capítulo ii

capítulo ii - un millón de kruge

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CERRANDO DE UN GOLPE LA PUERTA, Raina volvió a recorrer el camino que había hecho hasta acabar en la barra para pedir un trago e irse al Listón, un edificio de tres pisos que se encontraba en la peor parte del Barril que servía de nido para los cuervos de Brekker. Pero tardó más de lo que había esperado puesto que Kaz salió de su despacho con una cara que conocía a la perfección, estaba maquinando algo y se terminó su bebida de un sorbo después de resoplar. Parece que su baño nocturno y cena ligera tendría que esperar. Cuando el joven ladrón llegó con ayuda del bastón, hizo que los dos hombres detrás de la barra se alejaran dándoles cierta privacidad, aunque esto no evito que no empleara un tono de voz demasiado elevado.

―¿Cómo cruzamos la Sombra sin peligro?

Fue lo primero que soltó cuando llegó a su lado, la Empática se quedó sin palabras a oirlo. Se esperaba cualquier cosa menos esa.

―¿Perdón?

―Disculpas aceptadas pero no tenemos tiempo para tus disculpas por pensar en todos menos en ti misma. Tenemos un posible trabajo nuevo, aunque para ello tenemos que averiguar cómo pasar la Sombra de una sola pieza. ¿Tú eras de Ravka, no? La tendrías que cruzar de alguna manera.

―Para un momento, Kaz. ¿He entendido bien? La atravesé en un pequeño bote junto a mi padre, un vendabal, hace más de diez años y como podrás imaginar, solo yo llegué a la otra orilla con vida. ¿Qué puede valer tanto como para estar dispuesto a arriesgar la vida en una misión imposible?

―Improbable, pero no imposible con un buen plan. Y todavía no sé qué quiere Dreesen, pero estamos hablando de un millón de kruge. Es una oportunidad que no podemos dejar pasar a la ligera.

La noche no podía ir a peor, es decir, ¿qué pensarían sus padres si la vieran pensando seriamente en seguir a sus amigos de vuelta al lugar del que huyó? Si por cualquier razón el Segundo Ejército descubría quién era ella estaría en graves problemas.

―No sé si es una buena idea que yo vaya, no crucé la Sombra por diversión, en Ravka reclutan a los grisha desde pequeños para convertirlos en soldados sin su consentimiento, apartándolos de sus familias, y en Fjerda los asesinan acusándolos de brujería. Necesito saber que, en el hipotético caso de que lograramos pasar la Sombra, si las cosas se tuercen no me dejarás atrás.

El Bastardo del Barril nunca podría haber aceptado eso, cuando el ladrón tenía un plan a realizar y un objetivo que lograr, no le importaba que hubiera algún daño colateral con tal de que no le afectara a él. Manos Sucias no tenía remordimientos, pero Kaz Brekker sí, a pesar de ser un experto en saber ocultarlos, incluso de él mismo. Estaba hablando con el joven con el que compartió su esquina del callejón y su trozo de pan por semanas antes de que este se uniera a los Despojos. Kaz podría ser un ladrón, realizar atrocidades y dormir con la conciencia tranquila, pero Raina sabía que nunca fallaría su palabra.

―Está bien, no tendrás que preocuparte por eso. Ahora debemos encontrar la manera de cruzar la Sombra, si no lo logramos nada de lo demás tendrá sentido.

Recorrieron cada rincón que pudiera tener información sobre cómo atravesar la monstruosa y misteriosa Sombra sin morir en el intento sin éxito, ninguna respuesta era de su agrado.

De vuelta al punto de partida en el Club Cuervo, se sentaron los cuatro alrededor de una mesa alejada de oídos curiosos para tantear sus posibilidades y organizar sus siguientes pasos. Kaz se mantenía en silencio girando su bastón de manera reflexiva, sin mostrar expresión alguna, Raina contorneaba el borde del vaso de su bebida frutal con su mano enguantada e Inej tenía uno de sus cuchillos en mano mientras miraba a Jesper, el cual se hallaba recostado en su sitio con los pies sobre la mesa.

―Hay algo que no entiendo. 

El chico Fahey se incorporó y miró a sus acompañantes con los ojos entrecerrados y la castaña no pudo evitar tomarle el pelo al escuchar las palabras de su amigo.

