Capítulo 11 • PÉRDIDA

Capítulo 11. Pérdida.

El aire a sudor llegó a mi nariz cuando entré a la agencia, noté que era la hora de entrenamiento y sonreí. Nunca había extrañado la agencia, ya que vivía acá, pero después de ésta misión, estaba contenta de volver.

— Denme toda la información que sepan.- Hurley se sentó en su silla y apoyó sus codos en la mesa esperando que Mitch o yo empecemos a hablar.

— No vimos nada fuera de lo normal.- dije — El señor Ross va a su trabajo, juega al póker y después cena con su mujer.

Por la reacción de Hurley noté que esperaba algo más, pero asintió y bajó su mirada.

— Lydia, sabes que tengo contactos. Déjame que investigue yo, y te mantendré al tanto de todo lo que averigüe.- asentí — Ahora necesitas descansar, ve y vuelve a instalarte.

Salí del despacho de Hurley y me giré hacia Mitch, quien caminaba detrás mío — Odio que todo esto sea por mi.

— Te arriesgas la vida para salvar a otros pero no dejas que otros se arriesguen su vida por ti.- Mitch comentó sin mirarme.

Lo miré y noté que tenía una cortada en su cachete de nuestro último incidente.

Si, tenía razón. Desde que era pequeña aprendí que mi trabajo era hacer lo que me ordenaban y salir sin una herida. Pero eso era cuando trabajaba sola. La mayoría de mi vida la pasé sin compañeros de misión, era más fácil para mi pasar desapercibida. Era como un gato, entraba y salía en silencio. Ni una persona me veía.
Pero desde que Hurley decidió ponerme en misiones más complicadas, tenía un compañero y hasta grupos. Había aprendido cómo manejarme después de varios años, pero seguía siendo mejor cuando estaba sola. Odiaba tener esa sensación de que alguien podía ponerse en mi posición cuando alguna bala vendría para mi, o que alguien se interponga cuando éste por recibir un golpe. Siempre había peleado mis propias batallas, mi vida estaba en mis manos y de nadie más. Así que tener a alguien que pueda dar su vida por mi, todavía se me hacía difícil aceptarlo.

•••

Día nuevo, otro entrenamiento.

Estaba observando a Mitch como lo hacía siempre, pero sin Jack a mi lado. Su presencia me hacia falta y era raro estar sin él varios días. Pero tenía la esperanza que solo faltaban pocos días.

Mitch traía puesto el casco de siempre, sus movimientos eran rápidos, sus manos iban al compás con todo su cuerpo y movía la cabeza buscando los objetivos.

Pero su mano dio un brinco y casi se le cae la pistola, fue rápido y consiguió agarrarle y recuperar el equilibrio. Fruncí el ceño, ya que eso nunca le había pasado. Pero seguí mirando sus pasos con mucha atención.

A los minutos vi como su cabeza giró hacia la izquierda con brusquedad y perdió el equilibrio, tambaleándose a la derecha. Se quedó quieto por unos segundos y clavé mis ojos en él.

¿Qué le estaba pasando?

Segundos después de quedarse quieto, todo su cuerpo se tambaleó hasta quedarse en el suelo. Abrí mis ojos y me giré hacia la sala de controles. Corrí rápidamente hacia allá y miré hacia adentro una vez que llegue. Busque con mi mirada el casco de Mitch, el número "9" estaba en la pantalla.

Entré rápidamente llamando la atención de todos los que se encontraban en esa habitación, Hurley incluido.

— ¿Lydia...?

Sin detenerme me dirigí hacia el botón de pausa y lo apreté fuerte, sin quitar mi vista de Mitch. Noté como se dejó de agarrar la cabeza, pero se quedó en el suelo.

— ¿¡en serio!? ¡¿Nivel 9?! - grité enojada.

— ¿cómo? - Hurley me preguntó desconcertado ya que nunca le había hablado de esa manera.

— El nivel 9 no se puede hacer si lo tienes una preparación anterior, lo sabes perfectamente eso Hurley.

