CAPÍTULO 44: TE NECESITO
DROGO
Mientras el resto dormía, una duda que pasé por alto en aquel momento, me vino a la cabeza, ¿Cómo era posible que Lorie viese la tarjeta en el bolsillo del pantalón de esos vampiros si ella no podía ver? ¿Acaso estaba recuperando la vista?
Quizás debido a su estado, no quiso hablar del tema con nosotros, pero estaba claro que algo iba mejorando en ella. Ojalá recuperase la vista para valerse por sí misma y no pasar por el trauma de no volver a ver la luz del sol en toda la eternidad.
Quería ir a la habitación de al lado para ver cómo se encontraba Catherine, pero lo último que deseaba era molestarla en su pena.Mientras me debatía en lo que hacer, reservé un vuelo para mañana a primera hora con destino a la India para investigar la zona. Estaba claro que teníamos que permanecer lo más ocultos posible y utilizar el don de la manipulación de Nicolae para que nos apuntasen con otros nombres en vez de los nuestros reales.
No podíamos dejar rastro alguno allá donde fuéramos porque no quería poner a nadie más en peligro. Cuando me encargué del papeleo, me pareció escuchar un leve canturreo proveniente de la habitación de Catherine.
Me di cuenta que era justo en el baño, el cual daba pared con pared con el mío. Me pareció una idea excelente darme un baño y como quería que tuviese tiempo a solas, pero a la vez quería estar con ella, se me ocurrió una ingeniosa solución.
Me metí en la bañera al igual que como estaba ella y entonces, di dos golpes en la pared para alertarla. Justo entonces, le mandé un mensaje al móvil:
"¿Nunca nadie te ha dicho que cantas como los ángeles, cariño?
Drogo
Pude escuchar su risa a través de la pared y allí, sumergido en el agua caliente, la echaba de menos más que nunca a pesar de estar tan cerca de mí. La respuesta no tardó en llegar:
¿Y a ti nunca nadie te ha dicho que es de mala educación espiar a una señorita mientras se baña?
Cathy
Comencé a sonreír con picardía imaginándome a mi preciosa humana bañándose desnuda rodeada de nubes de espuma; desde luego era algo con lo que soñaba desde hacía mucho tiempo.
"Si necesitas compañía o tienes frío, ya sabes dónde estoy"
Drogo
"Es muy amable por tu parte pero el baño tiene climatizador y el agua está caliente así que no hay problema. En cuanto a la compañía, tengo un adorable patito de juguete así que no puedo quejarme"
Cathy
"Sabes bien que mi compañía es mucho mejor"
Drogo
"También sé tus intenciones y si las llevas a cabo nos echarán del hotel, pervertido"
Cathy
"Uhm...que cosas más dulces me dices...dímelo más..."
Drogo
"No porque si lo hago, sé que eres capaz de colarte por la ventana para venir a mi cuarto"
Cathy
"No me lo digas dos veces, amor mío; tengo paciencia, pero soy un hombre con necesidades"
Drogo
"Para eso tienes las manos, ¿No?
Cathy
"Prefiero sentir tus manos contra mi piel y mucho mejor si siento tu cuerpo sobre el mío. Quiero que me domines, cariño; quiero ser tu humilde esclavo"
Drogo
Mientras que disfrutaba avergonzando a mi pequeña humana, comencé a escuchar toser a Cathy al otro lado sabiendo así el efecto que le habían causado mis mensajes.
Pero no iba a parar ahí; quería que supiera cuanto la necesitaba y no tenía problema alguno en decírselo:
"Te libras de que no vaya a tu cuarto, te saque de esa bañera, te tumbe en la cama y deje que mi boca y mi imaginación ruede por tu cuerpo. Pero el día que lo haga, no vas a querer estar en otra parte que no sean mis brazos y no vas a querer estar con otro que no sea yo. Eres totalmente mía, cosita...y te tengo en mis manos"
Drogo
NICOLE
Sentía un enorme calor extenderse por mi cuerpo, como si unas llamas estuvieran cerca de mí. Se oía el crepitar de la madera bajo el poder del fuego y el aroma ahumado se colaba por mi nariz. No recordaba cómo había llegado donde estaba, tan solo sentía la enorme pena que se había instalado en mi corazón tras encontrar el peor escenario que me esperaba encontrar.
No sabía qué iba a ser de mí con la eternidad por delante y mi familia muerta. Tampoco sabía nada de mi hermana así que me encontraba totalmente sola, justo como quería estar cuando era humana y estaba enferma. Pero ahora que lo tenía todo, la soledad era el peor de los males.
Aquella habitación no parecía ser una cabaña porque era demasiado amplia. Por sus muebles, era de estilo antiguo, plagado de cachivaches que tenían etiquetas colgando como en un anticuario.
Con los ojos abiertos sin moverme ni un milímetro, miré los detalles de donde encontraba, buscando a quien me había traído para pedirle explicación.
La cortina se abrió repentinamente, apareciendo una mujer anciana que portaba una bandeja de pasteles, lo único humano que podía tomar.
-Sé bien que los vampiros pueden tomar dulce, ¿Sabes por qué?
Aparté la mirada de esa mujer; no me apetecía hablar.
Pero los planes de ella eran diferentes a los míos, así que dejó los dulces encima de la pequeña mesa redonda que había en el centro de la habitación y se sentó a mi lado:
-En realidad, una de las razones es porque el azúcar es el único alimento humano que la saliva de vampiros puede descomponer y entonces digerir, pero también hay otra explicación. Cuando somos niños, los mejores recuerdos siempre van alrededor de los dulces, las tartas o los pasteles que nuestras madres o abuelas hornean para nosotros. Para los vampiros que han sido humanos, esos recuerdos son muy fuertes y es lo que los atan a su pasado. Por esa razón, puedes tomar dulces sin problema.
La miré en silencio sorprendida con aquella explicación, ¿Cómo sabía lo que yo era? ¿Acaso había hecho algo para delatarme?
Pero ella sonrió ante mi mirada de desconfianza, contestándome algo que no esperaba:
-Tienes la misma mirada de tu hermana cuando vino a verme; desde luego veo que me hizo caso y se fue con el hombre que amaba porque dejó la mansión justo al día siguiente.
Me levanté de la cama como si un resorte me hubiera empujado. Miré a aquella mujer y comencé a preguntarle:
- ¿Cómo sabe lo de mi hermana? ¿Cuándo ha venido a verla? ¿Cuándo se ha ido de la mansión?
Aquella mujer comenzó a reírse ante mis preguntas insistentes pero mi paciencia, para nada conocida, estaba llegando a su fin.
- ¡Oh vamos, tranquilízate Nicole!, todo a su debido tiempo, hija. Primero hay que cuidarte para que te repongas y luego te contaré lo que sé sobre tu hermana y tu querido Bartholy.
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