―¿Solo una cosa?

La Empática y el Espectro se miraron entre ellas de manera cómplice con una sonrisa de lado.

―Pues vamos a echar la noche.

―Groseras.

Kaz se dio un golpe mentalmente encontrando la conversación demasiado absurda ante la situación que tenían.

―¿Por qué nadie intenta ir por debajo? Cavando un túnel.

―Lo intentaron hace más de un siglo. Y algo los oyó cavando.

―La Sombra la creó hace siglos un grisha loco―"el hereje negro", le corrigió Inej―que controlaba las sombras, pero ahora hay uno igual en su ejército, el general Kirigan.

―¿Y qué?

―Si uno de los suyos la creó, ¿no puede él destruirla?

―¿Acaso se apaga un fuego con más fuego?

―Técnicamente se puede parar un fuego con más fuego, pero ese no es el punto. A lo que se refiere Inej es que si el general Kirigan hubiera querido y podido destruir la Sombra, ya lo habría hecho hace mucho tiempo.

―¿Y qué es lo opuesto a él? 

―Un invocador del Sol. 

―vale, pues uno de esos. 

―No existen. 

La mirada que le envió Inej a Kaz antes de hablar hizo que la otra chica pensara que si no fuera por el respeto que se tienen entre ellos, no le hubiera importado hacerle tragar el bastón.

―No existen aún

Pero eso no le pareció suficiente al chico Brekker, el creía en los actos que veía con sus propios ojos. Hacía mucho tiempo que había dejado de creer en supuestos Santos que aparecerían para salvarlos, no lo habían hecho con Jordie. 

―Dreesen llega a la ciudad y sin perder un segundo pide a un equipo para robar algo sin concretar qué. ¿Pesa mucho? ¿Es grande? ¿Vale más de un millón en el mercado negro? Quizá ni él lo sepa.

―No se nos puede escapar.

―A mí me huele a trampa.

-―Y a mí a muerte inminente.

―Si fuera algo fácil, sí, pero esto no lo es.

Un miembro de los Despojos interrumpió la conversación de manera un tanto escandalosa con un trozo de papel doblado entre sus dedos.

―¡Jefe, jefe! Hemos interceptado una nota de Dreesen.

―¿No me digas?

―Para el dueño de la Orquídea, pone que necesita los servicios de un mortificador esta noche.

―¿Un mortificador? ¿Por qué?

La mirada agachada de Kaz con el ceño fruncido y sus manos apoyadas sobre la relucienta cabeza de cuervo que hacía de mango en su bastón mostró cómo este analizaba la nueva información, los engranajes de su cabeza funcionando a toda velocidad.

―No se sabe, pero es para antes de media noche.

―Si necesita eso, es para convencer a alguien que no está dispuesto a hablar. Así será como conseguiremos el encargo, llevándole un mortificador.

―Jefe, hay un problema, Pekka Rollins lo sabe.

―Pekka Rollins.

Eso fue lo único que dijo antes de levantarse de su asiento y desaparecer de nuevo entre las sombras. Ladrillo a ladrillo, se decía Kaz, poco a poco iban avanzando y la noche solo acababa de empezar.





¡Aquí tenéis el segundo capítulo! No ha ocurrido mucha acción, pero el diálogo era esencial para este capítulo y la dinámica de los Cuervos. Prometo que el siguiente va a estar un poco más movidito.

Para leer esta historia no es necesario leerse los libros, estará basada principalmente en la serie pero sí es cierto que voy a hacer alguna referencia o comentar algunas cosas que se mencionan en los libros. No obstante, había pensado hacer otro libro que sea una especie de guía o glosario donde podría incluir explicaciones de términos, estudios más a fondo de los personajes que creo como Raina (porque va a aparecer algún oc más), añadir fragmentos del pasado de la protagonista, explicar las referencias que añado en los capítulos... Si os interesaría leer algo así, sobre todo para las personas que no se han leído los libros y quieren comprender mejor la historia, decírmelo por aquí, a mí no me importaría hacerlo. ❤️

Inej y Raina son unas reinas, se tenía que decir y se dijo.

Y muchas gracias por los votos y comentarios, es increíble cómo la historia ha pasado de 200 leídas a casi 2.000 en menos de una semana.

Nos vemos en el siguiente capítulo.

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