O6. Para siempre y por siempre

🍃 ˚。⋆ CAPÍTULO VI

POV HANA

El tiempo pasaba y todos seguíamos estancados aquí adentro. Mi madre no leía el mensaje y tampoco contestaba las llamadas, la policía no aparecía en ningún lado y a pesar de que publicamos una historia en Instagram pidiendo ayuda, todo parecía ser inútil.

Estaba haciendo algo así como "origami" con la hoja de papel que llené de garabatos hace rato. La verdad no le encontraba forma a lo que hacía, pero me ayudaba a calmar la ansiedad y ganas de morder mis uñas. 

Una figura se posó a mi lado, levanté la cabeza y me encontré a On-Jo parada ahí, estaba jugando con las mangas de su chaqueta.

—Hola, ummm, me preguntaba si podrías prestarme tu teléfono para seguir pidiendo ayuda, mi padre es bombero y...

—Sí, claro, ten. No tiene clave 

—Gracias —sonrió.

Le devolví el gesto y luego la ví irse a un lado mientras marcaba el número en el celular. Las mesas vacías me recordaban cuantos solíamos ser en este salón, quería creer que los demás seguían con vida, escondidos en algún lugar esperando a que la ayuda llegue, aunque por más desalentador que suene, lo cierto es que era muy improbable.

Puse los brazos sobre la mesa y hundí mi cara en ellos. Estuve así por unos largos minutos, sólo tratando de despejar mi mente y evitar los pensamientos negativos. Trataba de reconfortarme con el hecho de que no estaba por completo sola, porque si hubiese sido así, probablemente ya habría enloquecido, o peor, ya sería un zombie.

—¿Hana? —reconocí la voz de Woo-Jin pronunciar mi nombre.

Alcé la cabeza. Él estaba agachado al lado de la mesa, sosteniéndose del borde mientras me veía acomodar mi cabello.

—¿Qué pasa? —pregunté.

—No le hagas caso a Na-Yeon —dijo viéndola de reojo —Ya la conoces, se la pasa molestando a Gyeong-Su por basicamente respirar. Sólo ignórala como todos los demás.

Sonreí levemente mordiendo el interior de una de mis mejillas para evitar verme sonrojada. Creo que era la primera vez que Woo-Jin se dignaba a hablarme para algo que no fuera pedirme un lapiz, me parecó un gesto amable de su parte, nadie en esta escuela solía ser amable conmigo.

—Gracias.

—¿Te sigue doliendo la mordida? —fruncí el ceño, no supe a que se refería —Tu lengua, ¿aún te duele? —señaló hacia mi boca.

—Oh eso, ahora que lo dices, sí un poco. Toda esta adrenalina hizo que lo olvidara.

Asintió, jugando un poco con sus labios.

—Ten —sacó un trapo de su bolsillo —Para que te limpies.

Me senté correctamente y recibí la tela que me extendió. Mordí uno de mis labios tratando de contener una sonrisa mientras sostenía el pedazo de tela con ambas manos.  

—Gracias, otra vez —lo miré.

Un grito lejano de alguien pidiendo ayuda hizo que nuestra conversación se detuviera y todos voltearamos a ver que fue eso. Woo-Jin se acercó a la ventana junto a Dae-Su y Suhyeok. Casi de inmediato, todos los zombies que estaban esperándonos a la salida del salón corrieron en dirección al lugar del que provino el sonido. Gyeong-Su, que estaba vigilando la puerta, la abrió y se asomó por ella. 

—¿Qué haces tonto? Cierra —Suhyeok lo arrastró adentro y cerró por él, para luego regañarlo por su estúpida acción allí mismo.

Mi curiosidad terminó ganando, así que fui a asomarme para tratar de ver algo por las ventanas que daban al pasillo. Nada, no había nada, puede que suene desalentador, pero en realidad era bueno porque significaba que tampoco habían zombies.

—Llamemos de nuevo a la policia —dijo Na-Yeon —O no vendrán.

—Llamo, pero sigue sonando ocupado —respondió On-Jo con le teléfono en la oreja.

Caminé hacia el otro lado del salón para ver que tan mal estaba todo allá afuera. Desvié la mirada casi a penas lo hice, sabía que si me quedaba viendo el exterior perdería mucho más la esperanza.

—Oye —Na-Yeon se acercó a la mesa de Nam-Ra —¿Por qué no haces algo? Sal y busca a la señorita Park.

Nam-Ra no dijo nada.

—Tienes que hacerlo —volvió a hablar la de sueter rosa.

—¿Y ella qué puede hacer? —cuestionó Suhyeok.

—¿No debería ayudarnos? —insistió —¿Qué ha echo como presidenta?

—Al menos no se ha puesto a gritar como tú —me fue imposible contenerme.

Las miradas se postraron en mí, esa no fue mi intención en lo absoluto. Me hice hacia atrás y aclaré la garganta agarrándo timidamente uno de mis brazos. Odiaba ser el centro de atención.

—A nadie le importa lo que opines —me dijo.

—Na-Yeon... —una de sus amigas susurró jalándo su sueter, como diciéndole que se callara.

—Sólo estoy diciendo la verdad, a nadie le habría importado si te hubieras convertido en uno de ellos.

Puse los ojos en blanco tratando de que pareciera que no me importaba lo que decía, pero vaya que sí me importaba, y mucho, porque tenía razón, ninguno se hubiera preocupado por mí.

