IX | Drunk Dazed (Part.01)
Jeno lo llevó por los hombros a través de la cocina hasta ingresar de nuevo a la pista, mentiría si dijera que no sé sentía perdido, por un momento, pareció haber cogido el hilo de la situación pero tan pronto como creyó eso lo perdió. Ahora solo se estaba dejando hacer por el chico que ya sabía que conocía pero que aún no sabía cómo. Recordaba sus momentos con él, bueno, al menos algunos, pero no los lograba entender del todo. Aquellos recuerdos lo mostraban a él, pero no se sentía como él, además, recapitulando sobre toda su vida no recuerda haber pasado momentos con ese chico, al menos no en esa vida.
Era confuso.
— Camina, baila, charla, diviértete pero más importante — Jeno lo paró en medio de la multitud posicionándose frente a él, su aura brillante lo envolvió a pesar del ambiente alrededor de ellos, era diferente. —, toma.
Alzó una ceja un tanto divertido ignorando el hecho de que se sentía muy en confianza con ese chico. — ¿Quieres que me emborrache?
— Tú primera borrachera, eso sería fantástico, así que, sí, quiero que hagas eso.
Negó con la cabeza y zarandeo su mano lentamente.
— Ni lo sueñes.
— Oh vamos, te gustará, la bebida aquí es tan dulce — alzó su mano izquierda formando con esta un círculo y la derecha la colocó sobre su pecho. —, te lo prometo.
Dudó de él, la bebida que Jeno le había dado había sido dulce y si todas las demás eran así supuso que no la pasaría tan mal, el sabor era extraño, rico de cierta forma, hacía que su paladar cosquilleara y le provocara risas así que solo por eso aceptó.
— Bien, te dejaré ahora, tengo cosas que preparar. — Señaló a alguna parte detrás de él y luego retrocedió con lentitud. — Te buscaré antes de que den las doce, ¿de acuerdo?
Asintió. — De acuerdo.
Jeno no esperó otra cosa, aún caminando de espaldas se perdió entre las personas, rodó los ojos ante su salida infantil antes de girarse y buscar con la mirada a alguien peculiar tanto como los chicos que ya había conocido, ahora que tenía una idea de cómo eran, suponía que no sería tan difícil encontrar a los demás hermanos.
Nillili Mambo de Block B empezó a resonar en todo el lugar, la gente gritó mientras seguía la intro de la canción y sin esperarlo un grupo de chicos y chicas lo tomaron de la mano jalándolo dentro de una ronda en donde todos elevaban sus vasos y gritaban.
— ¡Bye guys, hi ladies! — cantó junto a ellos para no parecer un raro, algo incómodo por la cercanía de todos trató de huir pero no tuvo mucho éxito, una chica de cabellos rubios lo empujó al centro y se colocó frente a él bailando sin vergüenza, sin más remedio tuvo que bailar junto a ellos, no va a negarlo, fue divertido, en medio de un chico y una chica movió su cabeza y elevó sus brazos mientras sacudía sus caderas y cantaba a todo pulmón las partes que conocía, el chico detrás de él trató de imitar la voz ronca de Zico en la parte final, fracasando.
La canción pronto cambió y él gimió frustrado, había planeado salir de ahí en cuanto terminara pero en cuanto escuchó Okey Dokey de Mino y Zico abandonó esa idea y tomando la mano de la chica pelirubia que había estado frente a él gritó.
— ¿¡Is that true!? ¡YES! okey dokey yo — la chica rió con él y dieron vueltas en su sitio haciendo reír a las personas que conformaban la ronda.
— ¿¡Is that- ¿¡CÓMO ERA!? — la chica volteó a ver a un chico que se encontraba a su lado con el ceño fruncido y la cabeza ladeada, ella lo tomó de los hombros y lo puso a un lado para ver mejor al chico.
— ¡Jinhwan eres una deshonra! ¿¡cómo no vas a saber cómo era!? — Seungmin rió por lo ofendida que parecía y no fue el único, los que habían escuchado el grito de la chica también lo hicieron, algunos abuchearon al chico, otros reclamaron de que no deberían hacerle bullyng por eso. — Es todo, ¡olvídame!
El chico golpeó con sus nudillos la frente de la chica obteniendo un quejido de parte de ella, él se acercó sin arrepentimientos a su rostro olvidando su espacio personal y sonrió de lado, bien, si Seungmin lo pensaba bien podía afirmar que el chico estaba borracho.
— No hables Jimin, que tú ni conoces las canciones de AOA.
Levantó la mano dispuesto a meterse entre ambos para que no generaran una pelea en medio de una pista de baile sin embargo sintió alguien tomando su mano y luego ser jalado con gran fuerza fuera de la ronda, cuando volteó a ver quien era el responsable de su salida se encontró con un chico de cabellos grises y ojos color turquesa con matices en verde.
