CAPÍTULO 48: EL ABISMO ENTRE NOSOTROS


NICOLE

Aún estaba pendiente de las palabras de aquella mujer ante la promesa que me contaría todo lo que sabía de Nicolae. Dentro de mi alma esperaba que él siguiese vivo y que no hubiera llegado demasiado tarde.

Una angustia me dio arcadas violentas, haciendo que me diera vueltas toda la sala. Aquella mujer tomó el té que había servido y me lo obligó a beber. Un enorme amargor se extendió por mi lengua haciendo que me quejase como una niña, lo que le resultó muy divertido a esa mujer.

Estaba perdiendo la paciencia y muy pronto los modales, pero aquella mujer parecía no tener miedo de tener a una desconocida potencialmente peligrosa en su casa. De hecho, sabía demasiado de los vampiros, cosa que me hacía dudar que ella fuera una simple humana.

Tras beberme aquello que sabía a rayos fritos caducados, aquella mujer tomó la bandeja y me ofreció unas galletas que recién habían sido horneadas, pero yo no tenía hambre. Aquella mujer protestó:

-Para ocuparte de los demás primero debes ocuparte de ti misma. Además, sabes bien que esos tres saben cuidarse muy bien y más entre ellos así que no sufras; tu hermana está en buenas manos con ellos.

Me levanté de golpe tras oír eso, ¿Catherine estaba con ellos?

Al ver mi sorpresa, soltó una leve sonrisa y me obligó a sentarme; esperaba que comenzase a hablar de una buena vez sino me vería obligada a usar el control mental.

-Digamos que yo la empujé un poco en la dirección adecuada; ella debe estar con el más joven de los Bartholy, es lo que le depara el destino de ella.

Comencé a reírme ante tal cosa, ¿Ahora esta mujer era una adivina?

Pero ella no apreció mi risa, mostrando una gran seriedad que me hizo callar de golpe, pero era culpa suya que fuera tan mordaz al contármelo todo con cuentagotas. Había sido demasiado tiempo sin mi familia y esa mujer no me facilitaba las cosas.

Con una voz un tanto molesta, siguió hablando:

-No sé qué es lo que te causa tanta gracia, existen los hombres lobo y los vampiros, ¿No? ¿Por qué no va a existir personas que sepan adivinar el futuro?

Tuve que darle la razón de forma silenciosa ya que en Mistery Spell no se podía decir que abundaran los humanos, de hecho, eran una gran minoría. Pero parecía surrealista que aquella anciana supiera el destino de cada uno de nosotros con una simple vista a una, ¿bola de cristal? ¿Sueño?

-Veo que a pesar de ya no ser humana, eres escéptica y desconfiada como lo eras antes; eso me demuestra que las cosas prácticamente nunca cambian. Pero eso es bueno en cierta medida ya que el pecar de confiado es sinónimo de ser una presa fácil, pero debes de saber bajar la guardia de vez en cuando. Además, no está de más que entrenes tu paciencia, más que ser una virtud es además un billete para lograr ciertas cosas con más facilidad.

La paciencia había llegado al límite y la rabia se apoderó de mí. La idea de amenazarla ardió en mi mente, pero prefería manipularla para que me contara de un tirón lo que sabía. Si ella sabía la localización de los Bartholy y mi hermana, la iba a conseguir de la manera que fuera necesaria.

Pero una descarga eléctrica sacudió mi cuerpo al intentar introducirme en su mente. El rostro de esa mujer se tiñó de rabia y con su bastón golpeó en el suelo haciéndome quedar pegada en la pared atraída por una fuerza extraña.

Aquella mujer se acercó a mí con violencia sin apoyar los pies en el suelo; el miedo comenzó a apoderarse de mí viendo incrédula como flotaba por la habitación. Sus palabras eran amenazantes:

-¡Como osas meterte en la mente de una de las últimas Osborne!¡Tú que perteneces al clan enemigo y que te estoy acogiendo en mi casa prefieres usar tus artimañas de monstruo!¡Tu madre debe de estar revolcándose en la tumba por semejante comportamiento!