Recorrí timidamente cada uno de los rostro de todos, nadie parecía ir a decir nada. Tomé aire y esperé a que la presión en mi garganta dejara de ser tan fuerte para que al hablar no se note que tenía algo de ganas de llorar. 

—¿Sabes? Deberías ir tú —se me adelantó —De todas maneras, nadie notaría si te llegara a pasar algo. 

—Ya dejen de pelear—On-Jo se metió a la conversación.

—Tu mami no está aquí para defenderte —siguió Na-Yeon.

Moví mi lengua al interior de mi boca, y la dejé presionando una de mis mejillas. Quise dar un paso al frente, pero Suhyeok estiró el brazo sin dejarme avanzar. Miré su brazo y luego lo vi a la cara, no dije nada, simplemente golpeé su hombro y avancé haciéndolo a un lado. 

—¿En serio quieres hacer esto? —me crucé de brazos.

Yo era unos centimetros más alta que ella, así que podía darme el lujo de hacerme la intimidante. Sabía que discutir en medio de un apocalípsis zombie no era lo mejor, pero estaba harta de Na-Yeon y sus tonterías. Siempre había tratado de aguantar las ganas de responderle, pero era le colmo que incluso en una situación como esta siguiera molestando a los demás.

—Hana ya déjalo —volteé al oír la voz de Suhyeok y sentir su mano rodeándo mi muñeca.

—No necesito que me cuides  —me solté de él con agresividad —Tú y yo no somos amigos.

Me di la vuelta para continuar con el asunto de Na-Yeon, pero de un momento a otro, ella dejó de ser el problema, en cambio un apodado sin calcetines se convirtió en mi nuevo dolor de cabeza, otra vez.

—Si no te hubiera ayudado estarías muerta —pronunció a mis espaldas.

Apreté los puños conteniendo mi ira. Respiré hondo y giré sobre mis talones para caminar hacia él. No me sorprendía en lo absoluto.

—¿En serio? Debí verlo venir —reí burlona —Ni un maldito apocalipsis zombie puede hacer que dejes de ser un cretino.

—¿Yo soy el cretino? —llevó la mano a su pecho —Tú ni te molestaste en agradecerme por arriesgar mi vida por ti.

—No te pedí que lo hicieras. 

—Tal vez no debí hacerlo en primer lugar.

—Tal vez no debiste.

—¡Ya cierren la boca! —gritó I-Sak dándole un golpe al piso con la suela de su zapato —¡Parecen niños de once años!

—No te metas —dijimos a la vez.

Nos volteamos a ver sorprendidos por lo extraño que fue eso. Tuve la intención de decir algo, pero nada me vino a la cabeza. Contuve mis palabras y lo fulminé con la mirada antes de irme al rincón opuesto. 

—Madura —habló desde el otro lado.

—¡Deja de ser un idiota! —alcé la voz.

—¡Sólo si tú dejas de serlo primero! —respondió.

—¡Chicos, no es buen momento para peleas! —gritó Joon-Yeong.

Ambos lo ignoramos. 

—¡Te voy a...! 

Me acerqué lista para estampar mi puño en su cara, pero antes de poder acercarme lo suficiente, Joon-Yeong y Dae-Su me levantaron en el aire haciéndome incapaz de terminar mi oración.

—¿Matar? ¿Me vas a matar? 

—¡Te lo juro Lee Suhyeok! ¡Si no te matan los zombies, entonces te mato yo!

—¡Preferiría que me matase un zombie a tener que soportarte por diez minutos más! —respondió.

Me preparé para gritarle algo, pero en ese momento una de las puertas se abrió, y por ella entró alguien. Todos nos hicimos para atrás pensando que podía tratarse de un zombie, pero rapidamente nos dimos cuenta de que en realidad era el señor Kang, uno de nuestros maestros. Dae-Su me dejó en el suelo, y todos permanecimos viendo al hombre apoyado contra la puerta cerrada, quien nos veía como si fuesemos fantasmas o algo así.

—¿Si están vivos? —dijo de pronto.

Gyeong-Su asintió respondiendo por todos. El profesor suspiró aliviado y caminó hacia nosotros.

—Señor. ¿Está bien? —tomó la palabra otra vez —Dígame lo mordieron.

—No, tranquilos, estoy bien, estoy bien. Oigan chicos, vamos a bloquear la puerta.

Todos lo vimos acercarse a una de las mesas y arrastrarla hasta la puerta.

—Muévanse ya, rápido —ordenó al ver que ninguno había movido ni un solo dedo —Por favor ayuden, rápido.

Sacudí la cabeza y corrí hacia una de las mesas, pero no fui la única que decidió ir por esa mesa, de todas las que había en el salón, a Suhyeok se le había dado por querer mover justamente la misma que yo. Nos vimos a los ojos, tensé la mandibula y sin dejar de verlo con mala cara, arrastré la mesa hacia mí y me la llevé por mi lado. 

No sé como pude pensar que él no era un completo idiota después de todo. Ni siquiera un apocalipsis zombie podía cambiar su arrogancia. Busqué otra mesa y continué ayudando a acumular todas en la puerta sin saber que estaba encerrándonos con el enemigo mismo.


━━━━━━━━━━

[NOTA]

¿Cómo que ya 5k de lecturas? Lloro brillitos.

Besos, abrazos y muchos balazos.

No olviden votar y comentar,-

Los amoooouuuu.




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top