proximidad... podríamos estar presenciando un fenómeno que afecta la estructura del espacio-tiempo a nivel fundamental—
Asimov la miró, sus ojos llenos de un profundo respeto, pero también de inquietud
No era común que Volkov expresara una teoría tan audaz sin estar absolutamente segura de su validez
Ambos sabían lo que implicaba una afirmación así: una alteración en el campo de Higgs podría cambiar la masa de cualquier cosa que estuviera cerca, potencialmente colapsando la materia en un radio determinado
—Eso explicaría por qué hemos tenido que recalibrar los sensores tres veces en las últimas veinticuatro horas— intervino el Dr. Nathaniel Calder, un experto en termodinámica cuántica —El dispositivo de contención magnética se está esforzando al máximo para mantener la estabilidad y, francamente, está fallando, esta cosa no sigue las leyes conocidas de la física—
Los tres científicos se detuvieron un momento, cada uno sumido en sus pensamientos
El silencio solo era interrumpido por el pitido agudo y rítmico de las máquinas que vigilaban las lecturas del asteroide
—¿Qué tenemos hasta ahora?— preguntó Asimov, rompiendo la tensión —Repasemos los hechos—
Volkov suspiró, haciendo aparecer una proyección holográfica tridimensional del asteroide
Era de un color oscuro, casi negro, con una superficie aparentemente suave pero desprovista de detalles, como si la materia que lo conformaba no tuviera una estructura definida en términos convencionales
—Composición: desconocida— comenzó Volkov, moviendo sus manos en el aire para ampliar algunas secciones de la proyección —Los espectros de energía no corresponden a ningún material que tengamos registrado, no responde a radiación electromagnética, no refleja luz, y solo muestra una débil emisión en el rango de las ondas gravitacionales, no hay partículas subatómicas típicas detectables cerca de la superficie—
—Es básicamente un agujero en nuestras mediciones— añadió Calder con una risa seca —Cualquier intento de analizar su composición subatómica es inútil, incluso los sensores de bosones de W y Z han fallado, es como si... no existiera realmente en nuestro espacio tridimensional—
Asimov, siempre meticuloso, revisaba una vez más las lecturas de temperatura
No podía evitarlo, sentía una fascinación macabra por lo que estaba observando
Según las leyes de la física, alcanzar el cero absoluto era imposible; las partículas subatómicas siempre deberían mantener algo de energía residual debido a la mecánica cuántica
Pero este asteroide parecía burlarse de esa regla
—¿Cómo es posible que algo pueda estar tan cerca del cero absoluto sin que todo a su alrededor se colapse en un estado de energía mínima?— preguntó Asimov, más para sí mismo que para los demás
—No debería serlo— respondió Volkov, con los ojos fijos en los datos —Pero tal vez lo que estamos viendo es una forma de interacción cuántica que no comprendemos todavía, hemos asumido que el universo opera bajo ciertos principios inmutables, pero este objeto... parece sugerir que no estamos viendo el cuadro completo—
En ese momento, el Dr. Fynn Halvorsen, el especialista en dinámica gravitatoria, entró apresuradamente en la sala
—Tenemos un problema— anunció sin preámbulos, mostrando una serie de datos en su tablet holográfica —Los sensores de distorsión gravitacional están registrando fluctuaciones inusuales, la fuerza gravitacional del asteroide no es constante, está cambiando, como si estuviera... respirando—
—¿Respirando?— preguntó Calder, incrédulo
—Eso parece, cada pocos minutos, la fuerza gravitacional fluctúa, como si estuviera inhalando y exhalando, lo curioso es que no es una variación estándar, no está relacionada con su masa, es algo... externo, como si estuviera conectado a un ciclo cósmico mayor y lo que es peor, parece estar sincronizándose con los ritmos del entorno cuántico—
Asimov y Volkov se miraron, comprendiendo lo que eso significaba
Si el asteroide estaba interactuando con el tejido mismo del universo, podría estar afectando más que solo la gravedad
Podría estar modulando el espacio-tiempo a una escala que aún no podían comprender completamente
—Esto cambia todo— dijo Asimov en voz baja —Si no podemos estabilizar esas fluctuaciones, el sistema de contención electromagnética podría fallar y si eso sucede, ni siquiera puedo imaginar lo que podría pasar—
Un silencio sepulcral se instaló en la sala
—Lo que sugieres— dijo Volkov finalmente —Es que si esas fluctuaciones continúan incrementándose, podríamos estar ante un colapso total de la realidad en este sector y no estamos preparados para contener una singularidad de este tipo, ni siquiera sabemos si estamos tratando con una singularidad—
En ese momento, las luces de la sala parpadearon brevemente
El zumbido de las máquinas se hizo más fuerte por un instante, antes de regresar a su ritmo normal
Todos sintieron la temperatura bajar un par de grados
Aunque el asteroide estaba contenido, la sensación de frío que emanaba era casi tangible, como si su mera presencia estuviera robando energía del ambiente
—¿Eso lo sentiste?— preguntó Calder, visiblemente alterado
—Sí— respondió Volkov, inquieta —Y no es solo el frío físico, es como si algo estuviera drenando más que energía térmica, siento... vacío—
Asimov levantó la vista, sus ojos fríos y calculadores mientras su mente buscaba una solución
Pero por primera vez en su carrera, no encontraba ninguna que tuviera sentido
Todo lo que habían aprendido, todo lo que sabían sobre el universo, parecía irrelevante frente a lo que ahora tenían en esa cámara
—Tenemos que prepararnos— dijo Asimov finalmente, rompiendo el silencio —Porque si esto es lo que creo que es, estamos ante una fuerza que podría reescribir las leyes de la física y solo hemos comenzado a rascar la superficie—
El asteroide, flotando serenamente en el centro de la sala, no emitía ni una vibración
Pero todos en la sala sintieron algo
Algo que no podía ser explicado por la ciencia
Un aliento, lejano pero inminente, como si el vacío mismo estuviera exhalando su poder sobre ellos y en ese momento, ninguno de los presentes pudo ignorar la creciente sensación de que el frío no era solo una característica física, sino el susurro de algo mucho más antiguo, mucho más vasto que cualquier cosa que hubieran enfrentado
El aliento del vacío había comenzado a envolverlos
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