VIII | Puzzle

El ambiente parecía sentirse pesado, cargante, un poco asfixiante, el calor en medio de la pista era palpable y le ponía los pelos de punta, sentía algo cosquilleando en su cuerpo poniéndolo ansioso. Era como si burbujas de lava crecieran desde el interior de su estómago sobreponiendose una sobre otra.

Emociones, emociones... tanto por sentir y apenas era el inicio de la noche en aquella movida casa.

Cuando aquella pregunta tímida escapo de los labios del chico de ojos cual cachorro un silencio de extraña procedencia se instalo para ambos individuos, pues era sobre ellos y para ellos la esfera que se creo a su alrededor, aislando por completo el sonido exterior, la música ya no lograba escucharse y las charlas de las personas que los rodeaban no parecían existir. Fue así por algunos segundos en donde solo se dedicaron a observarse, uno con nerviosismo y confusión y el otro con admiración y total encanto.

Entonces el que conocía mejor la situación decidió hablar con voz suave y melodiosa para engatusar al chico en sus brazos. — Un placer, mi nombre es Hyunjin, el anfitrión de la fiesta. — meloso y coqueto el chico mayor le sonrió de lado al mas bajo mientras se separaba un poco de este para darle espacio y confianza.

— Oh... — el de ojos cafés claros parpadeo dos veces seguidas sin apartar su vista de él, era como si intentara entender algo en especifico, pero que seria, ¿acaso el mismo lo sabría? — tu... ¿me conoces? 

Era completamente como lo recordaba.

Desbordaba inocencia, dulzura, timidez. 

El quería... — Lo hago — Contesto calmado; al dar una mirada de reojo alrededor descubrió entonces donde permanecían a la espera sus hermanos. Sonrió al verlos a todos con vasos rojos en mano. —, me interesaste desde el primer día de clases, y necesitaba un invitado especial por lo que pensé en ti.

El chico asintió comprendiendo antes de sonreír tímido. — Me siento un poco mal por no saber quien eres tú... — confeso casi en un susurro. 

Movió su cabeza de izquierda a derecha con lentitud dando a entender que no importaba aquel hecho verdaderamente y empujo levemente el cuerpo del chico para que este empezara a caminar frente a él, avanzaron por en medio de toda la multitud esquivando personas inquietas que se movían al son de la música en un ritmo alocado mientras gritaban para poder escucharse.

— Podrás hacerlo esta noche — Seungmin lo miró por encima de su hombro tratando de preguntar con la mirada a dónde iban. —, pero primero quiero que conozcas a mis hermanos, ellos viven por hablar contigo.

El chico menor frunció el ceño ante aquella oración peculiar pero decidió a que no debía prestarle atención a cosas tan vagas como esas. Aunque un poco dudoso por hablar con más personas que no conocía asintió de acuerdo con el alto muchacho.

— Muy bien, pero antes — pararon cerca de la cocina de la casa, habían chicas pasando por sus costados, una de ellas traía su brillante mirada puesta en el chico Hwang quien simplemente ignoró esta, sin embargo eso no pasó desapercibido para Kim quien se sintió incómodo al estar en medió de una latente oportunidad de ligue, el conocía los fines de miradas como esas, no era tonto. Pese a eso se obligó a centrarse completamente en lo que el chico frente a él le decía con cierta elevación de voz. —, ten esto.

El muchacho de ojos peculiares y exóticos puso en su mano derecha un vaso color rojo, miró este unos segundos antes de levantar la mirada hacia el chico.

Susurró un suave gracias dispuesto a dar un trago de este, sin embargo fue parado al instante.

— No, no, no — se apresuró a cortarle el más alto. —, tómalo al final, después de que hables con todos mis hermanos, ¿entendido?

No lo estaba entendiendo en realidad, ¿por qué tanta complicación? ¿Quizá era algo normal en las fiestas? Pensó. Quizás si lo era, asintió afirmando la orden de Hwang y este imitó su acción con una sonrisa extraña.

— Bien, te dejaré entonces, de seguro te cruzarás con ellos más adelante. Te guiarán.

Ladeó su cabeza. — ¿Cómo sabré quiénes son?

Hyunjin sonrió de lado, entrecerrando los ojos levemente y arrugando la nariz de forma adorable, siendo entonces un contraste escalofriante junto a su mirada brillosa que destilaba entre diversión y peligro. Era extraño pero atrayente, como un tipo de hipnosis que te obligaba a quedar atontado.

Lo estaba a decir verdad.

— Lo sabrás.

No le dió tiempo de preguntar o responder, camino de regreso a ls pista y se perdió en medio de la multitud, cuando lo tuvo fuera de su vista giró a mirar a sus costados. ¿Cómo exactamente reconocería a sus hermanos? ¿Tendría que preguntar o algo así?

No, dios, eso sería demasiado incómodo.

Con un suspiro resignado caminó dudoso hasta la cocina sin mucha confianza, pasando en medio de grupos de chicas y chicos, algunos lo observaban curiosos y divertidos hasta parecían intrigados con el, otros simplemente lo ignoraban.

Y por primera vez no se sentía invisible en medio de grandes multitudes, sabiendo que había gente que lo notaba no se sentía tan... perdido. Al llegar a la barra del centro dejó el vaso que Hyunjin le dió sobre esta pero su mano no lo soltó. Simplemente lo dejo reposando junto a su mano.