— ¿y qué te hace creer que éste chico no la tiene?

— Ni yo la pude completar y he estado aquí toda mi vida, Hurley.

Hurley no sacó su mirada sobre mi y noté como un escalofrío recorre por todo mi cuerpo.

— Lydia, deja que terminemos en entrenamiento.

A pesar de que mi mente me decía que me corra ya que no podía soportar esa mirada de Hurley sobre mi, mi cuerpo no se movió del botón.

— Esto no es necesario.- no corrí la mirada sobre de Hurley y éste se giro hacia Mitch, quien todavía seguía en el suelo.

— Hay que llevarlo al límite si quieres que esto funcione, Lydia.- dijo bajando su tono de voz, ya que todos nos estaban viendo.

Aunque su mirada estaba matándome, mi cuerpo seguía sin moverse. Hurley se dio por vencido y le indicó con la mano a la gente que apaguen los equipos.

Moví mi mano y miré a Hurley, quien tenía sus manos en su cadera y la mirada hacia abajo.

Me dirigí hacia afuera antes de que Hurley me pregunte algo, así que corrí hacia donde estaba Mitch. Algo dentro de mi tenía que saber con urgencia que él estaba bien.

Bajé hacia donde estaban todos entrenando, aunque tenían una cara de confusión ya que el ejercicio se paró de manera extraña.

Me acerqué a Mitch y lo ayudé a levantarse, nos dirigimos hacia afuera y lo guié hasta mi habitación.

— ¿estás bien?

Mitch se estaba acariciando la cabeza — He estado mejor. ¿Qué fue eso?

— Hurley.- dije suspirando y dándole un poco de agua.

Mitch asintió — Creo que no voy a salir vivo de esto.

Suspire y cerré los ojos con fuerza. Maldita sea.
¿Desde cuándo me siento así?

•••

Desde el día que Hurley había puesto a Mitch en esa situación, no había dejado de ir a los entrenamientos.

El ejercicio de hoy era interrogatorios. Miraba como Hurley golpeaba a los agentes mientras les enseñaba a sobrevivir un interrogatorio.

Mitch se giró hacia mi y mi corazón saltó por un segundo, sabía que Hurley le iba a poner las cosas peor y más aún, sabiendo que yo estaba viendo.

Era el turno de Mitch y éste se acercó a la silla, enfrente de Hurley. Empezó la lección como todos los otros, cada vez que el puño de Hurley se movía cerraba los ojos.

Puño tras puño. Para la lección era necesario sólo diez golpes, pero en mi cabeza ya había contado quince.

Otro golpe. Otro golpe. Hurley  seguía y seguía, y presentía que no iba a parar.

— Basta, Hurley. Déjalo ir.- dije y la mirada de todos se posó en mi. Hurley se giro lentamente — Basta. Por favor.

Hurley asintió  y dejó que Mitch vuelva a la fila, donde estaba todos sus compañeros.

— ¿qué mierda te está pasando? - Hurley me preguntó una vez que estábamos los dos solos en su despacho — ¿por qué te tiene tan así éste chico? - iba a contestar pero Hurley me detuvo — ¿algo está pasando?

— Nada está pasando - contesté rápido — Sabes que nunca hay que tomárselo personal.- dije y Hurley asintió.

— Te acuerdas...

— Fue mi primera lección de la agencia. Nunca me lo voy a olvidar.

Esperando una respuesta de Hurley, sentí que mi presencia sobraba así que después de pedirle permiso salí de su despacho.

Caminaba a paso rápido hacia la sala común para encontrarme con Mitch. Mi mente no paraba de dar vueltas, preguntas por acá y por allá, algo no andaba bien y lo sabía. Pero, ¿qué no anda bien?

Después de terminar de curarle las heridas a Mitch, escuché que la puerta de la sala se abría. Me giré y me encontré con la mirada de la secretaria de Hurley. Se acercó a mi y me giré hacia ella.

— Agente Colt, - su mirada parecía triste — Hurley acaba de recibir una llamada, al agente Bright lo han encontrado muerto ésta tarde.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top