El tiempo transcurría sin apenas poder apreciarlo, no porque yo fuera una vampira sino porque, desde que fui encerrada en este lugar de localización desconocida, no vi la luz del sol.

Los gritos provenientes de las habitaciones contiguas era la forma que tenía de despertarme, sino venía antes Víktor y me despertaba como sólo él sabía hacer.

Él no me pegaba porque si no, él estropearía su "juguete" y eso no podía consentirlo. Le pedí algunas veces que buscara a otra que le satisficiera porque yo solo me dejaba hacer; no podía tocarle porque antes me moriría. Pero él siempre me decía que era su preferida y que entendía que Nicolae me eligiese a mí.

Cuando él me mencionaba a Nicolae, la culpabilidad y el dolor inundaba mis ojos. Él sabía dónde pellizcar para hacerme el peor de los daños. No estaba en situación de ocultar mis lágrimas y mostrar mi cara orgullosa; ya no tenía fuerzas para nada.

Desde que fui encerrada no vi a Peter y tampoco Víktor me respondía a mis preguntas, ¿Estará muerto o lo estaré yo en realidad?

Pero la paz que traía la muerte no se me iba a conceder,Víktor no iba a permitirlo.

Estaba condenada a vivir a través de mis recuerdos mientras que el dolor de mi presente se cebaba conmigo. Pero el miedo no era por mí, sino por mi familia; el no saber que había sido de ellos me mataba cada día.

Y si algo malo les hubiera pasado y tenía la mínima oportunidad de escapar de aquí, no iba a importarme cuanta gente me llevaría por delante o qué me pasaría después a mí; la sangre correría sin parar y sin remordimientos.