CAPÍTULO 32: DESEO CONCEDIDO
Nicole en la foto(L)
NICOLE
Aquella mujer estaba apostada delante de la ventana mirando el cielo estrellado con gran interés. Quería pedirle aquello que más deseaba pero temía que fuera una prueba para que esa mujer tuviera una excusa y encerrarme en alguna parte o más bien eliminarme. No sabía si ella formaba parte del Exilio o era una simpatizante de ellos así que era un gran riesgo hablarle de mí.
-¿Por qué me concedes aquello que deseo sin saber nada de mí o saber si quiera de donde he salido?
Aquella mujer comenzó a reírse en un tono un tanto bajo y siniestro. Parecía ser una buena fuente de diversión para ella lo que me aliviaba un poco al ver que le causaba una cierta simpatía. Ella se giró con un brillo de diversión en sus ojos. Caminaba a mi alrededor con una pluma entre sus manos a un paso lento y replicante:
-Te concedo aquello que quieres porque demostraste que quieres pedirlo de forma honrada. Sé bien que podrías conseguirlo con tus poderes manipulándome así que sería de idiotas enfrentarme a ti y tenerme en tu ojo de mira. Prefiero ser inteligente y ceder cuando debo de hacerlo, además sé bien de dónde vienes sin necesidad de hablar. Escapaste del Exilio por lo que debo de felicitarte.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque tienes el uniforme de los que trabajan allí de vigilantes. Sé que no trabajas allí por tu rostro triste y tus ansias de escapar de aquí. Además, ese aspecto desaliñado y los cortes aun no curados de tus brazos me dicen que ha sido realmente difícil para ti escapar de allí, cosa que no me extraña por culpa de Víktor.
La sola mención de ese monstruo me revolvió el estómago. No pude ocultarle a esa mujer la animadversión que sentía acerca de mi captor y mi torturador.
-Veo que conoces a Víktor-Le dije con la bilis amenazando en salir de mi boca. El rostro de esa mujer dejó de mostrar ese brillo de diversión hasta casi rozar la molestia. Estaba claro que ella también tenía asuntos personales con ese tipo.
-Conozco a Víktor de mucho tiempo y estoy en contra de esa organización tan cubierta de horrísonos crímenes. Tuve que meterme en esa organización porque quiero destruirla desde dentro; es la única forma de conseguirlo. El consejo que lo forman son diez personas tremendamente poderosas de diferentes partes del mundo que deciden las normas que rigen ese lugar. En un principio, el Exilio iba a ser una cárcel de criaturas mágicas para aquellas que cometieran crímenes severos y cumplirían una condena dependiendo de su acto. Pero ahora, todo aquel que cae en el Exilio, no sale jamás.
-¿Me estás diciendo que tu perteneces a ese grupo de diez personas? ¿y debo fiarme de ti?
Aquella mujer comenzó a reír hasta que algunas lágrimas salieron de sus ojos. Puso sus manos sobre el escritorio y se inclinó hacia mí con una postura un tanto amenazante:
-Puedo entregarte al consejo y que te torturen como has estado todo este tiempo hasta ahora e incluso imponerte un castigo aun más severo, pero no voy a hacerlo porque estoy ahí por motivos nobles y no por torturar a aquellos que tienen menos poder como yo como hace Víktor. No tengo esa baja autoestima para hacer tal cosa y porque tengo algo llamado consciencia aunque parezca una mujer fría. Pero las apariencias no dicen nada de nosotros y eso tú mejor que nadie deberías saberlo.
Ella tenía razón además no estaba en la mejor situación para exigir nada. Ella amablemente me dio la oportunidad de explicarme, por lo que no podía ser descortés y acepté su oferta:
-Necesito volver a casa; no quiero recompensa de dinero sino mi libertad. Me espera gente a la que quiero y hace cuatro años que no veo, además están en peligro por culpa de una mala mujer. Debo de salvarles y asegurarme de que están bien.
-¿Sabes que debes de cruzar la frontera? ¿Sabes que está plagada de vigilancia?
-Sí pero también sé que hay un camino alternativo para ir a la estación de autobuses de la ciudad más cercana a la capital. Si llego allí, podré escapar sin ser vista.
-El problema es que no puedes tomar un avión porque han expedido una búsqueda para encontrarte. No puedes escapar a no ser que vayas por otras vías "menos legales".
Aquel plan me hizo sentir que podía ser peligroso pero un poco más de peligro tampoco iba a hacerme temblar. Asentí para aceptar todo lo que ella me daría sin preguntar nada más.
-Debemos de tomar mi avión personal pero para eso debemos de pasar por la frontera igualmente. Tomaremos un desvío para ir al edificio donde está mi jet privado y una vez ahí dentro, iremos a tu ciudad.
-Parece demasiado sencillo-Le dije con una media sonrisa. Estaba claro que no iba a serlo porque cruzar dicha frontera iba a ser una auténtica odisea. Aquella mujer me empezó a caer bien y tenía un humor muy semejante al mío. De algo estaba segura; si ella pertenecía a ese selecto grupo, de seguro no era una simple humana.
Ella caminó hasta ponerse a mi lado y me tendió la mano en señal de sellar el acuerdo. Con el corazón lleno de esperanza, por fin pude sentirme un poco más a salvo.
-Te prepararé una habitación para que puedas quedarte. Una de las habitaciones de invitados está ocupada; es justo la que queda a tu lado así que te rogaría el máximo silencio porque está convaleciente. Dicho esto, mejor descansa porque mañana antes de partir deberás de tomar unas cuantas clases de equitación de camello para poder ir con uno. No íbamos a ir en coche porque llamaríamos demasiado la atención además que necesitan combustibles y los camellos tienen mucho aguante.
-Nunca pensé que iba a dar clases de equitación.
-La vida está llena de sorpresas querida, pero tú más que yo deberías saberlo.
Agradecí a esa mujer su hospitalidad y ambas nos dimos un apretón de manos. La misma chica del servicio me dijo que la acompañase y yo acepté más tranquila que antes. Aquella extraña aliada me dio las alas para poder ir de nuevo a casa y, como cualquier agradable sorpresa, mi cuerpo reaccionó con la mayor de las sonrisas.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top