La mención de mi madre me puso alerta, ¿Quizás ella se había tropezado con mi madre durante la estancia que pasó en Mistery Spell?

- ¡Claro que conocí a tu madre y sé muchas cosas tanto de ella como de vosotras!¡Yo la ayudé ingrata y ahora...ahora me haces esto!¡Mereces el peor de los castigos, pero no es mi forma de preceder! Ahora te pido que te marches porque ahora no estás capacitada para escuchar ni yo para hablar.

Cuando mis pies tocaron el suelo, me negué en redondo a abandonar aquel lugar, pero de nuevo aquella fuerza atronadora me echó a patadas del lugar y cerró la puerta con llave. La mirada de esa mujer parecía tener un inmenso odio en su interior y, aunque tenía mis razones, entendía que ella se molestase por mi comportamiento, pero no de aquella forma tan extremadamente brusca. Sin lugar al que ir, solo me quedaba un sitio al que quedarme y esa era la mansión que ahora estaba abandonada y llena de recuerdos.

ANTONELLA

Cuando Peter y yo nos encontrábamos en el piso superior, mi aliado vino a nosotros e indicó a Peter a dónde debía de ir para cambiarse de ropa. Ambos nos deseamos buena suerte sin necesidad de usar las palabras.

Mientras que la gente iba entrando por la puerta principal, divisé a mi hermano con un grupo de personas y una mujer de cabello rubio que lo miraba de una forma para nada elegante. Entonces, recordé las palabras de Sophie cuando me mencionó a la supuesta amante de Víktor.

Mirándola de arriba abajo me causaba una especial gracia; Sophie era mucho más bella y elegante que aquella mujer de alta cuna. Eso me hacía replantearme los gustos de Víktor que para nada eran buenos.

Me acerqué lentamente a mi hermano tomando una de las copas que me ofrecieron los camareros. Con un paso lento pero firme, me planté entremedio de Víktor y aquella mujer de dudosa reputación:

-Mi querido hermano, qué gusto poder verte después de tanto tiempo.

Víktor me sonrió con cariño; yo era la única mujer en el mundo la cual respetaba y tenía un cierto aprecio, aunque las muestras de amor de él eran más bien escasas y confusas.

-Mi hermana del alma, mi alma gemela por fin estás aquí. Deseaba hacerte una visita, pero el tema del Clan y de la elección de un nuevo integrante me ha tenido terriblemente ocupado.

-Oh vaya lamento oírte decir eso, espero que a partir de ahora podamos vernos más-Le dije con una sonrisa. Víktor parecía muy a gusto en aquel ambiente demasiado refinado para mi gusto. Para mi sorpresa, me tomó del brazo y me alejó un poco de aquel grupo de gente; parecía emocionado:

-No sabes hermana lo feliz que estoy; estamos a punto de descubrir algo grande que supondrá que ambos podamos ser invencibles. Nada ni nadie va a frenarnos jamás ni nadie nos hará daño.

Aquella suposición me helaba la espalda, ¿Qué estaba tramando aquel lunático?

- ¿A qué te refieres? -Le pregunté curiosa intentando que no notase mi preocupación. Tras un silencio extraño, él siguió hablando:

-Estamos haciendo un estudio de fertilidad con humanos intentando extraerles el máximo rendimiento y no solo eso; quizás podamos engendrar hijos biológicos con todo tipo de criaturas sin necesidad que sean vampiros. Podré tener hijos poderosos e invencibles cuando me una a mujeres de alta cuna y tú...tú también podrás.

-Hermano, yo puedo tener hijos al ser una loba y bien tú lo sabes. El problema es que no lo he querido.

Víktor parecía un tanto abatido, ¿Qué demonios ocurría? ¿Por qué se calló de repente?

Justo cuando iba a hablar, la puerta principal se abrió y una mujer de melena pelirroja que conocía bien, entró por la puerta a paso seguro. Mi hermano se giró con tal brusquedad que casi se fractura el cuello; parecía embelesado.

Sophie había adoptado su papel de forma formidable y aquella mujer rubia la miraba ahora con el mayor de los desprecios. El plan estaba saliendo a pedir de boca.

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