Pronto tuvo un brazo rodeando sus hombros y una risa melodiosa se coló en sus oídos haciendo que girara su mirada instantáneamente.

— Así que, ¿hola? — parpadeó confundido, a su lado, abrazándolo por los hombros estaba un chico de cabellos cafés y ojos color morado intenso, de verdad que lo intentó pero eso ya era demasiado, tomó entre sus manos el rostro del chico y acercó sus rostros, ese color de ojos no era normal. — ... tengo miedo.

Al percatarse por completo de su acción sonrió nervioso antes de separarse. — Perdón — susurró. —, donde... ¿dónde te las compraste? son muy lindas.

El chico frunció el ceño. — ¿Qué cosa? — preguntó.

— Tus lentillas...

— Mis- — el chico paró en medio de su oración antes de profundizar su ceño fruncido y luego... simplemente sonrió. Eso lo confundió de cierta manera. — Ah te diste cuenta — insinuó meloso —, sí, las compré en una tienda en... california.

Abrió los ojos sorprendido. — ¿Estuviste en california? — El chico asintió sin dudar. — Oh, wow, debe ser increíble, ¿cómo es?

— Como cualquier otro lugar, con idioma, cultura, bla, bla, bla. — El chico empujó un vaso rojo de plástico sobre la barra hasta dejarlo frente a él. — Aquí, bebe.

Fue casi una orden, ¿lo era?, lo puso incómodo, levantó el vaso que le había dado Hyunjin enseñándoselo, la mirada profunda pero divertida del chico lo tenía confundido pues le hacía sentir dos emociones a la vez, era increíble el poder de estos raros chicos sobre él. — Lo siento, ya tengo una bebida.

— Te la dió Hyunjin, sí, pero la mía sabe más rica. — bromeó alzando las cejas repetidamente como insinuándole algo, frunció el ceño pero una sonrisa se pintó en su rostro haciendo que el chico sonriera más amplio. — Anda, toma esta primera, luego puedes tomar la de Hyunjin, es una fiesta y te aseguro que un solo vaso no vas a tomar.

— Eres hermano de Hyunjin, ¿verdad? 

El chico llevó una mano a su pecho abriendo la boca aparentando estar ofendido antes de suspirar sacudiendo una mano frente a él. — ¿Qué me delató? — preguntó de forma rendida antes de apoyar sus brazos sobre la barra y recostarse levemente sobre esta. 

— Tu gusto por usar lentillas con colores extraños — el chico sonrió de lado susurrando un Claro —, tu misterio — tomó el vaso que el chico le había ofrecido y lo llevó a sus labios sin embargo antes de tomarlo agregó. — y eres raro.

Sin más dio un largo sorbo antes de alejar el vaso de sus labios y mirarlo sorprendido, sabía dulce, un poco amargo pero dulce al fin y al cabo, y no iba a mentir, por un momento se sintió mareado, como cuando te levantas de golpe de la cama y tu cabeza da vueltas haciéndote caer. 

— Buenos puntos — sentía su vista borrosa, como si una neblina cubriera sus ojos y de repente solo escuchó voces y poco a poco imágenes corrieron frente a él como un collage hasta detenerse en una. —, por cierto mi nombre es Jeno.

— ¡Madre Luna que estás en los cielos, maldecido sea tu nombre, venga a nosotros tu sangre y haz de los pe-! — ¡Grr! — ¡ah! ¿¡te quieres morir!? — el chico corrió junto a él como si su vida dependiera de ello, lo hacía, de cierta forma, aunque no puede morir si puede fingir que sí, era más divertido según él, lo hacía sentir que es una persona normal. — Oh madre maldita, veo mi inicio, ¿sigue atrás? 

Volteó a ver sobre su hombro y descubrió a una enorme pantera que corría y rugía en dirección a ellos mientras sus largas patas daban grandes pasos, los alcanzaría en cualquier momento.

— No, para nada — mordió su lengua evitando reír. —, ya puedes parar de correr Jonathan.

Ilusamente el chico lo hizo y él en cambio se escondió detrás de uno de los grandes muros que daban al salón de cristal, lugar al que tenía prohibido ir por eso no avanzaba más. Cerró los ojos esperando escuchar los desgarradores gritos de Jonathan pero en su lugar solo escuchó un golpe y luego de eso el maullido del enorme gato.

— ¡JONATHAN!

Frunció el ceño al no reconocer esa voz.

— ¿Nos toca correr otra vez? — saltó en su sitio antes de girar a ver a Jonathan a su lado, abrió los ojos sorprendido. — Tu mente grita mucho, no puedes mentirme a mí, tonto.

— Te bendigo. — el chico abrió la boca ofendido y llevó una mano a su pecho.

Era como abrir los ojos por fin, su mente se aclaró y una parte del rompecabezas que habitaba su mente y que no sabía que existía se completó, miró al chico a su lado quien sonreía malditamente burlón, como siempre, sentía que le recordaba a otra persona. 

— Así que, ¿hola? — repitió, imitó su sonrisa y terminó de tomar la bebida que el peli marrón le había dejado. 

— Hola, Jonathan. 

Yo idiota me confundí en el título del capítulo anterior, dios, vivo en las nubes jjdnjsf

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