CAPÍTULO 26: MI LLEGADA A ÁMSTERDAM
Maratón día 3(1/2)
MADELINE
El viaje fue bastante corto para mi gran alegría porque deseaba poner los pies en tierra para poder escabullirme entre la multitud. En tan solo hora y media, las azafatas anunciaron de que el vuelo con destino a Ámsterdam había llegado a su parada.
Respiré aliviada, pero estaría más tranquila cuando saliera del edificio y dejara de pasar tantos incesantes controles. Tenía los nervios en punta pensando en que todo parecía demasiado fácil y sin contratiempos.
Pero últimamente Alexei estaba perdido en sus pensamientos y tampoco sería raro que cometiese un error al no vigilarme demasiado. No sabía qué ocurriría cuando él se enterase que yo no estaba en casa y que había huido a saber dónde.
Aunque no sería estúpido porque pensaría que me iba a Mistery Spell; lo que no contaría era que me tomaría unos días en otra ciudad para que pensara que no estaba allí.
Con mi bolso colgado del hombro y mi maleta de mano, salí del avión rumbo a la salida del edificio. Con un gesto, un taxi apareció en la misma puerta deseando llevarme donde fuera.
Le pedí una recomendación acerca de un hotel que estuviera bien y fuera en una zona tranquila del centro. Él me recomendó el hotel Ibis Ámsterdam Centre, cuyas vistas daban al río.
La descripción del lugar me convenció de ello así que acepté gustosa el alojarme allí. Tras un tráfico demoníaco, pude divisar un precioso hotel que parecía de estilo colonial. Aquel edificio elegante y distinguido me hacía pensar en Peter y en la posibilidad de poder viajar con él alguna vez.
Con una sonrisa de enamorada, salí del taxi y pagué el servicio. Bajo el edificio había numerosas cafeterías y mucha gente paseaba sin preocupaciones en sus rostros. Yo estaba nerviosa porque, a pesar de ser una vampira noble, nunca había viajado y menos sola.
Y claro, las circunstancias en las que me encontraba no ayudaban a mi tranquilidad.
Tras elegir una habitación individual, pude resoplar tranquila pudiendo relajarme por fin. El cuarto estaba realmente bien equipado y no podía quejarme en absoluto. En cuanto a los días que decidí quedarme, elegí tres días.
Lo que más le extrañó a la recepcionista es que le dije que no quería servicio de desayuno. No es que no pudiera comer algunas cosas, porque el dulce era algo que podía comerlo, pero era algo que no me apetecía.
En cuanto a la sangre, por desgracia tenía que colarme en las clínicas y tomarla a escondidas. Prefería mi bella ciudad donde mi casa estaba rodeada de bosques y podía cazar sin necesidad de temer por mi propia integridad.
Abrí las ventanas y me asomé al exterior. Un suspiro se escapó entre mis labios:
-Ojalá Peter estuviera aquí...-Dije en voz alta esperando que el viento le llevara el mensaje.
Bien sabía que no sería así, pero con el corazón en la mano mis esperanzas no amainaban. Aunque pasaron cuatro años, algo me decía que seguía vivo en algún lugar del mundo porque, estaba tan conectada a él que si no estuviera vivo lo notaría.
Las vistas al río eran muy apacibles e invitaban a mecerse en una de esas barcas. El buen tiempo era maravilloso e invitaba a caminar por la ciudad mirando escaparates y comiendo helado. Pero sin Peter como compañía, los dulces no me parecían tan apetecibles.
Intentando ahogar mi frustración, tomé mi bolso para meter la tarjeta del hotel en uno de los bolsillos pequeños del mismo y así no se perdiese. Tanteando en uno de ellos, noté como algo se doblaba y, tras un intento, pude sacarlo.
Era un trozo de papel amarillento por el paso del tiempo. Parecía atentar con deshacerse entre mis dedos cuando lo sostenía, ¿Qué era eso?
Al desplegarlo, mi mente viajó al pasado repentinamente....
FLASHBACK
-PETER: Estoy tan feliz de que hayas podido venir a verme; has sido una admiradora adorable esta noche.
Mis mejillas ruborizadas sostenían la mirada de ese hombre con gran dificultad. Sus ojos verdes como esmeraldas me mostraban una profunda admiración y yo me deshacía por dentro como un trozo de chocolate en su boca. Un sentimiento apasionado surgía de mi interior y amenazaba con devorarme por completo y sin compasión. Tras dudar unos instantes, le respondí:
-MADELINE: Sí....ha sido tan absolutamente brillante. He sentido todas las emociones del mundo gracias a tus manos.
Aquella frase tenía mucho de doble sentido y Peter se dio cuenta de ella lanzándome una risa divertida. Al darme cuenta, me llevé las manos a la boca y ambos comenzamos a reírnos. Era la segunda vez que cruzábamos palabra y era evidente que aquel hombre me atraía como ningún otro lo había hecho.
Pero Peter pareció ponerse un poco serio al acercarse un poco más a mí. Las piernas me temblaban como si amenazaran con quebrarse y yo reprimía internamente los suspiros que se me atascaban en la garganta. De un bolsillo sacó un cuaderno muy pequeño con un bolígrafo atado al mismo. Apuntó algo levantando la vista hacia mí varias veces y arrancó la página con una sonrisa.
Al extendérmela doblada, sus dedos rozaron los míos sintiendo ese contacto como una dulce descarga. Peter no se le escapó mi reacción, pero parecía tan embelesado por mi presencia como yo de la suya. Justo cuando pensaba que iba a besarme, bajó su boca hasta mi oreja y me dijo con palabras dulces:
-PETER: Espero que algún día podamos vernos fuera de este escenario.
Y tras ello, tomó mi mano y la besó con la mirada encendida. Cuando se giró para marcharse, el suspiro que tenía atascado en mi garganta salió como un huracán. Aquel trozo de papel lo sujetaba contra mi corazón, pero no lo había abierto para saber su contenido.
Un número telefónico escrito en una caligrafía excelente estaba escrito en aquel papel que me había dado Peter, ¿Acaso me había dado su número telefónico?¿Realmente deseaba verme?
FIN DEL FLASCHBACK
Cuando recordé aquel momento, mi cuerpo se quedó petrificado, pero entonces reaccioné con violencia exclamando:
-¡¡¡ES EL TELÉFONO DE LOS BARTHOLY!!!
Corrí como si me faltara el oxígeno tomando el teléfono del hotel para marcar aquel número. Alexei había borrado varios de mis números incluido el de los Bartholy por supuesto. Aquel trozo de papel que un día supuso que mi corazón volara, ahora supondría marcar la diferencia en mi vida al poder comunicarme con la familia de Peter.
Mientras sonaban varios tonos, imploré al universo una maldita oportunidad. Con las lágrimas pendiendo de mis pestañas y un nudo en mi estómago, el tiempo parecía detenerse y no fluir.
Pero cuando descolgaron y pude oir la voz conocida de Drogo, una onda de tranquilidad se extendió por mi cuerpo.
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