— Hola, soy Jeongin-
Se calmó. — Ya se quien eres.
El chico que tenía la boca abierta dispuesto a seguir hablando la cerró de golpe con los ojos abiertos. — ¿De verdad? — él bajó su mirada al vaso rojo en sus manos confundido moviendo el contenido con los ojos entrecerrados. —. Qué raro... — de nuevo elevó la mirada hacia él y se acercó un poco, mucho, para su gusto. — pero si aún no te he dado la bebida.
Abrió los ojos shockeado y trató de procesar esa información, ¿de qué se supone que estaba hablando? sus ojos buscaron el vaso rojo que sostenía el chico y trató de conectar, si había, de alguna extraña manera, recordado a Jeno o Jonathan como lo llamaba en sus recuerdos, ¿era porque había bebido lo que este le había dado? Eso... de alguno forma tenía algo de sentido.
De alguna forma...
No le dió tiempo al chico de preguntar otra cosa, tomó la bebida que el sostenía y la llevó a sus labios vertiendo todo dentro de su boca y tragándolo con algo de dificultad, esta, a diferencia de la de Jeno sabía un poco más amarga.
— ¡Iahg! — se quejó, el chico rodó los ojos.
— Sí, nos es realmente un gusto, para ninguno de los dos.
Las puertas de la espaciosa y cero iluminada habitación se abrieron de golpe, él apareció, con los puños apretados, la mandíbula tensa y los ojos brillando en un zafiro potente mientras que, Jorel, ignorante de su presencia terminaba de comer calmadamente sus moras.
— ¡Hijo del sol! — Jorel escupió la fruta antes de toser con gran fuerza y cuando estuvo por fin libre de esto lo miró iracundo, sabía que ese era el peor insulto que pudo haberle dicho pero no se arrepentía de nada. Ese niñito mimado y coqueto le iba a escuchar. — ¡Que lunas crees que hacías intentando besar a mi novio!
— Pues la intención era completamente esa y déjame decirte que lo hubiera logrado si no fuera por-
— ¡Los pinchazos que te voy a dar en el culo haber si así lo cierras, loba en celo!
Tal vez no podía matarlo pero si podía hacerle desear estar muerto.
Su visión se volvió tan brillante como un diamante, sintió su cabeza dar vueltas antes de que esta se aclarara de golpe, estaba conciente de donde estaba, la música que sonaba, el piso temblando debajo de él, algunas miradas puestas en su persona y el chico que estaba parado en frente.
Alzó una ceja y cruzó los brazos recordando los actos pasados del peligris y parecía que este adivinaba que estaba pensando.
Alzó los hombros con desinterés. — Es un mundo sin reglas. — Era como si para él todo el mundo fuera al revés.
— Tan lindo y encantador como siempre, loba.
Jeongin apretó sus dientes. — Puedo decir lo mismo de tí, rosita.
Gruño en conjunto a Jeongin antes de suspirar rendido, tal vez las cosas entre los dos nunca cambiaría pero ahora quería saber... ¿quién era su dichoso novio?
— ¿Será igual con todos los demás? — preguntó refiriéndose a la bebida y los recuerdos, ya había experimentado dos, se sentía mejor con el primero. Jeongin asintió antes de empujarlo por los hombros. — ¿Qué haces?
— Yo solo debía hacer que me recordaras, ya terminé, sube a la fiesta ahora. — rodó los ojos por su comportamiento antes de asentir y caminar por su cuenta no dejando que Jeongin lo siguiera empujando, sin embargo se sentía raro, como si caminara sobre nubes, como si el cielo estuviera debajo de él. — De seguro-
El zumbido en sus oídos debido a la alta música era fuerte y lo ponía ansioso y alerta. — Me encontraré con los demás — repitió con tono aburrido. —, ustedes repiten mucho eso, ya vete.
Jeongin desapareció más rápido que tarde de su campo de visión. Camino empujando levemente a las personas y miró a su alrededor pensando a dónde podía ir. No muy lejos de él observó una puerta que daba a un pasillo interior, levantó los hombros suponiendo que no sería tan malo explorar esa parte de la casa se acercó hasta este y cruzó el umbral tratando de no chocar con las parejas que se encontraban apoyadas contra la pared disfrutando de sus momentos de amor.
Hizo una mueca al escuchar el grito complacido de una chica mientras que un muchacho de cabellos rubios se encontraba dando atención a su cuello, no quiso mirar de más, suficiente incomodidad con haberla escuchado gemir, siguió avanzando de frente mientras su mano ocultaba un lado de su rostro para que su palma creara una barrera en su vista lateral.
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